Tomando en consideración la historia reciente de México, así como el tiempo en que vivimos, surgen consideraciones sobre la práctica en la sucesión presidencial. Durante los años del Partido Revolucionario institucional (PRI), se decía que el próximo presidente era elegido por el mismo presidente en turno, a pesar de tener un proceso interno de elección de candidatos y una votación al interior del partido; hecho que fue criticado incansablemente por los partidos de la oposición. Tomando como base lo anterior, ahora que tenemos una alternancia política en la presidencia, surge la pregunta ¿Ha dejado de existir el "dedazo" para la designación del siguiente contendiente a la presidencia dentro del partido en el poder? Cuestionamiento que brinda la oportunidad de analizar la situación política nacional prevaleciente.
Por ahora, los indicadores políticos que se tienen presentan un escenario similar al que se gozaba con los gobiernos previos, esto es, una elección interna ensombrecida por las predilecciones y el poder del presidente en turno así como por aquellas de los grupos de poder al interior del partido.
Dentro de este escenario, por un lado, el presidente Calderón a lo largo del 2011, ha remarcado su compromiso con la transparencia y cumplimiento de las leyes para la elección del candidato panista a la presidencia; y por el otro, ha expresado en eventos públicos su desencanto por medidas tomadas al interior de su partido e inclusive ha expresado sus preferencias personales para los candidatos a los puestos de la administración pública en las elecciones intermedias y ahora nacionales. Que el presidente externe sus preferencias sobre tal o cual candidato, no es contrario a la ley; sin embargo, tiene un parecido a la forma de actuar de las administraciones de finales del siglo XX.
Se podría alegar que a diferencia con el gobierno del PRI, en donde las preferencias del presidente no se ponían ante la opinión pública sino más bien eran órdenes directas a los líderes partidistas o sindicalistas para apoyar de manera plena a tal o cual candidato; en el caso del Partido Acción Nacional, el presidente Calderón de manera inteligente utiliza el proverbio "Dile a Pedro para que lo entienda Juan" o "En el decir discreto; en el hacer secreto", que muestra su estrategia indirecta en lo público, para poner en claro su posición con relación a los asuntos internos del partido que lo llevo a gobernar el país.
Forma de actuar que al ser vaga en lo público, permite múltiples interpretaciones de acuerdo a la situación presentada por las críticas; pero que según lo dicen algunos medios de comunicación y analistas del tema reconoce entre líneas que el presidente tiene cierta predilección por el Secretario de Hacienda como su sucesor.
Por supuesto que no solo la opinión del presidente entra en juego en la designación del próximo candidato presidencial, ya que también los grupos de poder al interior del partido toman un papel activo e inclusive algunos intereses de gobiernos extranjeros. Sin lugar a dudas, las opiniones de los grandes inversionistas, las familias poderosas que ven amenazados sus intereses, y los grupos de lucha interna- como el llamado "Yunque" entre otros- tienen peso al momento de designar al próximo candidato.
Con ello, tenemos una situación que si no es igual a la que existía durante las administraciones del PRI, si tiene muchas coincidencias a nivel práctico; mostrando que el presidente encarna la voz de los elementos constitutivos del partido, quienes apoyan de manera plena la decisión expuesta.
Sin duda debe haber individuos decepcionados, por la decisión alcanzada sobre el próximo candidato presidencial, que muchas veces por mero procedimiento hacen patente su rechazo sobre dicha decisión, pero que poco después acallan cuando reciben su premio de consolación, dentro o fuera del partido. El ejemplo más reciente, es el de Santiago Creel Miranda, que hace cinco años perdió en las elecciones internas en favor del presidente Calderón, por no contar con la aprobación de su partido, y poco después se convirtió en Coordinador de campaña de los Senadores panistas, logrando un curul en el Senado Mexicano para sí mismo.
En el 2011, a pesar de que la lucha interna por lograr la candidatura apenas comienza, ya tenemos suficientes postulaciones, destapes y auto-destapes como para llenar un cesto.
En este respecto tenemos a Gustavo Madero, Josefina Sánchez Mota, Jorge Lozano Gracia, Alonso Lujambio, Heriberto Félix, Emilio González y Ernesto Cordero como los candidatos "oficiales" a la contienda; mientras que por otro lado tenemos nuevamente a Santiago Creel quien ha mencionado que no acepta el "dedazo" e irá a la contienda de la carrera presidencial con los "panistas de a pie". Lo anterior ejemplifica las luchas intestinas por lograr un consenso sobre el mejor candidato a la presidencia de la república durante la campaña del 2012.
En el mismo tenor, a pesar de que todos en el partido blanquiazul intentan negar la existencia de los "dados cargados o la línea", las prácticas ponen entredicho lo que sostienen con sus palabras. En consecuencia, estamos viviendo un momento político que no ha cambiado mucho de aquellos que el PAN criticaba arteramente. La máxima "El poder corrompe", nuevamente toma vida en las prácticas panistas para la elección interna de su candidato a la carrera presidencial; que pone en riesgo las demandas sociales y la integridad de los verdaderos objetivos nacionales. Por ello, habría que expresar que bajo la desconfianza, vive la seguridad; esa seguridad que demanda la sociedad mexicana de manera prioritaria, y que daría oportunidad de elegir una estrategia de crecimiento orientada hacia adentro, con enfoque en la generación de empleos, la educación de excelencia y el comercio estratégico que brinden una calidad de vida acorde a las posibilidades de la nación mexicana.
En conclusión, la práctica política del "dedazo" ha tomado nuevo cuerpo, pero en esencia sigue tan presente en el México de hoy como lo estuvo a finales del siglo XX. Las promesas de campaña de la alternancia política han quedado en el olvido, exponiendo a la nación mexicana a la imposición y no elección democrática del próximo presidente. Cabe recordar que la democracia se vive en cada acto de gobierno, y no solo en las urnas, lo que hace evidente la necesidad de una mayor educación política así como una participación ciudadana más activa. ¡Las palabras no bastan, lo que cuentan son los hechos!
Datos para citar este artículo:
Adolfo Arreola García. (2011). El deceso del "dedazo" en la sucesión presidencial en México, ¿mito o realidad?. Revista Vinculando, 9(2). https://vinculando.org/articulos/sociedad_mexico/el_dedazo_en_la_sucesion_presidencial_en_mexico_mito_o_re.html
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