Durante los años ochenta, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, en alianza con pequeños grupos empresariales autóctonos, generaron por todo el mundo una política económica neoliberal caracterizada por: adelgazamiento de los estados nacionales; severo control de la retribución a los trabajadores a través de estrictos topes salariales; disminución drástica de los servicios públicos; transferencia neta al exterior de los excedentes económicos producidos por millones de trabajadores a través del pago puntual de la deuda externa,[1].
"El discurso de la globalidad no sólo obedece a una realidad epistémica legítima. Se está usando también para una reconversión de la dependencia. A menudo contribuye a ocultar y ocultarse los efectos de la política liberal neoconservadora en los países del tercer mundo y los problemas sociales cada vez más graves de las cuatro quintas partes de la humanidad… y … se encuentra el colonialismo de la edad moderna, un colonialismo global que hoy es también neoliberal y posmoderno. La reconversión es en gran medida una recolonización…[2]"
Este modelo de crecimiento que generó intrínsecamente pobreza extrema entre millones de personas en el sur, diseñó también un conjunto de mecanismos para tratar de aliviarla en sus consecuencias y no en sus causas económicas y sociales. Los grandes organismos multilaterales: Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización de Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, y otros, han aprobado bajo diferentes nombres y modalidades, programas de emergencia destinados al combate de la extrema miseria en el Sur. Los gobiernos buscaron generar y fortalecer actores que contribuyeran a suplir políticas públicas de bienestar social abandonadas por los estados modernos. Para ello empezaron a fluir fondos multilaterales que exigían conjugar ong’s, organismos gubernamentales, movimientos sociales y empresas privadas. Estas estrategias de acción se caracterizaron por la aparente despolitización del bienestar social.
El conjunto de relaciones que implantaron los organismos multilaterales y las élites económicas y políticas de América Latina produjeron necesariamente subproductos estructurales de miseria extrema, de segregación, de remisión de millones de hombres y mujeres al hambre, al desempleo y al sufrimiento. La generación de estos inmensos sectores de las sociedades modernas del Sur implicó necesariamente grandes riesgos de movilización y disturbios sociales. Ni a los organismos multilaterales ni a los gobiernos latinoamericanos les interesa hacer la gestión de estos altos riesgos, por lo que diseñaron una estrategia general de transferencia de ellos a un conjunto de actores y sujetos, entre los que se cuentan sin duda las llamadas ongs: organizaciones de asistencia privada (iaps), fundaciones filantrópicas y organizaciones civiles de promoción del desarrollo (ocpds).
En el caso mexicano, este proceso de reconversión, se caracterizó por unos cuantos rasgos dominantes: pago puntual de la deuda externa, venta de las empresas y de importantes recursos nacionales al capital extranjero, apertura creciente y poco discriminada a la inversión extranjera directa, disminución progresiva del poder adquisitivo de los trabajadores, disminución del poder del gobierno para atender una estrategia nacional que permitiera la inclusión de todos los mexicanos en los beneficios sociales, transformación de México en un paraíso de la industria maquiladora, de playas y sol para el turismo[3]:
"Se busca un país abierto a la inversión extranjera, sobre todo, en maquiladoras, turismo y coinversión en sectores estratégicos: acero, industria automotriz, alimentos, pesca. Un país de sol, playas, ruinas, y artesanía al que vengan millones de turistas de todo el mundo. Un país con una mano de obra muy barata en el que la moneda extranjera valga mucho; en donde se exporten manufacturas así sea por parte del mismo capital extranjero y con subsidios económicos legales para esos mismos exportadores. Y como si no bastara lo anterior un país puntual pagador de su deuda externa y con un mercado libre y de alta rentabilidad para los capitales financieros…[4]"
"En síntesis, se trata de un modelo de acumulación centrado en los grandes capitales exportadores, maquiladores, turísticos, financieros (Casas de Bolsa, banca trasnacional y fuga de dólares) y estatal modernizado (menos empresas, más productivas). Se busca modernizar y reestructurar en base a los grandes capitales indicados. Este es el realismo: se incrementará la productividad y la competitividad en base a los agentes que lo puedan hacer en las condiciones del capitalismo actual.[5]"
Las consecuencias de doce años de política económica neoliberal en el contexto de la globalización de la economía y el mercado arrojaron un saldo grave de deuda creciente, desempleo, quiebra de la pequeña y la mediana industria, desempleo y hambre. En el terreno económico se generó nuevamente una deuda externa por encima de los 160 mil millones de dólares, se desarrolló una bolsa de valores altamente especulativa, se dio un serio problema en la balanza de pagos, se devaluó drásticamente la moneda, se incrementaron los subsidios a la exportación, se mercantilizó la tierra agrícola, aumentaron los impuestos y creció de manera alarmante la cartera vencida. Se deterioró el salario en un 60% de su poder adquisitivo, y el salario indirecto en prestaciones sociales se disminuyó en los últimos diez años en casi un 50%; de esta manera, se incrementó la polarización entre las clases sociales, formándose una pequeñísima elite económica de 24 Hombres de Negocios que reciben anualmente ingresos equivalentes a los que ganan en el mismo período 35’000,000 de mexicanos. Se firmó un Tratado de Libre Comercio de Norteamérica que fundamentalmente beneficia a estos mismos grupos, mientras que se incubó una guerra en el sureste del país.
A partir de la crisis de 1981 surgieron en México nuevas ocpds dedicadas a proyectos de desarrollo, de ecología, de derechos humanos, que junto con las antiguas, empezaron poco después a articularse en redes buscando mayor impacto y optimización de sus escasos recursos, a través de incidir en políticas sociales de carácter público. Hagamos un recorrido breve por algunas de las principales redes de ocpds que se conformaron a partir del inicio de la crisis en 1982.
* En 1983 como parte de un proceso de maduración del Movimiento Nacional de Salud Popular, que aglutinaba a grupos campesinos, a comunidades indígenas, a organizaciones urbano populares y a trabajadores de la salud vinculados a la salud popular, nació Promoción de Servicios de Salud y Educación Popular, A.C. (PRODUSSEP), como una red que comprendió organizaciones de Veracruz, Morelos, Chiapas, Estado de México, Oaxaca, Distrito Federal, y otros estados, que a partir de cierta experiencia común fueron prestándose servicios mutuos en relación a nutrición, salud preventiva, información, recuperación de la medicina tradicional y herbolaria, formación de promotores de salud y compra en común de medicamentos básicos. Esta primera red se conformó como asociación civil y ofreció una alternativa que combinaba organizaciones populares, comunidades y organizaciones civiles de promoción de la salud.
* En 1985 varias ocpds de la Ciudad de México, y otras que surgieron como respuesta inmediata de la población afectada por los terremotos, empezaron a coordinarse, en primer lugar para responder a la emergencia, y poco después, para plantear conjuntamente con las organizaci ones soci ales emergentes, un proyecto de reconstrucción arraigado en necesidades y demandas de la población más que en los criterios mercantiles de las constructoras e inmobiliarias. Ante las ingentes demandas de la población, pero también ante los intentos de control, coptación o manipulación de las organizaciones sociales y de profesionistas a través de recursos o proyectos gubernamentales, varias ocpds se articularon para responder mejor a las diversas demandas, dividirse las tareas, relacionarse con agencias de cooperación al desarrollo y emprender en común tareas de formación de los miembros de las organizaciones populares. De esta manera Enlace, Comunicación y Capacitación, A.C., Servicio, Desarrollo y Paz, A.C., el Centro de Encuentros y Diálogos, A.C., el Centro Operacional de Vivienda y Poblamiento, A.C., el Instituto de Comunicación y Educación Popular, A.C. y la Asociación de Trabajadoras Sociales Mexicanas, A.C., conformaron una red que se llamó Proyecto Interinstitucional para la Reconstrucción, que de febrero de 1986 a junio de 1987 trabajó fundamentalmente en las Colonias Morelos y Doctores, comprendiendo las necesidades más urgentes: abasto popular, salud, construcción de vivienda, comunicación y formación de promotores y dirigentes.
* Al concluir los trabajos del Proyecto Interinstitucional para la reconstrucción a mediados de 1987, las ocpds que lo habían formado, decidieron sumarse a la Red Mexicana de Educación Popular, una red vinculada al Consejo de Educación de Adultos de América Latina (CEAAL), en donde participaban otros actores como el Centro Popular de Capacitación Técnica, A.C., de Guanajuato, Gto.; el Centro de Estudios Ecuménicos, A.C. y el Grupo de Educación Popular con Mujeres, A.C. (GEM), ambos con sede en el Distrito Federal y con vínculos en varios estados; el Instituto Mexicano de Desarrollo Comunitario, A.C., de Guadalajara, Jal.; y otras ocpds de varios estados. Este proyecto se construyó en torno a dos experiencias de formación: la Escuela Metodológica y la Escuela de Promotores.
* Poco más tarde con el surgimiento del movimiento popular cardenista y después del fraude electoral del 6 de julio de 1988, varias de las ocpds que habían participado en las dos experiencias anteriores, desde su autonomía y bajo su propia lógica cívica, popular y educativa, vieron muy importante compartir sus experiencias, estrategias y metodología de formación de bases, cuadros y dirigentes populares, con el naciente partido en que derivaba el movimiento cardenista, de tal manera que conformados en Red Interinstitucional ofrecieron su experiencia de educación popular para participar en la tareas de formación de la Comisión de Educación Política del naciente Partido de la Revolución Mexicana (PRD).
* El 31 de diciembre de 1989 en la Cámara de Diputados fue aprobada una Miscelánea Fiscal que para efectos de Impuesto Sobre la Renta, modificaba el estatuto de muchos años bajo el cual las ocpds se habían considerado como no contribuyentes dado que no tienen lucro o ganancia. Esta ley operó como un convocador externo para una articulación amplia y de mediano plazo de ocpds, que hasta ese momento no se había dado. Inicialmente el 7 de agosto de 1990 se reunieron alrededor de 120 ocpds y conformaron una red que tomo el nombre de Convergencia de Organismos Civiles por la Democracia (Convergencia), con un proyecto que comprendió tres grandes terrenos de trabajo: 1) la defensa y propuesta conjunta de una iniciativa de ley que saliera al paso a la Miscelánea Fiscal;
2) la promoción y defensa de los derechos económicos, sociales y políticos, tematizada como campo de políticas sociales de carácter público, y 3) la inmediata puesta en común de una imaginación colectiva de lucha por la democracia, como perspectiva antiautoritaria y de inclusión amplia. Frente a la política de fraude electoral, el presidencialismo autoritario, el corporativismo y la compra y coacción del voto, la Convergencia se orientó, junto con otras organizaciones civiles, a buscar la democracia social, económica y político-electoral, a lograr elecciones limpias, creíbles y equitativas[6].
- En 1990, en ocasión de las primeras manifestaciones públicas acerca de un tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, con una clara estrategia de buscar la información pública, un conjunto de ocpds, investigadores, sindicatos y personalidades preocupadas por relaciones económicas justas, dieron nacimiento a la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC) a fin de poder incluir las demandas ciudadanas y propuestas alternativas de comercio justo[7]. A partir de entonces la RMALC desarrollaría un amplio programa nacional e internacional.
- También en 1990, un conjunto de organizaciones de mujeres se articularon en torno a una reconocida luchadora social: Benita Galeana, acuerpándose para formar la Red Ganando Espacios que buscaba la presencia propositiva y creativa de las mujeres en distintos ámbitos de la sociedad civil y política.
- En la década de los ochenta, el refugio masivo en México de guatemaltecos y después de salvadoreños, ocasionado por las guerras civiles en ambos países, contribuyó a generar una docena de ocpds de apoyo a refugiados centroamericanos. A partir de estas experiencias de apoyo al refugio centroamericano y caribeño, se formó en 1989 la Coordinadora de Organismos No Gubernamentales de Apoyo a Refugiados Centroamericanos (CONONGAR). En el mismo período, las organizaciones de defensa de los derechos humanos, de las que solamente existía una en 1981, se multiplicaron rápidamente[8]. Cuarenta y siete de estas organizaciones decidieron en 1990 conformar la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos "Todos los Derechos para todos", a fin de sumar esfuerzos y optimizar sus trabajos.
- En 1991 se dio un gran fraude en San Luis Potosí, que permitió a un legendario personaje democrático, el Dr. Salvador Nava Martínez, después de una marcha a pie hacia la capital, como protesta por el fraude en las elecciones de gobernador en su estado, convocar, en febrero de 1992, a un movimiento cívico nacional basado en la dignidad y la justicia. Nació así el Movimiento Ciudadano por la Democracia (MCD), red construída por ciudadanos, periodistas, intelectuales, frentes cívicos y organizaciones sociales en 20 estados del país. En este período, la lucha por la democracia vio el auge de la aparición de frentes cívicos, redes, coaliciones ciudadanas en una veintena de estados de la república.
- También en 1991, un conjunto de organizaciones sociales y civiles de promoción que habían compartido las experiencias de Centros Populares de Desarrollo Infantil, de lucha por los derechos de los niños, de trabajo con niños de la calle, buscando la profesionalización de su trabajo y un mayor impacto público, se conformaron como Colectivo Mexicano de Apoyo a la Niñez, A.C., (COMEXANI), al que rápidamente se fueron sumando grupos de diversos estados, logrando acciones concertadas e informes con peso internacional de trascendencia que le llevaron a ganar el respeto de la sociedad y del mismo gobierno.
- De igual manera en 1991, compartiendo un proyecto social y una estrategia más amplia, una docena de organizaciones civiles con sede en Jalisco, Puebla, Ciudad de México y Morelos se convocaron a articularse en una Red Interinstitucional de Iniciativas Civiles para el Desarrollo y la Democracia (Red INCIDE)[9].
Otras redes temáticas de promoción del desarrollo, especialmente orientadas a salir al paso a la crisis a través de políticas sociales de carácter público, aparecieron a partir de 1992.
- Después de la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas, Eco-Río 92 o Cumbre de la Tierra, realizada en 1992 en Río de Janeiro, Brasil, el Centro Operacional de Vivienda y Poblamiento, A.C., (COPEVI), el Fondo Social de la Vivienda, A.C. (FOSOVI), el Centro de Vivienda (CENVI), Casa y Ciudad, A.C., todas con amplia experiencia en vivienda popular, medio ambiente y ecología, acordaron conformar la Sección Mexicana de la Coalición Internacional del Hábitat (HIC-México).
- También de cara a la Cumbre de Río se construyeron otras redes de ongs de vida un tanto efímera y algunas coptadas por el gobierno[10]. Destaca también la formación de la Unión de Grupos Ambientalistas, constituida como Institución de Asistencia Privada en 1993 por 23 grupos. Ha participado en instancias gubernamentales de consulta y decisión en torno a políticas de medio ambiente.
- En 1992, con ya diez años de crisis y de deterioro grave en las condiciones nutricionales y alimentarias de la población pobre, basadas en experiencias de articulación de movimientos sociales y ocpds en torno a las tiendas Conasupo de los ochentas, alrededor de 50 organizaciones dieron nacimiento al Frente por el Derecho a la Alimentación, que además de la solidaridad y acción conjunta para obtener alimentos a precios más económicos, desarrolló una estrategia de formación nutricional y empezó a luchar por elevar el derecho a la alimentación a rango constitucional.
- En agosto de 1992 un conjunto de foros temáticos sobre niños, mujeres, tercera edad, empleo y campo, con miembros en más de una docena de estados del país y con algunos vínculos heredados de los procesos de reconstrucción en la Ciudad de México se dotaron de una proyecto compartido y de una propuesta organizativa común, constituyéndose como una red que tomaría el nombre de Foro de Apoyo Mutuo (FAM).
- Finalmente en 1994 aparecieron dos redes que de cara a la coyuntura tuvieron un peso importante en dos grandes problemáticas. Por un lado surgió la Alianza Cívica/Observación 94, de cara a la profundización de una necesaria reforma electoral y en la búsqueda de elecciones creíbles, equitativas y limpias[11]. Alianza logró articular 20 mil ciudadanos repartidos en tareas de vigilancia ciudadana en los 32 estados de la república. Por otro lado frente al conflicto chiapaneco surgieron dos redes que buscaron afanosamente la paz: la Coordinación de Organismos No Gubernamentales por la Paz en Chiapas (CONPAZ) y el Espacio Civil por la Paz (ESPAZ), surgido a partir del Cinturón de Paz realizado en San Cristóbal de Las Casas del 20 de febrero al 2 de marzo para proteger civilmente el diálogo entre el Gobierno Federal y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
En síntesis, de 1983 a 1996 surgieron alrededor de dos docenas de redes de ocpds temáticas, estatales o nacionales para responder al profundo deterioro económico y político de la sociedad mexicana, buscando responder de manera eficaz a las demandas sociales, yendo a las causas de la pobreza, y presionando para la transformación democrática del país. Se fueron dando también debates, escisiones, desprendimientos y conflictos al interior de las ocpds y de sus nacientes redes. Los proyectos que prosperaron se construyeron al calor del pluralismo y de la imaginación creadora, dejando de lado formas aisladas y localistas de intervención en la sociedad y, por lo mismo, rebasando a antiguos actores que hasta ese período habían hegemonizado las representaciones nacionales e internacionales de las ocpds.
Algunas redes se articularon a partir de su surgimiento en relación a temas específicos o en relación a territorios o regiones: niños, alimentación, medio ambiente o hábitat, políticas sociales, paz, género, derechos humanos, elecciones limpias y creíbles, defensa de la identidad, o en torno a frentes o movimientos en regiones o estados de la república.
Después de esta breve repaso, podemos señalar que la génesis social de la mayor parte de las redes de ocpds a partir del año 1983, tuvo que ver con el marco de políticas y estrategias gubernamentales autoritarias que llevaron a diversos sujetos, hasta entonces aislados y localizados, a sumar sus fuerzas, a optimizar sus recursos e impactar en la política pública. A lo largo del trabajo profundizamos solamente en algunas iniciativas de las redes de ocpds en las que encontramos una particular relevancia en torno a perspectivas y problemas generales de amplio impacto en el país. De ninguna manera es un trabajo exhaustivo, sino sólo un inicio de escritura de la historia de algunas de las iniciativas sociales de las redes de ocpds.
Para atender las consecuencias de la extrema pobreza en nuestro país, se multiplicaron también en este período las Instituciones de Asistencia Privada (IAPS) y las Fundaciones Filantrópicas, y se empezó a trasplantar a México una corriente de ideas en relación al Tercer Sector a través de las instituciones de la filantropía norteamericana. Fue precisamente en el terreno de la atención a las consecuencias más graves del modelo económico elegido, donde la política gubernamental a menudo quiso ubicar de manera exclusiva a las Organizaciones Civiles de Promoción del Desarrollo. Aunque éstas tenían claramente otra identidad sociocultural, otro imaginario social, y sobre todo otra experiencia de más de treinta años de realizar un trabajo con otras prioridades y criterios. Se dio en el período trabajado una fuerte disputa simbólica entre el imaginario social insituído de presidencialismo, corporativismo y subordinación y el imaginario social instituyente de transformación democrática justa e incluyente.
Estas van a ser la matrices de las nuevas demandas democráticas del conjunto de la sociedad y del surgimiento de las redes de organizaciones de promoción del desarrollo que trabajan en campos profesionales generando alternativas viables. A lo largo de estos años se ha venido contribuyendo a construir una sociedad civil que propone una política social que parte de las necesidades y demandas de la gente, sin clientelismo ni corporativismo.
Las iniciativas desarrolladas por las ocpds fueron surgiendo de una diferenciación progresiva de las tareas de asistencia, planteando la promoción como una relación diferente ya sea de las costumbres caritativas o clientelares, ya sea de las relaciones mercantiles entre profesionistas y sociedad.
En términos de la génesis social de las iniciativas públicas de las redes de ocpds se pueden distinguir dos dimensiones complementarias:
La primera dimensión se refiere a cómo se fueron forjando los proyectos de las redes, con qué sujetos trabajaron, cuáles demandas asumieron y qué objetivos plantearon y bajo qué imaginación se movieron.
Un nuevo imaginario fue innovando propuestas de mayor alcance e impacto social. La promoción se fue mostrando como una práctica que incluía a los destinatarios como actores de sus propias transformaciones e instituía alternativas a problemas en diversos campos: la economía; el cooperativismo; la producción agrícola; la contaminación; la participación de las mujeres y los jóvenes; la cultura de los pueblos indios; y otros. De esta manera se fue desarrollando una experiencia de atención a demandas específicas.
El análisis social que realizaron las ocpds las llevó a ubicar las causas principales de la pobreza no sólo en el atraso o ignorancia de los individuos, sino sobre todo en las condiciones históricas, socioeconómicas y políticas. Este análisis, combinado con un imaginario del cambio proveniente de fuentes diversas: cívicas, autogestionarias, cristianas, o marxistas, llevó a las ocpds a delinear estrategias de organización y de acción social y política dirigidas a combatir las causas de la pobreza y la pobreza misma.
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Datos para citar este artículo:
Rafael Reygadas Robles Gil. (2006). 1.5 Génesis social del proyecto de las redes de OCPDs: neoliberalismo y promoción. Revista Vinculando, 4(1). https://vinculando.org/sociedadcivil/abriendo_veredas/15_genesis_redes.html
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