La educación tiene que quedar libre de la influencia de intereses económicos que la consideren una mercancía y no un derecho, y de intereses políticos que traten de controlarla. Debe buscar el bien común y satisfacer las exigencias sociales y científicas que promueven la construcción de una nación equitativa. Para ser reestructurada, es importante reflexionar primero sobre cuatro temas fundamentales: el concepto de educación, los fines de la educación, lo que se debe enseñar, y el trabajo docente y su efecto en los estudiantes.
En el presente ensayo daré respuesta a cada punto con la intención de clarificar cómo cada uno de ellos debe resultar en la formación de aprendices que puedan reflexionar críticamente, que sean independientes, que disfruten del proceso educativo, que revolucionen el sistema político y social, y que promuevan la paz, la equidad y la felicidad.
Para la comprensión del presente ensayo creo necesario definir felicidad. La felicidad es un efecto de la paz que se consigue en un ambiente sin opulencias ni miseria, en el que podamos desarrollar nuestras capacidades, disfrutar del estudio, la familia, el arte, la cultura, la paz, el tiempo libre, el deporte, y la solidaridad. Incluye también respetar al derecho ajeno, a la naturaleza, a la opinión divergente, y a las diferencias individuales.
Por otra parte, la reflexión crítica es una actividad práctica relacionada a la toma de decisiones. Es un proceso de inferencia que parte de ideas previamente aceptadas, información obtenida por otras personas o por la observación, y llega a conclusiones sobre creencias o acciones (Norris, 1988).
Reflexionar críticamente implica saber cuándo se debe obedecer, discrepar o aceptar (Flores Del Rosario, 1999), siempre pensando en el bien común. El bien común no implica la pérdida de la personalidad, ya que pensar en la sociedad no significa negar al individuo. Se trata de dar mayor importancia a los intereses sociales que a los individuales, al igual que el tronco de un árbol es más importante que cualquiera de sus hojas (Bueno, 1961).
El concepto de educación
Empezaré a dar respuesta a los temas que componen el presente credo educativo reflexionando sobre el concepto de educación. La educación es un proceso de formación del ser humano a través de influencias externas conscientes o inconscientes y que motivan en él la voluntad de desarrollo autónomo (Nassif, 1991) y la búsqueda de la felicidad.
Aquellas influencias externas que posibilitan la creación de conocimiento están en función de la interacción con el entorno y la ayuda mutua con otros individuos. Para lograr la voluntad de desarrollo autónomo, la educación deberá promover la curiosidad epistémica, la cual impulsa el deseo de nueva información y fomenta la exploración, la experimentación (Berlyne, 1954), y la reflexión crítica para la creación y validación del conocimiento y la subsiguiente aplicación de ese conocimiento para el bien común.
Existen valores que deben estar presentes en todo acto educativo: la solidaridad, el respeto y la humildad. Es necesario que la concepción individualista y materialista de la sociedad de consumo no se extienda a las aulas y que en lugar de fomentar el arribismo y el “sálvese quien pueda” nuestros estudiantes aprendan que la vida se la vive en comunidad con respeto al derecho ajeno.
Por otra parte, la soberbia no permite la aceptación del error como base del aprendizaje, ni la apertura a las ideas de otros y la evolución dialéctica del conocimiento. Para procurar el bien común y la formación de los valores mencionados en este párrafo, la educación debe ser un derecho humano de acceso obligatorio (a nivel primario y secundario) y gratuito, que nos alerte sobre las necesidades sociales a través de la problematización y reflexión crítica de la realidad, y que cree ciudadanos revolucionarios que descubran los problemas que aquejan a la humanidad y que transformen la situación (Freire, 2012) de las presentes y futuras generaciones.
Los fines de la educación
Si individual y colectivamente queremos que la felicidad sea el propósito de nuestra existencia y debido a que de la educación depende casi toda actividad humana ya que esta dota a nuestra especie de todas las herramientas que necesita para su subsistencia y posterior desarrollo autónomo (Nassif, 1991, p. 13), la felicidad debe ser el fin único de la educación. La solidaridad, el respeto y la humildad serán siempre su objetivo. Debemos rechazar entonces, el hecho de que la educación actual sea tremendamente individualista.
Lo digo porque se fomenta la competencia de varias formas, ya sea premiando al que corre más, al que resuelve más ejercicios de matemática en menor tiempo, al que saca 10, al que habla más, al que habla menos, al que viste mejor el uniforme, etc. Adicionalmente, la educación tiene que romper la idea errónea de que alguien tiene que competir con los demás para ser exitoso en la vida, el cual es un pensamiento aceptado en la sociedad capitalista, adoradora del dinero en la que estamos.
Debido a que este tipo de competencia genera conflictos, la educación debe enseñar a los estudiantes la diversidad humana y la posibilidad de que en esa diversidad se encuentren intereses comunes por los cuales luchar cooperativamente. Esto ayudaría a reducir los prejuicios, la hostilidad y fomentaría la solidaridad y la cooperación mutua, serena, amigable, pacífica y feliz (Delors, 1996). No podemos olvidar que la educación ha estado siempre al servicio de las clases dominantes (Ponce, 1975).
Lamentablemente, aun vivimos en un mundo en donde los docentes y las escuelas forman personas que calcen en este sistema injusto que destruye las iniciativas y en donde los sueños de los jóvenes no son parte ni del presente ni del futuro. Por lo tanto, la educación tendrá como objetivo considerar la voz y las diferencias de los estudiantes y crear espacios donde puedan descubrir y desarrollar sus habilidades, disfrutar lo que hacen, y no estar limitados ni forzados a hacer algo que no desean por el hecho de subsistir. Personalmente, dudo que se encuentre la felicidad en ello.
Lo que se debe enseñar
Los contenidos deben reflejar la realidad en la que el estudiante vive y deben estar enfocados en la identificación de problemas y presentación de varias alternativas de solución (Campanario, 2000; Ley, 2014). Todo lo que se enseña debe tener un uso práctico inmediato o al menos estar conectado con las necesidades, deseos, expectativas y conocimientos previos del estudiante (Herrera & Murry, 2011). El convertir a la educación en una herramienta para perpetuar la dominación y el sometimiento, o desarrollar una sociedad de pleno ejercicio de la solidaridad, el respeto y la humildad depende en gran medida de los contenidos.
Para hacer de ella una herramienta de dominación, los contenidos será seleccionados por las empresas o entidades públicas que controlen la educación y tendrán el objetivo de formar a los estudiantes de acuerdo a sus intereses, clasistas, políticos, o económicos. Se aplica entonces una pedagogía engañosa con el propósito de que los estudiantes y futuros ciudadanos sean obedientes ciegos de lo que se les dice y de las reglas impuestas por el sistema y las clases sociales dominantes (Macedo, 1994).
Por otra parte, si queremos hacer que la educación sea liberadora, los maestros y alumnos deben fomentar la curiosidad epistémica y considerar que el conocimiento no es estático ni inmutable, por lo que debe cuestionarse todo lo que se enseña ya que la escuela no debe ser un espacio para reforzar ideas sino para analizarlas, cuestionarlas y reinventarlas (Freire, 2012).
Trabajo docente y su efecto en los estudiantes
La metodología que se debe utilizar en el aula tiene que tomar en cuenta al estudiante como centro y razón de la educación y a su participación activa en el proceso de aprendizaje. Los docentes deben tener como metas principales el desarrollo de la metacognición, la reflexión crítica, y el que los estudiantes disfruten y se diviertan aprendiendo.
Para ello, nosotros como maestros debemos disfrutar nuestra profesión y ejercerla con entusiasmo, con dinamismo, y con compromiso de procurar que los estudiantes aprendan y gusten de ir a la escuela. Si tanto maestros como estudiantes no disfrutan de su labor, la educación podría convertirse en una actividad monótona y sombría ya que en ese tipo de ambiente no puede existir entusiasmo, dinamismo, ni compromiso.
Adicionalmente, los maestros deben ser revolucionarios que guíen a las personas que cambiarán las leyes y el sistema político y social injusto. Un docente que no tenga la visión de un mejor futuro en su mente y el deseo de crear un mundo mejor para sus estudiantes no merece ser docente. Un maestro revolucionario es consciente de la importancia de una adecuada educación que permita el libre desarrollo de la personalidad de los estudiantes, que no los uniformice, someta y controle; sino que transforme la mentalidad de los educandos y consiguientemente la situación que los oprima (Freire, 2012).
Un buen maestro no es perfecto, ya que es humano, pero debe ser ejemplo de buenos valores, honestidad y preparación. Por ejemplo, no podemos decir a nuestros estudiantes no mientan si nosotros mentimos, no hagan trampa si nosotros lo hacemos, o pedirles su máximo esfuerzo si nosotros asistimos al aula de clase buscando únicamente un salario sin dar lo mejor de nosotros mismos, perdiendo la vocación de servicio e incumpliendo el compromiso que tenemos con nuestros estudiantes y la sociedad.
El profesor debe considerar en su metodología que la actitud rebelde de los estudiantes es el bien más preciado que tienen, por lo que no debe forzárseles a seguir las reglas del sistema ni reprimir sus formas de expresión; si se lo hace, se contribuiría a la uniformidad de pensamiento.
La educación que ofrecemos a nuestros estudiantes debe hacer de ellos agentes activos del cambio social que necesitamos, conscientes de la realidad y los problemas que en ella existen pero que también valoren quiénes son y sepan que ellos son capaces de hacer cualquier cosa que quieran para beneficio de su familia, de su comunidad y de ellos mismos. Tendremos así más oportunidades para que los vicios del sistema no se reproduzcan.
Como conclusión debo indicar que la educación es un derecho humano fundamental basado en la relación solidaria y respetuosa entre las personas cuyo fin único debe ser la felicidad. Para lograr esa felicidad los contenidos y la metodología de enseñanza deben conectarse con el contexto en que viven los estudiantes, sus aspiraciones, aptitudes, conocimientos previos y deseos.
El enseñar a los estudiantes a reflexionar críticamente y a descubrir sus propias formas y ritmo de aprendizaje hará de ellos aprendices independientes conscientes de la cooperación altruista y el interés común como vía de una convivencia armónica, progresista y feliz. Finalmente, hemos de ser la clase revolucionaria que logre evitar que la educación sea un instrumento de dominación al servicio de las clases dominantes, debemos desalojarlas e imponer nuestra propia educación (Ponce, 1975). Los revolucionarios del siglo XXI no están en la montaña con un rifle. Las mejores trincheras son nuestras aulas.
Referencias
- Berlyne, D. (1954). A theory of human curiosity. British Journal of Psychology General Setion, 45(3), 180-191. doi: 10.1111/j.2044-8295.1954.tb01243.x
- Bueno, M. (1961). Educación y Sociedad. Revista mexicana de sociología, 23(3), 887-895. doi: 10.2307/3538544
- Campanario, J. (2000). El desarrollo de la metacognición en el aprendizaje de las ciencias: estrategias para el profesor y actividades orientadas al alumno. Enseñanza de las ciencias, 18(3), 369-380. Recuperado de http://www.raco.cat/index.php/ensenanza/article/viewFile/21685/21519
- Delors, J. (1996). Los cuatro pilares de la educación. En La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI (pp. 91-103). Madrid: Santillana/UNESCO.
- Fernandes, F. (1970). Patrones de dominación externa en América Latina. Revista mexicana de sociología, 32(6), 1439-1459. doi: 10.2307/3539414
- Flores del Rosario, P. (1999). Filosofía y docencia para profesores. México, D.F.: Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México.
- Freire, P. (2012). Pedagogía del oprimido (2ª. ed.). Madrid: Siglo XXI.
- Herrera, S. & Murry, K. (2011) Mastering ESL and bilingual methods: Differenciated instruction for culturally and linguistically diverse (CLD) students (2a. ed.). Boston, M.A: Pearson education.
- Ley, M. (2014). El aprendizaje basado en la resolución de problemas y su efectividad en el desarrollo de la metacognición/problem-based learning and its effectiveness in the development of metacognition. Educatio siglo XXI, 32(3), 211-229. Recuperado de http://search.proquest.com.ezbiblio.usfq.edu.ec/docview/1658734819?accountid=36555
- Macedo, D. (1994). Nuestra cultura común: Una pedagogía engañosa. En Nuevas perspectivas críticas en educación (pp.131-164). Barcelona: Paidós.
- Nassif, R. (1991). Pedagogía general. Buenos Aires, Argentina: Kapelusz.
- Norris, S. P. (1988). Research Needed on Critical Thinking. Canadian Journal of Education/Revue Canadienne De L’éducation, 13(1), 125-137. doi: 10.2307/1495172
- Ponce, A. (1975). Educación y lucha de clases (4ª. ed.). Medellín, Colombia: La pulga.
Datos para citar este artículo:
David Villagómez Pacheco. (2016). La educación en búsqueda de la felicidad. Revista Vinculando, 14(1). https://vinculando.org/educacion/educacion-busqueda-felicidad.html
Susana dice
Muy acertadas tus ideas y propósitos de ser maestro. Pues me siento orgullosa de algún rato haber compartido el trabajo contigo. Voy a compartir con otros maestros tu pensamiento en este ensayo que lo asumo como propio por ser un buen referente para estos tiempos inciertos en tema educativo. Abrazos y felicitaciones David.
Revista Vinculando dice
Hola Susana,
Qué bueno que este artículo haya sido de tu agrado. Comentarios como el tuyo nos impulsan a seguir publicando artículos de interés y utilidad para nuestros lectores, y la educación sin duda es uno de nuestros ejes principales. Gracias por tus comentarios!
Jimena dice
Excelente ensayo, no soy maestra, sin embargo me emociona la pasión que demuestra. Quisiera que los maestros de mi hijo pudieran conocer este trabajo, así que lo compartiré con ellos.
Deseo realmente, que la educación no incentive la competencia entre los estudiantes, sino como usted mencione impulse el trabajo colaborativo, que estén motivados en obtener nuevos conocimientos, analizando la información que reciben.
Mis más sinceras felicitaciones, me encantó leer su ensayo.
Rocio Vázquez dice
Felicito a la revista, por aportar nuevas vertientes, en el ámbito de la educación. Gracias
Revista Vinculando dice
Gracias a ti Rocío! Nos alegra saber que los artículos que publicamos son de interés para ti. Recibe un cordial saludo.
Jorge dice
Excelente, comparto la búsqueda de la felicidad y los objetivos que promueve, mas que Educacion debería ser aprendizaje mutuo. Mil gracias