Una de las grandes preocupaciones de la humanidad ha sido históricamente el desconocimiento del futuro. ¿Qué pasará mañana? ¿Cómo prepararse ante determinado cambio de situación? ¿Qué harán los demás? ¿Qué haré yo? La inquietud sobre las predicciones y la anticipación a los acontecimientos probables es un factor cultural creado por y para el ser humano, es la historia de nuestros abuelos, de nuestros padres, el presente continuado de todos nosotros, y probablemente contribuiremos a su perpetuación, pues el presente es la antesala de la historia por escribir de nuestros hijos.
La búsqueda de modelos efectivos de predicción del porvenir ha acompañado tanto a individuos como a sociedades enteras desde los mismos inicios de la historia de la humanidad. Se ha pretendido como arte o ciencia tan antigua como la búsqueda del Origen o la Inmortalidad de la Vida. El ser humano, en su constante búsqueda del dominio del destino, ha acudido a cuanto método estuvo a su alcance dados los paradigmas sociales dominantes de cada momento histórico concreto. Desde mágica adivinación, Tarot, brujería y religiones hasta Modelos de Predicciones y Gestión de la Incertidumbre.
Pero, ¿Dónde está el Futuro?
Ilya Priorigne señala que ¨El tiempo fluye desde pasado hacia futuro. Es unidireccional. No podemos manipularlo. No podemos viajar al pasado¨; es por ende, irreversible. Pero a su vez el futuro no tiene fecha en el calendario, no es un punto fijado en el tiempo, no comienza o termina con el comienzo o fin de un proceso sea cual sea su naturaleza, no es lineal, no es simple. El futuro no está predeterminado. La creencia en la predestinación, o simplemente ¨El Destino¨ entra en contradicción con el derecho al Libre Albedrío. Un presente libre imposibilitado de influenciar en el futuro sería una libertad engañosa, una Ilusión esclavizadora, pues no se podría disfrutar de emancipación de pensamiento y acción en el presente si su resultado en el futuro está deliberada e irremediablemente predeterminado. Por otro lado, el Futuro tampoco puede ser cambiado, pues no puede ser cambiado lo que aún no existe. El futuro es una extensión del pasado que comienza en el presente. Recuerdos, rutinas, éxitos, fracasos, sueños son algunos de los parámetros que conforman la Identidad, Lo que el Ser individual o Colectivo es.
Ésta Esencia en su interactuar con el entorno deviene en una perspectiva de la realidad más o menos cierta, pues la información nunca es completa; los elementos emergentes son difíciles de anticipar; no están en las revistas de investigación, no existen mientras escribo este artículo, mas puede que lo estén cuando lo publique. Lo cierto es que miramos la realidad desde sistemas particulares de interpretación y la información que recolectamos depende de la red cognitiva desde donde la miramos. La realidad está conformada por aquello que encaja dentro de nuestra red de significados, lo que esté fuera de élla, primero debe ser aceptado como elemento formador y participante activo de la mencionada red, para luego ser aceptado como realidad. En base a éste postulado, todos desde nuestro mirador personal observamos el mundo, lo relacionamos con nuestro Ser y sobre ésa base construimos. No existe entonces ningún lugar a dónde llegar, no hay punto alguno que alcanzar; pues el Futuro no está adelante, sino en nuestra mirada, en nuestros paradigmas, en los indicadores formadores de la herramienta con la cual construiremos ése pendiente que no existe aún: Nuestra Visión.
La Visión no es, por tanto, la predicción del futuro, sino el elemento unificador, el concepto que mueve el motor de la grúa del porvenir, el Símbolo que ejerce su poder hegemónico sobre los datos aislados, los entrelaza y los hace andar. Es en fin, un presente en el futuro que se tiene que construir, y desde el cual descansará nuestra Visión del mas allá.
Datos para citar este artículo:
Revista Vinculando. (2011). Otra mirada a la Visión. Revista Vinculando, 9(1). https://vinculando.org/microblogging/otra_mirada_a_la_vision.html
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