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La historia de UCIRI ha estado estrechamente ligada a un equipo de misioneros católicos y especialmente al sacerdote holandés Frans Van der Hoff, quien se estableció en la región en 1980.
Aunque los productores ya se encontraban envueltos en su propio proceso de organización, Van der Hoff, impulsó una dinámica de reflexión al interior de las comunidades sobre las causas que subyacían a su problemática como cafeticultores. Este proceso resultó, entre otras cosas, en el descubrimiento de la importancia de valorar su producto, permitiéndoles optar por compradores de café alternativos a través de los cuales se obtienen mejores precios. UCIRI se fundó en 1983, y en 1985 recibió la visita de Nico Roozen representando a la OIA holandesa “Solidaridad”.
Este contacto fue no sólo clave para el acceso de UCIRI al mercado del Comercio Justo, sino fue también la base para la fundación de la primera organización certificadora de Comercio Justo, Max Havelaar, la cual enfocó sus esfuerzos inicialmente en el café (Van der Hoff y Galván, 1998:130; Roozen y Van der Hoff, 2001: 34). Como Mace precisa:
En Oaxaca, la necesidad de los habitantes indígenas ha orientado su atención hacia un clero progresista que emplea la teología de la liberación para apoyar movimientos sociales rurales. Una misión común entre los teólogos de la liberación es empoderar a la población indígena desvalida y asistirle para que sean los sujetos de su propio desarrollo… (1998: 22)
La relaciones con los misioneros y las OIA’s fueron importantes, también, para que la producción se orientara hacia los métodos orgánicos. Como Norget sugiere, al centro de la ideología de UCIRI se encuentra “…una acentuación de cualidades consideradas como integrales para la cultural indígena” (1997: 11). Los métodos orgánicos, aunque introducidos por europeos, son similares a sus técnicas agrícolas ancestrales, practicadas antes de la llegada de la “revolución verde”, donde se generalizó el uso de agroquímicos.
Lo orgánico también es consistente con el respeto indígena por la tierra, el bosque, y todos los seres vivientes – de naturaleza sagrada o terrena- que la habitan. A la vez, la orientación de la teología que motiva los esfuerzos de la organización tiene también resonancia con las nociones locales de trabajo comunal organizado, ayuda mutua, y reciprocidad, conocido tradicionalmente como “tequio”. Parte de la filosofía de UCIRI es la continuación de los sistemas de toma de decisiones basados en la institución indígena de “usos y costumbres”, la cual aunque algunas veces asociada a los tiempos de la colonia, es ampliamente reconocida como un proceso democrático de elaboración de políticas locales, profundamente asimilada por la cultura indígena de Oaxaca (Norget, 1997: 11).
Esta forma de organizar la producción basándose en la integración de valores indígenas y cristianos (teología de la liberación), ha sido el pilar no solamente para la motivación campesina, sino además en términos de su imagen y prestigio frente a la opinión publica internacional (OIA’s, medios, academia y organizaciones de desarrollo). Por ejemplo, la FAO considera a la meta principal de UCIRI como “solidaridad y sustentabilidad enraizada en la cultura y en la producción de acuerdo a la sabiduría ancestral y a nuevas técnicas (orgánicas) con el fin de preservar sus suelos, agua, y su cultura” (FAO, 2002).
Datos para citar este artículo:
Horacio Almanza-Alcalde. (2005). El papel de la iglesia en los Movimiento Sociales Transnacionales. Revista Vinculando, 3(1). https://vinculando.org/comerciojusto/mst_comercio_justo/iglesia_mst.html
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