Hacia la totalidad y desde ella
Al principio:
Es para mí muy especial este escrito que presento. A falta de un caso específico del que tenga datos completos desde el nacimiento hasta la actualidad, he decidido modificar de raíz la idea primera de esta tesis, la presentación del estudio de un caso, para trasladarla al terreno de la locura (como estado alterado de conciencia, sin conciencia) y compararlo con estados de crecimiento, basándome eso sí en experiencias personales. Es difícil desde la perspectiva personal alcanzar la objetividad deseada para el estudio, sin embargo, teniendo en cuenta todos los datos cuantificables posibles, siempre facilitados por personas también (que por otro lado impiden cierta claridad real), he intentado por todos los medios aunar realidad externa e interna que siempre será, como no, particular de la persona que escribe, o particular de aquellos que me han ayudado a integrar todo lo que he vivido. Así, planteo una cuestión que subyace de las experiencias analizadas provenientes de estados alterados de conciencia. Una disyuntiva que muchos autores han intentado descifrar y que continúa en la actualidad, la diferenciación entre locura y emergencia espiritual, o aprendizaje por cambios de paradigma.
Porque estoy convencida de que lo que es dentro es fuera y viceversa y que la realidad de cada cual, hasta que consigue completa conciencia, es única y está filtrada por percepciones personales alimentadas desde el alma con el bagaje de todas sus vidas, que sanadas, ayudarían al individuo a deshacerse de todos los patrones de comportamiento adquiridos innatos ya y a ser libres, y miles de factores de incontables niveles del ser, que, cuya integración aparentemente es inalcanzable, pero tan simple que es sólo eso, la paradoja de la nada. Aquí lo de dentro ya no es fuera y ya no hay reflejo ni proyección de la realidad. Ya hay conciencia de realidad, de Verdad. Ya es posible crear.
Por otro lado, datos concretos de la literatura que se especializa en el campo de los estados alterados de conciencia, me han servido de gran utilidad para definir las experiencias que a diario convierten mi realidad cotidiana en un universo ilimitado de vivencias pertenecientes al plano astral, al físico y trazos de improntas olvidadas del alma, que llegan al organismo cuando éste se lo permite. El espíritu me conecta con la divinidad, que todavía no he llegado a saber realmente qué es. De momento sólo sé que está y está también dentro de mí y de todos. Y es pura conciencia y compasión.
En esta pequeña tesis del estudio del camino hacia la autorrealización en primera persona, entre la locura y el crecimiento espiritual, presentaré en primer lugar una breve descripción de lo que la palabra autorrealización significa basándome en las ideas de diversos autores, para desembocar en una percepción personal de lo que ello conlleva.
El aprendizaje personal puede ser generalizable al mundo en muchas ocasiones, puesto que la meta es siempre la misma, la búsqueda del ser verdadero para todos, aunque los caminos para encontrarlo sean diferentes para cada individuo. Todo lo que ocurre externamente es una consecuencia de una causa y las causas normalmente se entienden como cargas energéticas no asimiladas por el organismo en distintos niveles, que se mantienen en la no-permanencia hasta el nacimiento. Sintetizando, los acontecimientos vitales cargan nuestro sistema para que aprenda por agotamiento. Todo lo que sucede es una respuesta a nuestra emanación energética que vibra en una determinada frecuencia para que se sature hasta la locura y después se libere hasta el éxtasis. Es un proceso de carga descarga hasta la iluminación, siempre cargando un patrón energético distinto o más sutil de la misma estructura que el anterior para llegar a la única y verdadera esencia, la luz sin nombre. Así no caemos en la dependencia emocional negativa.
Cuando se aprende algo, se aprende y se olvida con la total convicción de que el organismo es suficientemente sabio y pondrá en práctica el aprendizaje. Aunque también existen personas que no necesitan sobresaturar sus sistemas.
A partir de ahí, analizaré los distintos niveles de experiencia del ser, filtrándolos por patrones físicos, estructurales del cerebro, cuánticos y psicológicos, para, una vez convertidos en respuestas tangibles de un sistema de acción explicable, me deshaga de todo juicio y llegue a la comprensión última de las experiencias. Para ello tendré en cuenta los mecanismos de defensa inconscientes que sustentan la percepción filtrada.
Más adelante, explicaré los estados de emergencia espiritual y la diferencia entre patología y crecimiento para desembocar en el paradigma holográfico que todo lo contiene. Será una forma de extender un lazo entre lo visible y lo que no lo es, entre lo explicable y lo que no lo es (metido todo en el saco de la locura, como ocurre con el ADN basura, que se puede utilizar para unificar las doce hélices reales del ácido, pero como no se ha conseguido saber para qué sirve en la operatividad del mundo limitado que nos rodea, se le llama basura).
Extiendo una mano amiga para mantenernos en el filo. En este filo no hay nombres ni palabras, no hay juicios, sólo se está entre el bien y el mal entre la cordura y la locura y en la locura y en la cordura y en el bien y en el mal a la vez.
Por último analizaré cómo la conciencia de Ser, con todo lo que ello conlleva, posibilita la expansión y el cambio perceptivo además de ayudar a la completa integración de los diversos niveles del ser. Y esa será la meta primera para después seguir aprendiendo. Unas reflexiones sobre el Amor, ayudarán a dar el toque final a la exposición.
A aquellos lectores más sensibles, que son capaces de vivir lo que leen, les invito a degustar el escrito con la mayor objetividad posible, y si las letras impregnan su alma y viven estados alterados de conciencia, les doy la bienvenida a mi mundo. Y desde mi experiencia les invito a rendirse a las emociones que surjan, porque si lo están leyendo, quizás encuentren similitudes en su existencia y seguro, estarán aprendiendo algo. Es un aprendizaje sutil y hermoso, a veces parece doloroso, sin embargo provoca una liberación de lo más refrescante si se permite. Es la caída, la desestructuración de apegos, lo que era válido ya no lo es, es un dolor sutil que nos arranca una forma de sustentarnos, tan inválida desde el inicio, pero tan segura…Es la desaparición de los mecanismos de defensa y de lo asimilado como real. Duele el saberse engañado desde el origen, engañado por uno mismo, y por el conjunto, pero es la única manera de conocer la verdad. Y que no hay ninguna Verdad tal y como la conocemos.
Por último agradecer enormemente a todas aquellas personas significativas en mi existencia que se han detenido un momento en su camino de sí mismos, para mirarme a los ojos y enseñarme cuanto aprendo todos los días de vida, para compartir en las miradas un momento conjunto en el que ya nos hay dos sino uno y todos. Gracias a los que se han sentado a mi lado y me han tendido una mano en los momentos en los que la realidad como se conoce desaparece, gracias por guiarme sin palabras, gracias por comprender. Sin esas personas no habría podido aprender nada y no continuaría aprendiendo en cada momento. Gracias por la fe inexplicable, a pesar de todo, que tengo y tendré en el ser humano hasta que me muera.
Notas:
Tesina de curso de María Zunzunegui Franco. Curso de Máster en Psicología Transpersonal.
Datos para citar este artículo:
María Zunzunegui Franco. (2010). Caos, reconocimiento y conciencia. Revista Vinculando. https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/caos_reconocimiento_y_conciencia.html
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