A través de la historia, cada día son más las investigaciones que se efectúan abordando el tema de la educación, el rendimiento escolar, los procesos de desarrollo en los niños, así como todos los factores que pueden llegar a influir sobre ellos, en los cuales, la familia, específicamente la crianza además del manejo emocional, son el punto de partida de este artículo.
Hoy en día se sabe, gracias a diferentes investigaciones, que la familia juega un papel muy importante en el desarrollo del niño, tanto en forma afectiva, de manutención, educación y cuidados de los que requieren los pequeños, pero no sólo ahí queda determinado el rol que juegan los padres, dado que estos tienen el puesto de mayor importancia en la familia; como el agricultor que siembra la semilla, asegurándose de que el terreno es fértil y da los cuidados que está requiere para posteriormente ver cómo este germen por medio de los cuidados, florece; así es el trabajo que los padres brindan en la crianza hacia los hijos, ya que no sólo son los que brindan protección o alimentos, además de cuidados, sino en un trasfondo: son quienes marcan con su actuar la conducta que llegue a imitar el pequeño.
“La vida en familia es nuestra primera escuela para el aprendizaje emocional; en esta caldera aprendemos como sentirnos con respecto a nosotros mismos y como los demás reaccionaran a nuestros sentimientos” (Goleman, 1995, p. 224).
Son pues los progenitores los que darán cimiento a un buen desarrollo emocional en el infante; en un mundo en el cual se vive de forma vertiginosa, bombardeado por la tecnología.
Son los padres los que revisten al niño con su crianza para que éste se desarrolle de forma íntegra y se prepare para la vida adulta; más qué sucede si los papás por las vicisitudes de la vida no ejercen una crianza adecuada, otorgando al pequeño de todo lo que éste demande, por más trivial que sea, o por otro lado, si en lugar de dar al pequeño todo lo que pida, lo único que hacen los padres es reprender y castigar físicamente; esto tendrá una repercusión en el desarrollo conductual, social y emocional del niño.
Se debe entender la crianza como un conjunto de acciones vinculadas en donde se resalta el papel que tienen los padres en la formación de sus hijos, es en la crianza donde los padres buscaran modular al igual que encausar las conductas de los hijos a través de afecto, comunicación y disciplina.
El niño aprende imitando a sus mayores, los cuales, son su modelo a seguir, por ende, las actitudes respecto a la crianza, son también las moldeadoras de comportamientos en los pequeños, ahí es donde radica la importancia del tener en cuenta los diferentes estilos de crianza propuestos por Baurmind, los cuales, en la mayoría de los casos, no serán del todo los mejores, ya que éstos se verán influenciados en un primer plano por el desconocimiento del efecto, así como su repercusión por parte de los padres, seguidos por el estrés laboral o personal del cual el padre genere en su día a día, al igual que la educación, que recibió de sus padres, del mismo modo que el trato de estos hacia él, su estado emocional y su forma de gestionarlo, lo cual se verá reflejado en sus actitudes, se tendrá que entender que esta posición en muchas ocasiones surge a partir de los ritmos de vida en los cuales se desenvuelve la familia.
Los estilos de crianza son las estrategias que los padres utilizan en la educación y formación de sus hijos desde el nacimiento, Diana Baurmind citada por Ramírez expone que pretendía conocer el impacto de las pautas de conducta familiares en la personalidad del niño, dicha autora conforma tres estilos de crianza:
Estilo autoritario. Baurmind de quien toma cita Ramírez denomina así al estilo que se caracteriza por los padres que manifiestan un nivel elevado de control y bajos niveles de comunicación y afecto hacia los hijos.
Estilo democrático. Este tipo de crianza presenta niveles altos de comunicación, afecto y control por parte de los padres hacia los pequeños, Baurmind citada por Ramírez explica que en este estilo los progenitores son afectuosos, refuerzan el comportamiento y son sensibles a las peticiones del niño.
Estilo permisivo. Estos son padres caracterizados por tener un bajo nivel de control en el infante, Baurmind aludida por Ramirez menciona que en este estilo de crianza los padres aceptan todo tipo de conductas a la par que no exigen responsabilidades ni orden con respecto a los niños.
Partiendo de estos estilos se llega a la interrogante de si ¿es la crianza un factor que afecte el rendimiento escolar de los niños? Dado que un informe realizado por la OCDE en el 2012
“muestra que más de uno de cada cuatro alumnos de 15 países de la OCDE no han alcanzado un nivel básico de conocimientos y habilidades en al menos una de las tres asignaturas principales evaluadas por PISA: lectura, matemáticas y ciencia “(PISA, 2012, p. 3).
Es entonces la crianza un factor que intervenga en el rendimiento escolar o solo es obra de los docentes este índice de alumnos que no alcanzan un nivel básico en educación.
Para dar respuesta se debe iniciar desde el punto de vista de Martínez Rodríguez y su investigación acerca del enfoque sociocultural en el estudio del desarrollo de la educación, donde parte de Vigotsky y su teoría sociocultural, donde resulta indudable la influencia que poseen los adultos en los niños, esto debido al origen social que tienen los conocimientos y los procesos que conforman las funciones psicológicas superiores postuladas por dicho autor, las cuales están basadas en la importancia que tienen los adultos en la apropiación mental de los infantes; caracterizándose dichos conceptos como interactivos y sociales , debido a que un pequeño no podrá dar solución a un problema sin antes observar las estrategias de un adulto para la solución de este.
Por otro lado, jugando un papel antagónico se encuentra el bajo rendimiento escolar, algunas de las causas que llevan a este son aspectos emocionales, afectivos, orgánicos o biológicos.
Hernández Martínez propone cuatro variables que influyen en el bajo rendimiento escolar los cuales son: factores intelectuales, factores psíquicos, factores de tipo socio-ambiental, así como factores pedagógicos, es por eso que la crianza y el bajo rendimiento son factores vinculados.
En un ejemplo más claro es propicio mencionar que en todo momento los padres desean que los hijos sean personas intachables en sus responsabilidades escolares, lo cual les lleva a ejercer mucha presión sobre los hijos, estos en ocasiones, al no lograr las expectativas de los progenitores generaran estrés y frustración llevándolos a un bajo rendimiento escolar dado que como menciona Goleman las emociones descontroladas obstaculizan el intelecto.
Por lo tanto el manejo emocional resulta ser otro factor sustancial para el rendimiento escolar, dado que como Goleman expone “existen muchas excepciones a la regla de que el CI predice el éxito, en el mejor de los casos, el CI contribuye aproximadamente en un 20 % a los factores que determinan el éxito en la vida, quedando así, un 80 %, en los cuales entran otras fuerzas; dentro de estas entran las emociones, influyendo así, el cómo afrontar conflictos, la motivación para seguir adelante y no desistir ante un fracaso, y regular así mismo el humor, estas aptitudes emocionales, bien pueden ser aprendidas tanto por adultos o bien por niños si se preocupa enseñárselas” (1995, p. 54), ciertamente el manejo emocional se ve coludido junto a la crianza y sus efectos sobre el rendimiento escolar, no obstante no se debe olvidar que la familia juega un papel importante como base emocional de los pequeños, como muestra Goleman expone que existen estudios que demuestran qué el trato que den los padres a los hijos, tendrá consecuencias recónditas y perdurables en estos, es decir, son los actos de los padres los que generaran confianza en los niños, además el éxito en la escuela dependerá en cierta medida de las características emocionales formadas en los años antes de entrar a la escuela.
En efecto el aprendizaje emocional es un aspecto de gran importancia, si bien el primer contacto con las emociones se da en la crianza, es ahí donde se comienza a consolidar emocionalmente el infante, sin embargo, Cohen propone que una vez que el niño se encuentre en edad escolar se debe continuar con esta instrucción emocional.
Es justo en la escuela donde el niño comienza de una manera más formal la relación con adultos y otros niños, los cuales no son parte de su sistema familiar, para ello es necesario que los pequeños cuenten con la capacidad de interactuar de manera eficaz y aceptable hacia otros, además de aprender a regular sus emociones, para Cohen estas habilidades que previamente el pequeño adquiere en casa, se alcanzan mucho mejor en un contexto escolar comprensivo, ya que la escuela tiene el papel reforzador en la educación y las emociones, de la misma forma que su razonamiento sobre ellas.
Por tanto, si en casa no se da el mejor ambiente para el desarrollo del niño, la escuela pasa a ser un moldeador, dado que para Cohen la escuela tiene la responsabilidad de brindar oportunidades de aprendizaje tanto para construir, así como para fortalecer las habilidades afectivas y cognitivas del pequeño.
En contra punto, es necesario reconocer que nuestra conducta como sociedad no es la mejor para fomentar una mayor competencia emocional en los niños; hoy en día, se vive una mentalidad de asedio y una violencia inimaginable, a pesar de todo “si trabajamos para hacer un mundo más amable, gentil y seguro, podemos, mejorar la calidad de vida de muchas personas” (Cohen, 2003, p. 181), por consiguiente los padres y docentes, del mismo modo que la sociedad en general, cuentan con una responsabilidad de hacer todo lo posible para promover la enseñanza emocional, es decir, un niño con un óptimo desarrollo en áreas como matemáticas y lectura, sino además en lo emocional.
Ahora bien, al hablar de aplicaciones en educación emocional, Irma Roger Lorenzo manifiesta que se trata de desarrollar la autoestima con expectativas realistas de la persona sobre sí mismo, así como adoptar una actitud positiva ante la vida, todo esto para lograr un mayor bienestar tanto personal como social. Las competencias emocionales fungen como herramientas, tales son el conjunto de conocimientos, habilidades, así como actitudes, las cuales ayuden al niño en la forma de comprender, regular y expresar de forma correcta los fenómenos emocionales que sucedan; todo esto en conjunto para lograr una conciencia emocional, una regulación al igual que una autonomía, en la cual el alumno no solo logre tener conocimiento y comprenda el sentir de sus iguales, sino además, se logre una regulación de la impulsividad de la misma manera que una tolerancia a la frustración para así conseguir finalmente que el alumno como persona alcance a dominar las habilidades sociales básicas. Por último, para que la educación emocional tenga efectos positivos tales como la reducción de comportamientos disruptivos, disminución en el consumo de drogas, bajos índices de depresión y estrés, no solo es necesario el fomentar la crianza adecuada para lograr esa cohesión emocional y seguridad en los pequeños, otro aspecto importante es el que plantea Irma Roger Lorenzo, el cual es la significación que tiene que el docente tenga la preparación adecuada, así como le dedique el tiempo necesario a esta, esto debido a que la educación emocional es un aprendizaje a lo largo de la vida, por tanto la educación emocional es vital en los primeros años de vida, sin embargo esta debe estar presente a lo largo de ella en cada persona, iniciando en la familia, posteriormente reforzándose en preescolar, con el fin de extenderse a nivel de educación profesional para pasar después a impartirse en lugares socio comunitarios.
Para justificar aún más la importancia de los estilos de crianza y su repercusión en los pequeños Baurmind referida por Jiménez, realizo un estudio en el cual explica que los hijos de familias democráticas tienen elevadas competencias sociales y cognitivas; los niños de familias autoritarias contaban con un nivel medio en dichas competencias, teniendo los niveles más bajos los padres de familias permisivas, resulta pues que la crianza, así como sus diferentes estilos son un factor clave en el desarrollo integral de niño.
Se sabe que la educación emocionalmente inteligente debe mostrar respeto hacia las presiones diarias que la crianza conlleva, Elías, Tobías y Friedlander exponen que el tiempo de los padres es valioso y estos no pueden permitirse perder tiempo, ni la energía emocional en los conflictos que se puedan presentar en la formación de los pequeños, para esto dichos autores plantean que una crianza emocionalmente inteligente utiliza técnicas simples pero importantes que ayudan a la contribución de paz y armonía en el hogar. “Más que decirle al niño lo que tiene que hacer, lo que debe lograrse es que sea capaz de pensar por sí mismo” Elías, Tobías, Friedlander, 2013, p. 89), lo cual resulta todo un reto para los padres de la familia, sin embargo es justo reconocer que si un pequeño no logra comportarse de forma adecuada, además de otros factores, es debido a que este trata de aprender sin éxito modos de ser viables en el mundo, de esta manera, ser padres significa asumir la responsabilidad de guía emocional, al igual que socialmente, utilizando formas de crianza que permitan a los niños alcanzar ciertos objetivos.
Es cierto que son varios los factores que intervienen en el desarrollo del niño, en específico en su rendimiento escolar, algunos de ellos pueden ser de origen fisiológico, sin embargo y en acuerdo con la teoría de Vigotsky el ambiente también funge como pieza fundamental en el rendimiento escolar, es preciso aceptar pues a la familia como pilar no solo de la conducta o personalidad del infante, sino del aprovechamiento escolar que este tenga, dado que es en la familia , concretamente en la crianza en donde se sustentan las bases como la seguridad, la motivación y el manejo emocional, los cuales influyen directamente en el rendimiento escolar, puesto que un niño con conflictos emocionales, al igual que con baja motivación, no tendrá el interés por aprender; a la par, si el infante no es seguro de sí mismo no contara con la plena disposición para emprender los retos que presenta la escuela.
Es importante que los padres no solo atiendan las necesidades físicas y materiales que presenten los niños, sino además necesitan atender las insuficiencias afectivas y emocionales de los mismos.
Por consiguiente, es necesario reconocer que muchos padres con la crianza tienden a limitar de forma subjetiva el desarrollo del niño, privándolo de la exploración, la cual es parte fundamental en el desarrollo y aprendizaje del pequeño, de la misma manera es preciso reconocer que los niños son personas con emociones fluctuantes en su día a día.
Es cierto que el cambio para lograr una crianza democrática no se dará de un día para otro, sin embargo, es imposible pasar por alto que la primera educación se da en la familia y esta educación aunada a otros factores lograra la creación de personas seguras tanto en su infancia como al llegar a la vida adulta
Referencias
- Cohen J. (2003). La inteligencia emocional en el aula. Argentina. Troquel S.A.
- Elías M.J. Tobías S.E. Friedlander B. S. (2015). Educar con inteligencia emocional: Como conseguir que nuestros hijos sean sociables, felices y responsables. México. De bolsillo
- Goleman D. (1995). La inteligencia emocional. México. Vergara
- Hernández M. B. (2013). Causas de bajo rendimiento escolar origina un alto nivel de deserción escolar y habilidades para estudiar ayudan a mejorar el rendimiento escolar. 11. recuperado de http://www.redalyc.org/revista.oa?id=4981
- Jiménez M.J. (2010). Estilos educativos parentales. Recuperado de http://www.juntadeandalucia.es/educacion/webportal/ishare-servlet/content/bfbb12cc-abc8-489e-8876-dd5de0551052
- Martínez R. M. A. (1999). El enfoque sociocultural en el estudio del desarrollo y la educación. México. (1)1. pp16-37. recuperado de hhttp//www.redalyc.org.oa? id=15501102
- PISA. (2012). Estudiantes de bajo rendimiento: Porque se quedan atrás y como ayudarles a tener éxito. Recuperado de http://www.oecd.org/pisa/keyfindings/PISA-2012-Estudiantes-de-bajo-rendimiento.pdf
- Roger L. I. (2009). La educación emocional en la escuela. México. Alfaomega
Datos para citar este artículo:
Juan Miguel Rodríguez Aguilar. (2019). Crianza y manejo emocional: factores que intervienen en el rendimiento escolar. Revista Vinculando, 17(2). https://vinculando.org/padres_e_hijos_familia/crianza-y-manejo-emocional-factores-que-intervienen-en-el-rendimiento-escolar.html
Deja un comentario