Autora: Nidy Liz Marchant Díaz
https://orcid.org/0000-0001-6678-9110
Introducción
El gigante egoísta es un cuento escrito por el famoso autor y poeta irlandés Oscar Wilde. Publicado, por primera vez, en 1888. Este cuento se ha convertido en un clásico de la literatura infantil, y contiene una profunda enseñanza sobre la importancia de la generosidad y la amabilidad.
A través de la representación del gigante que cierra su jardín a los niños, el autor nos invita a reflexionar sobre las consecuencias negativas del egoísmo. El presente artículo, analizará las etapas: anterior, durante y posterior al cierre del jardín, para obtener las implicancias en estas en las dimensiones psicológica y ecológica. Este último aspecto, se entregan tanto los aspectos positivos (forma especulativa) como negativos de dicha acción, lo cual, nos permitirá valorar si lo realizado por el gigante cae en la categoría de egoísmo, entregado de forma explicita por Oscar Wilde.
Desarrollo
Si consultan a sus abuelos sobre el cuento: El gigante egoísta, les referirán la siguiente idea resumen: es la historia que se centra en un gigante que posee un hermoso jardín, en el cual, los niños – siendo su costumbre – jugaban en él, pero que éste (el gigante) al ser extremadamente egoísta, no permite que los niños sigan utilizando el lugar.
Sin embargo, la síntesis anterior para quienes no conocen la historia, plantea las siguientes interrogantes a ésta: ¿Por qué los niños jugaban en él? y, si el jardín era del gigante, ¿Cuál es el problema que, el dueño (el gigante), niegue su utilización a otros?
Wilde (1888) señala que: «One day the Giant came back. He had been to visit his friend the Cornish ogre, and had stayed with him for seven years[1]». Es decir, al no estar el dueño (por siete años), los niños usaban el lugar sin problemas. Dicha instancia no poseía impedimentos de utilización, por parte de los niños, pues el lugar no estaba cercado. Esto último, se obtiene explícitamente al leer: «So he built a high wall all round it […]»[2], en otras palabras, el jardín estuvo a libre disposición de quien lo desease utilizar, por lo cual, se constituyó en un lugar común para los lugareños más jóvenes.
Para responder a la segunda interrogante se abordará, desde el simbolismo, la implicancia psicológica del antes, durante y después del cierre del jardín.
En el antes, del cierre del jardín, se obtiene que: «After the seven years were over he had said all that he had to say, for his conversation was limited, and he determined to return to his own castle[3]», por lo tanto, se encuentra distanciado de su espacio, en una conversación poco productiva pero que, de igual forma, le demando siete años para su proceso en un estado umbral entre dos paraísos: Cornualles y el jardín de su castillo.
El primero, Cornualles (en el que se encuentra de forma física junto a su amigo) fue durante el siglo XIX, un destino popular para escritores y artistas románticos debido a su belleza natural y su atmósfera mística. La búsqueda de inspiración y una conexión con la naturaleza era el móvil para éstos. Al ubicar al ogro en Cornualles, Wilde, aprovecha ese imaginario colectivo, entregándole a dicha residencia un toque de mayor fantasía. El segundo paraíso, el jardín de su castillo, el cual, pese a que «Every afternoon, as they were coming from school, the children used to go and play in the Giant’s garden[4]» se mantiene intacto, impoluto. Narváez nos aporta a considerar y profundizar este aspecto a través que:
con tono cándido y despreocupado, se presenta al grupo de chicos que, al igual que tantos otros, regresan a sus hogares después de haber cumplido con las exigencias de la escuela. Pero a estos chicos los perfila un rasgo que los diferencia y singulariza a la vez. Son presa de la acentuada seducción que en el humano ejercen las cosas bellas. Un espacio cercano a lo sobrenatural, símil del Paraíso, los aparta de su camino cada tarde. Los atrae con un fuerte magnetismo al que se entregan sin oponer resistencia. Como chicos que son, se detienen en aquel paraíso para dedicar parte de su tiempo a una actividad creativa que causa placer tanto a grandes como a chicos: el juego (2019, Pág.1).
Así, se obtiene que el gigante se encuentra de forma física en un lugar mítico y espiritualmente en un paraíso, entregado a la conversación improductiva y al juego. Es una etapa genuina, sin dolor y con equilibrio, el cual, se rompe al regresar a su jardín, el cual, representa su mundo interior, es su tesoro y su posesión exclusiva. El exilio de los niños, es el quiebre del juego, negando el acceso a su desarrollo. Pero, ¿Por qué es tan importante que el juego no se desarrolle? Huizinga (2007) nos aporta que «la cultura humana brota del juego -como juego- y en él se desarrolla» (Pág. 7 y 8), es decir, el cierre de esta actividad no permite que se desarrolle los aspectos basales para la vida con otros. El cierre del jardín es el reflejo del aislamiento emocional, el cual, en un principio se visualiza – para el gigante – como el placer de disfrutar el mundo interior en soledad pero que, imperceptiblemente, se vuelca tóxico y perjudicial.
Los siete años de conversación y juego desarrollaron equilibrio y felicidad, pues el jardín (el mundo interior del gigante) se desarrolla a través del juego, del cual:
Todos los investigadores subrayan el carácter desinteresado del juego. Este “algo” que no pertenece a la vida “corriente”, se halla fuera del proceso de la satisfacción directa de necesidades y deseos, y hasta interrumpe este proceso. Se intercala en él como actividad provisional o temporera. Actividad que transcurre dentro de sí misma y se practica en razón de la satisfacción que produce su misma práctica (Huizinga, 2007, Pág. 21 y 22).
Así, el proceso anterior al cierre del jardín, es una actividad desinteresada, temporal que rompe con lo común de la vida, entregando confort y armonía. Es una etapa donde el juego se desarrolla en su sentido más primitivo y esencial, pues está libre de reglas. Parafraseando lo entregado por Narváez (2019), a través de su convocatoria a considerar los usos de las palabras play y games utilizadas en este cuento escrito por Oscar Wilde, nos ofrece la cita de lo expuesto por B.Pontalisen en la “introducción” de realidad y juego de D .W. Winnicott (2003, p.2) que: «la distinción entre el juego estrictamente por las reglas que orden su curso (game) y aquel que se desarrolla libremente (play)», para comprender de mayor forma la distinción entregada y, con ello, comprender la etapa desarrollada, se entrega el siguiente tabla:
Tabla 1: Categorización de tipos de juego. Actividades lúdicas según el grado de autonomía de los niños
Iniciado por el adulto | Iniciado por el niño | |
Dirigido por el adulto | Instrucción | Juego co -optado |
Dirigido por el niño | Juego guiado | Juego libre |
Fuente: Centro UC, Políticas Públicas. “Juego guiado y educación Parvularia: propuestas para una mejor calidad de la educación inicial”, cuya tabla fue basada en Weisberg, Kittredge, Hirsh-Pasek, Golinkoff, & Klahr, 2015; Fisher, Hirsh-Pasek, Golinkoff, Singer & Berk, 2010.
Con la tabla 1 se obtiene que: el juego libre es una actividad: a) iniciada y dirigida por el propio niño, lo cual, le entrega el desarrollo pleno de su autonomía; b) lúdica, por lo tanto, es un desarrollo que se realiza en un espacio de tiempo con el objetivo de liberar tensiones, divertirse, entrenarse y/o salir de la rutina pero que posee aporte a la integralidad del ser, es decir, a través de su práctica las personas obtienen beneficios biológicos, psicológicos, culturales y sociales. Así, el uso de “play” por parte de Wilde nos conduce al juego libre, al iniciado y dirigido por el niño y que aporta a la integralidad del ser, con lo cual, se comprende cuando al unísono, los niños se gritaban, en el jardín: “How happy we are here!” (¡Qué felices somos aquí!)
Durante el cierre del jardín, el gigante experimenta una transformación interna a medida que el invierno se instala en su jardín. Este período representa un declive en su bienestar psicológico. A medida que el jardín se vuelve frío, oscuro y estéril, el gigante se siente cada vez más solo y aislado. La ausencia de vida y alegría en el jardín es un reflejo de su propia tristeza y vacío emocional, lo cual, es visualizado al ser el jardín el único impactado de forma negativamente, tras el cierre de éste, pues es la única zona con invierno permanente. Ya no puede desarrollar el juego libre u otro tipo de juego. Así, la estación del año invariable es una alegoría de la manifestación del egoísmo y la falta de consideración hacia los demás pero que, sin embargo, éstos siguen avanzando con sus vidas.
¿Es posible comprender el cierre, del jardín, como un acto de protección y no de egoísmo? para explorar dicha posibilidad, se debe recurrir a una perspectiva imaginaria y especulativa, con lo cual, se puede identificar cuatro posibles aspectos positivos de esta acción, los cuales son los siguientes:
Primero, permitiría la conservación y protección del lugar. Al cerrar el jardín, el gigante podría haber intentado proteger el espacio natural de la influencia humana y, de esta manera, conservar y mantener la biodiversidad existente. Podría haber tenido la intención de preservar las especies de plantas y animales que habitan en el jardín, permitiéndoles florecer sin la interferencia humana.
Con lo referido, se obtiene el segundo aspecto, el cual, estaría constituido por la restauración del suelo y los recursos, pues al mantener a los niños fuera del jardín, el gigante podría haber permitido que el suelo se regenerara y se fortalecieran los recursos naturales. Esto podría incluir la restauración de nutrientes en el suelo, la recuperación de la calidad del agua o la promoción del crecimiento de especies vegetales autóctonas que podrían haber estado en peligro.
Así, el tercer aspecto de considerar la protección de la flora y fauna amenazada, es decir, si el jardín albergara especies vegetales o animales en peligro de extinción, cerrarlo a los niños podría haber sido una medida para salvaguardar su hábitat y promover su supervivencia. Esto podría haber permitido la preservación de especies en riesgo y contribuir a la conservación de la biodiversidad local.
Y, por último, el restablecimiento del equilibrio ecológico, pues al mantener un control estricto sobre el acceso al jardín, el gigante podría haber buscado restaurar el equilibrio natural en un ecosistema particularmente delicado. Esto podría haber implicado la regulación de la interacción entre las diferentes especies, promoviendo la armonía y el desarrollo sostenible del entorno.
Sin embargo, pese a lo loable de los cuatros aspectos positivos, anteriormente desarrollados, se puede establecer – con certeza – que éstos no constituyeron el móvil para que el gigante desarrollara tal acción, pues Wilde nos entrega el siguiente detalle:
Every afternoon, as they were coming from school, the children used to go and play in the Giant’s garden. It was a large lovely garden, with soft green grass. Here and there over the grass stood beautiful flowers like stars, and there were twelve peach-trees that in the springtime broke out into delicate blossoms of pink and pearl, and in the autumn bore rich fruit. The birds sat on the trees and sang so sweetly that the children used to stop their games in order to listen to them[5] (LinguaBooster, 2018, Pág.1).
Con lo anterior, se obtiene que antes de cerrar el jardín, el impacto ambiental era positivo, pues la modificación del lugar – ocasionada por la acción de los niños – no impedía que de los árboles florecieran ni tampoco que la fauna se desarrollará en ese lugar. Así, el jardín, que simboliza la naturaleza en armonía, se ve afectado por su cierre, por parte del gigante.
El jardín, una vez lleno de vida y belleza, se transforma en un lugar desolado y triste cuando los niños son excluidos de él. Esta transformación simboliza el impacto negativo del egoísmo tanto en el medio ambiente como de sí mismo. Al cerrar su jardín y negar a otros el acceso a la naturaleza, el gigante interrumpe el equilibrio y la vitalidad que existían antes. «Only in the garden of the Selfish Giant it was still winter. The birds did not care to sing in it as there were no children, and the trees forgot to blossom»[6] Así, la llegada del invierno, al jardín del gigante, puede interpretarse como una metáfora del desequilibrio ecológico y, su vez, interior (psicológico)
El invierno representa la falta de calidez, vida y crecimiento en el entorno natural, con lo cual, se obtiene que el egoísmo humano puede tener consecuencias devastadoras en la naturaleza y en los ecosistemas, lo cual, dependen de nuestra consideración y cuidado. Dichas consecuencias negativas no solo se circunscriben al jardín si no que, a la vez, en el propio gigante, pues tras desalojar a los niños, se aísla en su egoísmo. El invierno perpetuo que recae en su jardín, es un símil de lo que ocurre en su corazón, el cual, comprende su estado, pero no la razón que causa éste. «“I cannot understand why the Spring is so late in coming,” said the Selfish Giant, as he sat at the window and looked out at his cold white garden; “I hope there will be a change in the weather.”[7]» En este momento, el gigante, extraña lo que obtenía antes del cierre de su jardín, pero es incapaz de entregar una solución válida para su recuperación por carecer de comprensión del porqué está en dicha situación.
Con lo desarrollado, las implicancias de negar la utilización del jardín a otros, entrega connotaciones negativas para el ser-en-el-mundo (Dasein[8] de Heidegger), pues no permitiría entregar autenticidad y búsqueda de sentido a su existencia al cerrarse al mundo. El cierre impide conversar y jugar (siendo este ultimo el juego libre) dos bases para obtener explicación.
El gigante al estar encerrado en su castillo y no permitiendo el uso de su jardín, no es consciente de su finitud, por lo cual, no puede obtener el significado de su vida, como tampoco, del porqué se encuentra en dicha situación, lo cual, le impide obtener sentido a su existencia, privándose de la posibilidad de una vida plena y significativa en relación con los demás.
Además, Heidegger enfatiza la importancia de la temporalidad en la existencia del Dasein. El ser humano experimenta el tiempo de manera única, ya que no solo está orientado hacia el pasado y el futuro, sino que también vive en el presente, donde se despliega su existencia concreta.
El pasado y el futuro influyen en el presente, y el Dasein se enfrenta a la posibilidad de tomar decisiones y dar forma a su propia vida en el flujo del tiempo. Sin embargo, esta temporalidad es quebrada al cerrar el jardín, lo cual es visible a través del invierno perpetuo, un estado de congelamiento imperecedero que le impide comprender el porqué de su presente.
Así, el cierre del jardín, es la imposibilidad de conectar los elementos del pasado, entregando un presente aislado, sin posibilidades de considerar un futuro. Dicha inoperancia, Wilde la ilustra a través del granizo, el cual «Every day for three hours he rattled on the roof of the castle till he broke most of the slates, and then he ran round and round the garden as fast as he could go.[9]», es decir, un golpeteo diario, que rompe su protección y da vueltas vertiginosamente.
La imposibilidad de controlar dicha acción es la que no le permite, a gigante, dar significado al mundo y, por ende, carece de su interpretación o busca de un sentido más profundo. El Dasein se desarrolla en el lenguaje, por lo cual, no es menor que luego que el gigante verbalizara su incomprensión pudiese escuchar el trinar del pardillo. «but it was so long since he had heard a bird sing in his garden that it seemed to him to be the most beautiful music in the world.[10] », es decir, todo pequeño detalle, ahora era valorizado en forma distinta por el gigante. La redención y despertar del gigante es obtenida a través del lenguaje, es decir, al expresar su deseo y constatar el cumplimento de éste, pues esto le implica estar al pendiente de su contexto. La fuerza de lo dicho, es ratificado nuevamente al señalar: «“I believe the Spring has come at last,” said the Giant; and he jumped out of bed and looked out”»[11], es decir, lo refiere, pero exige una acción que le permita constatar lo referido.
Con lo referido, se puede comprender el inicio del desarrollo de la literacidad[12], lo cual, implica la capacidad de comprender y analizar textos de manera activa, cuestionando su contenido, identificando sesgos y perspectivas, y desarrollando una visión crítica del mundo. El gigante egoísta, experimenta una transformación a través de la reflexión y el análisis de sus acciones. El hablar y desarrollar acción lo conllevan a constatar a lo otro, rompiendo el ensimismamiento.
A partir de ese momento, el gigante aprende la importancia de la generosidad y la amabilidad, y su jardín florece de nuevo al permitir que los niños regresen al jardín, el entorno se transforma una vez más, en un lugar paradisíaco. El jardín recupera su vitalidad y florece con la llegada de la primavera. Esta transformación nos muestra cómo la empatía y el cuidado hacia los demás y hacia el entorno natural pueden restaurar el equilibrio y la armonía en la naturaleza. Este acto de generosidad y apertura podría entenderse como una reconciliación con su “Dasein”, liberándolo de su egoísmo y permitiéndole una existencia más auténtica y conectada con los demás.
Además, la literacidad de Cassany abarca la capacidad de interactuar y comunicarse efectivamente en diferentes contextos y a través de diferentes medios. A medida que el gigante egoísta se involucra con los niños y su entorno, aprende a comunicarse y relacionarse de manera más significativa. Esto puede interpretarse como un desarrollo de habilidades comunicativas y una apertura a la diversidad de voces y experiencias.
«“But where is your little companion?” he said: “the boy I put into the tree.” The Giant loved him the best because he had kissed him”»[13], nos muestra el interés por otros. La literacidad también implica la participación activa en la cultura y la sociedad. El gigante egoísta inicialmente se aísla y se desconecta del mundo exterior al cerrar las puertas de su jardín. Sin embargo, a medida que recupera su generosidad y abre nuevamente su jardín, se involucra en la comunidad y enriquece la vida de los demás. Esto refleja la importancia de participar activamente en la sociedad y contribuir al bienestar común, como también, la preocupación de sus integrantes.
Así, después del cierre del jardín, el gigante experimenta una evolución psicológica significativa. Al abrir finalmente el jardín a los niños, su actitud cambia hacia una más compasiva y generosa. La presencia de los niños y la revitalización del jardín simbolizan la restauración de la conexión humana y la capacidad de amar y compartir. Desde una perspectiva psicológica, esto puede interpretarse como un proceso de crecimiento personal y transformación interna en el que el gigante aprende a valorar la importancia de la empatía, el amor y la amistad y, por ende, de su propia integralidad como ser.
«Years went over, and the Giant grew very old and feeble. He could not play about any more, so he sat in a huge armchair, and watched the children at their games, and admired his garden»[14], su participación activa en la cultura se vuelve contemplativa, pues ya no puede jugar (not play any more) y mira los juegos de los niños (at their games). Ya no puede participar del juego libre, sin embargo, observa lo desarrollado por los muchachos y comprende las reglas que guían el actuar de cada uno de ellos, es por esto, que Wilde lo nomina como: games. Lo ha vivido y sigue siendo un ser-en-el-mundo (Dasein de Heidegger), pues permite entregar autenticidad a su existencia al comprender lo desarrollado por otros. Así, la búsqueda de sentido a su existencia termina y Wilde lo manifiesta en el reencuentro con el niño pequeño y su final cubierto por flores blancas. «And when the children ran in that afternoon, they found the Giant lying dead under the tree, all covered with white blossoms[15]» Así, las etapas de las etapas: anterior, durante y posterior al cierre del jardín, nos muestran un gigante que en una etapa de su vida fue egoísta, lo cual, genero implicancias tanto a su entorno como a sí mismo. Sin embargo, dicho tropiezo, le permitió desarrollarse con otros, lo cual, le permitió crear lazos vinculares, empatizando con otros.
Conclusión
El gigante egoísta es un cuento conmovedor y poderoso que nos enseña importantes lecciones sobre la generosidad, la amabilidad y el poder redentor del amor. Sin embargo, el cambio que el gigante desarrolla no solo trata sobre el egoísmo humano y la importancia de la generosidad, sino que también se obtiene la relevancia de compartir con otros.
El compartir no solo se debe considerar por las posibilidades que podemos brindar sino por las oportunidades de crecimiento personal que esto nos ofrece, lo cual, fue explicado desde una perspectiva psicológica fundamentada a través del Dasein, la literacidad y el juego. Junto a lo anterior, observamos que el egoísmo, posee implicancias del entorno natural.
A través del cierre del jardín y la transformación negativa que experimenta, nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones egoístas pueden afectar el equilibrio y la vitalidad tanto de la naturaleza como el bien propio. Al mismo tiempo, nos enseña que la generosidad y la consideración hacia los demás y hacia el entorno pueden conducir a una restauración y armonía tanto personal como ecológica. “El gigante egoísta” nos recuerda la importancia de actuar con responsabilidad y empatía más allá del deber ser, esto es, comprendiendo que este proceder conduce al bien estar propio.
Bibliografía
- Centro UC, Políticas Públicas. (2003) Juego guiado y educación Parvularia: propuestas para una mejor calidad de la educación inicial. Disponible en: https://politicaspublicas.uc.cl/wp-content/uploads/2018/03/Juego-guiado-y-educaci%C3%B3n-parvularia-propuestas-para-una-mejor-calidad-de-la-educaci%C3%B3n-inicial.pdf
- Copywrite Colombia. (2022) Cornualles: un lugar mágico de Reino Unido. Disponible en: https://copywritecolombia.com/cornualles-un-lugar-magico-de-reino-unido/#:~:text=Cornualles%20es%20la%20traducci%C3%B3n%20al,la%20isla%2C%20formando%20una%20pen%C3%ADnsula
- Huizinga, Johan. (2007) Homo ludens. (6.ª ed.) Alianza Editorial/Emecé Editores.
- LinguaBooster (2018) “El gigante egoísta en inglés”, con la traducción paralela. Disponible en: https://linguabooster.com/es/en/books/selfish-giant-33
- Narváez, Raúl E. (2019) El gigante egoísta. Reflexiones críticas y traducción del cuento de Oscar Wilde. Ideas, V, 5. Disponible en: https://p3.entendiste.ar/index.php/ideas/article/view/4972/6618
- Wilde, Oscar. (s.f.) El gigante egoísta. Disponible en: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/el_gigante_egoista_-_oscar-_wilde.pdf
Notas
[1] La traducción ofrecida para este relato es: “Un día regresó el gigante. Había ido a visitar a su amigo el ogro de Cornualles, y se había quedado con él durante siete años” (LinguaBooster, 2018, Pág.1)
[2] Loc. Cit., nos ofrece, para este fragmento del cuento, como traducción: “Así que lo cercó con una alta tapia (…)”
[3] Siguiendo lo proporcionado por LinguaBooster, la traducción de este fragmento queda que: “Al cabo de los siete años había agotado todo lo que tenía que decir, pues su conversación era limitada, y decidió volver a su castillo” (2018, Pág. 1)
[4] Siguiendo lo proporcionado por LinguaBooster, la traducción de este fragmento queda que: “Al cabo de los siete años había agotado todo lo que tenía que decir, pues su conversación era limitada, y decidió volver a su castillo” (2018, Pág. 1)
[5] Op. cit., nos ofrece la siguiente traducción: “Todas las tardes al salir de la escuela tenían los niños la costumbre de ir a jugar al jardín del gigante. Era un jardín grande y bello, con suave hierba verde. Acá y allá sobre la hierba brotaban hermosas flores semejantes a estrellas, y había doce melocotoneros que en primavera se cubrían de flores delicadas rosa y perla y en otoño daban sabroso fruto. Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan melodiosamente que los niños dejaban de jugar para escucharlos”.
[6] Ibid., obtenemos como traducción: “Sólo en el jardín del gigante egoísta seguía siendo invierno. A los pájaros no les interesaba cantar en él, ya que no había niños, y los árboles se olvidaban de florecer” (Pág. 2)
[7] “No puedo comprender por qué la primavera se retrasa tanto en llegar -decía el gigante egoísta cuando sentado a la ventana contemplaba su frío jardín blanco-. Espero que cambie el tiempo” (Loc. Cit., Pág. 2 y 3)
[8] Se recuerda que el concepto alemán “Dasein” combina las palabras ser y ahí, por lo cual, se traduce generalmente como “ser ahí” o “existencia”. Una de las ideas centrales de Heidegger es que el Dasein se encuentra en una constante búsqueda de sentido y autenticidad en su existencia.
[9] Su traducción: “Todos los días, durante tres horas, repiqueteaba sobre el tejado del castillo hasta que rompió casi toda la pizarra, y luego corría dando vueltas y más vueltas por el jardín tan deprisa como podía” (LinguaBooster, 2018, Pág.2)
[10] Loc. Cit., traducción de lo entregado como: “pero hacía tanto tiempo que no oía cantar a un pájaro en su jardín que le pareció la música más bella del mundo”.
[11] Ibid, traducido como: “-Creo que la primavera ha llegado por fin -dijo el gigante. Y saltó del lecho y se asomó”
[12] El término “literacidad”, acuñado por el lingüista y pedagogo Daniel Cassany, se refiere a un concepto amplio que va más allá de la simple alfabetización o habilidad de leer y escribir. Cassany propone una perspectiva más completa y compleja de la literacidad, que abarca no solo las habilidades técnicas de lectura y escritura, sino también las competencias y capacidades necesarias para participar activamente en la sociedad contemporánea.
[13] La traducción ofrecida para este relato es: “-Pero ¿dónde está vuestro pequeño compañero -preguntó él-, el niño que subí al árbol? Era al que más quería el gigante, porque le había besado.” (LinguaBooster, 2018, Pág.5)
[14] La traducción ofrecida para este relato es: “Pasaron los años, y el gigante se volvió muy viejo y muy débil. Ya no podía jugar, así que se sentaba en un enorme sillón y miraba jugar a los niños, y admiraba su jardín”. (LinguaBooster, 2018, Pág.5)
[15] Siguiendo lo proporcionado por LinguaBooster, la traducción de este fragmento queda que: “Y cuando llegaron corriendo los niños aquella tarde, encontraron al gigante que yacía muerto bajo el árbol, completamente cubierto de flores blancas” (2018, Pág. 6)
Datos para citar este artículo:
Nidy Liz Marchant Díaz. (2023). Cierre del jardín del castillo de un gigante egoísta: implicancias psicológicas y ecológicas. Revista Vinculando, 21(1). https://vinculando.org/educacion/cierre-del-jardin-del-castillo-de-un-gigante-egoista-implicancias-psicologicas-y-ecologicas.html
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