Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (2009), un vecindario caminable es un lugar donde las personas de todas las edades y habilidades pueden disfrutar diariamente de caminar, correr bicicleta y de otros ejercicios. Estos lugares son planificados y diseñados para que las personas puedan caminar libremente a sus destinos deseados, tales como: escuela, lugar de empleo, iglesia, oficina médica, farmacia, hospital, videoclub, instalaciones recreativas o deportivas, gimnasios, supermercados, tiendas, restaurantes, entre otros. Un vecindario caminable ofrece más opciones de transportación, niveles más altos de interacción social, mayores oportunidades para actividad física, una reducción de las emisiones de los viajes de automóviles (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, 2010), mejoramientos positivos en salud pública, prósperas empresas locales y patrones de crecimiento inteligente los cuales usan eficientemente la estructura y preservan áreas naturales sensitivas (Oficina de Conservación de Recursos de la Ciudad de Issaquah en Washington, 2010).
Al mismo tiempo, Gebel, et al., (2005) exponen que el término vecindario caminable incluye el ambiente tanto natural como el construido. Ciertos aspectos del ambiente natural, como la topografía, el clima, la vegetación, localización o altitud, pueden tener un impacto en la actividad física. Sin embargo, el ambiente construido incluye: las residencias, los servicios comerciales y las escuelas. Ante todo, existen diversas características del diseño urbano, incluyendo el diseño del vecindario, que tienen un impacto en la actividad física y en la calidad de vida de las personas. Por ejemplo, la condición de las aceras, presencia de senderos para bicicletas, el diseño y conectividad de las calles, densidad tanto residencial como poblacional, el uso mixto del suelo (Brownson, et al., 2004), las facilidades recreativas, escuelas, presencia de aceras, el transporte público (Leung, Gregorich, Laraia, Kushi & Yen, 2010), abundante espacio para parques (Kaczynski & Sharratt, 2010), espacios abiertos, ausencia de calles concurridas, presencia de espacio verde, oportunidades para ejercicios (Maddison, et al., 2009), senderos, características estéticas, disponibilidad de aceras, proximidad a los destinos potenciales, gimnasios (Lovasi, et al., 2008) localización residencial, comercial e industrial, diseño físico de las calles, instalaciones de servicios de salud, grado de urbanización, centros comunitarios (Black & Macinko, 2008), infraestructura pedestre (Badland, et al., 2009), variedad de tiendas, buena iluminación en las calles (Tomalty & Haider, 2009) y las distancias entre varios lugares de actividades (Gebel, et al., 2005). Estas características, mencionadas anteriormente, fomentan a caminar más y así aumentan la actividad física. Es menester saber que la razón por la cual la atención se centra en este aspecto de la forma urbana es la montaña de evidencia existente sobre los beneficios positivos para la salud que resultan de la actividad física moderada y muy pocos cumplen con las recomendaciones mínimas de actividad física (Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, 1996; Barnes y Shoenborn, 2003).
Para medir y evaluar las características de un vecindario caminable, se utiliza el walkability, el cual es una herramienta diseñada para medir si el diseño del vecindario promueve o inhibe (Li, Fisher, Brownson & Bosworth, 2005) la actividad física con el fin de sugerir cambios. Esto es un indicador de la habitabilidad de un vecindario. El walkability usa típicamente dos tipos de medidas de exposición, (a) medidas de percepciones del ambiente usando un cuestionario y (b) medidas objetivas del ambiente derivadas de observaciones del ambiente (Spittaels, et al., 2009). Las medidas de percepciones del ambiente evalúan elementos formales, los cuales son: color, línea, forma, variedad, unidad, harmonía y estética tanto del ambiente natural como del construido. En cambio, las medidas objetivas del ambiente calculan características, que incluyen: el ancho de las calles, la densidad residencial, diversidad del uso de suelo, presencia de aceras y carriles de bicicletas, los límites de velocidad y el servicio de tránsito público. Estas medidas pueden diferir debido a que el área medida a través de los datos geográficos objetivos no reflejan el ambiente como experiencia, o porque la escala es demasiado grande o debido a la forma que no se personaliza para reflejar límites pertinentes tanto sociales como físicos (Lovasi, et al., 2008).
Datos para citar este artículo:
Jose M. Flores Santiago. (2012). Vecindarios Caminables. Revista Vinculando. https://vinculando.org/articulos/vecindarios-caminables.html
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