Recorrido inicial
Desde los tiempos más remotos el pensamiento ha constituido la esencia del hombre para su evolución y desarrollo, según su amplitud, profundidad, independencia, flexibilidad, frecuencia y rapidez. Sin duda, éste es el mejor atributo o capacidad que posee el ser humano para comprender lo que lo rodea, adaptarse al medio, resolver problemas y hasta tomar decisiones que conlleven a la consecución de objetivos propuestos, tanto en el plano personal, como social.
En el siguiente artículo, daremos una mirada al desarrollo del pensamiento desde la perspectiva del epistemólogo y psicólogo Jean Piaget, quien profundizó sobre este tema en diversos estudios.
En ese sentido, según Piaget (1975), “el pensamiento es la inteligencia interiorizada y se apoya no ya sobre la acción directa, sino sobre un simbolismo, sobre la evocación simbólica por medio del lenguaje o por imágenes mentales, que permiten representar lo que se captó previamente” (p 21).
En otras palabras, el autor expresa que los pensamientos son evocaciones mentales que se llevan a cabo a través del lenguaje y de imágenes para construir esquemas reales sobre conocimientos previos; es decir, lo que se conoce depende no solo de lo que eso significa, sino que va a depender del conocimiento previo que se tenga para complementar la idea, creando figuras, signos, y símbolos de acuerdo a lo que se evoque.
En relación a lo anterior, este atributo humano es aquello que se traslada al contexto por medio de la operación intelectual. Por eso, puede decirse que es el producto elaborado por la mente que puede aparecer mediante los procesos racionales y abstractos de acuerdo a la capacidad de desarrollo de cada sujeto.
De esta manera, el individuo no solo refleja el nivel de sus ideas en el lenguaje, sino que también lo determina, haciendo muestras de ello al emitir juicios, conceptos y razonamientos en el momento oportuno; además de juzgar, diferenciar, discriminar, seleccionar y realizar muchas otras habilidades de la mente que le permitirán creer lo que está viviendo, así como entender, comprender y decidir, con una tendencia estrictamente racional y crítica, una situación determinada.
Desarrollo teórico, crítico y reflexivo
En la actualidad el desarrollo del pensamiento ocupa importancia en la educación, con él se pretende dar un aprendizaje globalizado, holístico e integral, pues el individuo es un agente cognitivamente transformacional y la educación está orientada hacia el progreso pleno de la personalidad, los procesos mentales y la construcción del conocimiento.
En este orden de ideas, el individuo puede estimular su intelecto a medida que crece y se interrelaciona con el medio que lo rodea; el grado intelectual puede estar determinado por la motivación, el entorno, la condición social, cultural, y escolar donde se desenvuelve la persona.
Tomando en cuenta este planteamiento, y desde la perspectiva piagetiana, la educación debe favorecer y potenciar el crecimiento general de los individuos. En consecuencia, el principal objetivo de la educación es crear hombres capaces de hacer nuevas cosas, de resolver problemas, no simplemente repetir lo que han hecho otras generaciones, sino que sean creativos, inventivos y descubridores de experiencias y realidades. El segundo objetivo, es formar mentes que puedan criticar, verificar y no aceptar todo lo que se les ofrezca. (Piaget 1964).
Se puede decir que, con el desarrollo del pensamiento se pretende alcanzar las potencialidades intelectuales, creativas, sociales y espirituales del individuo; así como el adecuado procesamiento de información, la transferencia de conocimientos, y la resolución de problemas, adoptando una actitud crítica razonable, que le permitan adquirir ciertas habilidades mentales ante la sociedad demandante de constantes cambios.
Entre tanto, Piaget (ob. cit), define las habilidades del pensamiento como: “el conjunto de acciones mentales entrenadas de manera constante para formar una o más capacidades que pueden ser adquiridas de forma innata y mediante la adquisición de conocimiento formal preparando el terreno para que cualquier individuo refleje mayor capacidad de inferencia ante una determinada situación”.
En relación a lo que se plantea anteriormente, se puede inferir que las habilidades cognitivas muestran capacidades, inteligencia y disposición para ejecutar una acción con destreza que puede ser innata o adquirida a través de la práctica.
Este autor opina que las habilidades mentales son: identificar, reconocer similitudes, diferenciar, comparar, discriminar, clasificar, hacer analogías, reconocer opuestos, inferir y asociar, entre otras de mayor complejidad.
Al respecto, Martínez (1995), considera estas habilidades “como aquellos procesos que un individuo debe alcanzar para desplegar una reflexión potencial ante nuevas acciones”. Es decir, son un conjunto de procesos mentales que se realizan en todas las situaciones rutinarias para alcanzar un nuevo nivel cognitivo.
Sin embargo, cuando un conocimiento demanda mayor complejidad se vuelve requisito indispensable determinar estos procesos previos, para establecer si en ellos hay algunos que impidan la consecución lógica del pensamiento.
Para poder observar determinados resultados dentro de la actividad mental, es necesario reaprender en el plano de la inteligencia, lo que ya se ha aprendido con anterioridad en el plano de la acción, por la razón fundamental de que las operaciones que han permitido ciertos resultados, no pueden interiorizarse de manera inmediata.
Es necesario para el hombre enfrentar nuevas situaciones y resolver de la mejor manera cada una de ellas, esto lo lleva a cabo deduciendo conclusiones, partiendo de los conocimientos que ha adquirido previamente. Por tanto, la actividad racional consiste en buscar las soluciones, la mente resuelve los problemas por caminos indirectos, ya que se basa en conclusiones derivadas de los conocimientos que ya se tienen (Smirnov, 1960).
Se puede expresar que, la búsqueda de la manera de resolver problemas debe estar apoyada sobre conocimientos reales y generalizados que se tengan sobre una determinada situación, hecho o fenómeno concreto.
En ese sentido, según Piaget (1975), los seres humanos desarrollan la conciencia del conocimiento en 4 estadios, en el cual, por ejemplo, de 0 a 2 años llevan a cabo el estadío sensoriomotor, donde, se construye la permanencia de objetos, la localización de objetos y la organización del espacio. Es decir, se comienza a conocer el entorno y la distribución de las cosas que integran a éste.
Asimismo, en el estadío preoperacional, el cual, comprende la edad de 2 a 7 años, a través del cual, la persona intenta lograr la evocación por medio de la representación, debido a que, alcanza el desplazamiento de lo aprendido, darle reversibilidad o buscar diferentes caminos para llegar a un mismo fin. En esta etapa, el sujeto gradúa su capacidad de pensar simbólicamente, imita objetos de conducta, juegos simbólicos, dibujos, imágenes mentales y el desarrollo del lenguaje hablado.
Por otra parte, en el estadio operacional de 7 a 12 años, el ser humano logra adquirir las operaciones concretas que son acciones mentales derivadas en principio de las acciones físicas, y en virtud de eso, “los datos inmediatos” pueden reestructurarse en un contexto, pero no se transfieren fácilmente a otros contextos. Es decir, en este período, se alcanzan una serie de habilidades básicas como la clasificación, seriación, agrupación e identificación.
Entretanto, después de los 12 años, en el estadío de las operaciones formales, sólo se alcanza cuando pueden manejar conceptos abstractos y aplicar habilidades de razonamiento y solución de problemas a contextos diferentes de aquellos en donde se han adquirido, pues, se debe haber alcanzado con éxito en la anterior para lograr ésta.
En esta etapa, pueden formarse clases complejas y hacerse explicaciones concatenadas, el joven comienza a realizar deducciones lógicas, despliega conocimientos abstractos o formales, empieza a desarrollar el raciocinio crítico.
Considerando esto, el entendimiento está distinguido por la manera en que un individuo es capaz de analizar y razonar en función de dar respuesta a una determinada situación problema.
Por tanto, Piaget (1975), considera el desarrollo de estas potencialidades en relación directa con la edad cronológica del joven. Así pues, lo anterior pone en evidencia al pensamiento como un proceso dinámico; por tanto, puede ser fortalecido y perfeccionado a lo largo de la vida.
Entonces, el individuo estimulado por el medio que lo circunda debe desarrollar el intelecto para inventar su propia forma de solución a los diversos problemas, aplicando las reglas de inferencia para relacionar el conocimiento aprendido con el conocimiento preexistente.
Entre los aspectos que debe alcanzar el sujeto en relación al desarrollo de habilidades cognitivas, se tiene la habilidad de resolver problemas, capacidad de síntesis, abstracción, reversibilidad, descripción, codificación, análisis, analogía, razonamiento inductivo y deductivo; además, el desarrollo de la lógica, el cual, permite al joven distinguir el todo de las partes, lo analítico, sintético, concreto, abstracto, ordenado, lo clasificado; entre otros procesos fundamentales, necesarios en su formación como ciudadanos de una sociedad en construcción.
Además, el desarrollo de la capacidad del pensar, permite al sujeto categorizar significativamente el mundo, desarrollar progresiva y sistemáticamente el conocimiento en función del contacto que establezcan los jóvenes con los objetos, la experiencia de diversas situaciones, y la abstracción sobre acciones realizadas; en este sentido, al tener contacto con actividades significativas, didácticas y de recreación se facilita el proceso de desarrollo.
Por consiguiente, los diferentes aportes teóricos expresan que los jóvenes son distintos de los adultos en sus métodos para aproximarse a la realidad, en sus puntos de vista sobre el mundo y el uso del lenguaje.
Para ello, observan formas, tamaños y posición en todo lo que le rodea; asimismo, miran, tocan, palpan en su afán de reconocer objetos que le permitan desarrollar representaciones relacionados con otros esquemas ya preestablecidos, desplegando así otras formas para asimilar, acomodar y adaptar nuevos modelos de raciocinio.
De esta manera, se puede perfeccionar en las personas lo metódico, lo ordenado, el razonamiento lógico y los procesos mentales (contar, medir, estimar, demostrar, representar, sintetizar, generalizar, abstraer, conjeturar y comunicar), para el estudio de situaciones, tendencias, patrones, formas, diseños, modelos y estructuras de su entorno, con énfasis en la participación y comprensión de la realidad para la transformación social.
A lo anterior se suma, lo planteado por Piaget (1985), quien señala que, el individuo tiene necesidad de inventar o reinventar el conocimiento en vez de aprender de memoria conocimientos sin significado, revelando el discernimiento como un proceso intelectual, sistemático, concreto y abstracto, y en algunos casos intuitivo, imaginativo y hasta creativo.
Así pues, el entendimiento es lo más complejo que se pueda encontrar en el universo y cuenta con una dotación de condiciones apropiadas para entrar en acción. Por tal razón, el hombre debe crear los escenarios adecuados para facilitar el desarrollo del razonamiento a fin de propiciar situaciones diferentes, hacer posible el descubrimiento de propiedades, inventar formas de representar experiencias y resolver problemas.
En este sentido, Pasteur y Saltré (1994), lo conceptualiza como “la transformación que permite categorizar significativamente el mundo, no se refiere a objetos concretos sino a las relaciones entre ellos, no importa las propiedades de los objetos sino los resultados de una abstracción sobre acciones realizadas” (p202).
En consecuencia, es una reflexión que el joven ejerce sobre los objetos en relación a sus proporciones; esto lo crea al establecer una relación entre los objetos, su fuente es interna, es construida cuando él actúa sobre los mismos, lo establece de acuerdo a la capacidad de entendimiento que tenga y a los tipos de pensamiento que desarrolle.
En este particular, se dice que existen distintos tipos de pensamiento, los cuales, se hacen presentes en el sujeto de acuerdo al nivel cognitivo que tenga y de la situación a la que se enfrente.
Por ejemplo, puede mencionarse el deductivo (que va de lo general a lo particular), inductivo (va de lo particular a lo general), analítico (consiste en la separación del todo en partes que son identificadas o categorizadas), sistemático (una visión compleja de múltiples elementos con sus diversas interrelaciones) y crítico (evalúa el conocimiento).
El intelecto de un sujeto es heterogéneo y acumulativo, se caracteriza porque opera mediante conceptos y razonamientos, existen patrones que tienen un comienzo y un final en milésimas de segundos, haciendo de esto un raciocinio lógico.
El pensar siempre responde a una motivación, que puede estar originada en el ambiente natural, social o cultural, o en el sujeto pensante, siempre sigue una determinada dirección, esta dirección va en busca de una conclusión o de la solución de un problema, no sigue propiamente una línea recta sino más bien zigzagueante con avances, paradas, tergiversaciones y hasta regresiones.
Recorrido Final
El pensamiento es simplemente el arte de ordenar las ideas, y expresarlas de forma lógica a través del sistema lingüístico, el proceso de pensar se presenta como una totalidad coherente y organizada, en lo que respecta a sus diversos aspectos, modalidades, elementos y etapas. En este sentido, el sujeto no se define por su naturaleza, sino por sus adquisiciones en su modo de pensar, en un medio culturalizado producto de sus relaciones sociales.
Referencias bibliográficas
- Diccionario de la Real Academia. (2014).
- Martínez, J. (1995). El pensamiento y la lógica. Madrid, España.
- Pasteur y Saltré. (1994). Aprendizaje significativo. Revista Infantil.
- Piaget, J. (1969). Psicología del niño. Madrid. Ed. Morata.
- ______, Génesis de las estructuras lógicas elementales. Biblioteca Pedagógica Guadalupe. Buenos Aires. 1975.
- ______, Aprendizaje y estructuras de conocimiento. Madrid, España: Morata. 1981.
- ______, Psicología del niño. Madrid, España: Morata. 1984.
- _____, Psicología del niño. Morata. Madrid, España: Morata. 1985.
- Smirnov, A. (1960). Capacidades del pensamiento. Moscú, Rusia.
- Torre, P. (2002). Aprender a pensar y pensar para aprender. Estrategias de aprendizajes. I Fundamentación. Narcea, S.A de Ediciones.
Datos para citar este artículo:
Rosegris Carolina Hernández Mújica. (2020). Desarrollo del pensamiento lógico desde la perspectiva piagetiana. Revista Vinculando. https://vinculando.org/educacion/desarrollo-del-pensamiento-logico-perspectiva-piagetiana.html
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