La investigación histórica empieza por la curiosidad del historiador, por algunas preguntas que hace sobre el pasado, para intentar responderlas en los documentos escritos, monumentales o audiovisuales. Pero las preguntas son elaboradas desde la propia historia del historiador, que excluye cientos de interrogantes e incluye algunas a las que quiere responder con su indagación; las implicaciones y compromisos que él tiene en el presente lo llevan a seleccionar ópticas y perspectivas que son significativas para él, ya sea en función de sus propios intereses o de encargos sociales, políticos, económicos o culturales,
"Si (el historiador) desea devolver la vida a un desaparecido, reconoce siempre en toda reconstrucción el orden y el efecto de su propio trabajo. El discurso destinado a decir lo otro sigue sigue siendo su discurso y el espejo de su operación…[1]"
La historia reciente se refiere a construcción de acontecimientos que son contemporáneos de la vida del historiador. Entre las preguntas del historiador y los documentos de la historia que escudriña, hay una circulación que va y viene, que permite por un lado elucidar y organizar las acciones para su comprensión en la dirección de las preguntas, pero por otro hay relatos que provienen de los documentos, de las prácticas sociales, que esconden algo, que obligan a modificar la preguntas o a formular otras nuevas. Si esto es cierto, lo es mucho más cuando el período trabajado está ligado con el propio pasado del que va a escribir, en donde las preguntas inciden en las acciones presentes de los actores interrogados.
A la explicitación de los compromisos y atravesamientos que colocan al historiador en determinado lugar para hacer sus preguntas, corresponde la teoría, que en un sentido, es posterior a su práctica del oficio de la historia, pero en otro, es anterior a la escritura de la misma, porque le lleva a construir preguntas, a delinear grandes condicionamientos o dispositivos, desde los cuales, él mismo pregunta y se pregunta. Ciertamente los datos pueden ser, y son a menudo, muy irreverentes, y pueden hacer estallar en mil pedazos el mundo de relaciones complejas que soporta una pregunta e insinuar nuevas interrogantes que puedan dar cuenta de manera más cabal de ese conjunto de relaciones problemáticas que se dieron en un período determinado.
Es por eso que la metodología empleada permitirá ese azaroso ir y venir entre el investigador y los documentos y abordar, sin demasiada rigidez, los límites:
"La historia se desarrolla, pues, allí, en esas frontera donde una sociedad, se une con su pasado y con el acto que lo distingue de él; en las líneas que trazan la figura de una actualidad al separarla de su otro, pero que borran o modifican continuamente el retorno del "pasado"… Hay vibración de límites. La relación que organiza la historia es una referencia cambiante en la que ninguno de los términos puede considerarse como estable… La verdad de la historia está en un "estado intermedio"… encuentra su unidad en la operación donde se combinan sin cesar las acciones del autor y las resistencias de su material[2]."
El historiador articula, entrama a los ausentes y les construye significaciones, expresa una connotaciones y excluye otras, buscando la inteligibilidad. La historia es un relato que ha desplazado la referencia a lo real al reconstituirlo, al significar conjuntos de prácticas sociales que vuelve pensables, inteligibles.
La historia es un relato en tercera persona, pues los sujetos de los enunciados no están presentes para reivindicarlos,
"El discurso sobre el pasado tiene como condición ser el discurso del muerto. El objeto que circula por allí no es sino el ausente, mientras que su sentido es ser un lenguaje entre el narrador y sus lectores, es decir, entre presentes…[3]"
Pero la historia es también el relato de prácticas sociales del pasado, de formas de hacer en condiciones determinadas y por eso refiere a las acciones, individuales y colectivas, de los ausentes:
"El texto de la historia… arriesga el enunciado de un sentido que se combina simbólicamente con el hacer. No sustituye a la praxis social, pero es su testigo frágil y su crítica necesaria… Une el decir histórico con el hacer social, sin identificar el primero con el segundo, esta función recuerda al trabajo su relación con la muerte y con el sentido; sitúa a la historiografía verdadera al lado de las cuestiones indiscretas que deben investigarse en el inmenso movimiento de la práxis…[4]"
Esta investigación alude a batallas civiles cuyos clarines todavía se escuchan, evoca sueños, imaginaciones y dolores todavía palpitantes, se refiere a una historia reciente, a los años que corrieron de 1988 a 1994, a un pasado cercano en el tiempo, pero muy vivo en el presente. Se refiere a un pasado abundante en formas autoritarias y corporativas de control político y económico, de cuyos desplantes surgen otros protagonistas, y en donde intervienen muchos actores, movimientos y procesos populares, así como nuevos sujetos individuales y colectivos, portadores de una imaginación creadora que inventó formas de gestión más horizontales, más vincualdas a los problemas cotidianos, llenos de utopías, de iniciativas, de rupturas, de fragilidad.
La indagación se inició desde un saber pragmático y desde una cierta experiencia, que aunque se conformó en el pasado a través de múltiples relaciones con las organizaciones civiles de promoción del desarrollo (ocpds), incide en el presente y en las perspectivas de futuro. Pero también es una aproximación a ese mismo mundo de relaciones desde un no saber o un muy escaso saber sobre la historia, y que sin embargo, buscó construirse con referencia a las redes de ocpds, intentando elaborar categorías históricas que permitieran conocer, organizar y relatar ese pasado.
El 11 de febrero de 1989, Thomas Kuhn señaló cómo eminentes autores en ciencias humanas, como Max Weber y Ernst Cassirer, describían las ciencias sociales por caminos paralelos muy cercanos a la clase de descripción que él esperaba proveer para las ciencias físicas; y efectivamente, al profundizar en su conocimiento, se dió cuenta que dichos autores necesitaban definir las ciencias sociales a la imagen y semejanza de las ciencias naturales, a lo que él se había opuesto profundamente[5]. En esa misma conferencia, Kuhn afirmó claramente que las ciencias naturales y las ciencias humanas no eran de la misma clase, señalando también que difería de la forma como la línea divisoria entre ambas podía ser trazada[6].
En el mismo texto, Kuhn alude a Charles Taylor y discrepa de él en su afirmación de que "los cielos son los mismos para todas las culturas[7]", indicando que las taxonomías celestiales son sistemáticamente distintas:
"Los cielos de los griegos fueron irreductiblemente distintos de los nuestros… La violencia y la representación falsa consiguiente a describir sus cielos dentro del vocabulario conceptual requerido para describir los nuestros es un ejemplo de lo que yo llamo inconmensurabilidad… su vivir en un mundo diferente"[8]
"… Las ciencias humanas son con frecuencia, ellas mismas hermenéuticas, interpretativas, y no tienen otra alternativa… poco de lo que pasa en ellas recuerda la forma normal de resolver enigmas de las ciencias naturales,
buscan entender comportamien
tos, no descubrir leyes que las gobiernen…"[9]
En este texto, Thomas Kuhn hace un conjunto de señalamientos referidos a las ciencias humanas y sobre todo a la forma de trazar las diferencias entre éstas y las ciencias naturales. Comparto con Kuhn la visión de las ciencias sociales como ciencias de la im-plicación, de la interpretación, hermenéuticas, y no de la ex-plicación y de la formulación de leyes y regularidades. Y en este sentido las ciencias sociales plantean las condiciones materiales de existencia como un encuadre del que parte la organización, el análisis y las propuestas de transformación de las sociedades.
En este trabajo partimos de la génesis social de los movimientos para poder comprender cómo se elaboraron o se resignificaron conceptos referidos a los complejos procesos y prácticas sociales, dando como fruto un cuerpo teórico que busca dar cuenta de lo acontecido. La génesis teórica de la problemática de las redes de ocpds tiene que ver con la búsqueda de respuestas a las siguientes preguntas: ¿a qué formas de conceptualizar los procesos sociales e históricos nos estamos refiriendo?, ¿de qué corpus teórico estamos hablando?, ¿cuáles fueron los ejes problemáticos que estuvieron presentes a lo largo del trabajo?
La aproximación histórica estuvo presente en un doble sentido: como herramienta de autocomprensión, como alimentadora del conocimiento, análisis, interpretación y dinámica del surgimiento de las redes de ocpds en el pasado, pero también la historia como conjunto de relaciones que contribuyen al esclarecimiento y abordaje del pasado reciente. Se fue perfilando un doble movimiento: ¿cómo la investigación se nutrió de la historia y cómo la historia se problematizó y enriqueció con la realización de la investigación?
Se buscó una dialéctica interna entre los proyectos de las redes, sus sueños e implicaciones, su aporte a la formación de ciudadanos adultos, y las repercusiones del hacer cotidiano en sus procesos internos, sus debates, conflictos y formas de institucionalización. Para esto último, el concepto de analizador ayuda a entender la lógica interna de las ocpds. Llamo analizador a las personas, situaciones, o acciones que desconstruyen lo instituído, en la medida que permiten develar las profundas relaciones e implicaciones que se dan en las instituciones[10]. El analizador es intrínseco a los procesos, es una clave de sentido que descubre el lugar de cada actor en un proceso y en un período determinado, fundamentalmente a partir de la lógica misma de los acontecimientos.
La investigación se enfoca hacia el momento en que las ocpds, interpeladas por la crisis y por los nuevos movimientos ciudadanos, dieron un salto cualitativo respondiendo a retos generales de la sociedad a través de la conformación de un proyecto que se expresó en formas organizativas nuevas: las redes, que como mecanismos articuladores de carácter plural y flexible, llevaron a reinventar su propia identidad y a incluir a amplios sectores sociales en el bosquejo de un futuro distinto al presente. En términos generales, este período se inicia con la irrupción masiva de los movimientos sociales de 1988 y se cierra con los Acuerdos de San Andrés, Chiapas, del 16 de febrero de 1996, después de atravesar los acontecimientos en torno al levantamiento zapatista y a las elecciones presidenciales de 1994.
De esta manera, nos introducimos en el debate de la historia reciente, tratando de comprender el papel de las redes de ocpds bajo los siguientes ejes problemáticos: autoritarismo, imaginación colectiva, ciudadanía y promoción del desarrollo[11]. Estos ejes configuran un conjunto de conceptos que permitirá abordar y desentrañar la historia de procesos complejos de conformación de los proyectos y las prácticas sociales que llevaron a la constitución de redes de ocpds.
El científico social trabaja desde cierto lugar, determinado cultural, espacial y temporalmente; los objetos que recorta están insertos en esa totalidad que le precede, se le escapa y en la que intenta incidir. La historia reciente es impactada por las nuevas realidades que abren otros horizontes de comprensión y por expectativas que la llevan necesariamente a pensar el pasado inmediato de otra manera.
Los asesinatos de Luis Donaldo Colosio, de José Francisco Ruiz Massieu, el alzamiento zapatista, la devaluación de fines del 94, el avance del ejército federal del 9 de febrero de 1995 en Chiapas, el encarcelamiento de Raúl Salinas, así como otros importantes aspectos contextuales, abrieron sin duda la imaginación a otras posibilidades y llevaron a pensar y preguntar de nuevas maneras la relación con el pasado reciente. En una palabra, estos nuevos "contextos metodológicos[12]" llevan a plantear nuevas preguntas, antes no pensadas, en el abordaje del pasado cercano, y permiten develar nuevas implicaciones de los actores.
El abordaje de la génesis teórica de la problemática permite que la conceptualización del método mantenga la tensión entre la particularidad del recorte y la totalidad social. Es por eso que la historia requiere acudir a la psicología, a la sociología, a la economía, a la ciencia política, a la antropología, al análisis institucional, para pensar los períodos recientes, situados en un contexto concreto.
Así pues, la investigación recorre tramos de la vida y acciones de las redes de organizaciones civiles de promoción del desarrollo y de sus miembros, y permite comprenderlas como sujetos dotados de una imaginación colectiva que genera prácticas sociales, como autores de sus propios procesos frente al autoritarismo presidencialista y corporativo que somete y avasalla, contribuyendo así a conformar, en el proceso mismo, una ciudadanía de nuevo tipo.
Metodológicamente, se recupera el origen de las redes a partir del discurso escrito o hablado, de los documentos y testimonios de los mismos sujetos individuales o colectivos que las conformaron; se trabajan sus momentos instituyentes, innovadores y sus procesos de institucionalización; se construyen ejes problemáticos en torno al autoritarismo y al corporativismo, que criticados por las redes, a partir de sueños de otros mañanas, les permitieron protagonizar y recorrer nuevos caminos y promover activamente la lucha por una ciudadanía adulta e incluyente, a través de amplias convocatorias que fueron desatando y desconstruyendo procesos de desinstitucionalización de la sociedad.
Se indagó también cómo las dinámicas de conformación del proyecto de las redes de ocpds repercutieron al interior de las mismas, tanto en sus luchas, como en su autocomprensión, su financiamiento, y sus formas de decisión y representación.
Las redes fueron movimientos instituyentes que a través de sus proyectos y acciones contribuyeron al desmantelamiento y desinstitucionalización de formas de organización y acción social y política previamente establecidas. Por eso tuvieron que expresarse necesariamente por sus propias vías, fuera del corporativismo, fuera, no en contra, de los partidos políticos, puesto que sus objetivos y métodos las colocaron en caminos diferentes a los ya trillados.
[1] De Certeau, Michel. La Escritura de la Historia. Universidad Iberoamericana, Departamento de Historia, Ciudad de México, 1993, p. 52.
[2] Ibid. pp. 53 y 54.
[3] Ibid. p. 62.
[4] Ibid. pp. 64 y 65, (subrayado mío para aludir a la matriz de la reflexión castoridiana de esta cita de Michel De Certeau).
[5] "…were describing the social sciences in ways that closely paralleled the sort of description I hoped provide for physical sciences (pág 17)… Brilliant, penetrating essays on the social or human sciences, they seemed to me, but papers that apparently needed to define their position by using as foil an image of the natural sciences to which I remain deeply opposed. One such essay supplies the reason for my presence here… (pág. 18). Kuhn, Thomas: "The Natural and the Human Sciences", en Hiley, David R., Bohman, James F. y Shusterman, Richard, en: The Interpretative Turn. Philosophy, Science, culture. Ed. Cornell University Press, Ithaca and London, 11 de febrero de 1989, pp. 17-24).
[6] "…It was not the question whether the human and natural sciences were the same kind. He insisted they were not, and I… was inclined to agree. But we differ, often sharply, about how the line between the two enterprises might be drawn…" Ibid, pág. 18.
[7] Ibid. p. 19. (Traducción mía).
[8] Ibid. pág 21. (Traducción mía).
[9] Ibid. pág 23. (Traducción mía).
[10] Manero Brito, Roberto. "Introducción al análisis institucional", en: Revista Tramas No. 1, UAM-X, México, 1990, pp. 143 a 145.
[11] Estos ejes problemáticos se definen más detalladamente en el inciso 3.1
[12] "El conocimiento que producimos está situado y fechado, y por consiguiente sometido a procesos de caducidad. Nos referimos a elementos de la realidad que nos permiten situar la prioridad de los objetos y su posición en los procesos histórico sociales. El contexto metodológico representa la tensión entre la particularidad del objeto de investigación y la totalidad inalcanzable de los procesos sociales… nos remite necesariamente a la interrogación filosófica, pero en tanto interrogación alimentada por la reflexión en torno a las implicaciones teórica y prácticamente previsibles de nuestra investigación." Manero Brito, Roberto. "Contexto metodológico de la investigación educativa". Perspectivas Docentes No. 19, UJAT, Villahermosa, Tab, mayo-agosto de 1996, pp. 31-39.
Datos para citar este artículo:
Rafael Reygadas Robles Gil. (2006). 2.1 Historia y redes de ocpds. Revista Vinculando, 4(1). https://vinculando.org/sociedadcivil/abriendo_veredas/21_historia_redes.html
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