Resumen
El presente artículo tiene como objetivo reflexionar sobre las potencialidades que brinda la disciplina Historia de la Filosofía para la formación de la Cultura de Paz en los futuros profesionales de la Educación en Cuba. La Cultura de Paz permitirá al docente asumir en mejores condiciones su función educativa toda vez que contará con los valores, conocimientos, puntos de vistas y comportamientos orientados a una adecuada solución de conflictos. La Historia de la Filosofía favorece la formación de la cultura de paz puesto que a partir del contenido de esta disciplina se puede lograr el análisis reflexivo, la comprensión del mundo contemporáneo y la toma de posición ante situaciones contrarias a la paz.
Palabras clave: Cultura de Paz, Historia de la Filosofía, Formación.
Abstract
This article aims at reflecting on the History of Philosophy discipline’s potential for creating a Culture of Peace when training future Education professionals in Cuba. A Culture of Peace will allow teachers to be more prepared to undertake their education functions, since they will have values, knowledge, points of view and behaviors oriented towards a proper solution of conflicts. The History of Philosophy discipline favors the creation of a culture of peace, since based on its content a reflexive analysis, a comprehension of the contemporary world and the adoption of positions when faced with situations contrary to peace may be attained.
Keywords: Culture of Peace, History of Philosophy, Training.
Introducción
En Cuba desde el triunfo de la Revolución se trabaja en la construcción de una sociedad de hombres y mujeres con altos valores humanos, aspiración que cobra mayor importancia en el contexto internacional donde son frecuentes las guerras, los conflictos, así como otras manifestaciones contrarias a la paz, que reflejan la necesidad de estudios de esa realidad y de acciones encaminadas a su transformación; hoy el mundo es azotado por una pandemia, por lo que se hace necesario más que nunca de la reconstrucción de sociedades solidarias y justas.
Para la comunidad internacional resulta imperioso lograr la formación de una cultura de paz como contenido esencial en la formación de las nuevas generaciones, desafío que permitirá el cambio de una cultura de guerra por una cultura de paz y de lo cual no escapa la nación cubana.
En la historia de la Humanidad se pueden encontrar diversas personalidades que en sus obras y acciones muestran determinados indicadores de la Cultura de paz, lo que demuestra que las ideas relacionadas con la cultura de paz son antiguas, sus antecedentes apuntan a elementos relacionados con los conocimientos sobre los conflictos y la paz,
¨la Cultura de Paz es resultado de un largo proceso de reflexión y de acción, no es un concepto abstracto, sino que es fruto de una actividad prolongada a favor de la paz en distintos periodos históricos y en diferentes contextos, constituye un elemento dinamizador, abierto a las constantes y creativas aportaciones que hagamos.
La educación en este proceso ocupa un importante papel pues gracias a la relación interactiva y sinérgica que mantiene con la Cultura de paz favorece el desarrollo del resto de ámbitos donde esta se desarrolla y construye¨. (Tuvilla, 2006:13).
La Historia de la Filosofía recoge numerosas figuras que han reflexionado en torno a la necesidad de la paz, la tolerancia, la guerra y la violencia, con actitudes y comportamientos dirigidos a la solución pacífica de los conflictos, el ejercicio de la ciudadanía, así como con el papel regulador de los valores y la necesidad de estilos de vida cultos y sanos, ideas que se manifiestan en la vida y obra de relevantes personalidades entre las que se encuentran José de la Luz y Caballero, Félix Varela, José Martí, Enrique José Varona, Fidel Castro Ruz, Armando Hart Dávalos y otros que forman parte de las raíces históricas de la nación cubana.
La educación juega un papel transcendental en el empeño de la formación de la Cultura de paz,
¨desde la visión que supone una forma de convivencia socio-cultural caracterizada por la vivencia de los derechos humanos, el desarrollo sustentable y el desarrollo humano, la justicia, el respeto a las diferencias, la democracia, las nuevas relaciones con la naturaleza, la superación de la pobreza y la solidaridad en las relaciones humanas, que vincule estrechamente componentes universales y nacionales¨ (Lacayo, 2000: 4).
La labor del maestro es de suma importancia en el empeño por la transformación de ciudadanos con una adecuada Cultura de paz, por ser ente activo en la formación de las nuevas generaciones y en el desarrollo de la sociedad.
El educador tiene como encargo social la formación integral de niños, adolescentes y jóvenes, por ello es preciso prepararlo desde el proceso de formación inicial para que asuma su responsabilidad de formador y cuente con el acervo necesario para enfrentar situaciones de conflictos y otras actitudes contrarias a la paz que se puedan presentar en su actividad educativa.
Desarrollo
La Cultura de Paz resulta vital para aquellas sociedades que se proponen fomentar nuevos valores, actitudes y comportamientos alejados de la violencia, la intolerancia o la discriminación. Las sociedades actuales deben transitar hacia la comprensión de la dignidad como principio básico de los seres humanos, donde el respeto a la justicia, la democracia, los derechos humanos, la tolerancia y la igualdad sea lo que las identifiquen; para ello es imprescindible el rechazo colectivo a la violencia y la voluntad de construir una sociedad solidaria y no violenta.
La UNESCO en su XXVIII Reunión celebrada en 1995 define la Cultura de Paz como “un conjunto de valores, actitudes, comportamientos y estilos de vida que rechazan la violencia y previenen los conflictos atacando a sus raíces a través del diálogo y la negociación entre los individuos, los grupos y los estados” (UNESCO, 1995).
Así mismo en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se reconoce la necesidad de la paz cuando plantea que ¨ El desarrollo sostenible no puede hacerse realidad sin que haya paz y seguridad, y la paz y la seguridad corren peligro sin el desarrollo sostenible.
La nueva Agenda reconoce la necesidad de construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas que proporcionen igualdad de acceso a la justicia y se basen en el respeto de los derechos humanos (incluido el derecho al desarrollo), en un estado de derecho efectivo y una buena gobernanza a todos los niveles, así como en instituciones transparentes y eficaces que rindan cuentas. ¨ (ONU, 2015: 11)
La Organización de Naciones Unidas (ONU) y países con problemas de conflictos han desarrollado estrategias dirigidas a la resolución pacífica de problemas y la utilización de métodos no violentos a partir de la participación social. Las autoridades cubanas en múltiples ocasiones se han pronunciado ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) por la necesaria construcción de una cultura de paz.
La voluntad de realizar una contribución aún mayor en la búsqueda de la paz y la promoción del desarrollo sostenible resulta indiscutible pues la diversidad del planeta está siendo socavada por la globalización neoliberal que pretende destruir la identidad cultural de los pueblos, incluso mediante la destrucción deliberada de sitios del Patrimonio Mundial, en ese sentido La Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz en la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en La Habana, consagra el respeto de los principios y normas del Derecho Internacional y la necesaria cultura de paz.
Numerosos países en la esfera educacional despliegan movimientos a favor de la paz. En el contexto internacional los autores Monclús y Sabán (1999) consideran la cultura de paz como la simiente propicia para lograr una sociedad con menos violencia, que entrañe una forma de vida fácil de predicar y practicar sobre la base de una nueva forma de actuar en la vida, fundada en valores como el respeto, la aceptación, el diálogo y la justicia.
Ortega (1996); Newell (2003); Muñoz (2003); Krug (2003); Avellanosa (2003) y Tinoco (2004) han realizado acciones para contrarrestar la violencia y su prevención en las relaciones de género en comunidades, personas y escuelas, Ospina y Abrego (2010) destacan la significación en la formación de actitudes y valores.
En el contexto cubano también encontramos expresiones de violencia y conflictos, a pesar de contar con un conjunto de instituciones, organismos y proyectos encaminados a lograr el cumplimiento de los derechos humanos y la formación de valores.
Viciedo (2009); Roque (2009); Gorguet y Proveyer (2015) se han referido en varias investigaciones a la presencia de manifestaciones contrarias a la paz en las relaciones interpersonales en diversos contextos y a los factores que la han favorecido, entre ellos: tradiciones machistas y sexistas, estilos de dirección autoritarios provocados por expresiones de violencia estructural, la agudización de dificultades económicas con repercusión social y la violencia expresa en los medios de comunicación. En respuesta a estos acontecimientos se funda la Comisión de Educadores por la Paz y los Derechos Humanos (1997) que constata la existencia de educadores por la paz en Cuba.
En diferentes contextos varios autores han definido el término cultura de paz apreciándose que no son antagónicas estas definiciones. La UNESCO, en la Resolución A/52/13 (1998), en el artículo 1, define que la Cultura de Paz consiste en un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en:
- El respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación.
- El respeto pleno de los principios de soberanía, integridad territorial e independencia política de los Estados y de no injerencia en los asuntos que son esencialmente jurisdicción interna de los Estados, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional.
- El respeto pleno y la promoción de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.
- El compromiso con el arreglo pacífico de los conflictos.
- Los esfuerzos para satisfacer las necesidades de desarrollo y protección del medio ambiente de las generaciones presente y futuras.
- El respeto y la promoción del derecho al desarrollo.
- El respeto y el fomento de la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres.
- El respeto y el fomento del derecho de todas las personas a la libertad de expresión, opinión e información.
- La adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad y entre las naciones.
Esta definición pone al ser humano como centro, en su relación con los demás, con el medio ambiente y consigo mismo, destaca como elemento fundamental el respeto y fomento de los derechos humanos y la resolución pacífica de los conflictos sobre la base de la solidaridad, el rechazo a la violencia y a las injusticias.
La Cultura de Paz posibilita el desarrollo integral de los seres humanos, es un proceso de consolidación de una nueva manera de ver, entender y vivir en el mundo, promoviendo intercambio mutuo y superando diferencias desde una perspectiva local y global.
Se precisa dejar a un lado los egoísmos e intereses personales, a escoger el camino de la inclusión y el diálogo participativo, y a que se reafirme el principio de todos y para el bien de todos.
El proceso de formación de una ciudadanía que sepa comportarse, dialogar, negociar y respetar, es tarea de primer orden para consolidar una cultura de paz.
La Cultura de Paz educa a las personas para que elaboren sus propias opiniones y toma de posición, donde el espíritu de la convivencia pacífica, las relaciones respetuosas entre los seres humanos y de estos con el medio ambiente fortalezcan el tejido social y el desarrollo sostenible como alternativa para corregir y prevenir la violencia, así como el respeto que se debe tener a las diferencias que existen entre los seres humanos, la necesidad de la democracia y la superación de la pobreza abordados en la mentalidad tanto individual como colectiva, lo que la hace un proceso lento y complejo que implica un cambio en las formas de actuar de los individuos.
La formación de una Cultura de Paz resulta necesaria para la sociedad, en tanto se precisa de un movimiento educativo que aporte conocimientos, fomente nuevos valores, actitudes y comportamientos que se sustenten en el principio básico de la dignidad de todo ser humano y el desarrollo integral como proceso de consolidación de una nueva manera de ver, entender y vivir en el mundo. En el proceso de consulta de la bibliografía realizada se comprueba que los resultados de las investigaciones educativas se han caracterizado por ser descriptivas, orientadas a la trasformación del estudiante; los vinculados con la formación inicial y continua del docente son insuficientes.
En el proceso de búsqueda de información solo se han encontrado las investigaciones de González (2005) quien modeló el proceso de capacitación de los docentes de Historia Contemporánea de la Secundaria básica, dirigido a la actualización y a la Educación para la Paz; Arteaga (2005) quien incorpora en su investigación acciones orientadas a estos docentes y Rodríguez (2005) aborda el desarrollo de la cultura de paz a través de la metodología de la enseñanza de la informática.
Hernández (2017) destaca las potencialidades del contexto universitario para desarrollar la cultura de paz en la formación ciudadana del profesional de la educación infantil y Pérez (2017) que concibe el sistema de formación continua de los docentes de Ciencias Sociales, a partir de la combinación de las formas de la superación profesional y del trabajo metodológico para la Educación para la Paz asumida en su integralidad, en las escuelas pedagógicas.
En cuanto al tratamiento de la Cultura de Paz desde la disciplina Historia de la Filosofía solo se ha podido encontrar hasta el momento artículos de revistas o de eventos en los que se hace referencia a los aportes de los filósofos a algunos de los elementos a favor o en contra de la Cultura de Paz, tal es el caso de los autores Casado y Sánchez (2003) que en su artículo ¨Relatos filosóficos y educación para la paz: anotaciones de una experiencia¨ proponen el programa de una asignatura donde se conjuga el pensamiento filosófico con las posibilidades que los relatos ofrecen para trabajar la Educación para la paz.
Fernández (2010) en el artículo ¨La filosofía de la paz en la historia¨ plantea diferentes enfoques que desde el desarrollo filosófico del concepto de paz se dan en la modernidad, donde incluye los principales representantes y sus obras.
La Cultura de Paz en los estudiantes de la Licenciatura en Educación favorecerá la asimilación y el desarrollo del sistema de conocimientos que posibilite el análisis y comprensión de la realidad, la comprensión de las relaciones, la identificación de los fenómenos sociales vinculados a temas como inequidad, injusticia, violencia, conflicto, para tomar posición respecto a esa realidad, asumir decisiones y desarrollar estrategias de soluciones fraternas y no violentas.
Permitirá que los futuros docentes se apropien de un sistema de habilidades para el desarrollo de métodos y capacidades vinculadas a la gestión constructiva de conflictos, manejar emociones, la práctica de una comunicación no violenta, la superación de prejuicios, la aceptación, la tolerancia, el respeto y la práctica de mecanismos pacíficos de solución de conflictos, así como de un sistema de valores y actitudes que permita tomar posición para hacerle frente a la realidad a partir de un accionar coherente y conducir a un posicionamiento que le permita actuar ante casos de violencia e injusticia.
La disciplina Historia de la Filosofía favorece la formación de una Cultura de Paz toda vez que se apoya en el aparato teórico conceptual de la filosofía, en este caso la Marxista Leninista, que aporta la visión desde distintas concepciones filosóficas, contextos y épocas históricas y contribuye al desarrollo de un pensamiento reflexivo, crítico y con una mayor interiorización de la cultura y específicamente de la Cultura de Paz, a partir de los nexos con otras asignaturas y la realidad.
El método dialéctico-materialista en el análisis del pensamiento filosófico, permite el pensamiento reflexivo de los estudiantes, los que marcan el espectro de intereses cognoscitivos que se van expresando en la reflexión filosófica.
La filosofía no sólo elabora instrumentos intelectuales que permiten analizar y comprender conceptos fundamentales como la justicia, la dignidad y la libertad, sino que además crea capacidades para pensar y emitir juicios con independencia, incrementa la capacidad crítica para entender y cuestionar el mundo y sus problemas y fomenta la reflexión sobre los valores y los principios.
La reflexión y el análisis filosóficos están innegablemente vinculados al establecimiento y mantenimiento de la paz, puesto que se ocupa de los problemas universales de la vida y la existencia humanas, por lo que puede y debe contribuir a la comprensión y la orientación del quehacer humano.
La enseñanza de la filosofía estimula la responsabilidad ciudadana, el entendimiento y la tolerancia entre las personas y los grupos; prepara a las personas a asumir sus responsabilidades ante las grandes cuestiones del mundo contemporáneo. El proceso de formación de una cultura de paz contribuye a formar ciudadanos que sepan comportarse, dialogar, negociar y respetar, tarea de primer orden.
La Historia de la Filosofía propiciará la preparación de los futuros docentes para el logro de una práctica educativa basada en los contenidos de la formación de una Cultura de Paz. De igual manera contribuirá a la formación de un profesional con capacidad para la toma de decisiones, con habilidades para analizar, entender y transformar de forma no violenta y creativa los conflictos y la convivencia pacífica, sobre la base del respeto a los derechos humanos y el fortalecimiento de la convivencia social.
En consecuencia, se pretende que los estudiantes identifiquen los contenidos relacionados con la formación de una Cultura de Paz a partir de las ideas y concepciones de los filósofos de la antigüedad hasta los contemporáneos con la intención de ayudarlos a enfrentar los problemas que desde la escuela se relacionan con las manifestaciones contrarias a este proceso. El tratamiento teórico y metodológico de la formación de una Cultura de Paz permitirá la identificación con los nodos cognitivos que influirán en la formación ideo cultural y los valores desde el descubrimiento del componente axiológico en las múltiples miradas realizadas desde la Historia de la Filosofía.
La disciplina Historia de la Filosofía favorece la asimilación y el desarrollo del sistema de conocimientos que posibilite el análisis y comprensión de la realidad, de las relaciones, la identificación de los fenómenos sociales vinculados a temas como inequidad, injusticia, violencia, conflicto para tomar posición respecto a esa realidad, asumir decisiones y desarrollar estrategias de soluciones fraternas y no violentas, así como de un sistema de habilidades para el desarrollo de métodos, procedimientos, estrategias y capacidades vinculadas a la gestión constructiva de conflictos, manejar emociones, la práctica de una comunicación no violenta, la superación de prejuicios, la aceptación, la tolerancia, el respeto y la práctica de mecanismos pacíficos de solución de conflictos. El sistema de actitudes y valores que aporta permite tomar posición para hacerle frente a la realidad a partir de un accionar coherente y conducir a un posicionamiento para actuar ante casos de violencia e injusticia. (Cortón y Lahera, 2016).
La Historia de la Filosofía tiene una gran significación en la formación ideo-cultural de los futuros profesionales de la educación en tanto le proporciona no solo conocimientos esenciales en torno al devenir del pensamiento filosófico a lo largo de la historia de la Humanidad en diferentes latitudes sino instrumentos esenciales para la aprehensión del pensamiento teórico y la valoración crítica de la contribución de diversas generaciones en la creación de la cultura y específicamente de la cultura de paz.
Asimismo, tributa a la educación de valores desde el descubrimiento del componente axiológico en las múltiples miradas realizadas desde la filosofía en su historia, pero también en la actuación de sus portadores. Contribuye al cultivo de la sensibilidad y la espiritualidad como parte de la formación humanista, humanística e interdisciplinaria de los profesores de la educación media y media superior y está dirigida a promover el conocimiento de lo mejor del pensamiento filosófico y la creación humana lo que permite hallar claves esenciales para interpretar el presente.
La Historia de la Filosofía tributa a la educación de valores como el de la dignidad humana y el respeto por la obra creada desde la diversidad cultural. Además, tiene una gran significación en la formación de los futuros educadores, porque permite realizar una lectura crítica y humanista de la realidad a la que se enfrentan y poder socializarla frente a sus estudiantes, lo que contribuye al desarrollo de la formación humanista, humanística e interdisciplinaria de dichos profesionales, en tanto este forma parte del cuadro del mundo en dichos períodos históricos, en los que se descubren contradicciones, tendencias y profundos desafíos.
El carácter polémico del desarrollo del pensamiento filosófico, en tanto conlleva miradas diversas, aproximaciones diferentes a una misma cuestión o problemática contribuirá a que el futuro docente tome posición con respecto a indicadores como la guerra, la paz, la tolerancia o la ética y en ese enfrentamiento de puntos de vista va descubriéndose el hilo conductor, a través de las distintas épocas, en la solución de aquellas y que devienen grandes conquistas del intelecto humano.
El acercamiento a algunos representantes más importantes mediante el estudio fundamentalmente de sus obras y de otros pensadores permite establecer un vínculo entre los problemas que se estudian y la realidad del mundo de hoy de manera que puedan proyectarse a su realidad a partir del aparato crítico que aporta el método dialéctico materialista.
El futuro docente será capaz a partir de la valoración de las diferentes figuras en función de los aportes realizados con respecto a los problemas heredados y planteados en su época, revelándose detrás de las ideas, concepciones, teorías o sistemas, de reconocer al ser humano con sus defectos y virtudes, con sus errores, pero también con sus posiciones ante los conflictos y exigencias de sus momentos históricos, es decir con su actuación en bien de la humanidad.
Permitirá ver a los filósofos no solo en el campo de la filosofía, sino de la política, de la ciencia o del arte, en el despliegue de la maravillosa actividad humana, formarse una idea no solo del cuadro del mundo donde se inserta cada pensador sino del sentido de la vida que cada uno descubrió y proyectó en su existencia y en su quehacer.
Conclusiones
La sociedad cubana actual demanda de docentes con una formación para el trabajo educativo, político e ideológico y de formación de valores que incorporen la Cultura de Paz en la práctica educativa. La disciplina Historia de la Filosofía contribuye a la formación de la Cultura de Paz toda vez que, a partir del saber teórico de la filosofía y específicamente del aparato teórico conceptual de la filosofía marxista leninista, desarrolla un pensamiento reflexivo, crítico, aporta la visión desde distintas concepciones filosóficas, contextos y épocas históricas, lo cual permite una mayor interiorización de la cultura y específicamente de la cultura de paz.
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Autores:
- Danaysi Santana González
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Datos para citar este artículo:
Danaysi Santana González. (2020). La historia de la filosofía en la formación de la cultura de paz. Revista Vinculando, 18(1). https://vinculando.org/sociedadcivil/historia-de-la-filosofia-formacion-cultura-de-paz.html
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