Se piensa que los espacios de desarrollo profesional no son tan amplios como esperas cuando estás en el cuidado de tus hijos, a veces ocurre y es temporal.
Conéctate con la abundancia, es verdad el dicho que "los hijos traen la torta bajo el brazo", son un motor que te hacen crecer y desarrollarte profesionalmente y económicamente. Lo que puedes hacer es creer que puedes ganar más trabajando el tiempo necesario para estar con tu familia el mayor tiempo posible.
Una opción es que en las redes de apoyo, de amigos, de compañeros de tus hijos/as o de vecinos, den a conocer entre todos sus actividades económicas y empiecen a intercambiar actividades y servicios, es muy práctico hacer un directorio y repartirlo entre ustedes ofreciendo quizá un descuento especial por ser parte de la red. Es una forma práctica y cercana de activar tu economía y la de tu comunidad.
Visualiza cuántas horas te gustaría trabajar o qué proyectos desarrollar que te permitan el espacio con tus hijos, muy probablemente lo lograrás. Mamá y papá túrnense en el cuidado de los hijos mientras trabajan sin descuidar el tiempo de convivencia de todos juntos. O bien apóyense de personas que puedan amar a sus hijos un par de horas mientras tienen que ausentarse, aquí es muy oportuno el apoyo de los abuelos, tíos o niñeras.
Quien te apoye mientras estás en una actividad económica retribúyele también el tiempo que te otorga para tus hijos, no se vale que la abuela esté cuidando y no se le dé un pago por su trabajo. Recuerda que en el ciclo de la economía todos participamos, hasta los que se quedan en casa trabajando, están cooperando para la subsistencia familiar.
La abuela que ama a mis hijos es también mi suegra
En nuestra cultura hay muchos comentarios sobre las suegras o sobre los suegros, comentarios desfavorables para ellos. A la vez, también en nuestra cultura, generalmente hay mucho amor hacia las abuelas y los abuelos. Tengo muy presente la canción de Cri-Crí de "Toma el llavero Abuelita…" y cómo los abuelos nos llevan a un mundo de disfrute y fantasías.
Tú puedes ver a tu suegra/o como nos ha enseñado la cultura de sentirte mal en la relación o bien como la abuela o el abuelo que tus hijos aman. Es una oportunidad para llevarse bien con nuestros viejos.
Las personas mayores son personas de sabiduría y con gran capacidad de amar a tus hijos/as. ¿Cómo puedes sanar la relación con ellos?
Cuando existe un conflicto con la familia política, puede más bien traducirse en que es un conflicto de pareja debido a que no han podido poner límites sanos con las familias políticas. Cuando una pareja decide formar una familia, su amor toma un orden y el eje es ahora esta pareja y los hijos que vengan, sin embargo, a veces sigue un vínculo muy estrecho con las familias políticas donde la nueva pareja no actúa de manera autónoma, ya sea porque viven con sus padres, o porque son los abuelos los encargados de cuidar a los hijos de la pareja o simplemente porque la pareja los involucra en gran parte de su vida (como pareja). Cada quien tiene un lugar en la familia, y le toca a la pareja dar ese acomodo para que no se sientan invadidos por las opiniones o conductas del suegro o la suegra.
La mamá o el papá de tu pareja deben estar como en un nicho, donde se les respete y se les visite o te visiten, no deben estar en la recámara o en tu cocina. Me explico, si la pareja es independiente de sus padres, ellos aprenderán a tratarlos y respetarlos como una nueva familia, independiente y a la vez como parte de ellos, pero con el respeto a su independencia.
Los papás de tu pareja son muy parecidos a él/ella. Así es que lo que menos toleras de ellos es porque quizá tu pareja sea así. Visto desde otro punto, lo que más te gusta de tu pareja, muy probablemente lo tengan tus suegros porque ellos le educaron para que sea así.
Aquí se abre una ventana para ver las cualidades de tu familia política a través de las cualidades de tu pareja. A veces somos muy meticulosos para encontrar defectos en las personas y los magnificamos, mientras que sería mejor magnificar las cualidades. Recuerda que cuando alguien nos señala con un dedo, hay otros tres dedos que apuntan hacia uno mismo.
Entonces entramos en el terreno de las proyecciones. Estudios muestran que generalmente los hombres escogen mujeres parecidas o con cualidades o no cualidades de sus madres, de la misma manera las mujeres buscan hombres similares a sus padres o a quién significó una figura paterna en ellas. Por lo que pudiera ser que lo que no te guste de tu suegra/o es porque tú lo tienes.
Todo esto lo digo como invitación a que realices un ejercicio de revisarte para crecer, decía un maestro: ¿qué tienes de mí que me cae tan mal?
Cuando hay espacios delimitados y sanos, y cuando el amor toma su orden -como diría Bert Hellinger-, existe la posibilidad de aprender a amar a las personas que han sido importantes en la vida de tu pareja y por lo tanto pueden ser muy importantes en tu vida también y en la de tus hijos.
Te comparto este cuento que nos ayuda a sentir nostalgia y respeto por nuestros viejos, también es del psicoanalista, poeta y teólogo Rubem Alves[2].
La montaña encantada de los gansos salvajes
Cuentos para pequeños y grandes
A los contadores de historiasEl mundo de los niños no es tan risueño como se piensa. Hay miedos confusos y difusos; tenemos la experiencia de las pérdidas: animales, cosas, personas que se van y no regresan… Lo oscuro de la noche: el mundo entero se ausentó. ¿Volverá? A los adultos esto no les agrada e inventan cuentos de niños y niñas donde hay sólo sonrisas. Tal vez para convencerse así mismos de que su infancia fue feliz…
Escribí estos cuentos en la Colección HISTORIAS PARA PEQUEÑOS Y GRANDES sobre temas dolorosos que me proporcionaron los niños. No es posible hacer de cuenta que esos temas no existan. A los malos espíritus los espantamos llamándolos por su nombre real… El objetivo de los cuentos es pronunciar el nombre, dar a los niños símbolos que les permitan hablar sobre sus miedos. Y es siempre más fácil hablar sobre sí mismos haciendo de cuenta que se está hablando de flores, de sapos, elefantes, patos…
Hay cuentos que pueden ser escuchados en discos, casetes o leerlos simplemente a solas… son cuentos graciosos. Otros deben ser contados por alguien. Cuando se anda por lo oscuro del miedo es siempre importante saber que hay algún amigo cerca de nosotros. Alguien que está contando la historia. No estoy solito… Ni el libro que se lee, ni el disco que se escucha tienen el poder de espantar el miedo.
Es necesario que se oiga la voz de otro que dice: – ¡Aquí estoy!, hijo mío-.
Había una vez una manada de gansos salvajes…
Es necesario decir que eran salvajes para no confundirlos con los gansos domésticos.
Los gansos domésticos tienen miedo de volar, no gusta de las alturas, prefieren vivir tapados por techos y cercas de tela para que sus dueños les den maíz y verdura picadita.
¡Ah, cómo son diferentes los gansos salvajes! No saben lo que es ser animal con dueño. Son libres. Vuelan muy alto. Viajan a lugares desconocidos, distantes, aunque sea peligroso… Son más flacos, pues deben ser livianitos para poder volar, y sus ojos son diferentes. Bueno, es porque han visto estrellas, puestas de sol y bellezas que los gansos domésticos no pueden ver.
Nuestros gansos eran salvajes. Vivían libres, sin dueño, en un lindo valle. Había bosques y perfume de árboles durante las mañanas. Era riquísimo. Sus compañeros eran los otros animales que amaban la libertad: venados, castores, ardillas, gorriones, cenzontles, mariposas, abejas…
En el centro del valle había un lago. Ahí jugaban los gansos. Era donde se ponían más bonitos. Todo mundo cree que los gansos son desparpajados, bamboleantes y chistosos en tierra firme. Pero en el agua son serenos, calmados, como los barcos…
Allá vivían alimentándose de animales, de brotes verdes y tiernos. Saltaban sus ojos, chocaban entre sí y los gansitos crecían… Pero no todo era bueno. Nada es perfecto. A veces el calor era demasiado. Otras el frío. Y había cazadores con sus carabinas, soltando tiros riéndose cuando moría un ave…
Fue ahí donde nació un ganso muy pequeñito, más chico que un huevo. Tenia que ser. Pues de los huevos las gansas sacan a los gansitos que se forman poco a poco. Su papá le contó al oído, como en secreto, el nombre que había escogido para él. No fue Ernesto, ni Emiliano, ni Rubén. Los gansos les ponen nombres diferentes a sus hijos. Nombres de aquello que más aman.
Y es cierto. Si el papá ama al hijo, el nombre del hijo debe ser algo que el papá toma del fondo de su corazón. Fue así como entre los gansos salvajes había nombres como "Perfume de Jazmín", "Sonido de agua entre piedras", "Brillo de la Luna", "Capullo de Alelí", "Puesta de Sol", "Arco Iris", "Lluvia", "Tarde de Verano", "Amigo", "Sombra de Árbol", "Panza llena", "Canto de Cenzontle", "Vuelo Alto", "Libertad…" Nuestro gansito recibió el nombre de "Perfume de Jazmín…"
Le preguntaron al papá el por qué. Respondió: -Es que todo mundo que siente el perfume de jazmín, sonríe feliz… Quiero que mi hijo sea feliz. Quiero que haga felices a los demás-. "Perfume de Jazmín" creció como todos los otros gansitos. No hizo nada diferente. Aprendió a caminar, bamboleante y gracioso. Aprendió a nadar. Experimentó el calor. Tuvo que abrigarse durante el frío. Tembló de miedo al oír el ruido de las escopetas de los cazadores. Pero había algo muy especial. Le gustaban aquellas horas en que todos los gansos se reunían cuando el sol se iba poniendo. El sol se reflejaba dentro del lago. Parecía una hoguera… Y "Perfume de Jazmín" no entendía por qué el agua del lago no apagaba el fuego del sol en su profundidad. Esa era la hora en que los viejos se ponían a contar historias. Hablaban especialmente de las montañas mágicas…
Montañas mágicas. Se podían ver desde lejos, precisamente allá donde el sol se metía. Eran altas, misteriosas, encantadas. Se dice que en ellas no había ni calor, ni mucho frío. La primavera duraba siempre. Había un fruto encantado, rojo como el sol y que si se comía, hacía que los gansos fueran siempre jóvenes. Hasta los viejos y lisiados volverían a tener sus cuerpos de otro tiempo, perfectos, fuertes, bellos… Sobre todo, allá no hay cazadores
– Si las montaña mágicas son tan maravillosas, ¿por qué no nos cambiamos para allá?, preguntó "Perfume de Jazmín".
– Son demasiado altas, contestó el viejo ganso contador de historias. Para llegar allá, continuó, tienes que tener un cuerpo muy ligero, muy ligerito… Es necesario ser como una libélula… Un copo de algodón. Un papagayo fluctuando en el viento… Somos demasiado pesados. ¿Saben por qué? Porque tenemos miedo de muchas cosas. Es el miedo lo que nos hace pesados. Y porque somos pesados se ponen nuestras caras tristes, cansadas, adustas… Quien tiene la cara triste no puede volar… Pero cuando el tiempo va pasando los gansos van poniéndose livianos, cada vez más livianos… Hasta que llega el día del gran vuelo…
"Perfume de Jazmín" miró a su papá. Parecía más pesado y serio, estaba poniéndose liviano. Por primera vez sintió tristeza pensar que un día ellos se separarían. Pero ¿por qué partir si la vida es tan buena?
– Es necesario partir para seguir viviendo, respondió el viejo ganso adivinando los pensamientos que pasaban por la cabeza de "Perfume de Jazmín". Cuando uno se pone más ligero, continuó el viejo ganso, se hace difícil vivir aquí. La comida le cae muy pesada, le hace daño. El aire es más pesado, hace que el cuerpo se canse. El frío duele en los pulmones. Estas cosas no le caen bien al cuerpo que se está poniendo cada vez más ligero como una libélula, fluctuando como un copo de algodón, juguetón como un papagayo. Las cosas más livianas son más bellas y suben más. Pero son más frágiles. Necesitan de un aire diferente. Y por eso es necesario partir para las montañas encantadas…
Un día el corazón dice que es necesario partir para seguir viviendo. Cuando esto sucede llegó la hora de la despedida…
El tiempo pasó. "Perfume de Jazmín" creció. Vinieron los hijos. Se puso pesado como todos los demás. Mientras su papá se ponía más ligerito. Hasta que llegó el día del adiós. Nada detenía aquel ganso. Más salvaje y más libre que nunca. Estaba listo para el viaje misterioso. Claro que había algo que lo detenía. El amor por el lugar, el amor a todos. Y especialmente el amor por "Perfume de Jazmín". ¡Cuánto lo amaba…!
"Perfume de Jazmín se acercó a su papá, lo abrazó y le preguntó:
– Cuándo te vayas, ¿vas a tener nostalgias, me vas a extrañar?
– El viejo ganso se quedó callado. Perfume de Jazmín continuó:
– No llores. Déjame abrazarte…-Y así se quedaron juntos durante mucho tiempo pensando que la vida era tan buena, tan bonita.
El viento vino muy suave, sin ningún ruido. El viejo ganso ni necesitó mover las alas. Estaba liviano, liviano… Y partió hacia la montaña encantada…
Todos se reunieron como siempre lo hacían cuando esto sucedía. Hablaban de la nostalgia y lloraban. "Perfume de Jazmín" también lloró. El mundo ya no era el mismo. Y los gansos más viejos se pusieron a contar historias de otras partidas, hablaban de la primavera que nunca se acaba y del fruto encantado, rojo como el sol…
Cuando todos se callaron el viento sopló en la superficie del lago. Venía de las montañas. "Perfume de Jazmín" podía jurar haber oído las risas de su papá, igualitas a las que había escuchado muchos años atrás, cuando era joven y bello.
A veces al contar esta historia quiero saber donde sucedió, donde vivió "Perfume de Jazmín". Me gustaría ir allá para ver el lago y la montaña encantada. ¿Será que sucedió en un país distante, hace muchos años, donde vivían las hadas y los duendes, antes que nuestros abuelos nacieran? Pero luego me quedo con la impresión de que estoy equivocado. No se, es sólo una sospecha, una desconfianza: tengo siempre la impresión de oír sus graznidos, batiendo sus alas, con los gansitos jugando en el agua. Pienso que tú puedes escuchar lo mismo, especialmente en aquellas horas cuando la gente está por dormir y el silencio es grande… Aparecen cerca de los sueños, no muy distantes de la vida que se despierta. Es ahí donde, misteriosa y bella, está la montaña encantada.
¿Cómo te sientes?, ¿cómo te gustaría ver la vida?, comparte esta lectura con alguien cercano a ti y reflexiónenla juntos.
[1] Para mayor información consultar: La Revolución de las Redes. La colaboración solidaria como una alternativa pos-capitalista a la globalización actual. Euclides André Mance.
[2] A montanha encantada dos gansos salvagens, Brasil 1987.
Tradujo Jesús Ramírez Funes, en cumpleaños de su hijo Xocoyotzin. 19 de diciembre de1993.
"Vive feliz disfrutando a tus hijos" – Todos los derechos reservados por Liliana Vázquez Roa. Se autoriza la reproducción parcial de este material con fines educativos y de formación gratuita, citando a todos los autores y a Revista Vinculando.
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Datos para citar este artículo:
Liliana Vázquez Roa. (2011). Familia y Economía solidaria [1]. Revista Vinculando. https://vinculando.org/padres_e_hijos_familia/familia_y_economia_solidaria_1.html
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