Vivimos en un mundo lateralizado.
Desarrollo:
Desde hace años, el sistema educativo ha estado enfocado en el desarrollo de la lateralidad, la cual es definida como una especialización hemisférica o preferencia de una de las partes del cuerpo sobre la otra en el ser humano y se desarrolla totalmente de los 5 a los 7 años de edad. En este sentido el 90 % de los seres humanos tiene una especialización del hemisferio izq. al ser diestros.
La intención de compartir este tema con ustedes no es exponer, si el ser diestro o no representa un enfoque equivocado en la educación psicomotriz, ya que siendo la lecto-escritura parte fundamental del acceso a la educación, es lógica la tendencia a la predominancia del brazo derecho, ya que el dominio del lenguaje y las funciones analíticas-matemáticas dependen del hemisferio izquierdo.
Para muchos autores, la lateralidad lleva al infante a interiorizar su propio esquema corporal y al reconocimiento del yo, creando confianza y seguridad en sí mismo. Sin embargo, el estudiante de música que aspira a dominar un instrumento se topa con múltiples de sincinesias (movimientos parásitos involuntarios al contraerse un grupo muscular) de imitación durante su estudio a la profesionalización.
Desde la praxis musical, considero que tener una predominancia lateral no representa una alternativa integral. Desde mi perspectiva, la lateralidad obedece a intereses educativos que promueven la sistematización y especialización del educando con base en las necesidades de los medios de producción, por lo cual es necesario generar una educación conductista, basada en la acción y respuesta.
Aunque en la actualidad tenemos muchos más modelos educativos, el modelo conductista es el más usado aún en nuestro país, y no se diga en el ámbito musical. En un salón de clase tradicional, todo está diseñado para centrar nuestra atención hacia el docente, en el cual se basa toda la enseñanza y es el eje del conocimiento, de tal manera que nuestra atención está hacia al frente, esperando la instrucción y el conocimiento.
No busca el bienestar grupal, sino el individual. La jerarquía ante todo. Y siendo la imitación una de las formas básicas del aprendizaje, no es de extrañar que acabemos desarrollando una imitación corporal que podemos llamar “de espejo”.
Platicando con la percusionista Nallely Vergara de la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro, la cual está estudiando el método BAPNE, (biomecánica, anatomía, psicología, neurociencia y etnomusicología); refiere que en la cultura africana al aplaudir, ellos dan la misma relevancia a las dos manos.
La pedagoga española María del Mar Romera también destaca a la cultura africana como modelo educativo, antes que a países como Finlandia. En África la educación tribal busca el bienestar colectivo, por lo que cada miembro se hace cargo de sus semejantes. La mejor forma de explicar esto es gracias a la cita africana “para educar a un niño hace falta la tribu entera”.
En ocasiones el discurso sobre los diestros y zurdos toma un cariz impositivo. Cito a continuación algunas postulados relacionados acerca de la necesidad de una educación lateralizada:
“la mano del zurdo va cubriendo de tinta fresca al escribir”, “los zurdos tienen una esperanza de vida de nueva años menor” (esta última cita fue escrita en 1991) “el zurdo resiente escribir con dicha mano debido a que esta actividad va unida al lenguaje y existe el esfuerzo de sustituir la palabra hablada por la escrita” (Sassano, 2015, p. 90).
Hoy en día hablar de psicomotricidad es hablar de aprendizaje y socialización. Desafortunadamente, la mayoría de los centros educativos tienen pocos materiales y estructuras enfocadas a la psicomotricidad y en la mayoría de los casos ésta sólo se enfoca a la instrucción preescolar. Además, muchos docentes desconocen el tema o no tienen la preparación adecuada para implementar una educación motriz integral.
Para muchos autores, el cuerpo humano debe trabajar de una manera hemisférica especializada; sin embargo, como violinista sé de los problemas que la lateralidad acarrea en la ejecución de un instrumento. En mi caso, comencé a los 12 años de edad la cual ya es considerada una edad tardía para el aprendizaje de un instrumento como el violín.
En los problemas de ejecución que tuve que superar comprendí el porqué de la importancia de empezar a temprana edad el instrumento, dada la tremenda complejidad de correlacionar y coordinar movimientos de motricidad fina, y gruesa en dos brazos y manos de manera simultánea.
El pedagogo y violinista Ivan Galamián enseña en su libro, “Interpretación y enseñanza del violin” acerca de la importancia de ejecutar movimientos basados en la comprensión de su interdependencia y relación orgánica y mutua.
Los movimientos del violinista son especializados y diferentes para cada brazo y mano y obedecen a directrices mentales diferentes; en lo personal, siempre he considerado al violinista como un ejecutante que toca dos instrumentos diferentes al mismo tiempo.
La mano izquierda hace la cuerda más corta al pisarla y el brazo derecho se encarga del cantábile llevando el arco de manera vertical gracias a la especialización de los movimientos redondos del mismo.
Otra cuestión que merece ser objeto de estudio, es que la musicalidad pertenece al hemisferio derecho y este se encarga de la mano izquierda. En mi experiencia, el violinista olvida la labor más importante de la ejecución y que pertenece al hemisferio izquierdo, como lo son la melodía y la creación de frases musicales.
Gran parte del éxito en la ejecución del instrumento es lograr separar los dos movimientos y quitar la predominancia hacia la mano izquierda. El principiante (y desafortunadamente en muchos de los casos también el profesional) cree que su mano izquierda es la que realiza la función de “tocar”.
El brazo derecho debe de tener un movimiento continuo; pero en los inicios de la enseñanza, el brazo derecho se detiene para dar paso a la acción motora de bajar un dedo de la mano izquierda.
El problema en el aprendizaje del instrumento se agudiza ya que el sentido de la vista juega un papel preponderante en la relación de las estructuras motrices y las exteriores, ya que la imagen del objeto representa para el cerebro una representación perceptiva o intelectual y la vista ayuda en el aprendizaje motriz al situar los movimientos en un espacio determinado (Sassano, 1997). El violinista está en desventaja por la posición casi obligada de su cabeza al sostener el instrumento.
En superar estas situaciones radica (a mi parecer) el éxito en la ejecución del instrumento. Es necesario lograr una intercomunicación hemisferal cooperativa. Si a esto le sumamos la lectura de partituras, escucharse y escuchar a los demás en un ensamble, etc., podemos tener idea de la tremenda complejidad de la carrera musical
En el discurso la educación musical forma parte de todos los programas como parte fundamental del desarrollo, pero en la práctica no tiene la seriedad formativa que requiere y se empieza a estudiar música de manera seria hasta la juventud.
Conferencia impartida en el 2º Coloquio artes,
expresiones y lenguajes: cuerpo y movimiento;
Villahermosa Tabasco, Noviembre del 2017.
Guillermo Villalobos Medina
Violinista
Locutor de radio y televisión
Licenciatura en Docencia del Arte,
Maestría en Educación
www.linkedin.com/in/guillermo-villalobos-violín
[email protected]
Referencias
- Castañer, M., & Camerino, O. (2006). Manifestaciones básicas de la motricidad. Lérida, ES: Edicions de la Universitat de Lleida.
- Martín, D. D. (2013). Psicomotricidad e intervención educativa. Madrid, ES: Difusora Larousse – Ediciones Pirámide.
- Sassano, M. (2015). El cuerpo como origen del tiempo y del espacio: enfoques desde la psicomotricidad. Buenos Aires, ARGENTINA: Miño y Dávila.
- Sassano, M. (2017). Cuerpo función tónica y movimiento en psicomotricidad. Buenos Aires ARGENTINA: Miño y Dávila.
Datos para citar este artículo:
Guillermo Villalobos Medina. (2018). Lateralidad en la enseñanza instrumental. Revista Vinculando, 16(1). https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/lateralidad-en-la-ensenanza-instrumental.html
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