La escuela interviene activamente en los procesos sociales, en la medida que puede servir para transformar a la sociedad. Las instituciones educativas son organizaciones dinámicas que transmiten conocimiento y que están vinculadas a la vida social comunitaria.
Se asume que la escuela aporta los principios para reproducir formas sociales que benefician al individuo y a la comunidad. En este proceso, López (1936) considera que es necesario el estudio de la historia, como una parte importante de los conocimientos que transmite la escuela y resalta la época Mesoamericana. Le parece importante recuperar las tradiciones, idiomas, costumbres y la cosmogonía.
Se pregunta: ¿si es útil el estudio de las tradiciones tan remotas? y afirma que, mucho importa reconocer sus usos, costumbres y los sistemas sociales, económicos o culturales, para comprender la forma en que estas sociedades diseñaron y han heredado sus sistemas educativos. Expone que, si bien la arqueología aporta múltiples elementos, se puede recurrir a tiempos más próximos para recuperar información útil que ha logrado perdurar a largo del tiempo.
En este sentido, resultan interesantes, las aportaciones que realizó el investigador Lenkersdorf (2000), al abordar la filosofía tojolabal a partir de su estructura lingüística. En 1972, realizó su trabajo en los pueblos mayas de Chiapas. Para él, la lengua, su estructura y la manera de nombrar las cosas focalizan puntos de partida para comprender realidades, en este caso, de la cultura maya-tojolabal.
El estudio desde la lingüística de la cultura, es un método de aproximación que permite recuperar el “ser” de una comunidad, Heidegger (1951), afirmó que el lenguaje es la “casa del ser” y no es sólo un conjunto de significantes que se limitan a significar. Desde esta perspectiva, se intenta reconocer estructuras discursivas que han sido fijadas como resultado de las prácticas sociales.
En el mismo sentido, Laclau y Mouffe (1993) consideraron que la realidad, en tanto discurso, es una construcción social, resultado de la praxis. Desde esta forma de aproximación, toma una posición central el lenguaje para la comprensión de la realidad comunitaria, en dónde, se reconoce el carácter lingüístico, pero también extralingüístico de la interacción social.
En este sentido, Guillermo de Humboldt (en López, 1936) presentó una concepción particular de las lenguas. Consideró que las lenguas van mucho más allá de la fonología, morfología y sintaxis. Las diferencias entre las lenguas implican distintas visiones del mundo. El estudio de las lenguas revela los secretos que no se detectan por el análisis y la observación formal o estructural de los idiomas.
Lenkersdof estudió a la comunidad Tojolabal desde su estructura, lógica, modos de pensar o de argumentar, observó que los idiomas tienen limitaciones y no son universales como a menudo se piensa.
Consideró que las lenguas muestran una determinada cosmovisión y encierran en sí mismas formas de entender la realidad que explican las particularidades, por lo cual, son útiles para realizar aproximaciones sobre los principios filosóficos que rigen a determinados grupos sociales.
En principio, trató de entender las razones por las cuales se encontraba oposición en las comunidades de investigadores, para aceptar que los pueblos originarios son capaces de construir una filosofía particular. Discurre que, pareciera que la filosofía solo puede pertenecer al mundo occidental y tiene su cuna en la Grecia antigua.
Así, ahonda en el pensamiento y cosmogonía Tojolabal y encuentra elementos o estructuras acerca de su forma de hacer compresible el mundo. Resalta de esta cultura, su capacidad de construcción social sobre la complementariedad, en un contexto del nosotros.
Tan solo, la concepción del nosotros implica una construcción de la entidad social que parte de lo grupal y no de lo individual. Lo cual, sobredetermina el comportamiento y el pensamiento de los tojolabales, y resulta ser el fundamento que explica cómo perciben y estructuran la realidad. Así, el estudio del lenguaje tojolabal, fue la puerta que lo llevó a la comprensión de la cultura y filosofía de este pueblo.
En términos pedagógicos, es preciso considerar que tan solo la nosotrificación de la comunidad tiene implicaciones fuertes en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Los tojolobales se entienden a sí mismos como sujetos que pertenecen a una sola cosa, como un todo; se consideran como una unidad orgánica en la que los individuos son interdependientes.
No como sujetos aislados desde el enfoque cartesiano, en el que el Yo se da cuenta de su incidencia en el mundo a partir de percatarse de su capacidad de pensar individualmente (Yo pensante). Se puede inferir que, el razonamiento tojolabal no parte de la suma de individualidades o partes, sino de la construcción cognitiva que realizan en conjunto.
Comenta Lenkersdof que, en su escritura, está implícito el nosotros en el proceso comunicativo, el yo no es posible, sin el otro. Esto quizá es debido a que en tojolabal no existe el verbo ser y no usan el artículo indeterminado. Algunas expresiones representan ideas completas y, por ello se consideran como frases, aunque no presenten un verbo. De hecho, las frases que implican acciones, en tojolabal, parte de una concepción de “vivencias”, por lo que existe un Yo vivencial. Por ejemplo:” tengo la vivencia de …”
En esta lengua, se hace diferencia entre este Yo vivencial y el Yo agencial, es decir, cuando el yo funge como actor, pero los dos Yo’s son dos manifestaciones del mismo Yo. La señal distintiva de la intersubjetividad es que, las frases se construyen con una pluralidad de sujetos con funciones diferenciadas y con la ausencia de objetos, directos o indirectos. El castellano, en cambio, se caracteriza por la presencia tanto de sujetos como de objetos en la construcción de las oraciones.
Esto lo llevó a tratar de explicar que sucede:
“Los hablantes de idiomas diferentes disponen de dispositivos que los hacen percibir la realidad de modos diferentes. Unos perciben sujetos y objetos, los otros perciben por los sujetos en forma de intersubjetividad. Estos dispositivos funcionan como orientadores múltiples para captar la realidad en su amplitud plural de modo diferente y, para organizar la y estructurar la correspondientemente”. (Lenkersdorf, 2000: 46).
Por lo cual, entienden el proceso de enseñanza-aprendizaje no de manera unidireccional, esto es, que parte de un educador (maestro) hacia los educandos, sino de forma bidireccional que va de educadores a educandos y viceversa. Esto implica el cambio en el rol del pedagogo, su posición cambia de “enseñante” a “enseñado” constantemente dentro del grupo.
Se construye una realidad desde la horizontalidad, diversidad y la multiplicidad de un todo orgánico, en el cual todos los miembros se complementan. Esto se confirma, en otros ámbitos de su vida, como que los tojolabales no admiten que el poder esté concentrado, sea en un individuo o un grupo reducido.
Ahora, bien esto también tiene implicaciones para el desarrollo de competencias enfocadas en la resolución de problemas. De entrada, implica la concepción de un nosotros para resolverlo. El nosotros representa un principio organizativo, por ende, una lógica de razonamiento, que poco tiene que ver con el individualismo competitivo que caracteriza a las sociedades capitalistas.
“En el contexto tojolabal, en cambio, la aparición repentina de un problema conduce, de la presencia latente, a la formación visible y tangible del nosotros que, además, nos muestra que el nosotros corresponde a un principio organizativo social. Los neurobiólogos lo llaman “inteligencia colectiva”. (Lenkersdorf, 2000, p63).
Tan solo estos aspectos llevan a pensar sobre la necesidad de revisar la objetividad y validez de las pruebas a gran escala, cuando se aplican a estos grupos. Se requiere el analizar las implicaciones de la generalización de un modo de razonamiento que se asume todos los grupos sociales comparten. Sobre todo, en pruebas de comprensión lectora. Sin duda, un elemento a rescatar será la forma en que se han estudiado las lenguas indígenas y sus implicaciones pedagógicas.
Al realizar planes curriculares nacionales, poca atención se presta a estos aspectos y, por lo general, no se da cuenta de la diversidad lingüística y cultural del país, que, además, sostienen particulares formas de razonar, que parten de otras bases filosóficas que condicionan la perspectiva para captar la realidad, la aproximación para aprehenderla y que se refleja en la estructura del lenguaje.
Si bien se han analizado, reconocido e incorporado al proceso de enseñanza, los diversos tipos de inteligencia, sería conveniente ahondar en la inteligencia colectiva y la forma de entender la horizontalidad e inclusión que práctica esta comunidad en sus procesos de formación.
Bibliografía
- Laclau, E. 2000. Nuevas reflexiones de la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión
- Lopez. A. (1985), La educación de los antiguos nahuas. México: Secretaría de Educación (Biblioteca Pedagógica).
- Lenkersdorf, C. (2002), Filosofar en calve tojolabal, México: Miguel Ángel Porrúa.
- Heidegger, M. (1951). El Ser y el Tiempo. México: Fondo de Cultura Económica.
Datos para citar este artículo:
David Castro Porcayo. (2018). El Tojolabal y una nueva evaluación del aprendizaje a gran escala. Revista Vinculando, 16(1). https://vinculando.org/educacion/tojolabal-nueva-evaluacion-aprendizaje-a-gran-escala.html
Alejandra Gassos Talavera dice
Muy interesante el principio organizativo que practican los tojobajales al trabajar de forma colaborativa bajo la concepción de que todos se complementan y de esta forma se unen para la resolución de problemas.
Me parece que una comunidad que trabaja unida, sin egos, ni afán de sobresalir o llevarse algún merito o reconocimiento propio, es una comunidad encaminada a lograr el éxito, porque buscan el bienestar del colectivo, no sólo el de unos cuantos.
Por eso es primordial aprender a trabajar bajo este tipo de filosofía y posteriormente transmitirlo a los educandos que se encuentran en plena formación, creo que aplicando estos principios en nuestra práctica docente, podremos participar en la transformación de las futuras generaciones compartiéndoles implícita y explícitamente en la diaria convivencia, el valor de la colaboración con el fin de ser una sociedad cada día más solidaria y menos individualista.
Revista Vinculando dice
Cierto Alejandra, muchas gracias por compartir tu opinión. También deseamos que en las comunidades se pueda trabajar por el bien común. Recibe un cordial saludo!