Clemenceau decía que la guerra era tan importante que no debía dejarse en manos de militares. Algo así se merece la economía que no soporta la burla popular: "Se sabe el precio de todo y el valor de nada". La sociedad civil en todo el mundo ha dicho ¡BASTA! y aborda las tres dimensiones en que se desenvuelve el quehacer humano, lo micro, lo macro y lo meso. Una constelación de iniciativas en el planeta aborda la economía develando el misterio de la creación de dinero en que se nos ha mantenido por siglos.
Si un ser venido del espacio tuviera que calificar lo que nosotros como especie humana llamamos "economía" en este mundo, nos diría que es un disparate inmensamente perverso. Hoy más de seis mil millones de personas no somos capaces, mediante múltiples instituciones que conforman sociedades y en conjunto una civilización, de satisfacer las necesidades vitales de toda la población, desde las más elementales hasta las más sublimes, con los recursos que este planeta nos ofrece y con nuestra inherente capacidad, laboral y creativa.
Tras varios millones de años durante los cuales nuestra especie ha evolucionado hasta llegar al actual estadio de conciencia y civilización, lo que no hemos sabido resolver es una creciente destrucción de humanos junto con la destrucción de su propio medio ambiente, una profusión de violencias, tan evidentes y condenadas como las guerras o tan toleradas y disimuladas como la miseria… un saldo reprobable no obstante logros impresionantes en ciencia, tecnología, comunicación, no obstante los descomunales crecimientos urbanos y las exploraciones aeroespaciales de hoy, todo ello presentado como progreso. Minorías dirigentes, en aras de un supuesto progreso, material y expansivo, manipulan principios, conductas y políticas, gracias a incisivas técnicas mediáticas, en medio de sometimientos, resistencias y hecatombes.
Una causa fundamental de todo ello es el divorcio existente entre la producción y distribución de valores vitales y la circulación simbólica y referencial del dinero. Predomina el afán de posesión y acumulación de valores materiales muchas veces reducidos a dinero entendido como máximo factor de poder. Cantidades inconcebibles de dinero se concentran en pocas manos en vez de dinamizar desde su base a toda la sociedad.
La actual crisis económica mundial estallada en 2008 es un repetitivo hito de efectos aún no previsibles y que reclama la toma y multiplicación de conciencia sobre el dinero. Se trata de un recurso historicamente inventado para facilitar intercambios de valor en pro de la equidad y la mutua satisfacción, pero que hoy, tras varios ciclos financieros y monetarios, deslumbrantes y catastróficos, ha perdido legitimidad y efectividad… en razón de monumentales vicios en su funcionamiento como son arbitrariedad, imposición, usura, especulación y fraude. Incluso se desvanece su credibilidad entre sus propios artífices, la banca moderna y las casas de bolsa, quienes buscan y logran comprometer a las instancias públicas y representativas de la sociedad para que asuman los costos de tales descomposturas creando deuda pública, en una suerte de fuga irresponsable hacia el futuro. Paraísos fiscales, lavado de dinero, crimen organizado, especulación inmobiliaria, etc., todo ello se suma a la varita mágica del legendario Mago de Oz (1900) y sus temibles brujas que representaban a Rockefeller y a Morgan. El actual sistema bancario financiero mundial, conjunto de sociedades anónimas y privadas, heredado de un violento siglo XX resulta una descomunal Torre de Babel, cuyo críptico lenguaje monetario pretendidamente universal produce explotación humana y depredación ambiental, que nos conduce a la extinción del género humano y de su entorno vital.
La contradicción principal que la humanidad sufre hoy es el divorcio entre valor vital y valor dinero. La masa monetaria que hoy existe y circula en el mundo en su gran mayoría no es referible a la vida y solo es resultado de operaciones virtuales animadas por los instintos más posesivos. Quienes manipulan valor real mediante símbolos ficticios y engañosos como es el dinero actual han llevado una vida de privilegios basada en la ignorancia, complicidad y corrupción de mayorías ilusionadas en un progreso basado en la ley del más astuto y del más tramposo. Ciertamente dicho progreso se materializa luego en gigantescas obras de cemento, acero, vidrio, tecnología, pero resultan costosas e insostenibles ilusiones con pies de barro. En 30 años, según datos recientes, especialmente en la última década, China ha logrado crear 875,000 millonarios con un promedio de edad entre 30 y 40 años, produce 14 millones de autos nuevos en un año, 1500 de ellos se agregan cada día a las avenidas de Beijing… y la ciudad de Shanghai, un sueño de Flash Gordon, se prepara para albergar en un futuro no lejano a 300 millones de chinos. El cuestionado American Way of Life cede ante el China’s Way of Life que implica una nueva aristocracia contigua al Partido Comunista y más de mil millones de semi esclavos produciendo para todo el mundo. No es difícil pronosticar el impacto ambiental y cultural de este modelo.
Abundan los estudios sobre como el dinero en el siglo XX ha llegado a ser una falacia que divide a la sociedad entre astutos aprovechados y masas ignorantes. El hito más notable fue la cancelación en 1971, unilateralmente por Estados Unidos, tras dos costosas décadas de Guerra Fría, del acuerdo de Bretton Woods de 1944. Se había desconectado al dólar del valor oro y se justificó así la creación de valor virtual, cifras meramente simbólicas y manipulables, en manos de prestidigitadores bancarios y bursátiles. Se repitieron descomunales fraudes, como el de John Law, vendiendo en Francia, 1720, acciones del pretendido paraíso en torno al río Misisipí o como la quiebra de Wall Street en 1929 tras la juerga accionaria que transformó al país en un gigantesco casino. México sabe bien de esos trances, los sufrió en 1982 y culminó en 1995 con el escandaloso artifificio ‘Fobraproa’ donde dinero fiscal rescató a los especuladores para que, poco después, el fabuloso negocio se malbaratara, traspasándolo a los intereses transnacionales.
La creación de onerosa deuda sin contrapartida real está nuevamente en la raíz de la actual crisis que ha producido una generación de ignorantes y cínicos, acomodaticios en los poderes públicos, incluidas muchas prestigiosas instituciones sin descartar las académicas, incapaces de ofrecer soluciones al actual desmantelamiento humanitario y ambiental. El empobrecimiento de una mayoría de la población, incluidas las clases medias, es hoy, dadas las circunstancias, imparable.
Luciérnagas en la alborada
Afortunadamente, también en forma cíclica, la sociedad y preclaras conciencias, han acusado y acusan este craso error, promoviendo soluciones a escala de la gente y en aras de autonomías identitarias y colectivas distintivas, como aldea, pueblo, sociedad, país, nación…
Siendo el dinero una concepción y un implemento de interés público fundamental, que se refiere a la dimensión intangible pero imprescindible del CRÉDITO (valor, tiempo, riesgo, reciprocidad), la cuestión fundamental es "¿Quien emite dinero, a que costo y en beneficio de quien?", asunto mantenido en relativo misterio sobre el cual negociantes privados se han encargado durante más de tres siglos de lucrar en vez de aclarar y coadyuvar.
Medidas drásticas con la moneda se realizaron en el pasado acompañando grandes convulsiones históricas como fueron la revolución francesa, en Europa, o, en América, las guerras en los Estados Unidos, de independencia y luego de secesión. Ensayos monumentales emitieron dineros públicos, como fueron los ‘assignats’, los ‘continentals’ y los ‘greenbacks’, que en situaciones extremas líderes políticos, aprendices de banqueros de los pueblos en insurgencia, implementaron con logros inmediatos y luego dolorosas lecciones, incluido el asesinato del Presidente Lincoln (a punto de legalizar que la facultad de emitir dinero pasara a manos de la banca pública).
Thomas Alva Edison y Henry Ford, ya en el auge industrial del siglo XX coincidían en que si la gente tomara conciencia sobre como nace el dinero y como resulta instrumento de explotación, estallaría ipso facto una revolución. Por igual, John K. Galbraith nos dijo en 1975 que saber como los bancos privados crean dinero es saber un truco que repugna a la mente.
No solo empresarios y estudiosos como los mencionados han contribuido a una mayor conciencia al respecto, también críticos e innovadores sociales han provocado significativas experiencias para liberarnos del yugo monetario y financiero. Si Marx puso el énfasis en la explotación del trabajador por el capital, otros lo han puesto en la explotación de todo valor por el dinero. Tan grave es la posesión excluyente de los medios de producción como la emisión excluyente y la especulación consecuente de los medios de intercambio.
Mil millones de cristianos en el mundo olvidan que Jesús fue crucificado por expulsar con violencia a los banqueros de aquellos tiempos, los cambistas del templo. Desde entonces el culto al dinero desprende un tufo para muchos insoportable y cuando en este culto hoy tan generalizado se hace evidente su profunda contradicción, como hoy, algunos tratan de corregirlo con tímidas reformas y exhortaciones al orden. Otros toman conciencia de que, como subraya Renaud Laillier relator del histórico movimiento creditista, se trata de una crisis escatológica: ¿donde están los valores que unen a la humanidad y la impulsan a superiores niveles de vida y existencia?
Así, Benjamin Franklin, Thomas Jefferson, Andrew Jackson, Abraham Lincoln, William Jennings Bryan, dirigentes políticos que cuestionaron duramente en los Estados Unidos los manejos de la banca. Allí, también protagonistas desde la sociedad civil han procurado iniciativas a escala humana: Upton Sinclair, Jane Jacobs, Edgar Cahn, Paul Glover, Thomas Greco, etc.
En Inglaterra, del siglo XIX al presente, destacan Roberto Owen, John Ruskin, William Morrison, Clifford H. Douglas, James Robertson, Richard Douthwaite. Han cuestionado los manejos de la moneda, más a favor de la gente común que lo que hizo un Keynes al servicio del estado y quien también especulaba. De otros países y regiones, es imprescindible citar a Pierre Joseph Proudhon (Francia, s XIX), Silvio Gesell (Argentina/Alemania), Agustí Chalaux de Subirá (Cataluña), Bernard Lietaer (Bélgica), Margrit Kennedy (Alemania), Henk van Arkel (Holanda), Jean-Michel Servet, Jerome Blanc, Patrick Viveret y André-Jacques Holbecq (Francia), etc.
Y una nueva generación de pensadores y activistas en otros países y continentes: Louis Even (Francia/Canadá), Michael Linton (Canadá), Stepehen DeMeulenare (Canadá-Indonesia), Euclides Andre Mance (Brasil), Heloisa Primavera (Argentina), Jürgen Schuldt (Alemania/Perú), John Jairo Cano (Colombia), Makoto Murayama y Miguel Yasuyuki Hirota (Japón), Po-kung Hui (Hong Kong), Wen Tiejun (China)…
Notables experiencias existen en el mundo, como la del sistema ‘WIR’ (‘Nosotros’) en Suiza, que desde la Gran Depresión inició en 1934 una banca alternativa emitiendo una divisa social al servicio de miles de microempresas, hoy estimadas en 70,000. Los ‘Time Dollars’ y Bancos de Tiempo que han prosperado en países tan distintos como Italia, Alemania, Estados Unidos, Inglaterra y Japón… En Estados Unidos son notables las experiencias Ithaca Hours (Nueva York) y Berk Shares (Massachusetts). Los LETS, ‘Local Employment and Trade Systems’ pacticados en todo el mundo sajón, desde Canadá, Inglaterra y Estados Unidos hasta Australia y Nueva Zelanda… Los SEL, ‘Systeme d’Échange Local’ y los SOL, en el mundo de influencia francesa… Por la parte alemana están hoy los Chiemgauer, que nacieron en Bavaria… Sin olvidar los JAK en Suecia… En nuestro continente latinoamericano existen los ‘Vale Trueque’ en Argentina; los ‘Macondo’ en Colombia; los ‘Palmas’ y ‘Tupis’ en Brasil; los ‘Facilitadores’, en Venezuela; también se cuentan experiencias en Chile, Uruguay, Ecuador, Centro América… experiencias permanentes o experimentales… Se ensayan sistemas monetarios adhoc, alternativos, complementarios, en España, Tailandia, Sud África, etc…. En México existen los ‘Tláloc’ y ‘Tequio’, los ‘Mezquite’, los ‘IBS’, los ‘Romitas’, los ‘Cajemes’, los ‘Mixihucas’, los ‘Ecosoles’, otras iniciativas existen en Aguascalientes, Yucatán o se intentan en Chiapas y Oaxaca, etc. y por su parte, las autoridades de la Ciudad de México se disponen a promover un Sistema Trueque de Tiempo con servicios originados en la población de bajos ingresos, contactada a través de 50 bases alimentarias. Cada una de estas experiencias estimula otras nuevas y se conforma así aunque lentamente una Mesa Nacional de Dineros Comunitarios, acordada en el Foro Social Mundial México 2009.
En su conjunto todo lo arriba reseñado conforma, metaforicamente, una fosforescencia similar a la luz de las luciérnagas previa a la alborada… Existe así una insurgencia micromonetaria entre los distintos pueblos del mundo que reclama una respuesta similar por parte de los gobiernos y a superior escala. Muchos gobiernos ya apoyan estas experiencias sociales Micro dotándolas de mayor estabilidad y reconocimiento público y algunos encaran iniciativas Macro, como es el caso de Venezuela y su iniciativa Banco del Sur que involucra a siete países sudamericanos y donde se plantea crear la moneda SUCRE no sometida a los dictados del FMI y del BM. Se trata de un gesto que pudiera ser emulado por el G-192, como una amplísima Fuenteovejuna ante las maquinaciones y debilidades del G-20… En esta dialéctica entre lo micro y lo macro, la fórmula Meso, conjunción de ambas dimensiones implicará el rescate de la facultad de emitir dinero público por parte del Estado que indebidamente ha sido usurpada y legalizada por la banca privada hoy transnacional. Este dinero público será puesto en circulación no como onerosa deuda sino como un derecho de los pueblos a vivir y a prosperar, mediante inversiones en capital humano (‘dividendo social’ o ‘renta básica ciudadana’, educación, cultura, salud, etc.) y una infraestructura que resuelva la contradicción campo-ciudad y fomente el medio ambiente.
En esta estrategia, mientras la debacle de la moneda capitalista termina por tocar fondo y las deudas se revisan hacia un inevitable Jubileo universal, el reconocimiento y fomento del capital humano será esencial. Términos convencionales como mercado interno, pymes, productividad, o los más sociales como comercio justo, banca ética, microcrédito, cooperativismo, economía solidaria, deberán autentificarse mediante el espíritu del don por encima del espíritu de la ganancia hasta encontrar la economía de la equidad, misma que implica nuevos modos de precio, pago y ahorro y nuevos actores emisores, sociales, públicos y privados (la Revolución Francesa, se atrevió a instaurar el Metro como medida universal y hasta crear semanas de diez días más meses con nombres acordes a la evolución estacional). Deberemos ver nuestra existencia personal, social, política, económica y cultural, local y planetaria, con otros ojos, respetar y fomentar la vida personal y colectiva, valorando todo aquello que reconstituya el tejido social, la cohesión, responsabilidad y reciprocidad hasta hacer de la confianza y del crédito una dimensión que nos corrija y libere del egoismo, del engaño y de la depredación humana y ambiental.
A los cien años de una Revolución, una Mutación
A propósito del Foro Social Mundial capítulo México, que en los últimos tres años lleva ya tres espectaculares convocaciones de alcance nacional e internacional, se ha gestado una RED DE EXPERIENCIAS ECOSISTÉMICAS, conocida como ‘Conciencia y Consenso en la Quinta Colorada’ (ubicada en el Bosque de Chapultepec, Cd. de México, espacio histórico milenario donde se han escenificado gestas muy significativas de nuestro pueblo). Allí, esta red, fundada el 11 de septiembre de 2009, fecha dualmente trágica, se ha propuesto rehacer el mapa viviente de México en base a bioregiones que combinen asentamientos humanos, medio ambiente, economía solidaria y movilidad humana. Ha cumplido un año con cinco amplias reuniones en aras de una conciencia y un consenso verdaderamente catalizadores. Nuestro país celebrará el próximo 20 de noviembre los 100 años del estallido de la Revolución Mexicana, la primera revolución social del siglo XX. Si el millón de muertos, que esa revolución causó entre una población de diez millones, revisara la condición actual de 130 millones de mexicanos dentro y fuera de las fronteras, seguramente exclamaría desde ultratumba un nuevo grito de indignación y desde el fin de los tiempos infundiría nuevas gestas y conmociones, esta vez por algo más profundo que una revolución, una Mutación.
En consecuencia, tres desafíos provocan en México a sus habitantes y transmigrantes: Identidad por la cultura, Seguridad por la política y Sostenibilidad por la economía. En este tercer renglón, la creación de divisas monetarias adhoc, bajo control social, será una notable innovación que dará piso social para que un nuevo Estado recupere de la banca privada la facultad inalienable de emitir dinero público, por hoy eminentemente electrónico, sin los costos usureros y especulativos que mantienen al mundo al borde de la debacle. Será sin duda un Estado apoyando y monitoreando al Mercado, no sobre la Sociedad sino con y para la Sociedad.
Notas:
* México. Contribución al Consenso de Barcelona, Octubre 2010.
Datos para citar este artículo:
Luis Lopezllera Méndez. (2010). Emergencia ecosistémica en el planeta. Revista Vinculando, 8(2). https://vinculando.org/economia_solidaria/emergencia_ecosistemica_en_el_planeta.html
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