Abstract
La pasada administración federal estableció un plan educativo donde se obliga a autoridades y docentes a brindar una educación de calidad en todos los niveles y modalidades.
Para ello, se pensó en los docentes para impulsar dicha reforma, pero la visión para publicitar este esfuerzo fue errónea al culpar a los profesores, maestros y docentes de todo el sistema educativo del supuesto fracaso en México en materia de enseñanza y aprendizaje. Eso les dio fuerza y legitimidad a los enemigos del gobierno para desacreditar todo lo relacionado con la reforma iniciada en el nivel medio superior desde el año 2008.
La realidad es que somos los docentes los que, independiente de la política que aplique el presidente y el gabinete en turno en el rubro educativo, tenemos la obligación profesional y moral de lograr el aprendizaje significativo y visible de nuestros alumnos; no importa cómo se establezcan las bases, teorías, objetivos, metas, programas y planes cada sexenio.
Al final, es en el aula donde el docente, frente a sus alumnos, aplica sus estrategias educativas para conocer y reforzar los saberes previos, otorgar los insumos necesarios y valorar cuáles son los aprendizajes obtenidos, tanto significativos (con una evaluación cuantitativa) como visibles (con una evaluación cualitativa), entendiendo que tenemos que cubrir teoría, práctica y valores sobre la disciplina que nos corresponda.
Palabras clave: Calidad educativa, deserción escolar, formación docente.
Introducción
Hoy en México se habla, en el ámbito educativo, de la llamada calidad. Abarca desde la educación básica, hasta el nivel superior y tiene la característica de centrarse en todos y cada uno de los agentes educativos que en ella conviven: autoridades, directivos, administrativos, pero, principalmente: docentes y alumnos, en una relación de aprendizaje continuo y permanente para lograr, los primeros, cumplir con su misión educativa, constitucionalmente establecida; y, los segundos, para adquirir las competencias y habilidades necesarias al aprender de manera significativa y visible.
Una educación de calidad es la mayor garantía para el desarrollo integral de todos los mexicanos. La educación es la base de la convivencia pacífica y respetuosa, y de una sociedad más justa y próspera. Los mexicanos hemos dado a la educación una muy alta importancia a lo largo de nuestra historia. El quehacer educativo está sustentado en la letra del Artículo 3o de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que establece la educación pública, laica y gratuita. En virtud de la reforma constitucional de febrero de 2013, la educación debe ser de calidad.
Así inicia el Capítulo I, del programa sectorial de Educación 2013 – 2018 (Se puede consultar en . php?codigo=5326569).
Desglosando la idea planteada, tenemos que la educación busca la convivencia pacífica, el respeto, la justicia y la prosperidad; la educación pública, a su vez, debe ser laica, gratuira y de calidad.
El párrafo tercero del artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (se puede consultar en , define las obligaciones y retos del Sistema Educativo Nacional, incluído el nivel medio superior, respecto a lo que se requiere alcanzar, siendo un mandato de primer orden, para el logro de los ambiciosos objetivos planteados por el legislador.
El Estado garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos.
Para efectos del presente trabajo, tomaré la llamada idoneidad de los docentes.
Existen varios compromisos y retos por superar por los profesionistas que imparten clases en el nivel medio superior. El primero de ellos, a decir de Rodolfo Tuirán (2016, pp.3-4) y de Andrés Aguirre (2008, p.10) está relacionado con la deserción o abandono escolar que en el nivel de educación media superior es el mas elevado de toda la ruta de vida escolar de los estudiantes en México.
Se podría pensar que los factores socioeconómicos son la principal causa de que los jóvenes dejen de asistir a clases, principalmente, por una inadecuada inversión de recursos, como en la mayoría de los países en desarrollo (Banco Mundial, 2017). Es más, se sostiene por el propio liderazgo sindical que la crisis educativa tiene, esencialmente, un origen presupuestal (Levet, 2018, p.3).
La realidad es que, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2016) el primer motivo de deserción escolar en el nivel medio superior es la falta de pertinencia; por otro lado, los alumnos han sido muy claros en señalar la importancia de la educación en sus vidas:
Que los estudiantes no encuentran en la escuela una respuesta a sus demandas o intereses de vida, aún cuando el Instituto Nacional de Evaluación y Educación, mediante una encuesta entre jóvenes de 15 a 29 años, comprobó que mas de la mitad de ellos (52,2 %) está convencido que una buena educación les da mayores posibilidades de ser exitosos en la vida (INEE, 2016).
Problema detectado
Se inició en el 2008 el proceso de transformación de la educación Media Superior en México; independientemente de lo que suceda o se planifique para este sexenio, desde diciembre del 2018, es claro que uno de los problemas más apremiantes es la deserción y el abandono escolar, sobre todo a nivel educativo de bachillerato.
Teresa Bracho (2017, p. 19) es clara al señalar que la actitud de los docentes en clase tiene mucho que ver con la falta de expectativas, interés, nulo sentido de pertenencia y motivación de los alumnos, que ya viven en un contexto de vida distinto al de sus mentores, que es mucho más lúdico y dinámico, con la aparición de las llamadas comunidades virtuales, que nos enlazan con la aldea global de la información y los conocimientos.
Este problema se puede interpretar como una casi absoluta de falta de relaciones intersubjetivas entre los maestros y sus alumnos (Velasco Toro, 2016, p. 128); esto refleja que el docente, en un gran número, no es capaz de promover la armonía en el salón de clase y sigue con ese método tradicional de supra a subordinación donde trata de imponer su cosmovisión y cataloga a sus alumnos como simples objetos de trabajo; no son empáticos, no aplican la escucha activa con sus alumnos y su asertividad en clase se convierte en imposición del que tiene el poder por sobre quien no lo tiene (Villoro,1998, p. 4).
El Instituto Nacional de Evaluación Educativa nombró a este fenómeno, que por desgracia parece ser que vuelve a generalizarse, como un desanclaje secular (2016, p. 18) con escuelas y maestros del siglo XIX y estudiantes del siglo XXI.
Así fuimos tratados los maestros, lo que provocó el rechazo de la sociedad y la exigencia de nuestra profesionalización académica, lo que justificó hasta las cuestiones laborales inmersas en la reforma, que eclipsó lo importante, lo valioso de la misma: docentes formándonos continuamente, tanto en nuestra disciplina como en las estrategias didácticas a aplicar, conforme al contexto escolar, familiar y social de la escuela en la que impartimos clases.
Justificación
Concuerdo totalmente con lo que Angélica Pérez (s/f, p. 13) menciona respecto al tipo de contexto de vida de los jóvenes de entre 15 y 18 años, que son los que, en este momento y en su gran mayoría, están estudiando su bachillerato en cualquiera de las más de 30 modalidades.
La autora refiere que el vertiginoso ritmo de vida al que están sujetos los jóvenes hoy en día tiene mucho que ver con el fenómeno de la globalización, complejo y multidimensional, que en México no tiene aún respuestas gubernamentales eficientes que permitan la construcción de redes de solidaridad y confianza para que los llamados millennials puedan construir un mejor futuro para ellos
Los estudiantes de Bachillerato, según Fernández (2016) y Gallardo (2012), tienen una capacidad de respuesta rápida, deseo de inmediatez y de interacción continua, prefieren la información visual y son multitask (gestionan varias tareas a la vez).
Al tener que enfrentarse con docentes que no tienen las competencias necesarias para organizar y utilizar adecuadamente el conocimiento de su asignatura, crear un ambiente de aula propicio para el aprendizaje, para retroalimentarlos permanentemente, plantearles retos atractivos y exigentes para captar su atención y desarrollar en ellos habilidades socioemocionales, los estudiantes continúan llevando a cabo conductas de riesgo, se siguen aburriendo, desmotivando y, al final, terminan abandonando la escuela.
Para José Pérez, docente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los maestros no pueden traducir o captar lo que acontece con sus alumnos, porque ni en el proceso de ingreso, el de supuesta formación (pocas veces magisterial y con casi nada de formación, sino de una deficiente capacitación), ni siquiera la propia organización institucional del sistema de enseñanza media superior, les permite adquirir estas capacidades.
Si a esto se le agrega la cantidad de formatos y documentos que deben llenar cada semestre, se sienten saturados y, por tanto, profundizan en el distanciamiento con sus alumnos, debilitando el vínculo de pertenencia de la escuela (Pérez, 2017, p. 56).
Este es el motivo por el cual el 39 % de los jóvenes entre 15 y 18 años abandonaron o desertaron a la escuela. Como ejemplo, en 2015 casi 700 mil jóvenes de educación media superior dejaron la escuela por parecerles aburrida y desilusionante (SITAL, 2013). Y de esto, debemos reconocerlo, muchas veces somos los grandes culpables al no generar retos alcanzables y medibles a nuestros estudiantes durante el curso correspondiente.
¿Qué provoca, a mi parecer, una deficiente profesionalización docente?
Abandono escolar, problemas de equidad, aprendizaje insuficiente, baja calidad del servicio, prevalencia de conductas de riesgo y trayectorias educativas truncas; los anteriores son 6 de los 10 retos de la educación media superior en México, señalados por el Dr. Rodolfo Tuirán Gutiérrez, en la conferencia impartida en el Instituto Tecnológico de Monterrey campus Monterrey, en el año 2018.
En las conclusiones del informe 2010 – 2011 sobre la educación media superior elaborado por el INEE (Santos, 2012, p. 151), uno de los grandes retos es una formación y profesionalización permanente de los docentes, como la única forma en que puedan mejorar los aprendizajes en dicho nivel educativo.
A mi parecer el reto es el formar maestros, no capacitar profesionistas; existen infinidad de personas que dan clase en el nivel medio superior que ni siquiera saben qué es un esquema pedagógico o didáctico, qué es una estrategia de aprendizaje, cómo se lleva a cabo una efectiva planeación didáctica, qué son los estilos de aprendizaje, cómo influye el nivel socioeconómico de los alumnos o, simplemente, cuáles son sus saberes previos al inicio del curso de que se trate.
Pregunta de investigación
¿Cómo puede enfrentar el docente de nivel medio superior el reto de brindar a sus alumnos una educación de calidad que, además, disminuya los altos índices de deserción de los alumnos?
Hipótesis
Proponer ante el público en general y las autoridades competentes la necesidad de que se estructure un proceso eficaz y eficiente de formación docente y capacitación didáctica basada en el aprendizaje significativo y visible, a todo profesionista que quiera o ya esté impartiendo clases en el Sistema Educativo de nivel medio superior, para que sean capaces de brindar a los alumnos una educación dinámica, incluyente, equitativa, motivacional y de calidad.
Conclusiones
- Ningún docente puede brindar educación de calidad sólo con su experiencia en el campo de la disciplina que domina; se acabó el tiempo de los improvisados;
- Se requiere, pues, que el docente se transforme en un profesional de la educación, con la capacidad y habilidades suficientes para transformar el aula en un lugar de aprendizaje constante, dinámico y significativo que, además, lleve integradas habilidades socioemocionales mínimas, como la empatía, la escucha activa y la asertividad en el maestro, dentro y fuera del aula, porque lo socioemocional se aprende mejor con el ejemplo de vida de quien se vuelve referente para los estudiantes;
- Es necesario, también, que el docente se vuelva un aprendiente en el campo de las habilidades socioemocionales para poder ser ejemplo ante sus alumnos y ayudarlos a ser autocríticos, cultivar relaciones interpersonales sanas, quitarse el miedo de pedir ayuda y dejar el egoísmo para apoyar, de manera colaborativa, a quienes le rodean; tratando a todos con respeto e igualdad, siendo inclusivo y flexible para que todos sus alumnos aprendan a aprender, a conocer, a hacer y a ser;
- El docente no puede ser insensible ni desinteresado al contexto de cada uno de sus alumnos. Por lo que las evaluaciones diagnósticas deben formar parte de su quehacer como maestro al inicio del curso para detectar en el aula, desde el principio, a quienes pudiesen estar en situación de riesgo de deserción o abandono escolar y actuar en consecuencia, como profesores directamente y pidiendo la colaboración e intervención del tutor académico, autoridades educativas y, en un momento dado, hasta de los padres de familia, aún en el nivel medio superior.
Lista de referencias
- Aguirre, Andrés (2018) El Bachillerato General desde el Modelo Educativo para la Educación Obligatoria. México: Gobierno del Estado de Veracruz.
- Banco Mundial (2017) El Banco Mundial advierte sobre una “crisis de aprendizaje” en la educación a nivel mundial. Comunicado de Prensa.
- Bracho, Teresa y Miranda, Francisco (2017) Desencuentros entre los jóvenes y la escuela en América Latina. Gaceta, Año 3, núm. 7. México: Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.
- INEE (2016) Política de atención al abandono escolar en la EMS. México: INEE
- INEGI (2015) Estadísticas a propósito del día del maestro. México. Recuperado el 26 de diciembre de 2017 de la página: .
- Lasswell, Harold (2007) “La orientación hacia las políticas”, en Aguilar, Luis (ed.) El estudio de las políticas públicas. 3ª edición. México: Editorial Porrúa.
- Levet, Enrique (2018) La crisis en la educación superior por falta de presupuesto. Revista informativa FESAPAUV, enero – febrero 2018. México: FESAPAUV.
- Pérez, José y otros (2017) ¿Cómo hacer que los jóvenes se queden en la escuela? Gaceta. Año 3, núm. 7, pp. 52 – 57. México: INEE.
- Santos, Annette (2012) Conclusiones del informe 2010 – 2011 sobre la Educación Media Superior. México: INEE
- SITEAL (2013) ¿Por qué los adolescentes dejan la escuela? Recuperado el 20 de enero de 2017 de la página https://goo. gl/nHESxZel29.
- Tuirán R. y Hernández, D. (2016) Desafíos de la Educación Media Superior en México. Recuperado de: desafios-de-la-educacion-media-sup
- Velasco Toro, José y otros (2016) Horizonte educativo. Hacia una pedagogía de la autoorganización. México: Universidad Pedagógica Veracruzana.
- Villoro, Luis (1998) Estadios en el reconocimiento del otro. En ”Estado Plural, pluralidad de culturas”, pp. 155 – 168. México: Paidos. Recuperado el 1 de febrero de 2017 de http://repensandolatradicion.blogspot.mx/2010/07/.
Autores: Lic. Danya Sarmiento Llanos y Mtro. Rafael Ignacio Mora Ortega.
Datos para citar este artículo:
Danya Sarmiento Llanos,Rafael Ignacio Mora Ortega. (2019). La formación docente, requisito indispensable para un aprendizaje de calidad. Revista Vinculando, 17(1). https://vinculando.org/educacion/la-formacion-docente-requisito-indispensable-para-un-aprendizaje-de-calidad.html
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