Esbozo histórico de la problemática de la Comunidades Productoras de café, en el Sureste Mexicano
- 1. Introducción
- 2. El Proyecto Liberal
- 3. Rebeliones Indígenas
- 4. La Agroindustria
- 5. El Café, su producción en el Soconusco y Oaxaca
- 6. La problemática del café en la economía global
- 7. Mercado justo
- 8. Conclusiones
Introducción
La dialéctica en el materialismo Histórico propone el movimiento de los sucesos de la Historia, con tendencia a repetirse. Los movimientos étnicos no son ajenos a ello, prueba de ello es que las rebeliones y alzamientos que se desarrollan con mayor énfasis a finales del siglo XlX, se hacen presentes nuevamente a finales del siglo XX ahora dentro de un nuevo orden mundial llamado Globalización.
Durante el Porfiriato, el contexto en que se desarrolla el proyecto de Nación está ligado a un sistema económico global que, bajo la ideología liberal tiende a crear una sociedad homogénea; la globalización va hacia la estandarización de la sociedad en todos los aspectos que a ésta le atañe. Es por ello que sus políticas han provocado un fenómeno de reforzamiento de todo lo étnico y una forma de reindianización en los grupos indígenas.
Mi interés se centra en la globalización como instrumento de dominio y su repercusión en las comunidades productoras de café en el sureste mexicano; las relaciones laborales que sustentan, la reproducción de estas unidades económicas, de forma comparativa durante el porfiriato y en la época actual; los mecanismos de explotación del trabajo, así como las formas sociales, políticas e ideológicas de dominación .
Actualmente se habla de el despertar indígena, como una consecuencia del proyecto económico mundial no acorde a su cultura, me parece por tanto necesario analizar la incidencia de sus movimientos de resistencia que exigen salvaguardar su cultura y sus formas de vida dentro de un reclamo a ser y existir.
El Proyecto Liberal
Reflexionando sobre la situación de los grupos étnicos frente a la globalización es necesario establecer el momento histórico en que la diversidad cultural se convirtió en problema para el Estado Mexicano y que, en la actualidad lejos de disminuir se ha ahondado.
Los años posteriores a la guerra de independencia de México fueron de una gran inestabilidad política, sin un proyecto de Nación, la deficiente administración y la anarquía propiciaron además, invasiones y pérdidas territoriales por otras naciones.
La urgencia por crear un proyecto viable que permitiera crear el Estado Mexicano logró unificar al Partido Liberal Mexicano y en consecuencia creó y promulgó la Constitución de 1857, en donde representó y legalizó la voluntad del pueblo mexicano para que el país se constituyera como República Representativa y Federal.
Esta Constitución representa la ideología de la Ilustración y el pensamiento liberal europeo, manifiesta la igualdad del individuo como base de la sociedad y en su proclamación establece: la igualdad será de ahora en adelante la gran ley de la República.[1] El individuo tendrá igualdad social y jurídica teniendo como base la propiedad privada, ésta a su vez daría paso a la circulación de bienes para propiciar el desarrollo comercial sin ataduras y sin proteccionismo como vía hacia la prosperidad.
La riqueza entre los individuos dejará de considerarse como característica de clase, ahora la riqueza se dará por el mayor o menor empeño que cada individuo realice para producirla, de esta manera el enriquecimiento se convierte en cuestión personal en donde cada individuo es responsable de su propio destino.[2]
Para consolidar el Estado, el nuevo gobierno creó nuevas leyes; entre las mas importantes está la ley de Desamortización de Bienes Eclesiásticos y Manos Muertas, abolieron los fueros y derechos de corporaciones y agrupaciones de origen colonial tanto civiles como eclesiásticas; a este respecto, las leyes de Reforma inhibían la autonomía y organización interna de toda agrupación o corporación y dentro de esta clasificación se encontraban las comunidades indígenas;[3] su estructura colectiva no encaja en el proyecto liberal y aún así, el nuevo proyecto pretende reconstruir el tejido social tras décadas de insurrecciones y guerras.
Los liberales mexicanos reconocieron en el liberalismo la vía que los llevaría a la modernización y el progreso y la consolidación de los grupos económicos; de manera natural oponen la razón a la cultura como lo hicieran los filósofos y científicos en el siglo XVIII, estos valores que preconizan el positivismo y la antropología evolucionista, se originan en la teoría de que el desarrollo sólo es posible a través de la civilización. [4] Buffón afirma en su Historia Natural, que la razón es la que gobierna al hombre, todo pensamiento es producto del hombre y no de cuestiones teológicas. En consecuencia dice Buffón, que el hombre que no produce ideas se aleja de su condición natural y se acerca a la bestia.
De esta forma el pensamiento europeo definió las leyes del progreso humano, de manera unilineal y por medio de la teoría de la evolución se decía que la civilización había transitado por períodos ordenados y ascendentes que representaban las leyes del progreso.[5] Bajo estas teorías no es extraño que se considerara a los indígenas como bárbaros o primitivos, adjudicándoles toda serie de vicios extremos propios de su condición.
Era necesario por tanto, adoptar las nuevas ideas occidentales e incorporar a toda la población en el nuevo proyecto. La incorporación indígena no incluye sus diferencias culturales, lo que equivale a un etnocidio; ya no más indios, ahora también son ciudadanos.
Rebeliones Indígenas
Las primeras rebeliones aparecen de manera temprana hacia 1825; con una fuerte dosis independentista, Juan Banderas cacique de los Yaquis pretende reconciliar a los pueblos indios en contra de los blancos, para exterminarlos;[6] en tanto los indios mayas hacen lo propio en su región, estos hechos aparecen como secuelas por la guerra de independencia. En 1848 seguía la guerra en Yucatán, y el gobernador Miguel Barbachano pidió por decreto la expulsión de los mayas, ya que no aceptan la pacificación y sometimiento a las autoridades.[7] Al año siguiente, Justo Sierra O’Reilly da a conocer el decreto mediante el cual los indios mayas serán vendidos a empresarios cubanos a cambio de $25.00 por cada uno y por un tiempo de diez años. Se justifica la acción por la gran amenaza que representan para la población civilizada y se prefiere conmutar la pena de muerte por el destierro ya que el encarcelamiento sería demasiado costoso para el erario.[8] El dinero que se recibe a cambio, se dice no es por una venta, sino para resarcir los daños causados por esa raza en su sistema incendiario y destructor. [9] A mediados del siglo XlX las rebeliones indígenas tienen ya otro origen; en estas declaraciones de corte unilateral, no se menciona las causas originales de las rebeliones que son el despojo de sus tierras y el robo de sus pertenencias que les infringían principalmente los empresario
s y el ejército gubernament
al.
De forma similar, en 1880, el Congreso de Sonora solicitó a Porfirio Díaz combatir a los Yaquis y Mayos en aras de la civilización. Años de resistencia ante despojos robos e intentos de aculturarlos, seguían sublevándose ante lo que consideraban usurpación y despojo de sus bienes. El empeño del gobierno por hacerse obedecer y pacificar se tradujo en guerra de castas las cuales se repetían año con año obstaculizando la paz y el progreso.
La idea de la decadencia indígena persiste, así lo expresa Antonio García Cubas, quien en un discurso en Puebla (1880), declaraba la antigua grandeza de la raza indígena que al tiempo de la conquista se degenera y que por ello en la sociedad no se podía representar sino como una planta parásita adherida a un árbol, como según expresaba el arqueólogo e historiador Orozco y Berra.[10] Durante el porfiriato se llevaron al extremo las leyes liberales extendiendo el latifundio y generalizándose como un bien económico sobre todo en el norte, en las selvas y costas del sureste del país, muchas comunidades desaparecieron, otras se replegaron a lugares inaccesibles, con ello, el gobierno daba una muestra de gran desprecio hacia las culturas étnicas. Sin embargo la mayoría de los pueblos indios permanecieron y otros más se mantuvieron en pie de lucha.
En el inicio del nuevo siglo y dentro de un discurso que enumera los logros del gobierno, Justo Sierra destaca los logros obtenidos en los últimos veinticinco años y el grado de transformación obtenida que se asemejan a una revolución social, logro obtenido en menor tiempo del esperado:
Ya sólo falta atraer al inmigrante europeo, que es el único con quien
debemos procurar el cruzamiento de nuestros grupos indígenas si no
queremos pasar del medio de civilización, en que nuestra raciona—
lidad ha crecido, a otro medio inferior lo que no sería una evolución
sino una regresión. Nos falta producir un cambio completo en la menta_
lidad del indígena por medio de la escuela educativa. Esta, desde el —
punto de vista mexicano, es la obra suprema que se presenta a un tiempo
con carácter de urgente e ingente. Obra magna y rápida, porque o ella –
o la muerte. [11]
En el aspecto ideológico los planes del etnocidio quedan impresos para efectuarse lo más rápidamente posible. En el plan militar, no habían dejado de realizarse campañas de manera casi continua. En este contexto, se anuncia en 1901 la derrota de los Yaquis y se compran transportes marítimos que denotan el inicio de una campaña de gran envergadura contra los mayas, que son derrotados al año siguiente y oficialmente se terminan los ataques en 1904.
El frío dato militar y el discurso político nos refiere una idea muy sesgada de los hechos; Jhon Kennet a través de México Bárbaro señala que la lucha de los Yaquis tuvo como principal objetivo la defensa de la tierra, primero ante los políticos de Sonora quienes la ambicionaban, los robaron y vejaron a sus mujeres y ordenaron la detención del jefe Cajeme para evitar que se defendieran. En 1894 por decreto presidencial les arrebataron las mejores tierras dejándolas en manos de un solo hombre, el general Lorenzo Torres, jefe militar de la época en Sonora. La deportación y el subsiguiente aniquilamiento de este pueblo se realizó sistemáticamente; en una operación muy semejante a la que se realizó con los mayas en 1849, los indios Yaquis son vendidos a los empresarios de Yucatán sin distinción de género ni edad, en tanto que se explota su mano de obra en un estado de esclavitud en las fincas henequeneras, en esa época, ejemplos de la gran producción capitalista.
La Agroindustria
Durante el porfiriato, México se convirtió en gran abastecedor de bienes primarios de exportación; los centros productores del país se relacionaron estrechamente con las metrópolis en razón de sus demandas, para ello, los recursos humanos y naturales fueron explotados de forma extrema y diversas regiones se convirtieron en zonas de monocultivos; el sureste mexicano sufrió una nueva colonización a finales del siglo XlX.
Este, que fue un logro para el gobierno de Díaz, se apoyó en lo que se denomina como agroindustria, en primer lugar, tiene una dinámica de desarrollo que no corresponde a las necesidades del mercado interno; se promueven a través de grandes inversiones extranjeras, y por tanto ocupan un lugar importante en la economía siempre en expansión; este crecimiento económico corresponde a la demanda externa y es por ello que la diferencia de desarrollo que hay entre la agroindustria y la agricultura nacional se encuentra en la inversión. La mano de obra barata y los bajos costos, garantizaban la inversión para lograr las materias primas y los productos finales que las metrópolis demandaban.
La inversiones extranjeras también llegaron a la economía nacional y apoyaron a la incipiente economía capitalista a través de los empresarios del país por la vía de préstamos internacionales, recursos bancarios y financieros o inversiones directas en infraestructura o producción, el origen de éstas inversiones fueron principalmente inglés, norteamericano, francés y alemán.
El desarrollo del sistema agroindustrial se vió favorecido por las leyes de Colonización y Deslindamiento de Tierras Baldías que decretó el porfiriato y que tuvieron mayor impacto en el norte, selvas y valles costeros del sureste mexicano. En el sureste se procede a la creación de fincas y monterías exportadoras, los recursos selvático, prácticamente inexplorados en ese tiempo, quedaron en manos de los explotadores europeos.
Las leyes de Deslinde expropiaron en Chiapas tres milllones de hectáreas, más de un millón en Tabasco, trescientas mil las costas de Oaxaca, cien mil en Veracruz y cuarenta mil en Quintana Roo, en éste último estado, la tierra expropiada quedó en manos de dos compañías únicamente.[12]
Las leyes de Deslinde sí funcionaron durante el porfiriato debido a que el ejercicio de esta operación quedó en manos de compañías extranjeras. La ganancia que percibían era a través de un porcentaje de la tierra que deslindaban y que a su vez vendían posteriormente a inversionistas extranjeros. Los despojos de tierras comunales fueron enormes ya que no podían presentar títulos de propiedad legalizados, la gran mayoría estaban validados en la Colonia y durante el gobierno de Juárez.
Otro de los puntos que fueron importante para el apoyo agroindustrial, fue su carácter exportador que beneficia a la balanza comercial del país, y que a su vez se ve favorecida por las divisas que se obtienen de los bienes de producción que mantienen estables sus precios bajo las cotizaciones internacionales.
La agroindustria es el medio económico en que se desarrolla la economía del porfiriato dentro de un proceso de economía global. El costo de generar divisas resultó más alto, ya que las grandes empresas y corporaciones tuvieron carta blanca para explotar los recursos humanos y naturales sin tener más límite que su propia codicia.[13]
El Café, su producción en el Soconusco y Oaxaca
El plan modernizador en el sureste se inició en la década de los años setenta, bajo el auspicio liberal de la Reforma; en 1883 el proyecto adquiere mayor seguridad de llevarse a cabo bajo la política de Porfirio Díaz. En referencia al cultivo del café, éste ya había sido introducido a México con anterioridad en zonas de Veracruz y Oaxaca principalmente en las zonas serranas y se cultivaba en pequeñas extensiones para el consumo interno.
En la zona del Soconusco se inicia el deslinde hacia 1886, situación que provocó la llegada de pequeños granjeros norteamericanos que e
speranzados pret
endían encontrar tierras para invertir por medio de la Cía. Chiapas México Co. De San Francisco, que finalmente no dió certidumbre y los granjeros que se quedaron se dedicaron a producir las variadas formas del comercio y agricultura que les permitiera sobrevivir, ya que son pequeños granjeros sin respaldo alguno. Los que iniciaron el cultivo del café lo hicieron en pequeña escala y en proporción a sus medios, los grandes inversionista llegaron en los últimos años del siglo diecinueve, ante ellos, los colonos no pudieron sobrevivir y empiezaron a vender sus propiedades dando paso al cultivo del café de manera industrial por productores alemanes. Los pobladores nativos contemplaron el cambio tan significativo que producen los nuevos colonos, nuevas poblaciones con una imagen diferente, oleadas de inmigrantes metropolitanos que vienen por su cuenta o representando a sus compañías, la gran cascada de inversiones cambió la fisonomía de las tierras de cultivo convirtiéndolas en plantaciones, estos cambios se relacionan con las grandes inversiones que las Cías. manejan.
La importancia que tenían los administradores radicó en que además de la administración que conlleva el trabajo del campo atendían al aspecto de salarios, amortización y pago de intereses, ya que el negocio de la agroindustria y las inversiones trasnacionales son la base de la estructura económica y comercial de las metrópolis en cuya cúspide se encuentran los bancos y casa comerciales. Este auge económico no se vió afectado por los difíciles formas de comunicación en el Soconusco; al introducirse el ferrocarril éste se utilizó mas bien para los intereses trasnacionales que para el mercado interno y lo mismo sucedió con la inversión, ya que la raquítica inversión interna es mínima en comparación con la extranjera y no tiene la capacidad para promover el desarrollo económico local.
Oaxaca tenía una menor producción cafetalera que la del Soconusco y se encuentraba principalmente en la zona de Pochutla, Miahuatlán y Juquila, otra diferencia radica en que los inversionistas eran locales. A consecuencia del cultivo del café se afectó notablemente la producción de la grana cochinilla y el añil, que eran productos netamente de explotación indígena, con lo cual se destaca el hecho de que la producción nacional estaba al servicio de la demanda externa.[14]
De 1880 a 1883 se estimularon los cultivos cafetaleros por el gobierno estatal a causa de la baja en la exportación de grana cochinilla, se ofrecían primas al agricultor que sembrara mas de mil plantas de café así como exención de impuestos, se distribuyeron además tres millones de plantas para ese fin. Para 1895, Oaxaca ocupaba el quinto lugar en la producción nacional; sin embargo, los problemas de administración de las fincas cafetaleras de los mexicanos recaían principalmente en la falta de financiamiento. Se ven precisados a buscar el crédito trasnacional aún para pagar los salarios y costos básicos, el problema reside -dice Armando Bartra- en la incapacidad para negociar y por la voracidad de los prestamistas extranjeros que no se limitan a prestar y cobrar el interés correspondiente sino que los prestamos en calidad de usura no corresponden a los intereses sino en la racionalidad del agro negocio que busca controlar la verticalidad de la producción.
En esta dinámica del proceso global queda claro que la agroexportación está sometida a la lógica del capital trasnacional no solo porque las compañías se lleven la tajada del león sino porque a través de las grandes capitales de inversión se arma la reproducción económica de las plantaciones con estricto sentido de acumulación empresarial.
La mano de obra provenía generalmente de trabajadores eventuales que pertenecían a las comunidades cercanas, los pizcadores del café eran generalmente indígenas de la zona de los Altos de Chiapas que tienen una agricultura de subsistencia, comuneros y en general eran campesinos libres que combinaban su trabajo con una ganancia extra de salario lo que es rasgo común en la agricultura que se practicaba durante el porfiriato.
Había otros lugares de producción llamados de muerte, en donde la fuerza de trabajo era forzada, allí iban los indios rebeldes, o bien los que no tenían tierra, eran las fincas tabacaleras de Valle Nacional y otras monterías en Tabasco, Chiapas, Quintana Roo y Campeche. En éstos lugares la fuerza de mano de obra, sobre todo indígena, era utilizada al máximo, aquí los seres humanos dejaban de ser hombres y se convierten en materia prima; en Valle Nacional la vida no va más allá de siete a doce meses, por lo que debe reponerse la mano de obra cada año con unos quince mil enganchados.[15] La existencia de estos trabajadores son consecuencia , en gran parte, de la pérdida de la producción de autoconsumo o saqueo a las comunidades; a diferencia del norte en que ya había una representación de campesinos asalariados, en el sureste estos campesino que quedaban sin tierra, lejos de ingresar al proletariado caían en el esclavismo.
En muchos pueblos que habían sufrido expropiación de tierras mantuvieron el usufructo gracias al producto que obtenían de sus parcelas particulares, también debían vender temporalmente su fuerza de trabajo para complementar su subsistencia. A diferencia de las comunidades campesinas, los grupos indígenas no obtenían lo necesario para su subsistencia, los indios de los Altos de Chiapas que habían sufrido persecución y despojo realizaban y siguen realizando, una agricultura básica en un área equivalente a un cuarto de hectárea, la cual le produce alrededor de 400 kilos al año; indígenas de San Juan Chamula, San Andrés Larráinzar, Zinacantán, sobrevivían de ésta manera fertilizando sus tierras con desechos orgánicos de los borregos que criaban (los privilegiados), complementaban su alimentación con frijol, calabaza, haba, papa o camotillo, creaban sus propios huertos y frutales en casa con frutos básicos de col, rábano, acelga, acelga, tomate, chile, durazno, naranja, aguacate; de sus borregos obtenían abrigo, carne y fertilizante; para obtener dinero que complementara sus necesidades recurrían a actividades mercantiles de recolección y artesanales principalmente. Los grupos indígenas que no habían sido afectados por expropiaciones o despojos seguían autónomos y con libertad de producir empleando la agricultura tradicional de roza, tumba y quema, obtenían dos cosechas anuales y tenían mejor manera de vivir. Pero en general vivían con cierta zozobra y acechados por mestizos, autoridades municipales y empresarios que veían en ellos una manera de enriquecerse; su tendencia al trago era conducida por estos personajes, ya que el emborracharlos era el medio preferido para engancharlos, también enganchaban a los indios rebeldes y por deudas. En las plantaciones del Soconusco existían lugares de castigo para los indisciplinados, flojos, rebeldes y para los que querían fugarse:
…los amarraban a un horcón y eran golpeados con un chicote..
…eran colgados de las manos en una barreta que colgaban de un árbol
durante horas, de repente los dejaban caer y quedaban desmayados…[16]
Para muchos extranjeros y connacionales el indígena seguía representado un estorbo y seres negados al progreso; un finquero alemán, Paul Furbach, quien con un doctorado en la universidad de Heidelberg decía en 1912. que se necesitaban indios que todavía son como salvajes en contra añadía que son de las razas a las que les falta el deseo del trabajo emprendedor.
Este proceso expropiatorio que se inició en el porfiriato con mayor envergadura profundizó la ruptura entre el trabajador directo y sus medios de producción, la nueva burguesía ocupó su lugar y los bienes expropiados solo cambiaron de m
anos
, los hacendados rentistas no procuraron el cambio a negocios productivos, los grupos indígenas sufrieron los mayores ataques en aras de la igualdad y el progreso, siendo en realidad la parte de la sociedad mas afectada, situación que permanece en el presente.
La problemática del café en la economía global
Para los agricultores de diversos países, el cultivo del café representaba la esperanza de una vida mejor. Producto básico que se ha producido para comercializarse internacionalmente en la actualidad se cultiva en pequeñas propiedades y su precio internacional ha decaído sustancialmente durante el siglo XX.
La Globalización es un sistema mundial, que surge al amparo de la terminación de la guerra fría; bajo lineamientos culturales y con civilizaciones que fueran afines alteró el equilibrio, de ella surgieron dos vertientes; por un lado la idea de la globalización con individuos o colectividades que pertenecen a culturas distintas y una globalización cultural y económica debido al desarrollo de la tecnología de las comunicaciones, con bases neoliberales que sostendrían a la globalización financiera y sus políticas de mercado. Fue el inicio de una dominación mundial que pretendía reestructurar al mundo y fundado con las teorías neoliberales expone “la supremacía de los derechos liberales sobre los culturales.”
Este sistema económico neoliberal se ha distinguido por crear injusticia y desigualdad, a mayor número de pobres, acumulación de la riqueza en unos cuantos. Impone su modelo económico, político, social y cultural a millones de seres humanos y a aquéllos a quienes no considera introducir en su reparto pretende eliminarlos, de entre estos marginados se encuentran los indígenas, aquéllos que se rebelan y se resisten, los excluidos de la “modernidad”, los agricultores menores, en pequeño, que junto con las comunidades indígenas se dedican al cultivo del café desarrollan su trabajo dentro de la problemática del precio internacional del café, el otrora exitoso producto, en la actualidad no les da para comer en tanto que las comercializadoras y tostadoras son cada vez mas ricas.
En el año 2002, Oxfam Internacional [17]cuestionaba a productores sobre la supuesta crisis ya que las grandes comercializadoras reportan enormes cantidades de ganancias en tanto que los productores viven en una inmensa pobreza. Parte de la problemática se genera en el precio que se paga a los productores, tanto para robusta como para arábica, de 1997 al 2001 se inició un declive que llevó al precio mas bajo, según dato obtenidos en Oxfam el precio real del café ha caído y a hora representa el 25% del nivel que se alcanzó en 1960, y no cubre los gastos de producción. Esta situación ha llevado a los agricultores a un estado de pobreza y no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas, es por ello que optan por vender sus tierras o emigran a otros lugares en busca de una mejor oportunidad, lo que provoca una reacción en cadena; de Guatemala se recogen testimonios de la emigración hacia México por cooperativistas cafetaleros en el año del 2002 …llegaron unos ocho camiones llevándose a toda la gente que pudiera trabajar en fincas mexicanas.. [18] En tanto, hondureños y mexicanos sueñan con ir a Estados Unidos como señala el periódico Dow Jones Newswires del 29 de mayo de 2001 que seis cultivadores de Veracruz fueron encontrados muertos en el desierto de Arizona. Esta crisis del precio del café ha golpeado severamente a las comunidades y pueblos así como a los grupos familiares sin importar género ni edad. A los países que sí necesitan de los ingresos del café, se les afecta en los ingresos de la hacienda pública. Tal es el caso de Guatemala, que ha tenido una larga lucha civil y sus trabajadores temporales, pizcadores del café viven una mayor miseria que otros trabajadores similares a ellos en Latinoamérica; a esta situación se añade el empobrecimiento de las tierras cafetaleras y debido a la baja producción fueron despedidos el 75% de estos trabajadores en enero del 2002. En México la producción cafetalera se encuentra principalmente en los 280,000 campesinos indígenas que lo producen; la economía del país no depende de este producto pero sí las familias y comunidades que lo producen y que se encuentran principalmente en Oaxaca, Veracruz, Chiapas y Puebla.
La pobreza de los agricultores tiene aparentemente su origen en cuatro puntos principales; a nivel mundial el mercado del café está saturado; la enorme diferencia económica entre productores y tostadores crea un desequilibrio de poder en el mercado, también existe una problemática con la nueva tecnología que empeora la calidad del producto y por último la existencia de fallas del desarrollo rural, aún así no queda claro el porqué la diferencia existente entre los beneficios obtenidos por el producto. Siguiendo la cadena de producción hasta el punto de venta, es el detallista final el que marca la diferencia en una proporción inexplicable. Existen cuatro poderosa tostadoras del café en el mundo que además conforman la venta al detalle: Kraft, Nestlé, Sara Lee, P&G y Tchibo quienes se reparten el mercado en Norteamérica y Alemania y son quienes compran la mitad de la producción de grano de café verde en el mundo. Mientras los cultivadores de los países en desarrollo siguen sumidos en la pobreza, más cafeterías elegantes abren sus puertas en Europa ofreciendo cafés exóticos.[19]
En este mundo globalizado el poder de una marca se expresa en el aumento del precio al producto que se sostiene en campañas de publicidad con lo que se añade un costo extra ; otro factor sería la inversión de las compañías tostadoras en la tecnología para crear sus productos. Sin embargo a pesar de tener épocas malas y con rebaja de precios suelen obtener un 17% de ganancia, ¿En buenas épocas de cuánto será?
Otro factor benéfico para ellos es la tecnología, en la actualidad tienen la capacidad de gestionar y minimizar los riesgos de la materia prima; a través de intermediarios pueden llegar a acordar el precio del café que compraran en seis meses o año y medio después disminuyendo riesgos de una futura inestabilidad en los precios, en cambio los productores no cuentan con estas opciones.
Otra problemática que se presenta para los agricultores es la introducción de técnicas intensivas una es la eliminación del corte selectivo, otra es la utilización de variedades de rápido crecimiento y mejor productividad, que tienen efectos nocivos a mediano plazo; una situación en San Antonio Eloxochitlán, municipio de Teotitlán Oax., se introdujo una variedad de café de rápido crecimiento, llamado CRIOLLO, durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, al principio fueron excelentes las cosechas pero ahora se encuentran ante la problemática de la degradación de la tierra y en este año la cosecha raquíticamente alcanzará para el autoconsumo familiar; esta población está en la sierra mazateca y no hay ganado del que obtengan leche y su capacidad económica no les permite comprarla.
Mercado justo
En Chiapas existe una mayor producción del café, y un movimiento del precio justo por el cual lucharon y lograron en medio de movimientos de resistencia. Hacia el siglo dieciocho y diecinueve; lo fundamental del Comercio Justo es pagar a los agricultores un precio que cubra los costos y que sea estable, está presente también a través de las organizaciones y cooperativas de cafeticultores del café orgánico, el precio justo les permite acceder al mercado por medio de prefinanciamientos que les impida endeudarse.
El Comercio Justo garantiza que el café que se produce se obtiene por técnicas de producción sostenible que indica la siembra del café con todas la garantías de calidad.
El Comercio justo ha puesto en evidencias los abuso de la trasnacionales, motivo por el que no es bien visto por ellas y las trasnacionales de alguna manera tratarán de acabar o reducir comercialmente a quienes consideren sus oponentes, como es el caso de los agricultores agrupados en cooperativas que ostentan el Precio Justo en Chiapas:
El día 26 de abril del presente año de 2004, el periódico La Jornada dio a conocer que la trasnacional Starbucks Coffee Company pretende imponer la comercialización del café orgánico en Chiapas. Escudados en AMSA se intentó coptar a los agricultores ofreciéndoles un mayor pago en el precio del café bajo condición de dejar en manos de ellos la comercialización a intermediarios de su empresa, posteriormente, y con contratos firmados quisieron obligarlos a entregar el grano en bruto, mientras quedaban fuera los agricultores de los demás pasos de la producción, y en calidad de meros trabajadores despóticamente les ordenaron duplicar la producción pues ya habían conseguido más pedidos. La denuncia en el periódico la hicieron con la esperanza de echar atrás este robo, un despojo; a diferencia de lo que antes se hacía con los pueblos indios, ahora no es tierra, sino su trabajo y un titulo de precio Justo que garantiza una mejor calidad de vida a mil veintiocho familias dedicadas al cultivo de café orgánico desde hace diez años.
De entre la problemática que genera la globalización es la criminalidad organizada, o lo que llamaríamos en este caso, actos criminales con relación a los productores del café dentro del comercio mundial del café.
Conclusiones
A través de la historia de la humanidad vemos que distintos modelos sociales se han disputado el derecho de implantar un nuevo orden en el mundo. El neoliberalismo como modelo económico social y político y en relación con la globalización que conlleva lineamientos culturales, financieros y de mercado, han llevado al mundo actual a situaciones extremas de desigualdad y de injusticia. La economía de mercado se ha impuesto sobre los Estados, Ahora son las trasnacionales quienes marcan la pauta y través de los gobiernos del país a donde pertenecen imponen las reglas a los países subdesarrollados.
El caso de Chiapas clarifica esta situación; campesinos que buscan justicia la dan a conocer en los medios porque no hay autoridad que los represente ante estos atracadores internacionales ni Estado que haga valer las leyes, en los organismos internacionales es casi imposible luchar en contra de las poderosas trasnacionales que cada vez se hacen más ricas y poderosas, en tanto se agudiza la pobreza en los países subdesarrollados y aún en los desarrollados, ante la rapiña incontenible que explota lo mismo recursos humanos que recursos naturales.
En México, los nuevos programas de desarrollo integral están dirigidos generalmente a ampliar la economía de mercado en los diversos aspectos que ésta tiene sin importar la afectación a recursos naturales de la nación y a tierras indígenas. En oposición a la globalización, los movimientos indígenas buscan el reconocimiento a sus pueblos y a su cultura, su derecho a ser reconocidos dentro de una nación que los ha marginado y no ha querido verlos, piden derecho a una autonomía en relación a la autodeterminación de sus pueblos que les permita controlar sus territorios y los recurso naturales que contengan, dentro del sistema democrático nacional, los movimientos de resistencia actuales han evolucionado hasta irrumpir en el ámbito político exigiendo y reclamando que esos cambios se plasmen en las leyes y a nivel nacional. El ejemplo más claro lo encontramos en los pueblos de Chiapas que integran el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el movimiento a nivel social que éste genera; a su voz se han unido la de muchos grupos sociales igualmente marginados o empobrecidos que no tienen perspectivas en este mundo global. Ya no son sólo los indígenas quienes protestan, estos movimientos de resistencia también se ven en ciudades del primer mundo; es en estos movimientos que se vislumbra la esperanza de un cambio por el bien de la humanidad.
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2002 Comercio con Justo-Informe de Oxfam internacional sobre su programa con los productores de café.
Notas
* María Juana Correa Luna es investigadora de temas de equidad social y equidad de género en México. Historiadora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, el presente trabajo es resultado del Seminario Antropología y Etnicidad en América Latina. Julio de 2004.
[1] Guerra, Francoise Xavier, México del Antiguo Régimen a la Revolución, México, FCE, 2001, p 33.
[2] Bonfil, B.G, México Profundo, México, Grijalbo, 1994, p 156.
[3] Guerra, idem., p 34.
[4] Renan, Charles, Francisco Xavier Clavijero, figura de la Ilustración, Guadalajara, Inst. Tec. de Estudios Sup. de Occ. 1993, p. 337.
[5] Díaz Polanco, Héctor, Autonomía Regional, México, S. XXI, 2003, p. 87.
[6] Félix, Baez-Jorge, Memorial del Etnocidio, Xalapa, Ver., Univ. Ver, 1996, pp.174-175.
[7] Ã?bid., p. 176.
[8] Ã?bid., p. 177.
[9] Ã?bid., p. 179.
[10]Ã?bid., pp. 203-208
[11] Ã?bid., p. 212.
[12] Bartra, Armando, El México Bárbaro. Plantaciones y Monterías del Sureste durante le Porfiriato, México, ed. El Atajo, 1996, p. 32.
[13] Ibid., p. 37.
[14] Idem., p.100
[15] Kenneth Turner, John,México Bárbaro, p.59
[16] Armando Bartra,p378.
[17] Oxfam Internacional, organización que promueve programas de desarrollo en regiones productoras de café, para mejorar la formación técnica y comercial de los productores pobres de café también para mejorar la producción y calidad del café, así como asesoramiento en campañas y presión política , todo aquello que mejore su posición en el mercado.
[18] Entrevistas recopiladas en mayo de 2002 por Oxfam a cooperativistas de Guatemala.
[19] Fue
nte:Volcafé,citado en Oxfam,p.2
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Datos para citar este artículo:
María Juana Correa Luna. (2005). El café, una utopía en la globalización. Revista Vinculando, 3(2). https://vinculando.org/documentos/cafe_globalizacion.html
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