Desarrollo:
La voz de los muyahidines de las más de 1.000 mezquitas que llenan Estambul resuenan por toda la ciudad cinco veces al día. El contraste de la gran historia que caracteriza a esta antigua urbe romana, bizantina y otomana se entremezcla con la modernidad de una gran ciudad con más de 14 millones de habitantes. Caracterizada por ser la única ciudad del mundo que se asienta entre dos continentes, Europa y Asia, sus calles son el vivo ejemplo del mestizaje cultural. Bañada por el Mar Negro, el de Mármara y el Cuerno de Oro, dispone de uno de los cuatro puentes más largos del mundo que une ambos continentes. Y es precisamente el cuerno de oro el que divide la parte europea en dos; al sur la ciudad vieja en la que se encuentran los principales monumentos y al norte la ciudad nueva que es la más moderna y cosmopolita.
La llegada a Estambul se hace por el aeropuerto de Atäturk a 20 kilómetros de la ciudad y puede escogerse un autobús que tarda 45 minutos y cuesta 4,5 € o coger un taxi (taksi en turco) que cuesta 10 euros si es de día, el suplemento nocturno (Gece en turco) puede suponer que cueste casi el doble.
El alojamiento no es un problema puesto que existen hostales en Estambul por menos de 12 euros la noche en compartida y por 18 euros la individual incluyendo desayuno y todas las comodidades.
La historia de esta ciudad pasa por los grandes imperios como el Romano, el Bizantino o el Otomano, que han ido creando la ciudad más grande del país, erigida como centro financiero, comercial y turístico de Turquía, pese a que su capital sea Ankara.
Ciudad de terremotos, guerras e incendios, Estambul ha sabido sobrevivir a todo y sus construcciones también. Claro ejemplo de ello es Santa Sofía, que lleva en pie más de 1.500 años y pasó de ser unos principales iconos de la iglesia cristiana a convertirse en mezquita en el siglo XV, hoy es un museo.
Símbolo principal del Imperio Bizantino, introdujeron el gusto por los rituales, la idolatría, la decoración suntuosa y, por supuesto, el cristianismo.
Tanto el exterior como las galerías conservan los mosaicos originarios, de hecho en la galería destaca el de un Cristo Pantocrator con Juan Bautista y la Virgen María. Y es que la religión está presente en cada rincón en este caso, también la musulmana con algunos elementos islámicos añadidos después. Además, dentro de la reconstruida basílica se encuentra el pilar del llanto que curó tras apoyarse al emperador Justiniano y que desde entonces cura, metiendo el dedo en el pilar, la infertilidad y la vista.
Siguiendo la historia de la ciudad tras la caída del Imperio Bizantino el imperio Otomano tomó control de Estambul y convirtió las iglesias en mezquitas, además de construir otras nuevas. Una de las más importantes dentro de la ciudad vieja y ejemplo también de resistencia al paso del tiempo es la Mezquita Azul. Construida en 1616 se ha convertido en una de las más conocidas en el mundo. Denominada azul por los azulejos de Iznik que cubren su interior se situó enfrente del Palacio real bizantino y frente a Santa Sofía, para mostrar la supremacía del Islam sobre el Bizancio cristiano.
La Mezquita de Süleymaniye es otro ejemplo de la arquitectura imperial otomana y la segunda más grande de la ciudad. Para visitar las mezquitas hay que tener en cuenta que el día santo es el viernes, las mujeres tienen que cubrirse la cabeza y es necesario descalzarse. Por el contrario, los domingos son el día de bazar por lo que hay menos gente en los templos.
Volviendo a la ciudad vieja se encuentra el Palacio Topkapi que tiene un harém digno de visitar, para hacerlo se debe reservar la entrada al llegar y visitar el resto del palacio mientras se espera a la hora adjudicada. La Puerta Imperial, el primer patio, las cocinas o el salón del trono, son algunas de las maravillas que hay que admirar en su interior.
Pero si hay algo por lo que se conoce a esta ciudad de comerciantes, es por el Gran Bazar (Kapalı çarşı en turco) que se creó en el siglo XV para albergar a los comerciantes de seda, especias y oro. En la actualidad, además de estos productos, se encuentran todo tipo de imitaciones de marcas, alfombras o joyas. Además de 30.000 grandes comerciantes que han aprendido a regatear en español en sus 4.500 puestos . Aunque sea el bazar más conocido, también es el más turístico y a veces no se consiguen buenos precios por lo que conviene comprar en otros menos transitados.
Por último, es imprescindible hacer un crucero por el Bósforo para observar el paisaje urbano de la ciudad. Sin duda, es muy recomendable hacerlo al anochecer y pararse en el Puerto de Harem donde cerca de la Torre de Leandro hay un espigón desde donde se puede ver este espectáculo. El trayecto cuesta menos de 6 € y dura en total tres horas ya que va parando.
Y aprovechando que se está en el lado asiático de la ciudad no se puede perder la oportunidad de estar en Asia. Pese a que en esta ciudad, la parte asiática es la más tranquila y residencial de Estambul, se pueden encontrar tesoros en sus calles como la Torre de Leandro, la Mezquita şemsi paşa o la zona comercial de Kadiköy entre otras.
Sea cual sea la elección de los monumentos a visitar, Estambul ofrece al visitante una rica historia que habita cada rincón de la ciudad. Asequible para todos los bolsillos es muy recomendable si se quiere vivir una aventura de contrastes.
* Fotografía de: georginchen
Datos para citar este artículo:
Pilar Peñafiel García. (2009). Estambul, una ciudad entre dos continentes. Revista Vinculando, 7(2). https://vinculando.org/vacaciones_viajes/estambul_una_ciudad_entre_dos_continentes.html
Deja un comentario