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¿Es posible concebir hoy en día la utopía (universal)?

Autor(a): Ana Carolina Díaz Nava - 22 Oct, 2018
¿Cómo citar este artículo?  

“Creemos en la utopía porque la realidad nos parece imposible. “
-Acción poética

Desarrollo:

Este ensayo parte del cuestionamiento sobre la posibilidad de una concepción universal de la utopía en la actualidad. Primero, realizando un análisis conceptual a través del tiempo desde Platón, Tomás Moro, Pico della Mirandola, François Noël Babeuf, Claude Henry de Rouvroy Saint-Simon, Edward Bellamy, Oscar Wilde hasta Habermas. Luego, desarrollando una utopía del siglo XXI a través de propuestas de sistemas alternativos no conformes con la realidad en los distintos ámbitos, acordes a los valores y objetivos de la utopía; apoyándome de Voltaire, Olin Wright y Tomás Moro. Finalmente, analizando la interrogante si es posible que esta utopía se conciba como universal, además de la posibilidad de conseguirla.

Palabras clave: siglo XXI, realidad, universal, igualdad, diversidad.

Utopía

La palabra utopía se forma de los vocablos griegos οὐ [ou], que significa ‘no’, y τόπος [tópos], que se traduce como ‘lugar’, es decir: ‘el lugar que no existe’. El concepto en general se denomina como la ideación de un escenario en el que la sociedad es perfecta, según los valores establecidos, por lo que se le asigna un valor de irrealizable.

Esta representación idealista va cambiando según la época en la que se plantea, a partir de los distintos contextos políticos, sociales y económicos, por lo que podemos tener una amplia visión de los ideales humanos a los que se quieren alcanzar según el momento histórico.

Haciendo una breve línea del tiempo del concepto, el primero en la lista es Platón, a él se le acredita el primer modelo de sociedad utópica occidental a través de su escrito de la República; en este determina clases sociales, una concepción de justicia y una muy detallada descripción del Estado ideal como Estado justo. El siguiente, es Tomás Moro, él plantea una sociedad comunal, pacífica, donde reina la felicidad justicia y armonía. Estos dos filósofos fueron los precursores principales de la utopía.

En el siglo XV, el filósofo humanista Pico della Mirandola, expuso una concepción de la utopía que actualmente se entiende como el concepto que nos permite reconocer la unidad en la diferencia entre los sujetos sociales y que orienta nuestras prácticas, si no entra en contradicción con los elementos que integran nuestro proyecto de vida.

A partir de Mirandola, sugiero entender que el humanismo, visto como ideal funciona como el objetivo para alcanzar una meta que es la utopía. Algunos filósofos del siglo XVIII y XIX pensaron la utopía como democrática entre iguales, sin clases, con un capitalismo equitativo, sin anarquía económica, sin propiedad privada y con un sistema distributivo equitativo.

Por último, Oscar Wilde expone que un mundo en el que su mapa no incluya la utopía, no merece ni siquiera mirar, pues deja fuera el país en el que la humanidad siempre aterriza. Al llegar ahí, se mira hacia fuera y se ve una realidad mejor. Wilde parte del planteamiento de que el hoy, no existiría si no fuera por las utopías de otros tiempos.

Siglo XXI: más allá del realismo

Con estas distintas representaciones podemos ver cómo se van manifestando los intereses de la época a través de la concepción de un futuro mejor. Cada visión buscando un mundo más justo, más igualitario, donde reine la armonía.

Con base a esta idea, Habermas explica que uno de los aspectos que nos hace iguales frente al otro es que cada sujeto tiene el mismo derecho a la participación para coordinar acciones, hacer demandas, exigir justicia y generar acuerdos para mejorar el mundo. Por lo que ahora debemos plantearnos qué tan posible sería concebir una utopía en pleno siglo XXI, qué tipo de utopía sería, a qué ideales se atañería y lo más importante, cómo se lograría en medio del caos que ha dejado el sistema capitalista.

Debemos reconocer y entender, que el mundo de hoy, el sistema capitalista, es impulsado por una utopía, una utopía que no está funcionando de la mejor manera, está acabando con las relaciones más humanas a través de la violencia; con la naturaleza, por tantas acciones políticas, sólo, enfocadas en maximizar las producciones, en la racionalidad instrumental para consumir más, un consumo sin control.

Con políticas que salen del pensamiento voltaireano, que crítica cómo a través de la razón han justificado las transformaciones de instituciones y los discursos, así como el de progreso, desarrollo y civilización de la humanidad.

Hoy en día, a pesar de la situación global, existen varias propuestas para pensar que otra utopía es posible. La base de este planteamiento surge de todos estos sistemas alternativos no conformes con la realidad, que buscan generar un cambio a profundidad, desde las raíces.

Debido a la gran carga idealista de la utopía, está ofrece el suelo para formular y diseñar sistemas de vida alternativos, más justos, coherentes y éticos, por lo que se ha expandido a distintas áreas de la vida humana, ya sea desde lo económico, lo político, lo social, lo espiritual, la educación, la tecnología, hasta lo ambiental.

Un pensador más actual, Olin Wright, propone una utopía real partiendo de la idea de encontrar un camino alternativo mejorando el sistema que tenemos actualmente, refiriéndose primordialmente al sistema capitalista.Propone la economía social, el trabajo cooperativo a través de las empresas recuperadas, como estrategias anticapitalistas en el mundo contemporáneo. Nos apura a razonar sobre los valores que nos importan y nuestras aspiraciones para un mundo humanitario verdaderamente justo. Necesitamos las utopías para pensar en las alternativas a las instituciones dominantes para tener un mundo justo y humano.

Pero, también necesitamos de la realidad, en el sentido de alternativas que pueden ser construidas en el mundo tal como es, lo que sirve de ayuda para movernos en esa dirección. Ya que declara que ser utópica sin ser realista, crea proyectos de fantasía que nunca podrán suceder. Wright nos impulsa al actuar hoy y ahora, encontrando los espacios de la sociedad para construir este mundo idealista hacia nuestros objetivos.

La economía social es uno de los planteamientos alternativos más fuertes de hoy en día para contrarrestar el capitalismo, con este se busca romper con toda la estructura del sistema a partir de las nuevas formas de intercambio económico y de interacción humana.

En cuanto a la educación, se plantea seguir dentro del mismo hilo conductor de la economía social, con el cooperativismo, la empatía y el apoyo mutuo como valores esenciales.

Tomás Moro posiciona a la educación como herramienta para alcanzar los objetivos de la utopía y así resolver problemas sociales, al formar buenos seres humanos. Lo anterior apunta que se debe terminar con el modelo de educación basado en la competencia que sólo genera a una sociedad trabajadora que cae en la existencia de producir, llevando a la humanidad a la decadencia y perdiendo su esencia.

Bajo este enfoque necesitamos una educación por la paz, multicultural e incluyente, que hoy está construida desde la opresión, partiendo de de-construir cada paradigma que ha sido plantado y enraizado en nuestros subconscientes, como lo es una educación feminista, partiendo desde el género no binario, permitiendo así el completo, libre y diverso desarrollo de la persona.

Un planteamiento que apueste por la libertad como uno de sus valores fundamentales, está reflejada desde lo político y social, por una sociedad sin nacionalidades definidas por líneas imaginarias espaciales, por una nacionalidad única, como ciudadanas del mundo (world citizens), así asegurando la libertad de tránsito, desarrollo, igualdad de oportunidades y asimismo la posible felicidad.

Otras propuestas van más hacia lo sistémico, como el tipo de política bajo la cual se debe regir la sociedad, con una política horizontal, multicultural, diversa, representativa, humana, descentralizada e incluyente, bajo los mismo valores de comunidad, felicidad, honestidad, diversidad, libertad e igualdad.

Desde estos valores, otra propuesta como la renta básica universal como derecho básico, como una forma de asegurar los mismos, partiendo de que esta sentaría una base más igualitaria y justa para todas las personas, ya que con el tiempo se podría lograr un mundo más justo al garantizarle a todas las personas un sustento económico más allá de la supervivencia.

Y por último, nos queda considerar la justicia, la alternativa que se propone, es un sistema de justicia reparativa, que ve más allá de la lógica punitiva, buscando una reparación social total para adherir todo lo que se fragmentó a través de las necesidades de las partes involucradas.

Entonces, lo que queda es cuestionarnos la posibilidad de está utopía como universal, es decir, que incluya a todas las personas sin importar la cultura o las diferencias, representando a las mismas en cada ámbito, que sea descentralizada y sin límites socio-políticos territoriales, que sea la utopía más justa y humana.

Varga Llosa plantea que la posibilidad de lo universal variará desde cada cosmovisión, puesto que es imposible que la idea de la sociedad perfecta coincida en dos personas, ya que está varía con cada persona, al ser una creación a partir de nuestros ideales, valores y objetivos. Así exponiendo que universalizar una idea es cosa de fanáticos.

El problema de este planteamiento es la real individualidad de pensamiento, este como los ideales, valores y objetivos, la necesidad de la individualidad fue creación del mismo sistema capitalista, forzándonos en cada momento a creer que somos únicos, que somos completamente diferentes al otro.

Por lo que al final, realmente todas las personas partimos de la misma base, de las mismas necesidades humanas, de la necesidad de ser felices. Por consiguiente, la utopía universal sí es realizable, a partir de que se conciba la base utópica que rompa con el sistema capitalista y sus falsos ideales y se tenga un consentimiento colectivo por finalmente decidirnos alcanzar los objetivos de la utopía, de la construcción de un mundo mejor, está será realizable.

Vivimos entre utopías del pasado, como el sufragio femenino, la abolición del trabajo infantil o la educación universal, y en una utopía que cada día se asemeja más a una distopía, el pensamiento utópico nos provee la capacidad de actuar sobre nuestro entorno y cambiarlo, demostrando que los sueños de hoy pueden ser las realidades de mañana.

Para lograr la utopía que queremos, con todas sus propuestas de sistemas alternativos de vida, necesitamos consolidar una base utópica encaminada hacia nuestros objetivos para la construcción de un mundo mejor a través de los valores que nos importan, como la comunidad, la felicidad, la honestidad, la diversidad, la libertad y la igualdad. Y así encaminarnos a una utopía universal: incluyente, multicultural, diversa, representativa, descentralizada, justa y humana.

Referencias bibliográficas:

  • AGUILERA, MANUELA, “Pensadores y utopías”, Crítica, agosto 2014, < > (23 de julio del 2017)
  • ARUGUETE NATALIA Y SCHIJMAN BÁRBARA, “Un anticapitalismo del siglo XXI”, Página12, Diálogos, 25 de enero del 2016, <https://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-291033-2016-01-25.html>, (20 de julio del 2017)
  • François Noël Babeuf, Claude Henry de Rouvroy Saint-Simon y Edward Bellamy.
  • MÁRQUEZ HUMBERTO, “La gran crisis del capitalismo neoliberal”, Scielo, Agosto 2010, Vol.7, <http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-00632010000200004>, (29 de julio del 2017)
  • “Utopía” (s/f.), Significados.com, General, <https://www.significados.com/utopia/>, (24 de julio del 2017)
  • VARGAS LLOSA, MARIO, “La utopía no es realizable”, Instituto Mises, marzo 2012, <http://www.miseshispano.org/2012/03/la-utopia-no-es-realizable/>, (30 de julio del 2017).

Datos para citar este artículo:

Ana Carolina Díaz Nava. (2018). ¿Es posible concebir hoy en día la utopía (universal)?. Revista Vinculando, 16(2). https://vinculando.org/articulos/es-posible-concebir-hoy-en-dia-la-utopia-universal.html

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