Para el adulto que vaya a leer esta historia a un niño.
Esta es una historia sobre la separación: cuando dos personas tienen que decir adiós…
Después del adiós queda aquel vacío inmenso: nostalgias.
Todo se inflama con la presencia de una ausencia.
¡Ah! Cómo sería bueno que no hubiese despedidas…
Algunos llegan a pensar en meter en jaulas aquellos a quienes aman.
Para que sean de ellos para siempre…
Para que no haya más partidas…
Pocos saben, mientras, qué es la nostalgia que hace encantadas a las personas. La nostalgia hace crecer el deseo. Y cuando el deseo crece, se preparan los abrazos.
Esta historia yo no la inventé.
Quedé triste… viendo la tristeza de un niño que lloraba una despedida… y la historia simplemente apareció dentro de mí, casi instantánea.
Para qué una historia?
Quien no comprende, piensa que es para divertir.
Pero no es esto.
Es que ellas tienen el poder de transfigurar lo cotidiano.
Ellas llaman a las angustias por sus nombres y dicen el miedo en canciones.
Con esto, angustias y miedos quedan más mansos.
Claro que son para niños.
Especialmente aquel que vive dentro de nosotros y tiene miedo de la soledad.
Era una vez una niña que tenía un pájaro como su mejor amigo.
El era un pájaro diferente de todos los demás: estaba encantado.
Los pájaros comunes, si la puerta de la jaula queda abierta, se van para nunca más volver. Pero el pájaro de la niña volaba libre y volvía cuando sentía nostalgias…
Sus plumas también eran diferentes. Cambiaban de color. Eran siempre pinceladas por los colores de los lugares extraños y lejanos por donde volaba.
Cierta vez regresó totalmente blanco, su cola enorme con plumas suaves como el algodón…
"-Niña, yo vengo de las montañas frías y cubiertas de nieve, donde todo es maravillosamente blanco y puro, brillando bajo la luz de la luna. Nada se oye a no ser el barullo del viento que hace romper el hielo que cubre las ramas de los árboles. Traje, en mis plumas, un poco de encanto que yo ví, como regalo para ti…"?
Y así él comenzaba a cantar las canciones y las historias de aquel mundo que la niña nunca vería.
Hasta que ella se dormía y soñaba que volaba en las alas del pájaro.
Otra vez volvió rojo como el fuego, con un penacho dorado en la cabeza.
"-Vengo de una tierra quemada por la sequía, tierra caliente y sin agua, donde los grandes, los pequeños y los animales sufren la tristeza del sol que no se apaga. Mis plumas quedaron como aquel sol y yo traigo las canciones tristes de aquellos que gustarían oír el ruido de las cascadas y ver la belleza de los verdes campos…
y de nuevo comenzar las historias.
La niña amaba a aquel pájaro y podía oírlo sin parar, día tras día. Y el pájaro amaba a la niña y por eso siempre regresaba.
Pero siempre llegaba la hora de la tristeza.
"-Tengo que irme"?, decía él.
"-Por favor, no te vayas. Me quedo tan triste.
Me salen las nostalgias. Y voy a llorar…"? y la niña le daba un besito.
"-Yo también tendré nostalgias"?, decía el pájaro"? "yo también voy a llorar. Pero te voy a contar un secreto: las plantas necesitan de agua, nosotros necesitamos del aire, los peces necesitan de los ríos…
y mi encanto necesita de la nostalgia. Es aquella tristeza que, en la espera del regreso, hace que mis plumas queden bonitas. Si yo no me fuera no habría nostalgias. Dejaría de ser un pájaro encantado. Y tu dejarías de amarme."?
Así, él partió. La niña, solita, lloraba de tristeza por la noche, imaginando que el pájaro regresaría. Y fue una de esas noches que ella tuvo una idea malvada:
"-Si yo lo metiera en una jaula, él nunca más se iría. Será mío para siempre. Nunca más tendré nostalgia. Y seré feliz…"?
Con estos pensamientos compró una linda jaula, de plata, propia para un pájaro que se ama mucho. Y se puso a la espera. Finalmente llegó él, maravilloso con sus nuevos colores, con historias diferentes para contar. Cansado por el viaje, se durmió. Fue cuando la niña, con cuidado para que él no despertara, lo metió en la jaula. Y se durmió feliz. Se despertó en la madrugada por un gemido del pájaro…
"-Ah nenita…! ¿Qué es lo que hiciste?
Mira, el encanto se rompió. Mis plumas se harán feas y yo me olvidaré de las historias… Sin las nostalgias, el amor morirá…"?
La niña no creyó. Pensó que él terminaría por acostumbrarse. Pero no fue esto lo que sucedió. El tiempo iba pasando y el pajarito iba quedando diferente. Se le cayeron las plumas y el penacho. Los rojos, los verdes y los azules de las plumas se transformaron en un color cenizo y triste. Y llegó el silencio: dejó de cantar.
También la niña se entristeció. Aquel no era el pájaro que ella amaba. Y de noche ella lloraba, pensando en aquello que le había hecho a su amigo…
Hasta que no aguantó más.
Abrió la jaula de la puerta.
"-Puedes salir, pajarito. Regresa cuando tu quieras…"?
"-Gracias, niña. Eso es, yo tengo que partir. Es necesario partir para que las nostalgias lleguen y yo tenga voluntad de regresar. Lejos, en las nostalgias, muchas cosas buenas comienzan a crecer dentro de la gente. Siempre que tu tengas nostalgias yo me haré más bonito. Siempre que yo tenga nostalgias tu te volverás más bonita. Y te arreglarás para esperarme…"?
y partió. Voló y voló, para lugares distantes. La niña contaba los días y cada día que pasaba las nostalgias crecían.
"-Qué bien"?, ella pensaba. "Mi pájaro vuelve a quedar encantado de nuevo…"?
y ella iba al guardarropa, escogía vestidos, se arreglaba el cabello y ponía una flor en la jarra…
"-Nunca se sabe. Puede ser que él regrese hoy…"?
Sin que ella se diera cuenta, el mundo entero fue quedando encantado, como el pájaro. Porque en algún lugar él debería estar volando. Y de algún lugar tendría que regresar. Ah! Mundo maravilloso, que guardas en algún lugar secreto el pájaro encantado que se ama…
Y fue así que ella, cada noche se iba a la cama, triste de nostalgias, pero feliz en el pensamiento: "-Quien sabe si él regresará mañana…"?
Y así dormía y soñaba con la alegría del reencuentro.
Datos para citar este artículo:
Rubem Alves. (2004). Cuentos: La niña y el pájaro encantado. Revista Vinculando, 2(1). https://vinculando.org/documentos/cuentos/pajaro_encantado.html
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