Oaxaca es un estado de la República Mexicana que se distingue por su gran diversidad cultural, étnica y lingüística; cuya mezcla ha dado origen a una gran variedad de tradiciones, costumbres y estilos de vida a través de la historia. Mismos que están ligados al conocimiento, uso y manejo ancestral y tradicional, de la gran riqueza biológica que lo coloca como el Estado de mayor biodiversidad del país. Estas tradiciones y estilos de vida varían en cada una de sus 10,496 localidades, ubicadas dentro de los 570 municipios, de las regiones geográficas: Valles Centrales, Tuxtepec, Cañada, Mixteca, Sierra Sur, Sierra Norte, Istmo y Costa. Los pueblos oaxaqueños son lugares muy especiales y peculiares por la sobrevivencia de las propias expresiones culturales y de la heterogeneidad ambiental con la que interactúan.
La organización comunitaria, es un ejemplo de la mezcla de los estilos de vida prehispánicos, con los estilos de vida impuestos o adoptados durante la conquista española. La elección de sus autoridades, la integración de comisiones, las mayordomías, las guezas tradicionales y el tequio, son parte actual de su estructura y organización social oaxaqueña.
El tequio, es una forma de organización que tiene sus orígenes desde el México prehispánico, y para Oaxaca, representa un componente muy importante en el sistema de usos y costumbres que norman la vida de estos pueblos. El tequio es una tradición que se define como un trabajo organizado de la comunidad para beneficio de la misma y sin retribución económica. El nombre deriva del náhuatl tequitl cuyo significado es trabajo o tributo. Durante la Colonia el tequio era considerado un tributo (obligatorio) que las comunidades indígenas tenían que pagar con trabajo a las autoridades de esa época.
Actualmente en muchos de los pueblos oaxaqueños aún sobrevive el tequio. Es el caso de Santo Domingo Yanhuitlán, un pueblo mixteco, ubicado en el espacioso Valle de Nochixtlán; que se distingue por su enorme historia desde tiempos prehispánicos, época en la que representó un papel muy importante desde el punto de vista político y religioso. El tequio es una costumbre que perdura en la vida cotidiana de sus habitantes y consiste en convocar o invitar a los pobladores a trabajar. Quien convoca, puede ser una autoridad, un comité, una comisión e incluso un vecino. Los participantes pueden ser niños, mujeres, hombres, comuneros o ciudadanos, originarios o radicados; cuyo único propósito es contribuir con trabajo para beneficio de la comunidad, del territorio, de la población, o de alguna institución.
Para el caso específico de Santo Domingo Yanhuitlán, el tequio le ha permitido a través de la historia construir espacios que forman parte de su vida diaria. Algunos de los ejemplos sobresalientes de esta forma de trabajo son: la plantación de los primeros árboles del actual parque y la introducción del agua entubada a la cabecera municipal de la zona denominada Los Álamos, en 1951. La construcción de la segunda etapa de la escuela primaria Justo Rodríguez en 1957. La mano de obra para la construcción de la pequeña iglesia conocida como Calvario en 1963. Otro tequio importante fue la rehabilitación del techado del portal municipal y algunas de sus arquerías; para estos trabajos las agencias aportaron grandes cantidades de rajas de madera que actualmente le dan un toque especial al techo. También hay que mencionar la construcción del auditorio municipal que se concluyó en el año de 1991 gracias a los tequios y cooperaciones de sus habitantes y paisanos radicados fuera de la comunidad. Actualmente se está creando un museo comunitario en el que los yanhuitecos han aportado la mano de obra para la elaboración de los adobes para la construcción de sus muros. En las agencias o rancherías el tequio ha permitido construir capillas, casas de salud, caminos, obras de captación de agua, entre otros.
El tequio representa para Yanhuitlán, una organización comunitaria que permite resolver alguna necesidad o problema que comparten sus habitantes. Esta manera de trabajo los ha llevado a que no solo resuelvan necesidades de servicios o infraestructura básica, sino también a contrarrestar problemas de degradación ambiental en diferentes áreas del territorio en los últimos 7 años.
Yanhuitlán enfrenta fuertes problemas de pérdida de cobertura vegetal y de erosión, resultado de la extracción y aprovechamiento de los productos forestales que están unidos a la historia misma de este pueblo Mixteco. Para algunos, este deterioro inició en la época prehispánica por la demanda de los habitantes en su momento. Época en la que Yanhuitlán o Yodzocahi, en mixteco, era un señorío muy importante, con una población de más de 20 mil habitantes, donde la producción de grana cochinilla, maíz y frijol, fueron actividades económicas relevantes. Para otros, la conquista española, específicamente la evangelización, fue el parte-aguas del deterioro de la Mixteca. Para el caso específico de Yanhuitlán, en 1541, este deterioro inició con la construcción del actual monumento histórico integrado por el templo y ex convento dominicos. Este monumento nacional, declarado así en 1933, es considerado actualmente el segundo templo en belleza arquitectónica y en importancia durante la evangelización en la Mixteca durante y después del siglo XVI.
La construcción de esta joya arquitectónica llevó 25 años de trabajo e implicó la explotación de más de 6000 indígenas repartidos en cuadrillas de 600, en tareas como el acarrear cal, agua y piedra. Las dimensiones de este monumento histórico dejan imaginar la cantidad de madera que se utilizó para andamios, cimbra, leña y carbón que seguramente no sólo se extrajeron del actual territorio de Yanhuitlán. Además, la llegada de los españoles implicó también la introducción de chivos, del cultivo de trigo y de la morera, para la producción de seda. Estos factores históricos suponen una sobre explotación de los recursos forestales; siendo hasta ahora, la extracción de madera, leña y el sobre pastoreo, causas que aún perduran.
Podemos decir que esta historia de deterioro ha tomado otro rumbo. Y es que desde hace 7 años las autoridades comunitarias (Municipales y Agrarias), se han coordinado para encaminar a los habitantes en la restauración y conservación de los recursos naturales que aún se mantienen en el territorio, siendo precisamente el tequio una estrategia para superar las tareas que implican los arduos esfuerzos de restauración y conservación.
Durante el 2007, las autoridades agrarias que integran el Comisariado de Bienes Comunales, impulsaron por primera vez la reforestación en todo el territorio municipal como un proceso participativo a través del tequio. Dando inicio al Programa de Reforestación Permanente en las 7 agencias que integran el territorio y la cabecera municipal. Este Programa se realiza en coordinación con la Autoridad Municipal y fue aprobado en Asamblea General de Comuneros, bajo el criterio de que debiera ser por tiempo indefinido hasta lograr la recuperación de las áreas desprovistas de suelo y vegetación; con el interés de contribuir también a la recarga de los mantos acuíferos que abastecen de agua a los diferentes poblados del municipio.
El primer esfuerzo del Programa de Reforestación Permanente abarcó un área de 30 hectáreas en el 2007. Con este Programa se ha logrado reforestar hasta el momento una superficie de 247 hectáreas a través de tequio; con especies como pinos (Pinus oaxacana, P. greggi), encinos (Quercus acutifolia), clasixtle (Amelanchier denticulata), yunuyaca (Eysenhardtia polystachia), huaje (Leucaena diversifolia), ramón (Rhamnus serrata), timbre, jarilla (Dodonea viscosa), y algunas acacias.
Este trabajo se ha logrado gracias a los tequios que aportan los comuneros y ciudadanos de Yanhuitlán. Familias completas se dan cita a muy temprana hora de la mañana en el portal municipal para trasladarse a las zonas de reforestación que se asignan cada año. Las autoridades se coordinan para el traslado de la gente, el refrigerio que se ofrece en la zona y los alimentos que se comparten para todos. Estos tequios se han convertido no sólo en una oportunidad para conocer parte del territorio del pueblo, sino también para la sensibilización y convivencia que fortalece el trabajo en familia y la organización comunitaria. Es placentero y motivante ver a niños y adultos trabajando en familia con pala, pico y barreta, o acarreando las charolas de los árboles u ofreciendo una refrescante bebida. En estos tequios se han involucrado también las escuelas de la comunidad, donde los maestros y alumnos aportan su granito de arena, haciendo de esta actividad un esfuerzo propio y digno de Yanhuitlán.
Cabe destacar que la superficie reforestada hasta el 2012, se suma con acciones de reforestación anteriores que se realizaron con estrategias de trabajo diferentes. El primer antecedente se dio en 1994. Año en el que la Autoridad Municipal en turno, reforestó 7 hectáreas en la zona denominada Caja de Agua y el Palenque; esto con el apoyo de los conscriptos, quienes plantaron casuarinas (Casuarina equisetifolia) y pinos (Pinus oaxacana). En 1997 se llevó a cabo una segunda reforestación en la microcuenca conocida como Los Álamos, en un área de 15 hectáreas con apoyo de un comité comunitario. En 1999 los habitantes de la agencia municipal llamada Toxii, iniciaron un proceso de reforestación de 2000 árboles a través de tequio durante 7 años consecutivos. Logrando reforestar un área aproximada de 12 hectáreas con los tequios de sus 23 familias asentadas y de sus paisanos radicados en las ciudades de Oaxaca y México. Estos antecedentes suman un área de 34 hectáreas, que aunadas a la superficie reforestada por el Programa de Reforestación Permanente, dan un total de 281 has reforestadas a través de la participación comunitaria.
Todo este trabajo de reforestación es gracias al esfuerzo de sus habitantes, al interés de sus autoridades, a los trabajos continuos de mantenimiento como riegos y el desazolve de terrazas individuales; y al apoyo de las instituciones financiadoras: Comisión Nacional Forestal (CONAFOR); Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal, Pesca y Acuacultura (SEDAFPA), y Fundación Harp.
Sin embargo los esfuerzos de restauración y conservación no acaban en la reforestación. Las autoridades comunitarias han construido 3 bordos para retención de agua de lluvia. En 105 hectáreas fuertemente deterioradas, se han realizado más 34,740 zanjas trinchera, 22 mil terrazas individuales, 100 m2 de cabeceo de cárcavas y estabilización de talud, 417.8 m3 de presas de mampostería, piedra acomodada y de malla de alambre, 30,000 zanjas bordo; además de 5 jagüeyes. Estos trabajos, además de contribuir a la conservación de suelos, han permitido generar fuentes de empleo que mucha falta hacen en esta comunidad mixteca.
Yanhuitlán no es sólo erosión, como muchos viajeros creen cuando lo transitan. También tiene bosques de encino y pino-encino definidos como áreas de conservación y protección, en el ordenamiento territorial comunitario desde el 2008. Hasta el momento se tienen asignadas 1545.24 has de bosques de encino al programa de Pago por Servicios Ambientales Hidrológicos que impulsa la CONAFOR. Esta superficie cuenta con una gran riqueza natural que proporcionan servicios ambientales como el agua para el consumo y la agricultura; plantas de uso medicinal, de ornato y comestibles, así como leña y madera para construcción. Este programa lleva con sigo acciones de sanidad vegetal, conservación de suelos, vigilancia forestal y control de incendios. Mismas que van a permitir conservar aún mejor los bosques y beneficiar también a las especies que de ellos dependen como el venado, el armadillo, el perrito de agua, el coyote, el pájaro bandera, la chachalaca y muchas otras especies más.
Es claro que Yanhuitlán se encuentra inmerso en un proceso de sustentabilidad que implica trabajo, sensibilización, participación, coordinación y mucha voluntad. Los trabajos de conservación realizados hasta el momento en esta comunidad, se han logrado gracias al rescate y práctica de una tradición ancestral. Esto ha facilitado y fortalecido, la organización comunitaria, el cumplimiento de las metas previstas por las autoridades, y el transformar el entorno de deterioro ambiental a un entorno de restauración comunitaria. El tequio en Yanhuitlán es una estrategia de desarrollo comunitario que contribuye al rescate de las tradiciones y del medio ambiente; donde la participación y la concientización ambiental se dan durante su práctica.
Referencias
- González Leyva, Alejandra. (coord.). 2009. El convento de Yanhuitlán y sus capillas de visita. Construcción y arte en el país de las nubes. Universidad Nacional Autónoma de México-Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, México. 419 págs.
- Zolla C. y E. Zolla Márquez. Los pueblos indígenas de México. 100 preguntas. Universidad Nacional Autónoma de México. En: http://www.nacionmulticultural.unam.mx/100preguntas
- INEGI. 2012. Perspectiva Estadística. Oaxaca. Diciembre 2012. INEGI, México. 116 pág.
- García-Mendoza J. A., M. J. Ordóñez y M. Briones-Salas (eds). 2004. Biodiversidad de Oaxaca. Instituto de Biologia, UNAM- Fondo Oaxaqueño para la Conservación de la Naturaleza- World Wild Life Fund, México. 605 págs.
- Ordóñez M. J. y P. Rodríguez, 2008. Oaxaca el estado con mayor diversidad biológica y cultural de México y sus productores rurales. En: Ciencias 91 Julio-Septiembre: 54-64 pp.
Notas:
IRUMA A.C. (Impulso Rural y Medio Ambiente)
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Palabras clave: tequio, conservación, Mixteca Alta, reforestación, organización comunitaria.
Datos para citar este artículo:
Clarita Alicia Ibarra Contreras. (2013). Yanhuitlán: un pueblo mixteco de tequio y conservación. Revista Vinculando. https://vinculando.org/articulos/sociedad_mexico/yanhuitlan-un-pueblo-mixteco-de-tequio-y-conservacion.html
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