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Lo primero que debe decirse es que el trabajo fenomenológico- hermenéutico que se puede realizar con una persona diagnosticada con trastorno mental es aplicable a cualquier otro tipo de persona independientemente de la condición de "normalidad" o "anormalidad" en que sea "clasificado", porque este tipo de intervención consiste en abordar sin distinción la experiencia que emerge en la relación terapéutica momento a momento.
Sea que la persona tenga algún "trastorno" o no, el terapeuta existencial se adentra indefectiblemente en la perspectiva del paciente para efectuar un minucioso trabajo relacional que lo conduzca a reconstruirse en los términos que elija.
Sabemos que cada persona tiene una forma única de ser en el mundo aunque comparta varias características generales con otras personas más. Por lo tanto, como seres sociales e históricos, podremos obtener una mayor comprensión de sí mismos, o ser mejor comprendidos por otros, si procedemos a explorar la existencia desde los ángulos más singulares y generales, y desde el mayor número de tiempos y situaciones posibles.
En otras palabras, aunque siempre se destaque la indiscutible singularidad de cada persona, también es cierto que esta singularidad coincide de manera general con patrones experienciales biográficos así como con patrones biológicos, sociales o culturales determinados.
Por esta razón, cuando se hace un trabajo fenomenológico- hermenéutico se busca esclarecer la multiplicidad de factores fenomenologicos, tanto singulares y generales como biológicos y sociales, que co-construyen la cotidianidad del ser humano.
En el caso de las personas diagnosticadas con algún "trastorno mental" o, como preferimos decir desde la perspectiva existencial, en aquellas personas con experiencias emocionalmente dolorosas, con funcionalidad propia o con estilo de vida propio, se presentan marcos de características generales afines que pueden ayudar a comprender mejor la singularidad en que se viven. Y, de manera similar, la comprensión de la singularidad individual también puede ayudar a comprender mejor la generalidad que la persona comparte con otros.
En esta dialéctica de la singularidad individual y la generalidad contextual, la persona expresa en todo momento la integridad de su biografía, constituida por la totalidad de una historia de vida que se renueva incesantemente en el presente. Esta facticidad existencial es la palanca desde la cual cada persona se dirige hacia adelante como una posibilidad inteligente encarnada en la materialidad actual.
En esta temporalidad fenomenologica, la persona vive toda su historicidad y la reconstruye desde el polvo y el sudor diario apuntando constantemente hacia el inalcanzable anhelo en que pretende concretarse. De esta forma, biografía y proyecto se suman al fundamento de la singularidad y la generalidad personal que expresan la forma exclusiva de ser en el mundo de cada existente.
En el seno de estas condiciones, la intencionalidad va desplegando la pauta del movimiento elegido y esto explica la forma en que se vive la persona, para su bien o para su mal. Pero también sobre esta intencionalidad se va gestando una cantidad innumerable de cuestionamientos que podrán desembocar en posibilidades que puedan llevarnos a nuevos horizontes. Entre las posibilidades que se actúan y la asunción de aquellas posibilidades que permanecen soslayadas, se halla la suerte del futuro que se vivirá.
Tal es como, con esta prospectiva fenomenologica la persona podrá iniciar el proceso de experienciación de nuevos rumbos, si así lo estima conveniente, o podrá desdeñarlo y continuar en direcciones alternas. Sólo ella sabrá lo que finalmente elegirá hacer. Los medios que pueda allegarse la persona para transformarse en la forma que se proponga, serán producto del acopio de riesgo, voluntad y pasión para ganarse o perderse a sí misma.
Por lo tanto, con base en este planteamiento fenomenología) podemos establecer un conjunto de Orientaciones Generales tendentes a promover la claridad y la apropiación relacional del momento que atraviese cualquier persona, aunque ahora lo enfocaremos al caso de las personas diagnosticadas con "trastorno mental". Les hemos llamado orientaciones generales porque solamente nos indican una forma amplia y flexible de trabajo que necesita amoldarse al caso único que se aborde y no pretenden definir ninguna ruta específica de tratamiento.
Estas Orientaciones Generales para el Trabajo Fenomenológico- Hermenéutico son las siguientes:
1 . Situación clínica actual:
La situación clínica actual se refiere a la exposición que hace el paciente del problema que padece y a la exploración que desarrolla el terapeuta con la intención de conocer el mayor número de detalles de esta experiencia y comprender los múltiples sentidos que encierra.
Su interés es explorar minuciosamente la experiencia que le causa malestar y alteración al paciente para co-construir las primeras comprensiones fenomenológicas sobre aquello que reporta como síntomas, signos, malestar, disfunciones y problemas concomitantes.
La situación clínica deja de ser un conjunto de hechos negativos que le ocurren al paciente bajo la forma de síntomas y disfunciones, y se convierte en la manera en que la persona se halla existiendo en este momento de su vida. Aunque la claridad generada puede ocasionar conmoción y dolor, es posible que una exploración fenomenologica exhaustiva, sin proponérselo, provoque la disminución o desaparición de varios padecimientos que conforman la situación clínica.
- a. Patrón general.
El trabajo fenomenológico de exploración incluye la investigación de los aspectos más generales del padecimiento típico que pudieran coincidir con el padecimiento singular del paciente. Por ejemplo, un "adicto" al consumo de sustancias psicotrópicas presenta características que, en general, son propias de las personas que consumen sustancias y el terapeuta deberá prestarles atención en su trabajo de exploración teniendo el cuidado de ponerlas simultáneamente entre paréntesis para no extraviarse en el sesgo y la abstracción de la generalidad, la clasificación y la visión psicopatológica. La idea es observar cómo se particulariza la generalidad en la singularidad del paciente, no la de imponer algún criterio general a la experiencia. En el mismo ejemplo del "adicto", el terapeuta tendrá que reparar en "la ambivalencia del paciente, en el grado de credibilidad, en la necesidad de reconocimiento, en la inseguridad, en la impulsividad y en la falta de motivación", entre otras características típicas, sin que por esto haga ninguna revisión clínica, conceptualización de caso, ni estimación de consumo, sino un acercamiento sensible a la experiencia del paciente, con consumo adictivo o sin consumo alguno. - Singularidad personal.
Ninguna persona posee características generales en absoluto. Como tal, nadie es "depresivo", "introvertido", "ansioso" ni "compulsivo". Esto no existe. Tales características generales solamente son conceptos que abstraen particularidades únicas y que se compactan en una idea promediada. Esto no significa que la persona nunca se llegue a sentir depresiva, introvertida, ansiosa o compulsiva, sino que estas experiencias sólo se pueden apreciar justamente en el marco de una terrenalidad palpable que no da cabida a ninguna generalidad. Si nos detenemos un poco, veremos lo terrible que resulta convertir a la existencia en una simple idea, por más precisa que sea, porque la existencia no es definitivamente ningún tipo de abstracción. En la perspectiva existencial volvemos a las cosas-mismas- experienciadas y esto significa sumergirnos en el otro para conocer lo que le ocurre y actuar en consecuencia. Para hacerlo, hay que retirar todos los obstáculos posibles tratando de ser conscientes de ellos. No hay otro camino.
Sólo entonces podremos estar relativamente seguros de que hemos permitido que nuestro paciente haga acto de presencia en nuestra sesión de terapia. Cuando logramos esto, ya no vemos más síntomas, trastornos ni hipótesis diagnósticas sino, como en el caso del ejemplo del "adicto", vemos un ser humano que, digamos, "despierta una mañana con una sensación de color negro en su derredor, sin capacidad para imaginar lo que se halla fuera de su estancia inmediata, con un peso tremendo en su espalda y su vientre, pero sin abandonar por completo la obligación de estar de pie y de alistarse para salir al mundo, con un llanto tan vasto como seco y lejano, y un sentimiento subterráneo de gran amante, de futuro sonriente, con coraje pero sin fe, con una reacción de odio que lo acuerpa y desde la cual alcanza a sentir que ama su despreciable estancia, antes de abrir los ojos para meterse a la ducha con gran resignación, pero saboreando la zozobra que se vuelve a cernir en su pecho y en sus mandíbulas con el nuevo día." ¿Quién es este hombre? No lo sabemos. Pero no es un "adicto". Sin duda, de acuerdo a nuestro ejemplo, es un consumidor contumaz porque su historia lo dice. Por lo mismo, tenemos el material suficiente para someterlo a una categoría clínica inerte siguiendo el camino de las grandes verdades, de las teorías luminosas y del sentido común al cual podemos llegar fácilmente por la vía de la no-epoché. Pero también tenemos la opción de quedarnos con lo que el paciente nos ofrece en este momento, tal como lo expresa, proponiéndonos comprender lo que está frente a nosotros.
¿Es el preludio simulado del consumo? ¿Es un ritual tramposo? ¿Es el deseo de irse desvaneciéndose en la vida? ¿Es la vena de la esperanza? ¿Es la anticipación de la muerte? ¿Es la certeza de la posibilidad? ¿Es la repugnancia irónica de su propio fracaso? ¿Es su orgullo cínico? ¿Es el advenimiento del ascenso? Tampoco lo sabemos, pero ahora podemos empezar a preguntar y a dejarnos envolver por el escalofrío que nos produce este retazo de su existencia.
Si logramos que la exploración fenomenológica llegue hasta estos linderos de concreción y si nos proponemos habitarlos sin reservas, nuestro cliente empezará a experimentar profundos procesos de experienciación que lo llevarán a nuevas y radicales resedimentaciones de su identidad las cuales tendrán que repercutir drásticamente en su entorno social, en sentidos impensables. - Biografía y proyecto fenomenologico.
Los datos biográficos emergen en cada narrativa actual sin necesidad de que sean rastreados previamente. Lo mismo ocurre con el proyecto porque también aparece en cada cosa presente sin necesidad de que certifiquemos su vigencia. Por lo tanto, no existe un "pasado" por sí mismo ni un "futuro" como cosa propia, ni tampoco como cuestiones aparte de aquello que ocurre ahora mismo. La biografía es la historia que cuento en mi presente, y mi proyecto es la dirección hacia donde me dirijo en este momento. El conocimiento de la biografía y del proyecto fenomenologico se da simultáneamente en el curso de cualquier circunstancia que se comparta en la sesión, y en esta misma circunstancia también se muestra su cosmovisión personal y su lógica privada. Por lo tanto, cuando se habita la experiencia que se expone también nos adentramos en su pasado y su futuro, y podemos conocer los tiempos que la integran y la manera particular en que se revelan en la actualidad.
2. Construcción de la intencionalidad:
Desde la perspectiva existencial se considera que el paciente está haciendo todo lo posible para hallarse en la situación que vive en estos momentos. Aunque su problemática constele a varias personas y sucesos, es el propio paciente quien lleva su propia existencia a las condiciones que ahora lamenta.
Evidentemente, el paciente se habrá visto envuelto en varias situaciones que probablemente no eligió, pero finalmente él ha decidido cómo enfrentar estas contingencias y ha determinado el curso que debería seguir su vida tomando las decisiones y realizando las acciones que lo han conducido hasta este punto crítico.
Sin descontar que su existencia podrá haber tenido algún coeficiente importante de adversidad, o que puede continuar teniéndolo, el paciente sigue una dirección única y propia que lo lleva por ciertos caminos, y no por otros.
En definitiva, su actualidad existencial no es producto de la intervención de entidades misteriosas, de planes cósmicos preconcebidos, de lecciones que alguna fuerza superior le envía para que adquiera aprendizajes necesarios, ni tampoco lo es del resultado de deficiencias bioquímicas o neuroanatómicas, de determinantes socioeconómicos ni del azar.
Esto es así, pero no porque la perspectiva existencial afirme que tales posibilidades sean imposibles, sino porque el ser humano es quién en última instancia decide qué hacer y en qué convertirse con todo aquello que le ocurre, y en el marco de posibilidades en que se halle, sea que lo considere misterioso o conocido, divino o terrenal, azaroso o controlado, orgánico o mental, personal o social.
Las posibilidades que se abren en cada situación, brotan de la interacción -o son el resultado de- la historia que se reconstruye en la actualidad material, y que se enfocan hacia una dirección determinada. Este movimiento, y la dirección que conlleva dicho movimiento, son la intencionalidad del paciente y él es quien la construye en el seno del mundo relacional que elige ser.
a. Intencionalidad elegida
Sobre la base de aquello que se presenta en el instante, la persona asume una posición ante la situación. Es un desafío ante el que se enfrenta de una u otra manera, y es imposible dejar de hacerlo. Encarar la situación o rehuirla, tomar una decisión reflexiva o actuar impulsivamente, dejar la situación en manos de otros o adueñarnos de ella, son una diversidad de posiciones que se eligen, y a través de estas posiciones, la persona construye su intencionalidad.
Si el "adicto" al que nos hemos referido despierta al nuevo día sintiendo un revuelo de densa desolación mezclada con una maliciosa sensación de entusiasmo, podrá decidir entre la posibilidad de consumir su sustancia para extremar su entusiasmo, porque para él la insinuación de este entusiasmo es la ocasión seductora de conquistarlo y no dejarlo escapar en absoluto, o podrá consumir para reponerse del terror que preludia la desolación que se cierne y ante la cual está dispuesto a pagar cualquier cuota de muerte con tal de gozar un momento de vida, o podrá ignorar cualquier asomo de sensación y querrá consumir para alejarse de la probabilidad de sentir tanto el anuncio feliz como la debacle temida.
Como fuere, se halla en un punto crucial donde definirá el futuro de su vida. Mientras no cuente con la posibilidad de mirar su existencia, cosa que difícilmente logrará si no recurre a un apoyo social más amplio, su decisión será consumir aunque se arme de valor solipsista y logre posponerlo por algún tiempo. Pero las posibilidades son muchas y muy complejas.
En realidad, no sabremos nunca lo que pueda decidir este "adicto". Lo único que sabemos es que su consumo lleva una dirección y que las probabilidades de continuar en esa misma línea serán muy altas mientras no se interceda el curso de dicha línea, aunque siempre existe la posibilidad de ser intercedida.
Con consumo o sin consumo, este "adicto" se mueve hacia alguna parte y su existencia no puede sustraerse a esta dirección porque tal dirección es el "adicto" mismo en el instante en que despierta. El conocimiento fenomenológico de este proceso de construcción de la intencionalidad de consumo, como de cualquier otro proceso de intencionalidad en la vida de este "adicto", revela los detalles sobre cómo se lanza al mundo en cada momento y esto lo pondrá ineludiblemente de cara frente a él mismo. Lo que resulta de este encuentro es una apropiación estremecedora de la existencia.
b. Intencionalidad cuestionada
Debido a circunstancias peculiares, que por lo regular son bastante desagradables, o debido a la labor reflexiva asistida acerca de su ser mundo, el "adicto" podrá ir acumulando reservas sobre su propio consumo y su forma de estar existiendo.
Cualquier experiencia tiene infinidad de contrapartes, y algunas de las contrapartes que caracterizan la experiencia del "adicto" son virtuales cuestionamientos a la intencionalidad con que se construye, aunque su magnitud aún sea insuficiente para imprimirle un giro distinto.
Pero estrictamente hablando sí constituyen un giro distinto porque su consumo ya no le reporta el mismo sabor ni tampoco aquello que habitualmente hace cuando se halla limpio.
Sin embargo, nunca estaremos seguros de cuál dirección asuma este giro milimétrico porque estas reservas podrán ser el reforzamiento de la caída o el repunte de una eventual oposición. Hasta que el "adicto" lo decida, y logre mantenerse en esta decisión, nunca podremos saberlo. No obstante, la reserva está ahí y nuestro trabajo fenomenología» consistirá en acercarnos a este asomo de mundo que ahora aparece a la conciencia para sumarse a la ola de inquietud.
c. Intencionalidad posible
Aunque la intencionalidad continúe siendo la misma, los cuestionamientos naturales empiezan a crear las condiciones para que se avizoren nuevas posibilidades.
Pero, como ya lo hemos dicho, estas posibilidades no implican necesariamente el avistamiento de un consumo moderado o la promoción de una recuperación franca.
También pueden ser las puertas de acceso a peores situaciones, o al mantenimiento de la misma situación con la incorporación de nuevas prácticas de vida, igualmente peores o mejores. Seguimos sin poder saberlo. Ahora, el "adicto" puede advertir nuevos rumbos que intercedan su actual intencionalidad, pero sólo él podrá cargar la balanza.
De cualquier manera, no es lo mismo una situación donde el número de posibilidades que se observan es mayor a otra situación en donde las posibilidades consideradas son menores. Además, no basta una elección para dar un giro radical a la dirección que hacemos regir.
Cada proceso depende de una variedad compleja y numerosa de factores que entrañan sucesivas y mayores decisiones para que los procesos puedan empezar a revertirse. Los golpes de timón, amén de que sólo los grandes timoneles los realizan, son el producto final de un espíritu que tiene la estatura suficiente para efectuarlos, y esos espíritus se van forjando a lo largo de toda la vida.
El "adicto" tendrá que abocarse a asumir múltiples cuestiones de su vida, a través de un laborioso proceso de reconstrucción de su intencionalidad, antes de que pueda arribar a nuevos estadios de existencia.
El terapeuta existencial explorará y cuestionará la vida del "adicto", y se vivirá en ella, mientras la pugna entre la resedimentación y la disociación se presenta como un juego de luces estridentes y de brumas carcajeantes. Se apoderan del escenario las vergüenzas escondidas, los fracasos anulatorios, las promesas vejadas, los propósitos petulantes y los horizontes asesinados. El "adicto" puede abandonar el proceso en cualquier momento. La posibilidad se hace posible, pero el camino no deja de ser áspero ni lleno de barro.
3. Mundo de posibilidades
Habitamos un mundo donde hay cosas y seres humanos. Las cosas no sienten, no piensan, no guardan una biografía ni se lanzan al futuro. No eligen ni son responsables. No se preguntan por su ser ni ejercen un cuidado de sí mismas. No se experiencian. En suma, no existen porque no emergen hacia afuera.
Las cosas son, y nada más, porque están definidas. Sin embargo, el ser humano sí se experiencia y elige. Siente, piensa, imagina y recuerda. Se abre al futuro y va hacia adelante. Emerge en cada situación y a cada instante se juega la vida. Este carácter inconcluso y anhelante es su condición ontológica de posibilidad. En efecto, el ser humano es una posibilidad, y esto significa que no es algo definido ni cerrado, pero también significa que ni siquiera es un "algo".
Por eso, al ser posibilidad, el ser humano es nada. Pero al ser nada, se le abre un mundo que puede crear, junto con otros existentes, y este mundo es su existencia.
Pero a la visión psicopatológica parece que se le olvida que el ser humano diagnosticado como "enfermo mental" también es una posibilidad, porque siente, piensa, elige y se lanza al futuro para estar creando incesantemente su mundo, como cualquier otro existente. Este "enfermo mental" no sólo no está fuera de ninguna realidad, porque evidentemente no es una cosa sino que, como todo existente, crea y habita el mundo que elige entre sus posibilidades.
a. Posibilidades actuantes
La psicopatología establece muchas distinciones entre los trastornos mentales que tipifica. La gran división entre psicosis y neurosis es legendaria, aunque no todas las clasificaciones la suscriban. Los principales criterios de diferenciación de estas categorías psicopatológicas supremas son: la conciencia del trastorno, el juicio o prueba de realidad y la funcionalidad.
Por su parte, las intervenciones terapéuticas tradicionales apuntan a desmantelar la sintomatología clínica con la intención de que el "enfermo" sea más funcional, sufra menos y alcance las metas que se proponga.
Aunque estos propósitos puedan parecer nobles desde varios ángulos, la psicoterapia existencial no busca "normalizar" ni "reajustar" a estas personas. No desaprueba que otros enfoques lo procuren, pero su propuesta es otra.
Ya sea que se trate de un esquizofrénico, de un obsesivo- compulsivo o del "adicto" que hemos estado mencionando, la psicoterapia existencial ofrece un espacio para que la persona se ocupe de pensar sobre su propia existencia a partir de su posibilidad de tenderse hacia el horizonte.
Cualquier ser humano, independientemente de las condiciones de posibilidad en que se halle, será una posibilidad actuante mientras su corazón palpite. En su mundear, cada ser humano es quien es, y la psicoterapia existencial se ocupa de iluminar la existencia de este ser humano. Desde su perspectiva, la psicoterapia existencial no encuentra otra tarea humana más noble que la reflexión fenomenológica de la cotidianidad porque es la cualidad que más encumbra la condición de ser- posibilidad.
Así pues, cuando nuestro "adicto" empieza a reconocerse como ser-posibilidad puede ver frontalmente la globalidad y la sutileza de su consumo. O sea, puede percatarse nítidamente de la dificultad para quedarse un momento con sus propios sentimientos, del placer exquisito que le brindan sus sustancias y la oposición a renunciar a este goce de la vida, del temor que lo acecha constantemente a pesar de la fiereza e indiferencia que se esmera en mostrar, del frío sentimiento de lejanía y acusación hacia la familia, de la franca y sostenida desmotivación por el trabajo, de la inmediatez de sus iniciativas y de las elecciones escasamente reflexivas que realiza, de la poca genuinidad de su publicitado deseo de cambiar, de la confianza prohibida y no merecida de que algún día todo será distinto, de la urgente sensación de autosuficiencia y de centración individual que domina sus intereses, y de la evaporización del tiempo-frenesí que lo consume sin recato. A estas alturas, el "adicto" tendrá muchas menos dudas acerca de la manera concreta de vida que está eligiendo para sí mismo. La contundencia de la claridad reflexiva que ahora posee, lo conduce a la inevitable apropiación de sus posibilidades actuantes y al inicio de un sensible proceso de transparencia de pronósticos impredecibles.
b. Posibilidades posibles
La transparencia que entraña la apropiación de la cotidianidad actuante, permite que el "adicto" empiece a vislumbrar nuevas posibilidades. Pero estas posibilidades recién contempladas no son el equivalente automático de alguna mejoría necesaria de la situación porque muchos "adictos" no se elegirán en la dirección que sugieren los protocolos de tratamiento.
Aunque la psicología tradicional no lo pueda concebir, para varios "adictos" no es deseable la disminución del consumo ni la opción de una funcionalidad convencional. Tienen sobradas razones para considerar mejor su propuesta de consumo y del submundo que lo acompaña. Aunque la psicología tradicional normativa se enfrente con estas posibilidades, difícilmente podrá comprenderlas porque lo más seguro es que las perciba como una extensión de la "enfermedad" e insista en reforzar el ciclo de la rehabilitación.
En cambio, la psicoterapia existencial siempre estará en condiciones de ofrecer un espacio/tiempo a cualquier "adicto", sea que elija no consumir o que continúe haciéndolo, es decir, recibirá al ser humano que se halle dispuesto a abrazar su existencia, independientemente de que prefiera conducirse en una dirección u otra.
Generalmente, el impacto de la conciencia de posibilidades va aparejado con la defensa de la propia libertad y la potenciación de la voluntad de la persona, y esto hace que nuestro "adicto" empiece a sentirse con el suficiente poder para imprimirle a su vida aquello que crea favorecerle más. Ahora podrá elegir nuevos cursos de vida o continuar, quizás con algunas modificaciones, con el mismo estilo de vida. Las posibilidades posibles rondarán cada situación con relieves más señalados y, por consecuencia, los riesgos aumentarán con mayor probabilidad.
4. Prospectiva fenomenológica
Finalmente, el futuro se posa en la actualidad presente del "adicto", desde un pasado que reaparece de manera novedosa, y queda de cara frente a la existencia como el dueño irrecusable de su propio destino. Ya no hay excusas.
Ahora puede descubrir en la lejanía a la inmediatez de su intencionalidad, y, al mismo tiempo, puede ver cómo la inmediatez se va trastrocando en lejanía y promesa. El paso siguiente no será producto de ningún evento traumático pasado, aunque existiese, ni de las circunstancias actuales que le rodeen, aunque estén presentes, sino de su elección resuelta ante el advenir. La libertad lo entusiasmará, pero la responsabilidad lo ceñirá y la incertidumbre lo mantendrá en una inquietud constante.
a. Anhelo y horizonte de reinvención
El "adicto", como cualquier existente, se reconoce siendo un anhelo lanzado hacia adelante que puede, sin embargo, irse transformando en los términos que elija dentro de su marco de posibilidades. Es una búsqueda infinita que termina con la muerte, sin la esperanza de encontrar nada ni de poseer nada. El sentido, y el peso de la existencia, es lo único que le pertenece y, en su relación con los otros, es el único que los crea.
b. Incertidumbre, angustia y riesgo
En este lanzamiento perenne hacia el futuro, el "adicto", como cualquier existente, se estará jugando todo, pero nada podrá asegurarle ningún resultado esperable. El riesgo será permanente y todo el trayecto estará sembrado de angustia. Este será el material de la existencia y, cada obra creada, llevará el sello vivo de la indefinición. En el caso particular del "adicto", esta condición de incertidumbre y angustia podrá actuar como el corazón del cuidado existencial que tanto le urge porque, de lo contrario, se convertirá en aquello que termine despedazándolo.
c. Elección y voluntad
Aunque todo puede suceder en este océano de contingencias, el timón de la existencia del "adicto", como de cualquier existente, se apuntala con la claridad de su conciencia, la reflexividad de su experiencia, la asunción de su responsabilidad y la capacidad para sostenerse en el ojo del dilema. Por consecuencia, se acaban la ignorancia supina y los pretextos, y su existencia se convierte exclusivamente en aquello que él haga consigo mismo.
d. Salto y pasión
Como cualquier otro existente, el "adicto" se creará a sí mismo y, al hacerlo, también creará al mundo. Se seguirá arrojando a lo desconocido con todo el ímpetu y la gravedad posible, y el mundo continuará renovándose como resultado de este lanzamiento, al tiempo que el propio mundo lo renovará contralanzándolo sin tregua. En lo sucesivo, será sacudido y reiteradamente catapultado mientras se mantenga en la decisión de vivirse apasionadamente. No puede dejarse de mencionar que, en el caso particular del "adicto", será muy claro cómo en cada momento se estará dirigiendo hacia la vida o a la muerte.
e. Apropiación: ganarse y perderse
Al final, como cualquier existente, el "adicto" simplemente se habrá ganado o perdido a sí mismo, y eso será lo único en que haya consistido toda su existencia: vivirse o no vivirse. La gloria o la pena que lo distinga será aquella que él mismo se proponga construir. A través de cada uno de sus haceres, siempre tendrá la oportunidad de reflexionar sobre sus más hondos significados y de encarnar la filosofía que lo proyecte con mayor fidelidad.
Para terminar esta exposición, se presenta una secuencia didáctica general que puede servir de guía opcional para orientarse en el trabajo fenomenologico-hermeneutico que se aplicaría a cualquier tipo de trastorno psicológico o de comportamiento problemático:
- Sintomatología clínica:
- Exposición de la sintomatología clínica que genera la "vivencia psicopatológica".
El paciente expone su malestar general referente a la situación que se halla viviendo.
- Exposición de la sintomatología clínica que genera la "vivencia psicopatológica".
- Vivencia psicopatológica:
- Exploración y comprensión de la "vivencia psicopatológica".
Se realiza un acercamiento fenomenológico exhaustivo de la vivencia psicopatológica que experiencia el paciente a partir de su sintomatología clínica.
- Exploración y comprensión de la "vivencia psicopatológica".
- Cuadro clínico general:
- Exploración y comprensión del "cuadro clínico general" producido por la "vivencia psicopatológica", en su presente relacional.
Mediante el acercamiento fenomenológico, se co- construye una amplia comprensión del sentido experiencial de la sintomatología clínica que padece el paciente.
- Exploración y comprensión del "cuadro clínico general" producido por la "vivencia psicopatológica", en su presente relacional.
- Patrones fenomenologicos biográficos y proyecto fenomenológico:
- La exploración se extiende a la comprensión de los patrones fenomenologicos biográficos y del proyecto fenomenológico, las cuales se hallan presentes en el "cuadro clínico general".
Se profundiza en la comprensión fenomenológica de la sintomatología clínica a partir de los patrones biográficos presentes en la experiencia actual y de la línea intencional futura que se despliega.
- La exploración se extiende a la comprensión de los patrones fenomenologicos biográficos y del proyecto fenomenológico, las cuales se hallan presentes en el "cuadro clínico general".
- Prospectiva fenomenológica:
- Co-construcción de la prospectiva fenomenológica.
El paciente se adueña de una perspectiva que lo reconduce a la posibilidad de vivirse a partir de situaciones novedosas.- Posibilidades.
Amplía su conciencia de posibilidad entre posibilidades. - Intencionalidad.
Reenfoca la dirección fenomenológica de su existencia. - Elección.
Elige aquello que considera mejor para sí mismo, en consonancia con la redirección de su intencionalidad. - Pasión.
Se involucra en la elección con la mayor presencia, y se reconstruye desde la posibilidad posible y la intencionalidad redirigida.
- Posibilidades.
- Co-construcción de la prospectiva fenomenológica.
- Medidas psicológicas urgentes:
- Adopción de medidas psicológicas en situaciones de urgencia.
No es una tarea del terapeuta existencial realizar un trabajo de intervención en crisis, particularmente de la intervención en crisis de primera instancia, es decir, de aquella que se indica en el momento en que la crisis se está presentando.
No obstante, en caso de que la situación exija una intervención en crisis de primera instancia, en la sesión que fuese, el terapeuta existencial deberá intervenir directamente con el paciente y con las personas que correspondan tomando las medidas psicológicas indicadas.
- Adopción de medidas psicológicas en situaciones de urgencia.
- El trabajo fenomenológico existencial no se podrá realizar en ese momento sino después de que remita la fase aguda de la crisis. Es decir, el terapeuta existencial podrá retomar su trabajo fenomenología» dentro del marco de la intervención en crisis de segunda instancia, sin descartar las medidas indicadas para esta nueva fase.
Datos para citar este artículo:
Ricardo Arturo Arreola Viera. (2015). Abordaje fenomenológico-hermenéutico de casos con diagnóstico "Psicopatológico". Revista Vinculando, 13(1). https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/abordaje-fenomenologico-hermeneutico-de-casos-con-diagnostico-psicopatologico.html
Jose Luis Vargas morales dice
Me interesan mucho sus artículos. Tiene algún costo la suscripción de la Revista?
Revista Vinculando dice
Hola José Luis,
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Gloria Peralta dice
Buenas noches.
Nunca había leído sus artículos y al leer este me parece sumamente interesante y de mucha ayuda para estudiantes y profesionales de la psicología. Por esta razón he decidido inscribirme para recibir los boletines quincenales.
Gracias.
Gloria.
República Dominicana.
Revista Vinculando dice
Bienvenida Gloria!
Nos da gusto que te hayan sido útiles los artículos que publicamos y que bueno que te hayas suscrito también. Recibe un afectuoso saludo desde México.