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El amor a la docencia en tiempos de pandemia. Una luz en la oscuridad

Autor(a): Diego Abel Sánchez - 28 May, 2021
¿Cómo citar este artículo?  

Introducción

Reconocerse y autodefinirse como educador en los momentos que vivimos no resulta una tarea sencilla, más aún si esta profesión esta cruzada por múltiples presiones y demandas que llevan a dudar del llamado vocacional hacia la docencia. Qué implica ser docente hoy? Qué obstáculos se presentan en la labor diaria? Qué factores endógenos y exógenos actúan como limitaciones en el proceso de enseñanza-aprendizaje?, estos y otros interrogantes se presentan al momento de tomar la decisión de encarar esta noble tarea y en definitiva se ponen en juego expectativas, pre-conceptos, ideales y  valores propios que se contraponen entre el la concepción del docente ideal y el docente real.

Como señalan varios autores (citados a final del presente artículo), la docencia esta cruzada por visiones en algunos casos enfrentadas, vale decir: El docente visto y entendido como trabajador de la educación cruzado por valores relacionados con la relevancia, defensa y respeto de los derechos del magisterio, por ende de los educandos a su guarda, y por extensión de las particularidades que reviste el sistema educativo como tal, por otro lado el docente concebido como profesional de la educación, donde si bien los derechos negados no pasan desapercibidos, su función se enmarca más en su labor áulica que en la defensa de los mismos (delegando en los sindicatos estas cuestión y entendiendo que la lucha por mejorar el sistema educativo debe darse en primer y mayor medida dentro del aula).

En mayor medida podríamos asociar la primera concepción al ámbito público del sistema educativo y la segunda a su órbita privada, pero no necesariamente estas cuestiones son tan determinantes o taxativas y en gran medida podríamos decir que una visión de docente no niega o enfrenta a la otra, sino que se complementan al formar parte de una misma realidad educativa y al defender los mismos ideales  (desde diferentes caminos o acciones), como lo son educación inclusiva y de calidad para todos bajo condiciones dignas de trabajo.

Siempre se exigió al colectivo docente que formara; ciudadanos respetuosos de las normas que imperan en un modelo democrático, que no descuidara la trasmisión de valores positivos y constructivos  orientados en ese sentido, que adapte su metodología de trabajo incluyendo nuevas estrategias didácticas vinculadas a las Ntic, que enseñe herramientas relevantes y trasmita contenidos  actualizados aportando un sólido andamiaje para permitirle a sus alumnos adaptarse exitosamente a las exigencias del mundo de los estudios superiores y por si fuera poco que se adapte al contexto actual.

Que significa adaptarse al contexto vigente: que domine todos los aspectos que rodean a la educación virtual logrando superar barreras y limitaciones de todo tipo, que contenga anímica y emocionalmente a sus alumnos aislados por las cuarentenas  y además que cumpla otras funciones derivadas e implícitas a las ya enunciadas de carácter administrativo-burocrático, seguimiento particular de los alumnos a su resguardo atendiendo a todo tipo de emergentes  o incluso reparto de alimentos en las escuelas, o de actividades domiciliarias a alumnos sin conexión (entre otras).

La praxis docente y sus desafíos

Esta compleja realidad lleva a reflexionar sobre la cuestión vocacional hoy en la región. A pesar de ello la docencia continua siendo atractiva para sectores de clase de media/baja que encuentran en esta profesión  no sólo la satisfacción de cubrir un anhelo vocacional, sino además una relativa estabilidad laboral.

Esta ecuación no siempre es tan certera, ya que se ponen en juego otros factores  (además de los ya mencionados) que actúan como condicionantes desalentadores en su elección, o como obstaculizadores en la formación y en el desempeño profesional directo.  Factores incidentes endógenos que se asocian a magros salarios y escalafones que priorizan la antigüedad sobre la formación académica, planes de estudio obsoletos y ofertas de capacitación desactualizadas.

Otros de carácter exógenos pero influyentes de manera directa e indirecta como son;  deficiencias edilicias de todo tipo y carencias de recursos materiales en los establecimientos educativos, falta de compromiso sostenido a nivel gubernamental y social en las problemáticas propias de la vida escolar, altos  niveles de pobreza y marginación entre las familias que integran cada comunidad educativa, carencias de modelos positivos difundidos entre los medios masivos de comunicación vinculados a la relevancia y jerarquización del conocimiento  y el saber, ausencia de programas de contención y de  proyectos de vida superadores entre alumnos/as jóvenes y adolescentes expuestos a situaciones de violencia intra-familiar, adicciones, maternidad temprana no deseada (entre otras).

Una radiografía reciente de esta campo laboral en  la Rep. Argentina (y trasladable en parte a otros países de la región) refleja que mayoritariamente el colectivo docente de niveles primario y secundario está integrado por  mujeres pertenecientes a la franja entre 35-45 años con 0 a 10 años de antigüedad.

La gran mayoría de los docentes argentinos continúa formándose tras obtener su título inicial, por ejemplo en 2016, el 79% de los docentes encuestados de nivel primario y el 72% de los de nivel secundario había participado de acciones de formación continua hacia el mes de octubre (tendencia que se sostiene dependiendo de la oferta existente, en general en torno a cursos con puntaje de capacitación gratuitos y en servicio ofrecidos desde sindicatos, centros de investigación educativa distritales, organismos privados o casas de estudio de nivel superior).

Los estudios cursados mayormente son de nivel superior terciario no universitario (entre los docentes de nivel primario)  e incluyéndose  un porcentaje mas elevado entre los docentes de nivel secundario con titulo universitarios.  Es decir  que en ambos niveles, pero especialmente en el nivel primario, predominan los docentes formados en el nivel superior no universitario, pero en la secundaria existe una proporción mucho mayor de profesionales con título universitario docente y no docente.

En relación a la cuestión salarial antes citada es de destacar que en la Argentina existe el denominado docente “taxi”.  Los docentes del nivel secundario suelen trabajar en más de una sección o curso simultáneamente. Solo el 22% se desempeña en una única sección en la escuela por la que respondió. El 47% lo hace en dos, tres o cuatro secciones; el 20% en cinco, seis, o siete; y el 10% en ocho secciones o más.

Todas cuestiones atentan no sólo contra la salud psíquica, física y emocional del docente, generando agotamiento y desgaste progresivo, sino además tiene su impacto profundo en su quehacer cotidiano provocando escasos lazos de pertenencia institucional y a la comunidad educativa y menos tiempos para panificar evaluar y calificar.

Ante este complejo panorama y mas allá de la necesaria formación académica (profunda y actualizada) que debe tener todo docente para un desempeño idóneo de su profesión, su labor exige además,por lo tanto, varias cualidades:

  • Un alto grado de compromiso social (vinculados con los levados niveles de  pobreza, violencia y marginación a los que están expuestos sus alumnos, muchos de los cuales poseen además carencias materiales, nutricionales, emocionales,  etc.).
  • Capacidad de adaptación a escenarios  cambiantes  (vinculadas con la cultura organizacional propia de  cada institución en la que trabaja, imposición de cambios y adecuaciones frecuentes de orden burocrático-normativo,  demandas  específicas de la comunidad educativa de la se forma parte, etc)
  • Ética profesional  (vinculadas a la atención y exigencia plena de los derechos y obligaciones propios de su rol, asociada además a la actualización permanente de su formación a través de cursos de especialización, estudios complementarios, asistencia a conferencias y congresos temáticos, etc.).

Estas cualidades hacen e hicieron de la docencia (hoy y siempre) una profesión  -entre tantas otras- una labor fundamental y  necesaria para afrontar los tiempos que estamos atravesando, plenos de aislamiento físico, necesidades afectivas y de contención anímica, vacíos formativos.

Es fundamental para el alumno saber que  (más allá de sus pares y familia)  hay otros interesados en verlos desarrollarse como personas íntegras, con sólidos valores y herramientas para  desempeñarse idóneamente como futuro ciudadano, estudiante universitario y trabajador, verlos  progresar, formarse para las exigencias del j hoy y del mañana, vinculándolos con el conocimiento y con la vida misma.

Todo esto no se podría lograr sin el compromiso pleno de docentes y alumnos embarcados en la noble tarea de enseñar/aprender, sin el acompañamiento de las familias, sin la guía de directivos y agentes escolares y sin el apoyo  de funcionarios gubernamentales.

Es por ello que mas allá del amor que demanda esta profesión se necesita de todos los que dan forma y sentido a la labor educativa (dentro y fuera de cada escuela), esa sinergia y trabajo mancomunado es lo que exige la realidad de hoy, en su defecto todo el esfuerzo depositado por cada docente desde la soledad de la clase (en todas sus variantes: virtual, semi-presencial o presencial)  será un esfuerzo estéril condenado al fracaso o en el mejor de los casos limitado a una lucha quijotesca  que alcanzará logros aislados en algunos de sus alumnos más comprometidos  (y por ende con mayor grado de apuntalamiento y seguimiento familiar).

Pero como señalamos anteriormente no todo depende del rol que asuma el maestro en soledad desde el aula. Si bien el éxito en la vida escolar depende de varios factores (intra y extra-escolares), un estudio señala además que existen diferentes variables del entorno familiar que inciden en los logros de aprendizaje de los alumnos, a saber:

  1. Ocupación, ingreso y nivel educacional de los padres
  2. Condiciones de habitabilidad e infraestructura física del hogar y grado de hacinamiento
  3. Recursos del hogar (libros, computadoras y/o dispositivos con conectividad, etc.)
  4. Organización familiar y clima afectivo del mismo
  5. Capital social cultural de la familia, vecindario y grupo de pares
  6. Alimentación equilibrada y saludable del alumno durante su infancia/niñez
  7. Particularidades de la socialización primaria, rutinas, actitudes y motivaciones incorporadas

Muchos de éstos factores de base e incidentes luego en la trayectoria educativa de niños y jóvenes depende pues de las particularidades familiares de los alumnos, ya que al momento de definir la socialización primaria como un original factor influyente, nos referimos justamente a que es la familia la primera “escuela”.

Es en este contexto donde las responsabilidades parentales ocupan un lugar destacado junto al Estado como garantes de los derechos básicos necesarios para que toda familia viva y se desarrolle en condiciones dignas, siendo esta la base fundamental y necesaria sobre la que se apoyará luego y de manera complementaria la escuela y la labor docente diaria.

Conclusiones y reflexiones finales

En el sistema educativo nacional (más aún ante el impacto de la pandemia vigente y entre los sectores más postergados de la sociedad) se han profundizado los niveles de sobre-edad, abandono y deserción escolar, siendo estos más pronunciados en el nivel secundario.

Esta dura realidad obliga a un involucramiento y compromiso generalizado, donde docentes, escuela, familias y funcionarios actúen mancomunadamente en pos de un objetivo común: Poner en el lugar que se merece a la educación y por ende a todos los que forman parte del universo educativo.

Fijando prioridades en las agendas gubernamentales orientadas a sentar las bases de verdaderas y profundas políticas de Estado que den cuenta de la relevancia que posee la educación de los pueblos para el crecimiento sostenido y emancipación genuina de un país.

Esta verdadera revolución copernicana de la educación la aplicaron en el pasado los que entendieron que este era el camino para una nación mejor, más justa y soberana, pero en las últimas décadas (a pesar de algunas reformas parciales bien intencionadas) hemos perdido el rumbo, y hoy resulta más necesario que nunca volver a la senda del progreso y la equidad desde el fortalecimiento de los pilares de nuestros sistemas educativos nacionales y provinciales, definidos desde un carácter inclusivo, plural, democrático y de calidad. El tiempo es hoy y  de todos depende poder lograrlo.

Así las cosas, nos queda a nosotros educadores poner nuestra cuota de optimismo, ante lo que se presenta como un enorme y complejo desafío: recuperar saberes del ciclo pasado y priorizar contenidos del actual, contener emocionalmente a nuestros alumnos y hacer seguimiento de sus avances y retrocesos, recurrir a toda una gama de opciones de Ntics como nexo comunicacional con nuestros alumnos y como intermediario entre ellos y el conocimiento, sortear todo tipo de obstáculos técnicos y de baja o ausencia de conectividad  para lograr el objetivo anterior, colaborar con la red de asistencia nutricional a las familias y atender a todos los aspectos burocráticos y administrativos que exige el sistema educativo, además de planificar, evaluar y calificar a todos  nuestros alumnos y si queda tiempo capacitarse on line.

No es poco y no es sencillo, pero es el camino que hemos elegido y  nuestra vocación la que nos ha guiado a esta noble y fundamental tarea. Es por todo ello que de nosotros depende, en mayor medida, que la luz vuelva a brillar en  cada uno de nuestros educandos. En vos confío docente con vocación.

Referencias

  • https://www.cippec.org/publicacion/que-sabemos-de-los-docentes-en-argentina-datos-nuevos-desafios-que-persisten/
  • https://www.argentina.gob.ar/educacion
  • https://oei.int/oficinas/argentina
  • Crabay, Marta Isabel.  “Adolescencias y juventud: desafíos actuales”. Editorial Brujas, 2007.
  • Gavilán, Mirta Graciela. “La desvalorización del rol docente.” 1999.
  • Iaies, Gustavo. “Evaluar las evaluaciones.” IAIES, G. et al. Evaluar las evaluaciones: una mirada política acerca de las evaluaciones de la calidad educativa. Buenos Aires: Unesco/IIPE (2003).
  • Tedesco, Juan Carlos, and Emilio Tenti Fanfani. “Nuevos tiempos y nuevos docentes.” Documento de discusión 57. 2002.

Datos para citar este artículo:

Diego Abel Sánchez. (2021). El amor a la docencia en tiempos de pandemia. Una luz en la oscuridad. Revista Vinculando, 19(1). https://vinculando.org/educacion/el-amor-a-la-docencia-en-tiempos-de-pandemia-una-luz-en-la-oscuridad.html

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