La ciencia es ciencia por ser inconformista, y lo es porque la experiencia modifica nuestro cerebro continuamente, luego somos rebeldes por ser potencialmente mejorables. Para un gobernante, lo primero le aterroriza, lo segundo le conviene, pero ser conservador es antinatural, retrógrado y antipedagógico.
No es de extrañar que la realidad ponga de manifiesto el permanente e incomprensible escenario de terquedad, alevosía e ilegitimidad, incluso secular de un sistema perpetuamente depredador, falsario e inmoral, por muy atemperado y condicionado que resulte.
Manipular el comportamiento de la naturaleza, ha sido uno de los principales desafíos de la ciencia, a las personas en cambio se le aplica otra consigna, y claro, estas son quienes intervienen sobre la naturaleza, a veces desnaturalizando su esencia. Sin embargo, la evolución de la especie apunta a un desarrollo inesperado y a un aprendizaje programable. La plasticidad del sistema nervioso interviene en la capacidad cognitiva, a veces con características excepcionales o simplemente no habituales, lo que presenta un escenario realmente en alerta o estado de neuroplasticidad.
El autocontrol por otra parte requiere concentración, esfuerzo y dedicación, la motivación en cambio es menos objetiva y previsible, pero requiere de los mismos elementos en su ejecución. Resulta lógico entonces el facilitar la atención a todo aquello que resulta beneficioso, lo paradójico resulta comprobar que los estímulos suscitan comportamientos y necesidades contradictorias.
Para ello algo lícito sería la búsqueda de un aprendizaje que organice y reorganice el cerebro, inclusive bajo una relajación en el grado de estimulación. Al experimentar simpatía y asociarla a la creatividad nos encontramos también con un pequeño dilema, pues la memoria no tiene por qué tener presente que sea o no, todo lo que realizamos un acto genuino y de absoluta independencia.
La dopamina por ejemplo es un neurotransmisor con implicaciones educativas en procesos de gratificación y motivación y estos son fundamentales en el aprendizaje, pero también es cierto que un acto de fe, de soberbia o de entrega total a una causa, resulta tanto o más potenciador de dicho aprendizaje.
Un pensamiento positivo está asociado al córtex prefrontal del hemisferio izquierdo donde se libera dopamina que activa los circuitos de recompensa, pero no tanto este sistema de gratificación. En la transmisión de componentes emocionales, véase por ende el lenguaje no verbal como relega lo aparentemente novedoso, motivando y facilitando el aprendizaje, pudiendo instalar un nuevo cableado en función de simultaneidad de la experiencia.
Si la conexión entre dos neuronas aumenta siempre de intensidad cuando la activación es simultánea y el fortalecimiento de las sinapsis conlleva el aprendizaje y la memoria, la ética no puede fundamentarse en este estado tan primario donde solo se atisba lo podríamos ser .
Al descubrir los micro-ARN se ha logrado desarrollar metodologías que permitan silenciar o apagar genes específicos, es decir, que la manipulación de la conciencia puede ser invertida por genomas más complejos, así nuestros 28.000 genes vagarán a sus anchas con algo más de libertad, que es como volver a condicionar desde la persistencia motriz, pero adulta, la segmentación funcional de nuestras necesidades corporales a través de experiencias de alto nivel de conciencia.
Imaginemos nuestra mente como un software de reflexión total interna , tal que predisponiéndola a la meditación diaria y en la proporción adecuada al sistema nervioso de cada sujeto, podemos establecer un incremento en ciertas cualidades psicológicas, ciertamente beneficiosas.
Así pues, intuiremos la propia capacidad de influenciar o controlar eventos vitales, donde uno puede tranquilamente provocar cambios deseados. En realidad no se trata de reprimir los impulsos, sino de aumentar la capacidad de distinción visual y por consiguiente, de concentración positiva. Que se aprecie en un mayor nivel de telomerasa no es lo importante, seguro que la imaginación es creciente.
Entonces si no hay punto de partida, pues lo contrario sería meramente moralista , incluso no ético, el valor de reemplazo, permuta o sustitución, hace madurar la capacidad práctica de la persona y por tanto, de conciliar una respuesta justa ante un dilema, ayudándole a cobrar conciencia de su responsabilidad.
La ética creativa de todos modos es eticista en tanto conjuga la ética aplicada con una ética genérica, salvo en una singularidad, la de salvaguardar los contenidos transdisciplinarios de la bioética. Esto es así con el uso creativo del lenguaje, porque se presta a formular, articular y resolver cualquier dilema que plantee la investigación y la intervención, o sea una cuestión de fundamento, no de principios .
La investigación desde el punto de vista creativo se entendería como unaactividad que recoge, sistematiza y perfecciona observaciones siguiendo una directrizde perfección de ellas mismas o de los modos por los cuales se generan nuevas observaciones . El hecho de someterlas a estudio y a contextos de desarrollo no es ajeno al derecho de libertades constitutivas o básicas en una sólida sociedad civil con garantías de transparencia. Hablamos en definitiva de una ética multiforme e interdisciplinaria, socialmente responsable , de excelencia y relevancia, ya que el ethos está conculcado en el transcurso del proceso de la indagación.
¿Y si fuera una cuestión clínica, creativamente experimental? Al contener el principio de beneficencia, por una parte muestra que no hay leyes universales, pero si probables. Se justificaría un desiderátum de condición suficiente para su ejecución, inoculando conocimiento natural y a la vez no contemplando aquello perjudicial, inoperante o prejuiciado. Una buena razón ética permite comprender la naturaleza de las cosas, no solo de los problemas, alienta a desarrollar la convicción de que no tiene por qué instrumentalizarse una fenomenología que no sea afín a la sensibilidad y al status quo de la mente como materia.
Hasta el llamado Internet of Everything (Internet de las Cosas) combina distintas tendencias tecnológicas e incluso las comunicaciones máquina-a-máquina (M2M), restando credibilidad a otras funciones de índole orgánica.
Sin embargo el pensamiento como operación activa , al igual que la ética y la creatividad son inconformistas, genera una forma de vida cambiante, mutante y racionalizante, hasta el punto de cuestionar lo verificado y limitado a definición o capacidad objetiva. Y es que la experiencia imaginativa está basada en la vida, no en la fuerza inercial de los modos de pensar. Si es éticamente correcto presuponer una realidad mayor que nosotros mismos, al explorar otras posibilidades adivinamos y proyectamos un sentido del todo, el Summunbonum o bien lógico y estético .
En conclusión, la ética creativa no es inmutable ni determinista, ya que es fruto de un órgano dinámico y de precisas conexiones nerviosas, es decir, el puente entre la huella psíquica y el tejido nervioso , no el encuentro fecundador del esquematismo visual y como se diría hoy, la tecnología de la información . Contiene una doble propiedad, representacional y comunicativa, a veces tan seductora como autónoma, lo que convierte a la creatividad en una razón de ser al servicio de la voluntad y la dignidad.
Algo así no se puede confundir con una percepción ni con nada tangible, pero si demostrable. Hasta en una correcta comunicación visual, asegura Bernal, el civismo, la información y la difusión de conocimientos responden a unas capacidades más o menos geniales y subjetivas, limitadas por nuestra propia configuración orgánica, la educación, el paradigma social y por nuestras propias necesidades psíquicas . Al pensar esquematizamos realidades abstractas, percibimos o intuimos algo redundante en pro de una abstracción mayor y del carácter determinante en relación con el pensamiento ejecutivo.
Aunque la función fundamental de todo lenguaje es integradora, la ética creativa ofrece al receptor la misma calidez con la que utiliza la información del mundo interior. Pero no consiste en adaptarse a una u otra realidad, ni tampoco acomodarla, como diría Clemente Padín sobre la ética como signo: el lenguaje de la acción reside en la naturaleza de su signo, que opera directa e inmediatamente sobre la realidad y no solamente al nivel mediato e indirecto de lo ideológico como en los demás lenguajes.
Al igual que todo lenguajes un sistema simbólico, cualquier alteración en cuanto a tasación ética, podría incurrir en la intuición creadora de una búsqueda consciente e indemne de la verdad. De manera provisoria, resulta que reflexionamos unidades significativas mediante premisas estéticas y realidades de signos, que es tanto como pensar en representaciones de una naturaleza idealizada a través de las imágenes , prácticamente como el fruto natural de un desarrollo ininterrumpido de nociones altruistas, respecto de la moral imperante y de manera imperfecta, como no podía ser menos, eso sí, una noción de todos los grados posibles de cantidad y cualidad simultáneamente.
Ética e integridad deben estar más allá de toda interrogante, pues es una verdad en sí misma y por consiguiente multicéntrica.
Datos para citar este artículo:
Francisco Martínez Pintor. (2015). Neurogénesis de la ética creativa. Revista Vinculando. https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/neurogenesis-etica-creativa.html
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