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Formación de ciudadanos responsables y transformadores

Autor(a): Esperanza Olivares Pimentel - 4 Jul, 2019
¿Cómo citar este artículo?  

Un ciudadano útil, debe ser formado desde los cimientos, debe de prepararse desde la niñez para lograr convertirlo en un ciudadano consciente y comprometido con la transformación de la sociedad y la vida que le toque vivir.

¿Qué es lo que necesita un niño?

Un niño necesita sentirse querido, escuchado, comprendido, guiado, que se le establezcan límites claros en su comportamiento, que se le inculquen valores, que se le diga claramente lo que puede o no hacer, que se le impongan castigos, pero con respeto y cariño; que se le aclare que no existen los niños malos; pero si los niños que hacer cosas que no son buenas, a un niño se le debe de educar con mano firme, pero con delicadeza y respeto.

A un niño le falta que se le dedique tiempo, que se le de comprensión, amor, que se le acompañe en su día a día, que se le oriente y se le guíe cuando Él así lo requiera.

A un niño le sobran las etiquetas, esas que lo dañan y lo marcan de por vida; esas que quedarán grabadas en su memoria cual sello candente en la piel; ¡Eres malo, grosero, burro!, ¡Nunca vas a lograr nada ni a ser nadie en la vida!, estás frases tan cortas dejan heridas que quedan por siempre.

Se debe entender y comprender que un niño es un ser que nació libre, que él aún no sabe de las restricciones sociales, de la hipocresía del comportamiento humano, él no entiende porque no puede hacer lo que le gusta, porque siempre escucha el terrible “no”, por eso es importante al niño siempre hablarle con la verdad, decirle cuando las cosas no están bien, pero también reconocerle cuando hagan lo correcto, para que él se sienta motivado e impulsado a seguir creciendo.

A un niño se le debe castigar, sí, pero de una forma cariñosa y siempre dejándole muy en claro porqué se está haciendo; el niño también tiene derecho al respeto; por lo que es importante informarlo del motivo de la molestia que ocasionó; dejando de lado los reproches; porque con esto solo se logra complicarle la vida.

Jamás se le debe pasar al niño las frustraciones propias, ya que cuando pase su etapa de niñez tendrá que enfrentar su propio miedo, dolor, incomprensión, amor y desamor; tendrá que enfrentarse a ese mundo malvado que a pesar de ser “Civilizado” no practica el amor al prójimo; tendrá que someterse a esa esclavitud social tan característica de estos tiempos.

Al niño se le debe enseñar a que crea en sí mismo, a que tenga confianza en sus capacidades, a que sea razonable en su modo de pensar y de actuar y a que tenga la seguridad de que su éxito y felicidad dependen solo de él.

El niño debe tener la convicción de que él no puede cambiar a todos los que lo rodean, pero él si puede cambiarse a sí mismo y ajustar su comportamiento para lograr su meta, se le debe enseñar que, si logra poner su corazón, mente y esfuerzo hasta en el más pequeño de sus actos, ¡alcanzará el éxito!

Se le debe convencer que él puede ayudar, orientar, dirigir y apoyar a los demás y que esto no le afectará; por el contrario, lo hará ser aún más grande; además de que logrará participar en el cambio para un mundo mejor que tanta falta hace.

Si se quiere que un niño sea mejor cuando sea adulto, se le debe impulsar a la acción para lograr el cambio, no permitir que deje pasar la oportunidad de prepararse, de estudiar, de formarse y de actuar en beneficio de su propio futuro.

Por ello que es muy importante proporcionar al niño amor, cariño, atención, motivación y libertad, porque eso es lo que él necesita para sentirse impulsado a mejorar el mundo en el que vive.

A un niño no se le enseña con un método, puesto que no es un producto que se esté elaborando en serie, a un niño se le debe enseñar con paciencia y dedicación, se le debe escuchar, motivar, aconsejar, pero sobre todo conocer, ya que no se puede enseñar a alguien que no se conoce, porque si no se conoce, no se saben cuáles son sus necesidades, sus requerimientos, sus anhelos, sus alcances y sus limitaciones.

Para poder convertir a ese niño en un gran alumno, primeramente, hay que definir el término alumno, ya que erróneamente de pronto se cree que el alumno es aquel que no tiene conocimientos, que no sabe y que tiene la obligación de aprender, pero muchas veces no se alcanza el objetivo porque el instructor no tiene la capacidad de enseñar, transfiriendo su incapacidad al alumno.

El alumno es aquel que debe aprender, el que va a recibir conocimientos por parte de otro, es el discípulo, es quien debe interiorizar la nueva información que está obteniendo para convertirla en conocimiento útil.

Se debe convencer al niño de que aprender es comprender y se comprende cuando se pueden aplicar los conocimientos adquiridos en la práctica cotidiana, se debe desarrollar el pensamiento con base en el razonamiento y la utilización de la lógica, tomando como base las experiencias vividas propias o ajenas y así determinar la aplicación real de los conocimientos adquiridos en el aula.

Si el alumno recibe la información por parte del maestro o de la persona que tiene más conocimiento sobre la materia en cuestión, surge la pregunta ¿Qué hace el profesor, maestro o formador para lograr que el alumno aprenda?

Es muy necesario que el formador impulse a los estudiantes a crear sus propios conceptos, a que no se limiten a memorizar lo escrito por otros autores, ya que, en la medida de su razonamiento, será el resultado de su aprovechamiento.

El profesor tiene una posición privilegiada para lograr la formación de ciudadanos y ciudadanas críticos y capaces de mejorar el mundo, de poder aportar ideas y acciones en todas y cada una de las cuestiones que se presenten, el alumno podrá contribuir a la mejora de su entorno en la medida en que se le prepare para tales situaciones; y esto va a ser determinante con el actuar del profesor.

Pero el profesor deberá apoyarse siempre en los padres del alumno; ya que, los papás, el alumno y el educador forman un trinomio, con el que se puede lograr formar seres humanos plenos con la preparación moral y ética necesaria para la transformación de la sociedad que está en franca decadencia.

El educador debe de estar consciente de que todos los alumnos pueden aprender; pero que algunos tardan más en lograrlo; además de que no todo el aprendizaje se manifiesta en el momento en el que se aprende, sino que requiere de un detonante para poder manifestarse; por lo que el profesor debe ayudar al alumno para que este consiga su máximo nivel de aprovechamiento.

Cuando el profesor ayuda a que el alumno utilice las experiencias acumuladas en su memoria, será posible que este logrando la capacidad de transformación de los alumnos.

Para que los alumnos puedan lograr sus metas, se requiere que crean en su conocimiento, en su inteligencia y en su capacidad para enfrentar los retos que se le presenten; así como para involucrarse en los procesos de mejora y cambio de las situaciones adversas que se presentan y poder lograr las metas trazadas.

El alumno puede dar siempre más, solamente hay que prepararlo con base en motivación, respeto y razonamiento.

Datos para citar este artículo:

Esperanza Olivares Pimentel. (2019). Formación de ciudadanos responsables y transformadores. Revista Vinculando, 17(2). https://vinculando.org/articulos/formacion-de-ciudadanos-responsables-y-transformadores.html

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