Yo digo: el hombre no tiene sino sus dos pies, su corazón, y un camino que conduce a ninguna parte.
– Gonzalo Arango.
Desarrollo
En el movimiento contemporáneo de la psicología, hay una vuelta al individuo como creador de su propia realidad. Apreciación distante con el empirismo radical Baconiano, que expresaba a la realidad como una verdad objetiva, leal a los cánones racional, e imposible de imaginar.
El ser era un significado siempre comprendido y limitado. Determinado por un conjunto de significados y juicios que tenían que corresponder a lo Real Pactado, de lo contrario era irracional, y ello suponía sufrir de la franca locura.
La vuelta de tuerca de esta ontología de lo humano se ha hecho poco a poco, es una especie de segunda independencia. Paulatinamente en los intersticios de la conciencia, y a la sombra de los purismos pasivos -que querían dejar al hombre anclado a una verdad- se ha hecho este vuelco.
Las antiguas verdades se ocupaban de justificar los sistemas constituidos, de velar por los cimientos del pensamiento, de cuidar el andamiaje de la realidad política. Pero nunca por comprender que el ser humano es un lugar vacío y por ello infinito. Una de las verdades esenciales de nuestro tiempo es que podemos disfrutar que la nada también es un “buen lugar”.
En este movimiento de cambio se inscribe el posracionalismo de Victorio Guidano (1991). Quien considera que en todo individuo hay un proceso de “autoorganización”, que le permite modelar la estructura de su experiencia de acuerdo a las vivencias emocionales de la infancia. Este registro es duradero durante el resto de la vida de cada individuo.
El concepto acuñado por el psiquiatra italiano para definir este proceso, es ¨Organización de Significado Personal¨, que no es una elección voluntaria del individuo, sino el producto de su desarrollo evolutivo imbricando con las tonalidades afectivas durante la estructuración psicológica.
Dicha estructuración es comprendida aquí como el esfuerzo constante por la búsqueda de significado personal de la actividad humana. Una de las posibles definiciones del concepto al cual hacemos relación es “forma unitaria de procesamiento del conocimiento que va a permitir la coherencia interna de los significados del sí-mismo” (Guidano, 1991, p. 34).
Una de las Organizaciones de Significado Personal, OSP2 en adelante, describe el procesamiento interno de un individuo Obsesivo. El aspecto central de esta forma de procesamiento mental es que estos individuos son pensamiento “puro y dicotómico” a la vez.
Es una forma de pensamiento que siempre está al asecho de certezas mediante la racionalidad, sin tener en cuenta lo que puedan sentir. Son series paralelas que nunca pueden imbricarse, de la forma errado-bien; bueno-malo; blanco-negro, con el afán de corroborar un significado que le explique la realidad objetiva.
Es una OSP que empieza categoriza el mundo de lo real mediante constantes interpretaciones, y en este proceso empieza a desvirtuar al Otro de su socialización, puesto que las certezas son siempre una construcción del individuo en soledad.
En esta dinámica de procesamiento generalmente el sujeto excluye de la vida toda experiencia afectiva por una razón muy sencilla. El pensamiento racional provee al sujeto de certezas absolutas, que lo defienden de posibles subterfugios emocionales.
El dominio del pensamiento emocional son las probabilidades, que son indeterminadas y un poco accidentales. Se puede hablar en este caso que el individuo está imposibilitado para amar, puesto que amar es dudar de la existencia de uno mismo, por uno mismo. Es construir la experiencia del individuo por medio de una realidad dual, que permita la alteridad como forma de unicidad.
Amar es una experiencia sin certezas. Un vacío sideral. Y algo que por naturaleza produce dudas. En el amor se debe amar la duda como condición previa. Y no como consecuencia funesta. Decía Musil 1987 que no tener dudas sobre la existencia era un vinculo a la locura, y esto es precisamente lo que el sujeto Obsesivo no puede permitirse.
Un individuo Obsesivo podría ser una máquina perfecta, un ser del futuro, el productor soñado por las maquinarias del capitalismo, pero no un ser humano. Guidano (1991) es muy enfático es explicar que en los seres humanos todo proceso cognitivo tiene un correlato emotivo (p. 49), es decir que no hay pensamiento sin emoción. Es decir que las decisiones meramente racionales son imposibles.
Una de las formas de este tipo de pensamiento es modelado por la educación religiosa en su forma axiomática. Para este caso la racionalidad es producida por creencias inamovibles estructuradas por principios metafísicos más allá de la capacidad de comprensión humana. Es una racionalidad irracional sin proponer aquí una contradicción.
A su vez este conjunto de constructos genera emociones que son validas para el sujeto, solo si estás concuerdan con los axiomas de su marco de pensamiento, o axiomas de Fe. Es decir, es una emocionalidad subyugada por los constructos de su pensamiento, que para la religión son metafísicos, abstractos, e irracionales desde un punto de vista lógico.
Por ejemplo, un individuo puede pensar en la fidelidad como constitutiva del amor nupcial, porque así lo establecen los mandatos de la fe cristiana. Pero no porque tenga certeza que la fidelidad es parte del comportamiento natural de los humanos.
En el momento en que aparece la infidelidad conyugal es vista como una traición a los mandatos divinos y a las emociones subyugadas por este sistema de pensamiento. Por lo tanto, el individuo religioso radical, puede ser considerado por nosotros como un individuo estructurado emocionalmente por una racionalidad constitutiva, que no le permite sentir lo ajeno a sus creencias.
Otro grupo de personas que probablemente padezcan de problemas psicológicos de tipo obsesivo, son los educados mediante la rigidez conductual. Una de las formas de escape mental de los rezagos de esa educación, son las patologías delirantes y las elaboraciones paranoides. Nuestro personaje ejemplo es el juez Schroeder, quien murió en un hospital psiquiátrico como paranoico, con delirios místicos.
De acuerdo con su historia de vida, el padre del juez Schroeder fue un cuidador rígido, normativo, radical, quien nunca fue un cuidador afectivo y cariñoso. Por el contrario, fue distante, disciplinado y frio, lo que es para los niños es una cruel tortura.
Esta educación formo una OSP obsesiva imposibilitada para sentir, que sin duda tuvo incidencia en la elección de su profesión, ya que un juez es antes que nada alguien ocupado de la administración de la justicia mediante el análisis frio, racional y exacto de las leyes positivas.
Durante su periodo de internación él decía – “Dios está conmigo, mientras combate contra mí” (Guidano, 1991. p, 47). Dios era su explicación racional del mundo fenoménico, y su combate produjo la muerte de su padre.
Por lo tanto, la ira de dios explicaba la muerte de su padre, pero no las emociones subjetivas. En consecuencia, los delirios de Schroeder eran explicaciones racionales antes su imposibilidad para elaborar las emociones de duelo por la pérdida de su padre.
Por lo anterior llegamos a una conclusión provisional: Un sujeto obsesivo es un sujeto cercenado en su ser. Alguien que considera que la nada no puede ser un lugar de encuentro con la creación. Sino un lugar de vacío, tedio y oscuridad.
El encuentro con las emociones es en términos generales, un encuentro con un conjunto de intuiciones posibles. Una relectura de la realidad sin el estudio de las posibilidades exactas. Es si se quiere, un encuentro con la certeza de la nada. Una nada creativa. Nueva. Que busca otras posibilidades del ser, en los colores difuminados de las emociones.
De acuerdo a lo anterior se propone desde aquí un posible itinerario terapéutico en pacientes con patologías obsesivas: su encuentro con la nada.
Referencias:
- Guidano, V. (1991) Victorio Guidano en Chile. Edición: Susana Aronsohn F. Chile.
- Guidano, V (1993) El Sí mismo en Proceso, hacia una terapia cognitiva posracionalista. Paidos, Iberica.
- El autor es psicólogo. Institución Universitaria de Envigado. Colombia. Email: [email protected]↩.
- Para ver más véase, El Sí mismo en Proceso, hacia una terapia cognitiva posracionalista. Paidos, Iberica, 1993.↩
Datos para citar este artículo:
Diego Andrés González Tovar. (2018). El amor como objeto en las patologías obsesivas: La certeza de la nada. Revista Vinculando, 16(2). https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/el-amor-como-objeto-en-las-patologias-obsesivas.html
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