Desarrollo:
Mucho se ha teorizado y reflexionado sobre la modernidad y también post-modernidad (según variados teóricos e intelectuales fatalistas) por lo que podemos encontrar un sin número de artículos, publicaciones, textos, etc. Relacionados con esta temática, desde las más conservadoras, condescendientes, acriticas, eufemísticas y solapadas, hasta las más radicalizadas y excitantes. A mi entender, la idea que representa (mis intereses) con mayor nitidez este concepto, a nivel macro, sin menospreciar otras argumentaciones y reflexiones, es lo versado por Anthony Giddens en su texto consecuencias de la modernidad: "las dos características fundamentales del concepto de modernidad lo constituyen; el cambio en la forma de producción en la sociedad (producción capitalista sistemática) y el cambio en el concepto de entender el estado (estado nacional)" (Giddens 1993, Pág. 163)
Por lo mismo dentro del proyecto de modernidad que hoy vivimos, es preciso afirmar que existe una visión científica – tecnológica imperante, a partir de la cual se intenta explicar y comprender el mundo en que vivimos, superando a la visión pre – moderna con base teológica y metafísica. Esta visión racional es cada vez más global y ha llevado a optimizar en términos productivos todos los recursos disponibles, sean naturales, humanos, etc.
Esta suerte de racionalización creciente y en cierta medida autónoma/inconciente, se ha apoderado de todas las practicas del quehacer humano, casi sin excepción alguna (el "casi" hace referencia eufemística intencionada a esas "pequeñas" localidades tercermundistas-periféricas donde no ha llegado el triunfo inmutable de la razón, cosa que se verá detenidamente más adelante, aún no pretendo "deprimirlos"), nostálgicamente, Theodor Adorno y Max Horkheimer nos hablaban de aquello al acuñar el concepto de industria cultural, con el objeto de representar el fin de la autonomía estética incitado por la masiva y omnipresente mercantilización del arte, lo que provoca una desdiferenciación, pues la industria cultural es una fábrica de productos en serie, casi idénticos los unos con los otros.
El presente es el imperio desdiferenciado de la industria cultural, según los autores, es ella la que ha vencido, pero no sólo a la "esfera artística", sino a todas y cada una de las prácticas (ahora indiferenciables). No hay producto del capitalismo que no esté cruzado por su lógica, a esto Adorno Y Horkheimer lo identificaron como el imperio de la desdiferenciación.
Lo anterior es homologable a la acción política tradicional partidista, que es campo fértil del imperio de la desdiferenciación, de la homogeneidad y de la incertidumbre conformista que no prevé un proyecto colectivo diferenciado; la perdida de sentido, cobardía y falta de acción se han apoderado indudablemente de los partidos y políticos veteranos como una epidemia y/o pandemia que atrapa y contagia a la mayor parte de la población y por cierto a los más jóvenes.
Un estudio realizado en Chile por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la juventud en la sociedad chilena devela lo anterior, a saber: durante mucho tiempo habíamos estado acostumbrados a ver en la juventud una fuerza de cambio, de impugnación y renovación, cuestión que es muy distinta en nuestros días, esto porque las fuerzas jóvenes de izquierda que luchaban incansablemente en contra del capitalismo se han transformado en lo que los estado unidenses denominan student consumerism: la preocupación por el propio porvenir profesional, el sentimiento de inseguridad, la oposición a medidas de renovación que, creen ellos, pueden perjudicarles, con lo cual se impone un statu quo que, sin embargo, los propios estudiantes denuncian.
El problema de la juventud, según la OIT, no es que tropiecen con barreras al intentar realizar sus aspiraciones; el problema es que le faltan aspiraciones, proyectos y, más que nada, ideología. En este sentido, ¿No es acaso sorprendente que en Rusia los observadores hablen de la pasividad de una juventud que desconfía de los discursos políticos e ideológicos, cuyo único modelo es América del Norte, que se interesa sobre todo por los bienes de consumo y la música de moda, y que piensa a menudo en la emigración?, tal pareciera que no nos necesitamos, que podemos vivir y sobrevivir sin el otro, que sólo necesitamos dinero para satisfacer nuestras ansias de consumo y poder; algo preocupante, tétrico y extremadamente escalofriante se está apoderando de nuestra "sociedad".
Esta descripción, como se habrán podido dar cuenta, no es cosa nueva, por tanto responde a consecuencias directas de la globalización del neoliberalismo, proceso dado por el crecimiento de la liberalización de economías en donde la Organización Mundial del Comercio conocida como OMC, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial juegan un papel protagónico, con los clubes multinacionales de economía y finanzas, la sofisticada tecnología de los movimientos de capital y de las comunicaciones junto a la concentración de poder económico y político de las grandes corporaciones metropolitanas que ejercen las más indiscriminadas presiones competitivas en el plano internacional para el aumento de la productividad, reducción de sus costos y el aumento de su mercado y capital.
La OMC es un actor fundamental de esta decadente obra, pues es un organismo contralor y rector, encargado de velar que todos los países del globo se integren a esta nueva economía globalizada y que cumplan con las reglas impuestas, si hubiese algún país que autónomamente pretenda jugar con sus propias reglas las sanciones no se tardaran en llegar, "sanciones que irán desde multas hasta el aislamiento de la comunidad internacional, lo que equivale a decir bloqueos económicos o embargos” (Leonardo Robles, LA Cara oculta de la Globalización).
Este es un proceso tremendamente ligado a la liberalización económica representada en la teoría neoliberal y sus procesos de privatización, en donde el Estado tiende a reducirse en su burocracia y sindicado como el llamado a asumir el dolor social mediante programas compensatorios, “combos sociales” y el financiamiento de las O.N.G, en otras palabras, en las sociedades o sistemas neoliberales se acrecienta el clientelismo en todas sus manifestaciones.
Rodolfo Romero, secretario general de la C.L.A.T, en su conferencia internacional, San Antonio de los Pozos, Venezuela 1999, hace una descripción cronológica de los diferentes procesos que se sucedieron para que se instaurara el orden mundial existente, cuestión que se explicará de manera muy general, a saber:
- Entre 1989/91 se inicia una nueva etapa política en el mapa mundial con la crisis y desmoronamiento de la URSS y la caída del MURO DE BERLIN.
La guerra del Golfo Pérsico permite a los EE.UU. controlar la zona e influir poderosamente en el Cercano Oriente, controlando también los pozos petroleros más ricos del mundo.
- En 1997 China Popular recupera Hong Kong y se afirma como segunda potencia mundial.
La crisis del sudeste asiático marca los límites que tiene Japón para ser gran potencia.
- Se consolida la UNIÓN EUROPEA y se crea el EURO como moneda única.
- Los EE.UU. Se convierte en el GENDARME UNICO con amplio dominio en el escenario mundial.
- Estalla la guerra declarada por la OTAN contra Yugoslavia donde Kosovo aparece como el campo de experimentación de una nueva política internacional y de un poder tecnológico militar sorprendente.
- La guerra en Chechenia – Rusia, es otro caso preocupante. También la confrontación entre la India y Pakistán.
La descripción arriba plasmada sólo intenta dar una mirada resumida y muy general de los diversos procesos, que se sucedieron para "consolidar" el poder/saber/hacer hegemónico global actual.
Para consolidar – legitimar lo antes dicho la teoría de la globalización nos invita a digerir "eufemísticamente" las categorías conceptuales de mundialización e internalización. La primera intenta mostrar que la globalización es también mundialización, es decir, que todo el planeta físico-psíquico-subjetivo-intersujetivo está siendo bendecido por este dios llamado globalización; mientras que la segunda hace referencia a la relación entre los estado-nación del orbe, relación que se esfuma fugazmente gracias a los medios de comunicación que no requieren de los añejos estado-nación, ahora sus leyes e instituciones se adecuan al orden hegemónico mundial.
Dado esto, necesariamente debemos decir que no todos estamos benditos, que solo hay algunos elegidos, los que tienen capacidad de producción y consumo, los otros estamos condenados a vivir en las tinieblas, justo bajo la sombra de sus fabricas más contaminantes, justo al lado de sus vertederos, justo en medio de sus plantaciones e industrias forestales, pero dormimos muy lejos de ellos, dado que no somos dignos de compartir sus sueños. O acaso ustedes no han visto al lado de una celulosa o plantación forestal de Chile, país "ejemplo" de crecimiento, donde sus leyes e instituciones están muy acordes con este orden mundial, a grupos, sectores y comunidades sumergidos en la extrema pobreza, pidiendo dádivas al Estado y gobiernos locales clientelistas, sin ni siquiera un servicio básico; sin acceso digno a una salud y educación de calidad, sin capacidad de ni siquiera poder suplir las necesidades alimenticias básicas, donde no se respeta su forma de organización sociocultural, política y económica, donde no hay posibilidad alguna de dialogar y/o participar en las decisiones que estos benditos seres toman o implementan.
Por ello Alaine Touraine sostiene, en una conferencia de prensa en el año 2003, que globalización no significa internacionalización o mundialización, sino que el mundo económico y financiero está por encima de cualquier tipo de organización social y política. "En términos muy sencillos significa que no hay más vida social u organizada".
La globalización del neoliberalismo ha dejado como consecuencia irrefutable lo ya antes dicho y mucho más, a sabe:
- Más de 1200 millones de personas viven con menos de un dólar al día y 2.000 millones con menos de dos dólares.
- Un 1% de la población mundial, es decir, unos 60 millones de personas, acumulan una riqueza comparable a la de los 2.800 millones más pobres.
- Casi 800 millones de personas sufren hambre crónica, cada 4 segundos muere una persona de hambre en el mundo.
- Más de 1.160 millones personas no tienen acceso al agua potable, ni 2.300 millones a saneamientos adecuados.
- 12 millones de niños menores de cinco años, mueren usualmente por causas que se pueden evitar o curar.
- Más de 40 millones de personas padecen de enfermedad del SIDA. Más de 14 millones de niños han perdido a uno o a ambo padres por la enfermedad.
- De 1980 al 2002 la deuda externa del tercer mundo se multiplicó por 4, mientras en el mismo período estos países pagaron en intereses y amortizaciones el equivalente a multiplicar por 6 dicha deuda, lo que evidencia la inmoralidad de dicha deuda y porqué esta ha sido pagada y es injusto pagarla otra vez.
- Los trabajadores ven perder conquistas históricas, como las 8 horas de trabajo, seguridad laboral, libertad de asociación, convenios colectivos, entre otras, gracias a la llamada "flexibilización laboral", que no es otra cosa que imposiciones a los gobierno de turno del FMI, Banco Mundial y OMC.
En consecuencia, en el mundo entero crece la brecha entre ricos y pobres, aun cuando en los últimos tiempos parezca que ha disminuido el número de pobres en términos absolutos. Y esto es principalmente consecuencia del ascenso de "países emergentes" como China, India, Brasil, Corea del Sur y Turquía.
Pero indudablemente existe una grotesca acumulación de riqueza, un solo dato con respecto a aquello; el 90 por ciento de la riqueza mundial está concentrado en Norteamérica, Europa y en la región pacífico-asiática (Japón y Australia). Sólo a Norteamérica – con un seis por ciento de la población adulta del mundo — le corresponde un tercio del ingreso mundial; a la India, con más de un 15 por ciento de la población adulta mundial, en cambio, sólo corresponde un escaso uno por ciento.
Las disparidades son igual de chocantes en educación, motor básico de movilidad social, donde la gran cantidad de población mundial no tiene acceso a una educación de calidad por no tener capacidad de consumo, ya que esta se ha convertido en un producto que se vende al mejor postor. En este sentido, es muy interesante y relevante comentar un informe de seguimiento sobre la desigualdad en esta trascendente área realizado por la UNESCO, titulado “Superar la desigualdad: por qué es importante la gobernanza” 2008, donde se señalan unas múltiples disparidades inaceptables, que según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) es responsabilidad de la indiferencia política, las políticas nacionales de educación poco enérgicas, como también de la actitud de los donantes en el momento de transformar sus promesas en actos.
A este respecto, el director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura, comparó la reacción inmediata de los gobiernos frente a la crisis financiera actual, desembolsando billones de dólares, para conservar este orden mundial, frente a la crisis de la educación; nada.
Esto se da porque "cuando los sistemas de educación están en crisis, sus repercusiones son menos visibles, pero no por ellos menos reales", explicó Matsuura. "La desigualdad de oportunidades en la educación es un factor de aumento de la pobreza, el hambre y la mortalidad infantil, y mengua las perspectivas de crecimiento económico", denunció Matsuura.
En este sentido, algunos datos relevantes: en los países ricos más de un tercio de los escolares de primaria llegan a la enseñanza superior y terminan sus estudios universitarios, pero en la mayor parte del Africa Subsahariana solamente un 5% de ellos accede a la universidad, según el informe.
El grado de pobreza no es el único factor de desventaja en la educación. Las disparidades entre niños y niñas en materia de escolarización siguen siendo importantes en las regiones del Asia Meridional y el Africa Subsahariana.
Según una serie de proyecciones parciales, en 2015 el número de niños sin escolarizar ascenderá como mínimo a 29 millones y éstas no incluyen a países en guerra.
Según el informe de la UNESCO, el analfabetismo sigue siendo un grave problema y se estima que en el mundo hay todavía 776 millones de adultos – esto es, un 16% de la población mundial – que no saben leer ni escribir.
Dos tercios de esas personas analfabetas son mujeres. Si las tendencias actuales persisten, en 2015 nuestro planeta seguirá contando con 700 millones de adultos iletrados.
La desigualdad existente en nuestro planeta es extremadamente grotesca y repudiable, sólo con tener en cuenta estos pequeños datos nos tendríamos que levantar de nuestro sillón ubicado al frente de la TV y tomar como armas el activismo constante, con el objetivo de construir una sociedad más justa; pero es más fácil y reconocido conformase con consumir y de vez en cuando emocionarse, por unos segundos, con las imágenes mostradas a través de la TV de niños mutilados por la guerra, la opresión y la inamision.
Sabido es que la desigualdad no es cosa de ahora, ya que hace más de 250 años que la Academia de Dijon (1754) lanzó una pregunta y ofreció un premio para quien lograra responderla de manera adecuada: ¿Cuál es el origen de la desigualdad entre los hombres? ¿Es acaso la consecuencia de una ley natural? Jean Jacques Rousseau se interesó por la cuestión y en respuesta escribió su obra Sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. Como Rousseau dejó apuntado, la desigualdad social y política no es natural, no deriva de la voluntad divina, ni tampoco es una consecuencia de la desigualdad natural entre los hombres. Por el contrario, su origen es el resultado de la propiedad privada, de la apropiación privada de la riqueza del mundo entero y de los beneficios privados derivados de esa apropiación.
Teniendo en consideración lo previamente planeado y a raíz de las cifras o datos antes citados; instituciones y personas sólo piensan en estrategias para salir del subdesarrollo; en como aumentar el crecimiento, en como incentivar la inversión, en como ser más competitivos, en como incentivar el consumo, etc. todo para conseguir el tal anhelado desarrollo, que disminuirá y minimizará las desigualdades; lamentablemente las experiencias de países desarrollados nos muestran otra realidad, tal como vimos más arriba.
Claro es que los países periféricos tercermundistas subdesarrollados, vamos galopando a una velocidad extrema directamente hacia la decadencia, hacia la destrucción, hacia el exterminio de nuestros recursos naturales, que son el único motor de crecimiento económico, y también a la atomización definitiva de nuestra "sociedad".
Pero el estar en la periferia, en la parte de abajo del mundo neoliberal nos da la posibilidad de levantar la vista y mirar hacia arriba, y darnos cuenta que nos dirigimos a ciegas a nuestro propio empalamiento, y que podemos apoderarnos de nuestra propia historicidad y desde ahí poder construir.
Entonces la pregunta por el origen de la desigualdad entre los hombres tendría que cambiar por cómo hacemos hombres y mujeres para participar en la construcción de un orden social que vaya en congruencia con nuestra propia historicidad sociocultural; una alternativa al desarrollo que con tanta soltura nos vende el neoliberalismo.
La alternativa al modelo de desarrollo, necesariamente tiene que prescindir de reflexiones y/o modelos teóricos elaborados con categorías arguméntales exógenas (que no interpreten o más bien no den cuanta de lo local como estructura reflexiva primaria o base para iniciar cualquier argumentación/acción), y que busquen o tengan pretensiones de universalidad, dada la imperiosa necesidad de interpretar o más bien aprehender la historicidad particular de los diferentes grupos, comunidades, naciones, etc. Donde no ha llegado el triunfo de la razón, donde no ha llegado la modernidad, donde sólo llegan los productos de esta: mercancías consumidas por millos de individuos convertidos en devoradores irracionales de las mismas.
Por esto Touraine plantea que la modernidad apostó por el triunfo de la razón como instrumento que habría de hacer posible el desarrollo de la ciencia y de un nuevo orden social, inclinado hacia la abundancia, felicidad y libertad. Para el autor la fuerza de la idea de modernidad se agota a medida que triunfa, es decir, de alguna forma se desmitifica, tal cual se advirtió más arriba.
Ejemplo de ello es que "el mundo es hoy más único que nunca, pero nunca estuvo tan dramáticamente fragmentado. La proximidad que la inmediatez propiciada por los medios de comunicación parece dar, es sólo un espejismo". Por lo mismo Touraine nos invita a superar el énfasis hecho en la modernidad como mera racionalización y buscar un nuevo equilibrio entre ésta y la defensa de la identidad del sujeto y de su libertad personal, frente al poder absoluto de la sociedad.
La reivindicación de la vida social y política es una tarea extremadamente urgente de realizar, la responsabilidad la tenemos todos, pero en particular cada uno de los sujetos, actores, organizaciones, colectivos, etc. Que han escapado o más bien intentan, a veces desesperadamente, escapar de las garras de la individualidad, de la inmovilidad, de la rutina que se convierte en frustración y depresión, de la desorientación, del sinsentido, etc.
Se necesitan sujetos, pero sujetos orientados a la acción, acción entendida como la capacidad de movilización tanto individual como grupal, acción orientada a generar transformación o cambio, a través de la legitimación de las identidades particulares del entorno donde se desarrolla dicha acción: nos necesitamos; ya que juntos y organizados podremos combatir a este orden global neoliberal, que nos convierte en esclavos del consumo, en estadística, en tiniebla y oscuridad, y hasta en espectáculo televisivo. Nos necesitamos, porque aunque debemos rescatar y construir sobre nuestra propia subjetividad – inter-subjetividad, tenemos un enemigo en común, que oculta su rostro putrefacto bajo los hipnotizantes destellos de la TV, que a su vez impide ver o rebelarse en contra de la institucionalidad homogenizante producida por los clubes económicos multinacionales, OMC, FMI, BM, entre otros, que sólo promueven la desigualdad, el hambre, la muerte y la sub-yugación.
* Más información sobre el autor puede encontrarse en su página de perfil.
Datos para citar este artículo:
Elvis Espinoza Gutiérrez. (2010). De la individualización a la cohesión, del sujeto a la acción. Revista Vinculando. https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/individualizacion_a_la_cohesion_del_sujeto_accion.html
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