Desde tiempos inmemoriales, en nuestro planeta han existido lugares llenos de misticismo y adoración, y en está adoración por supuesto que ha estado involucrada la mano del hombre, porque detrás de todo lugar mítico se encuentra siempre una cultura dispuesta a rendirle pleitesía.
En los tiempos modernos ya existe la pleitesía de hace siglos, cuando el hombre ofrendaba sus bienes y a veces hasta la vida por agradar a sus dioses, los cuales se pensaba habitaban en estos lugares; actualmente todo esto se ha transformado en un culto al turismo, a la mercadotecnia y a lo que esto conlleva (económicamente hablando), ahora turistas de todo el mundo visitan estos lugares y los convierten en los símbolos que llegan a identificar mundialmente a toda una nación.
Mencionarlos a todos, sería tanto como escribir una enciclopedia, sin embargo existen lugares que por sus antecedentes históricos y sobre todo por el misterio de su origen, han cautivado más a la humanidad; Un ejemplo de esto es Stonehenge, uno de los lugares más enigmáticos sobre la tierra, situado en Inglaterra, en el condado de Wilt, este monumento megalítico que data de la edad de bronce continua siendo un gran misterio en cuanto al propósito de su construcción. De acuerdo a las teorías de los arqueólogos, alrededor del 3500 a.C., las tribus nómadas que poblaron la Llanura de Salisbury empezaron a construir el monumento, transportando bloques de piedra maciza con un peso aproximado de 26 toneladas, desde una cantera localizada a 200 millas, en las Montañas de Prescelly.
Los arqueólogos suponen que estos bloques fueron transportados a través de balsas a lo largo de la costa galesa, para finalmente arrastrarlos por tierra hasta el sitio que ocupan actualmente. Así cada generación de tribus fue agregando bloque tras bloque de piedra por cerca de 1500 años, hasta ir formando un circulo; lo más asombroso de todo esto es que arriba de varios pares de piedras, fueron colocadas transversalmente otras piedras que tienen un peso de varias toneladas, por lo que resulta increíble pensar que personas supuestamente primitivas fueron capaces de colocar estas piedras, sin ninguna otra ayuda más que sus propios brazos. A la fecha el propósito claro y específico de su construcción sigue siendo un enigma, mientras tanto, Stonehenge continuará asombrando a todo aquel que lo visite y más aun continuará tejiendo su misterio en torno a él.
Otro caso similar en cuanto a la incógnita que encierra su construcción, más no su propósito son las Pirámides de Egipto que nos han intrigado durante siglos. Nadie comprende aun cómo un pueblo que sólo disponía de instrumentos sencillos y de sus brazos había levantado aquellas monumentales pirámides. Hoy, gracias a las investigaciones se sabe con certeza que las pirámides fueron construidas para servir de tumbas que protegieran y conservaran intactos a los cadáveres de sus Faraones y así estos pudieran transformarse en dioses. La construcción de las tres pirámides más importantes se inicia en las llanuras de Gizeh (cerca del Cairo), siendo estas las de los faraones Keops, Kefren y Micerino, siendo la de más grandes dimensiones la pirámide de Keops con una altura de 146 metros.
Las investigaciones revelaron que la construcción de la pirámide y de los templos que la acompañaban duraba por lo general una veintena de años y se necesitaban miles de toneladas de piedras, extraídas por decenas de miles de obreros, estos las transportaban sobre troncos y las subían mediante gigantescas rampas de tierra, por todo esto no es extraño escuchar las hipótesis que argumentan que el origen de las pirámides es de tipo extraterrestre y que su construcción se debe más que nada para captar la energía del universo.
Sea lo que sea la edificación de estas construcciones ha sido objeto de admiración de todas las generaciones posteriores, considerándola una de las siete maravillas del mundo antiguo porque aún hoy realizar una obra de ingeniería de estos portentos constituiría un reto difícil de alcanzar.
A miles de kilómetros de ahí, en el continente americano se encuentra otra zona llamada Machu Picchu, famosa mundialmente por su arquitectura, esta antiquísima ciudad ubicada en Perú a 130 kilómetros al nor-oeste del Cusco, en la provincia de Urubamba fue edificada en la cresta del cerro Machu Picchu en honor al cual fue rebautizada por su descubridor el explorador norteamericano Iram Bingham quien descubrió a la antigua ciudad un 24 de julio de 1911 y dio la oportunidad al mundo de conocer una de las joyas arquitectónicas de la cultura inca.
Construida con el propósito de servir como refugio para lo más selecto de la aristocracia de las tribus incas en caso de cualquier ataque de los enemigos, fue edificada en un lugar recóndito e inexpugnable del valle de Tampu: los caminos que conducían al refugio eran desconocidos y prohibidos para el común de la población, pues su ubicación debía mantenerse en secreto y hasta la fecha en que fue descubierta, los profundos barrancos y las agrestes montañas fueron los mejores aliados para mantener el secreto de su ubicación.
En 1532, durante la conquista española, Machu Picchu ocultó a una buena parte de la aristocracia de las tribus, pero con la captura de Tupac Amaru el último Inca rebelde a los españoles, la ciudad fue abandonada. Hoy en día muchas leyendas se han tejido en torno a esta edificación, originalmente llamada Vitcos y su presencia es motivo de estudio para cientos de arqueólogos, pero mientras tanto la legendaria ciudad continuará contemplando el inexorable paso del tiempo.
A lo largo del continente americano podemos encontrar muchas zonas místicas producto de todas las grandes civilizaciones que poblaron este territorio y México es uno de los países con más vestigios de este tipo, un claro ejemplo de esto son las colosales pirámides de Teotihuacán, un centro religioso y ceremonial situado a 51 Km al nor-este de la Ciudad de México. A ciencia cierta no se sabe en honor a que deidad fueron edificadas, pero la orientación de la pirámide mayor hacía el poniente y su señalamiento en dirección al paso del Sol por el cenit hacen suponer que su construcción fue hecha para adorar al Sol y por ende se le dio a la más pequeña el nombre de pirámide de la Luna.
Las dos están constituidas casi por completo de barro, revistiendo su exterior con piedra cortada sin pulir, la del Sol está formada por cuatro cuerpos inclinados con una altura aproximada de 63 m., su base casi cuadrada tiene medidas de 222 por 225m. A diferencia de las pirámides egipcias que terminan en punta estas tienen una terminación de conos truncados, esto con el objeto de colocar los templos de sus dioses en la cúspide del edificio. Actualmente justo en el equinoccio de primavera miles de turistas vestidos en su mayoría con ropas claras visitan Teotihuacán y suben a la pirámide del Sol para cargarse de la energía solar que según la creencia se encuentra en su punto más álgido en este día, así pues, después de dos mil años de embates del hombre y de la naturaleza, estas maravillosas construcciones, continúan siendo un punto de reunión donde se mezcla el misticismo con la tradición, fruto de un pasado que nunca podrá ser olvidado.
A grandes rasgos, estas son algunas de las zonas místicas que se encuentran en nuestro planeta Tierra, por supuesto que existen muchísimas más (afortunadamente), pero mencionarlas a todas equivale a escribir un libro entero, lo importante es recalcar el enigma y el misticismo que rodea a estos milenarios lugares, cargados de leyendas y mitos que han perdurado a través de los tiempos. Visitar a las grandes ciudades modernas con sus lujos y oropeles es algo para recordar y capturar en nuestras fotografías, pero visitar los lugares más enigmáticos y misteriosos, vestigios de las antiguas civilizaciones, es emprender toda una aventura, que se quedará grabada en lo más profundo de nuestro ser, pues nos conecta con un pasado remoto, con nuestra historia y nuestra evolución como seres humanos a través del tiempo.
¿Y usted amigo lector, cuántos de estos lugares ha visitado ya?.
Datos para citar este artículo:
Revista Vinculando. (2010). Zonas arqueológicas místicas una mirada a lo desconocido. Revista Vinculando, 8(2). https://vinculando.org/articulos/zonas_misticas_una_mirada_a_lo_desconocido.html
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