Resumen
El presente ensayo se orientó con el objetivo de entender la presencia o ausencia de la conducta de saludar entre los ciudadanos; para lo cual, inicialmente se presentan definiciones y aspectos para precisar lo que conlleva el término “saludar” y lo que significa la conducta de saludar, tratando de encontrar una razón del por qué esta conducta generalmente está presente en ciudadanos adultos mayores y de ciudades “pequeñas” o rurales y, por el contrario, cada vez más ausente entre los adolescentes y jóvenes de este milenio en las ciudades “modernas” o grandes ciudades. La bibliografía sobre este tema es escasa, sin embargo, se concluye que todas las personas traen dentro de sí un input a manera de registro mental adquirido por educación desde sus hogares o entornos educativos, el mismo que frente a determinados elementos kinésicos o cognitivos, se puede evocar para iniciar interacciones sociales o para interrelacionarse con sus pares, como un comportamiento habitual y muy relevante, dentro de un determinado contexto. Precisando que, siempre, la conducta de saludar estará presente o ausente en el contexto que se analice.
Palabras clave: Saludar, conducta, input, registro mental, relevante, contexto.
Abstract
The present essay was oriented with the objective of understanding the presence or absence of the greeting behavior among citizens; for which, initially, definitions and aspects are presented to specify what the term “greeting” entails and what the greeting behavior means, trying to find a reason why this behavior is generally present in senior citizens and “small” or rural cities and, on the contrary, increasingly absent among adolescents and young people of this millennium in “modern” cities or large cities. The bibliography on this subject is scarce, however, it is concluded that all people bring within themselves an input as a mental record acquired by education from their homes or educational environments, the same that in front of certain kinesic or cognitive elements, can be evoked to initiate social interactions or to interrelate with their peers, as a habitual and very relevant behavior, within a certain context. It should be noted that greeting behavior will always be present or absent in the context being analyzed.
Keywords: Greeting, behavior, input, mental register, relevant, context.
Introducción
Desde sus inicios, el ser humano se distinguió por el acto comunicacional, el cual iniciaba con un saludo para denotar su presencia. De esta manera, anunciaba su respeto, su estado de ánimo y, sobre todo, su posición existencial frente a la persona o personas que saludaba. Posteriormente, se ha tratado de vincular el saludo con el nivel de educación de las personas, pero no siempre se cumple esta condición.
Desde la perspectiva del Análisis Conductual Aplicado (Applied Bahavior Analysis – ABA) se puede decir que el saludo es un comportamiento operante porque se presenta frente a la persona o personas que se saluda y, a la vez, esa misma persona o personas que responden al saludo, refuerzan o recompensan el acto o conducta de saludar, para que se repita a futuro.
En otras palabras, existe una relación funcional entre la conducta de saludar por parte del hablante y lo que acontece en su entorno o contexto (donde se encuentra el oyente), es decir la conducta de saludar es socialmente relevante, porque demuestra la existencia de la relación funcional entre el contexto o entorno y la conducta (Miltenberger, 2013, p. 33).
Por su parte, el repertorio de palabras ubicadas en el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia de la Lengua, define el término “saludar” como el acto de “dirigir a alguien, al encontrarlo o despedirse de él, palabras corteses, interesándose por su salud o deseándosela, diciendo adiós, hola, etc. Mostrar a alguien benevolencia o respeto mediante señales formularias” (DLE-RAE, 2021).
Expresar el saludo es una característica sobresaliente en las personas de diversas culturas y estratos sociales en el mundo; aún existen poblaciones en donde una persona camina por las calles y recibe el saludo de personas, generalmente mayores de edad, que expresan su saludo por el simple hecho de encontrarse uno frente a otro, sin siquiera conocerse, por lo general, esto se observa con más frecuencia en poblados rurales o poblaciones alejadas de la “modernidad”. También, es posible distinguir que la conducta de saludar está menos presente en los jóvenes de estos tiempos.
¿Por qué será que en las grandes ciudades o ciudades “modernas” muchas veces las personas no se saludan? ¿Por qué la conducta de saludar está menos presente en los jóvenes?, estas preguntas motivan el presente ensayo. Es muy común observar en las ciudades “modernas” que las personas se cruzan unas con otras y, muchas veces, ni se miran, es como una especie de ignorancia al ser vivo o de inconsciencia frente a la naturaleza viva.
Esto difiere de las enseñanzas de nuestros ancestros próximos, quienes nos inculcaban que todo lo que tiene vida se saluda y lo que no, también, se respeta.
El saludo es considerado como una de las interacciones humanas cotidianas de mayor importancia y que involucra tanto elementos verbales, como kinésicos, los mismos que determinan el ritual del saludo (Ibba, 2009). Otros autores, se centran en analizar los factores que influyen en la producción del saludo, comparando su expresión en diversas culturas (Padilla, 2009). Pero, estos son detalles que analizan el saludo como tal y todo lo que conlleva el acto comunicacional.
En el tema del saludo, existen criterios que precisan la idea de que éstos son considerados como aspectos fáticos convencionales (rutinarios) sin un contenido proposicional y de poca relevancia, sin embargo, un saludo puede tener y lograr una importante y relevante repercusión social, donde el hablante manifiesta su deseo de interactuar con su oyente (Padilla, 2009).
Pragmática del Saludo
Portolés (2004), citado en Dorta (2006), precisa que “los hablantes de una lengua tienen unos conocimientos pragmáticos más o menos conscientes que les permiten elegir formulaciones lingüísticas consideradas como más oportunas en situaciones comunicativas específicas” (p. 180).
Esto implica que el saludo no solamente es la expresión lingüística como tal, sino que involucra el contexto de los hablantes, donde se pueden analizar aspectos cognitivos, sociales y culturales que son fundamentales para explicar el momento en que se presenta la conducta de saludar.
Elegir saludar a una persona es una conducta que nace desde la cognición del emisor del saludo, como lo expresa Portolés (2004), existe previamente un estado de “conciencia metapragmática”, donde el emisor elige saludar a un receptor para conducirlo a un proceso cognitivo acorde con la intención del saludo (Dorta, 2006).
Con este criterio se puede entender que la conducta operante de saludar tendrá la probabilidad de ocurrencia futura basándose en las consecuencias o experiencias pasadas; es decir, si saludo y me responden al saludo, volveré a saludar.
Pero, esta conducta de saludar conlleva aspectos kinésicos previos, como la conducta de mirarse o intercambiar gestos (alzar la mano, sonrisas, etc.), también, existe cognición o el pensamiento previo frente a la persona o personas que están cerca; de esta manera, kinesia y cognición pueden presentarse de manera previa, sin que las personas que se saludarán sean conocidas anteriormente.
Y, si se analizan estos gestos y cognición previos, se puede inferir que, si las personas no se miran, no se piensan, no denotan su presencia, es muy probable que no se saluden; tal como ocurre en las grandes ciudades o ciudades “más modernas”, donde las personas están más centradas en pensamientos muy distantes del acto de saludar.
En este sentido, se sabe que las personas ya poseen un input o registro mental de lo que es el saludo como tal. Muchos siguen ese registro para emitir la conducta de saludar, generalmente las personas adultas mayores expresan el “buenos días” o “buenas tardes” o “buenas noches”; sin embargo, la población adolescente y jóvenes de este milenio, a pesar de que poseen ese input, lo tergiversan y, lo que es peor, ni siquiera lo evocan frente a sus pares o en sus interrelaciones sociales cotidianas.
A lo cual se suma el agravante de omitir los saludos en el uso de las redes sociales por internet, inclusive, en esas redes de internet se observan “abreviaturas” inimaginables que muchos adolescentes y jóvenes consideran “saludos”.
Este panorama permite hacer referencia a la propuesta de los lingüistas Deirdre Wilson y Dan Sperber (2004), quienes desarrollaron la teoría de la relevancia, que distingue a la “expresión y el reconocimiento de intenciones” como “característica esencial de la mayor parte de la comunicación humana” (p. 238).
Es decir, se trata de una teoría que toma como elemento importante a la cognición humana, donde un supuesto, en este caso el saludo (enunciado), es relevante cuanto más sea el efecto cognitivo o contextual y menor el esfuerzo de procesamiento. O, mejor dicho, el saludo resulta relevante si se adapta al contexto y si, además, el interlocutor lo procesa fácilmente o con poco esfuerzo.
De esta manera, el comunicador (el que saluda) “proporciona una evidencia de su intención de transmitir un cierto significado, que el interlocutor deberá inferir a partir de esa evidencia suministrada” (Wilson & Sperber, 2004) provocando una interpretación particular del significado del hablante que, en este caso, es el que emite el saludo (Wilson y Sperber, 2004, p. 238). Pero, ante la falta de los gestos o kinesia del oyente, las intenciones del hablante (del que quiere saludar) quedarán en solamente intenciones.
En efecto, el saludo despierta una expectativa de relevancia, pero esa expectativa debe ser precisa y predecible que guíe al oyente hasta el significado del hablante, es decir, saludar es una conducta operante que genera expectativa relevante porque espera una respuesta del oyente y esa respuesta será gratificante o recompensante, desde el punto de vista del análisis conductual. Además, el saludo puede significar un punto de partida para una interrelación social más duradera y significativa, que puede o no presentarse.
Por su parte, Portolés (2004), citado en Dorta (2006), señala que “los hablantes de una lengua tienen unos conocimientos pragmáticos más o menos conscientes que les permiten elegir formulaciones lingüísticas consideradas como más oportunas en situaciones comunicativas específicas. Por consiguiente, cada formulación representa una reflexión sobre el propio lenguaje” (p. 180).
En este caso, la conducta de saludar, o expresar el saludo, resulta ser una formulación lingüística que se presenta en una situación comunicativa específica que merece su singular análisis, lo que es coherente con la teoría de la relevancia, planteada por Wilson y Sperber (2004).
Los analistas comportamentales explican que toda conducta tiene cuatro componentes: uno fisiológico, uno cognitivo, uno emotivo y uno físico que viene a ser la conducta objetiva u observable. Esta premisa debe ser tomada en cuenta para entender a Wilson y Sperber (2004), quienes explican que “cualquier estímulo externo o representación interna que sirva como input de un proceso cognitivo podrá considerarse relevante para un sujeto en una ocasión determinada.
Los enunciados suscitan expectativas de relevancia, porque la búsqueda de la relevancia es una característica fundamental del conocimiento humano” esto configura la “noción cognitiva básica de relevancia y el Principio Cognitivo de Relevancia” (Wilson y Sperber, 2004, p. 239).
El saludo es un comportamiento que está dentro de cada persona, es un input que ya se encuentra almacenado dentro de cada ser, por lo tanto, cuando sucede un saludo de un hablante (emisor), ese saludo encontrará el relevante registro almacenado en su interlocutor y se esperará, en respuesta, un saludo que refuerce o recompense la conducta operante de saludar; inclusive, se puede decir que tanto el emisor como el receptor reforzarán su conducta de saludarse (interacción social reforzante).
Sobre la recompensa o reforzamiento de la conducta, Miltenberger (2013) explica que este es un proceso con el que “una conducta es fortalecida por las consecuencias que le siguen. Estas consecuencias deben seguir a la conducta de manera inmediata y fiable. Cuando una conducta es reforzada por sus consecuencias, es más probable que ocurra de nuevo en el futuro” (p. 87).
Este enunciado es como una ley para la conducta, ya que una conducta que no es reforzada está encaminada a su extinción o a su poca probabilidad de ocurrencia. Y en el tema de la conducta operante de “saludar”, que se analiza en esta investigación, la consecuencia reforzante es el resultado de la acción de la persona oyente o el interlocutor, es decir, la respuesta al saludo.
Hasta aquí se puede entender, a grandes rasgos, lo que significa la conducta de saludar; sin embargo, aún no se analiza el ¿Por qué en ciudades “modernas” muchas veces no hay respuesta a un saludo? Esto tal vez tenga que ver con lo que dicen Wilson y Sperber (2004), quienes precisan que “un input es relevante para una persona cuando su procesamiento en el contexto de una serie de supuestos anteriormente disponibles produce un EFECTO COGNITIVO POSITIVO; diferencia significativa para la representación mental que un sujeto tiene del mundo: una conclusión verdadera”.
Aparte, hay conclusiones falsas que no merecen la pena porque son efectos cognitivos negativos (Sperber y Wilson 1995: §3.1-2, como se citó en Wilson y Sperber, 2004, p. 240).
Entonces, estamos frente a la situación ineludible de que un saludo tiene un efecto, tanto en el emisor como en el interlocutor u oyente. El que saluda denotará su input de expresarse frente a otra persona que probablemente esté próxima o que se acerque; pero, si no existen los gestos previos, como la conducta de mirarse, es muy probable que no se dé el saludo, no habrá esa diferencia significativa que las personas deben tener del entorno donde habitan, habrá carencia de aquel Efecto Cognitivo Positivo, para emisor y oyente.
Por su parte, Padilla (2009), con respecto a los saludos, explica que éstos pueden tener un nivel óptimo de relevancia de dos formas: Primero,
“porque el oyente puede obtener efectos contextuales relativos al comportamiento del hablante. En segundo lugar, porque el oyente puede obtener efectos contextuales referentes a la acción verbal que el hablante espera de él en una circunstancia comunicativa determinada” (p. 826).
Sin embargo, en ambas formas, el contexto tiene su papel fundamental para la emisión de la conducta, con lo que se confirma que tanto la operante como el entorno van siempre juntos.
Consideraciones finales y conclusiones
Todas las personas traen dentro de sí un input a manera de registro mental adquirido por educación desde sus hogares o entornos educativos, el mismo que frente a determinados elementos kinésicos o cognitivos, se puede evocar para iniciar interacciones sociales o para interrelacionarse con sus pares, como un comportamiento rutinario, dentro de un determinado contexto.
Precisando que, siempre, la conducta de saludar estará presente o ausente en el contexto que se analice. Entonces, se puede inferir que todas las personas tienen el conocimiento de lo que significa “saludar”, sin embargo, particularmente en las grandes ciudades o “modernas”, las personas se están enfocando en otros aspectos que consideran más prioritarios, como los horarios del trabajo, el tiempo por abordar un bus, etc.
Lamentablemente, la afectación a la habitual buena costumbre de saludarse también será relevante; es decir que, la presencia o ausencia de la conducta de saludar en un determinado contexto siempre será relevante.
En base a lo explicado, se puede afirmar que tanto el input y el entorno o contexto en conjunto (nunca separados), “significan aquel Efecto Cognitivo Positivo, que se le ha denominado una IMPLICATURA CONTEXTUAL” (Wilson y Sperber, 2004, p. 240).
Entonces, se puede decir que las personas habitantes de las grandes ciudades “modernas” (contexto), a pesar de que poseen aquel registro mental (input) no lo procesan hacia una conclusión “verdadera” y los conduce a no lograr un Efecto Cognitivo Positivo.
Además, desde el punto de vista del análisis conductual, la conducta operante de saludar a otra u otras personas (estímulos discriminatorios) en las “ciudades modernas” tendrá muy poca probabilidad de ocurrencia futura porque no hay un historial de refuerzos o recompensas o consecuencias gratificantes pasadas. Con lo cual, se estaría frente al trascendental papel que tiene el contexto en contra de una conducta tan básica como es el hecho de emitir un saludo.
Al respecto, es preciso entender que algunos eventos, como la conducta de saludar, puede hacer que una consecuencia específica sea más reforzante en determinados momentos que en otros. “Estos eventos antecedentes, denominados operaciones motivadoras, alteran el valor del reforzador. Existen dos tipos de operaciones motivadoras: operaciones de establecimiento y operaciones de abolición” (Miltenberger, 2013, p. 96).
En la primera (operación de establecimiento) el reforzador es más intenso; por lo tanto, es más efectivo. En la segunda (operación de abolición) el reforzador pierde intensidad y, por lo tanto, es menos efectivo (Miltenberger, 2013, p. 96).
Además, en las operaciones motivadoras se pueden presentar dos tipos de efectos: uno donde se altera el valor del reforzador, y el otro que hace que la conducta reforzada “altere temporalmente su probabilidad de ocurrencia”. Cuando se trata de una operación de establecimiento, el reforzador se hace más potente y permite que la conducta reforzada se vuelve más probable.
Y en la operación de abolición, el reforzador es menos potente y ocasiona que la conducta se vuelve menos probable (Miltenberger, 2013, p. 96). Entonces, en el tema estudiado, la conducta de saludar que se refuerza de forma intensa y efectiva, tendrá más probabilidad de ocurrencia, a diferencia de la que es reforzada con menos intensidad, como sucede en las ciudades grandes o “modernas”.
Finalmente, a pesar de la posible no ocurrencia futura de la conducta de saludar en las “ciudades modernas” o grandes ciudades, tal vez por la falta de estímulos discrimitarios cognitivos o kinésicos, es destacable precisar la belleza existente en el acto de saludar porque denota el valor de ese input o registro mental que poseen las personas y que es producto de su educación básica creada desde sus propios hogares o entornos educativos; es decir, el acto o conducta de saludar, o de no saludar, es una evidencia que puede ser analizada desde diversas perspectivas, principalmente, desde el contexto general (citadino) hasta el entorno más singular (el hogar).
Referencias
- DLE-RAE. (2021). https://dle.rae.es/saludar
- Dorta, G. (2006). Portolés, José 2004: Pragmática para hispanistas. Boletín de Lingüística, XVIII(26), 180 – 189. https://biblat.unam.mx/hevila/Boletindelinguistica/2006/no26/9.pdf
- Ibba, D. (2009). El saludo: una aproximación pragmática. Interlingüística(18), 585-594. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3131300
- Miltenberger, R. (2013). Modificación de Conducta – Principios y procedimientos (Quinta Edición ed.). Madrid, España: Ediciones Pirámide (Grupo Anaya, S. A.).
- Padilla Cruz, M. (2009). Perspectivas pragmáticas sobre los saludos. IDUS – Interlingüística(14), 815-828.
- Wilson, D., & Sperber, D. (2004). Teoría de la relevancia. Revista de Investigación Lingüística, VII(1), 237-286. https://digitum.um.es/digitum/bitstream/10201/17793/1/relevancia.pdf
Datos para citar este artículo:
Carlos Marcos Panta Paz. (2023). El acto de saludar: explorando su significado y contextos culturales. Revista Vinculando, 21(2). https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/saludar-explorando-su-significado-y-contextos-culturales.html
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