“Y nunca el odio llega a ser tan fatal para un soberano como el general desprecio”
— Stefan Zweig
Introducción
En todo el mundo se habla de la gobernanza, aún cuando no se ha podido definir ni conceptualizar por lo complejo, tanto en sus principios como en sus instrumentos, de acuerdo al tipo de gobierno que se desea y a la participación que, de la sociedad civil, los gobernantes estén dispuestos a aceptar, con el riesgo de que se pierda ese coto de poder, con sus vicios y simulaciones, que por años ha marcado el quehacer político y de servicio en México; pero que, además, ha disminuido en cuanto al porcentaje de evaluación sobre confiabilidad y legitimidad, de cualquier orden u órgano del Poder público.
El pueblo, cada día más informado (sin analizar si dicha información es veraz, correcta y de buena fuente o no en la mayoría de las ocasiones) por el avance de la tecnología y de la ciencia, ya exige más y está menos dispuesto a cooperar o participar si no ve reciprocidad, transparencia y eficiencia, en sus servidores públicos.
Es aquí que la gobernanza, desde el punto de vista técnico, adquiere relevancia pues su primer componente es el conocimiento científico-tecnológico, el que se pone al servicio de todas las personas que conforman al Estado. Un país, una entidad federativa, un municipio que apueste a la asesoría permanente y apoyo a proyectos, programas, instrumentos, actividades, a la difusión y divulgación del conocimiento, aplicado también en la organización de políticas públicas de prevención, protección y reacción, ante desastres o fenómenos naturales atípicos, logrará con eficacia y eficiencia cumplir con los objetos sociales planteados como prioritarios, construyendo el camino hacia el bien común.
Solo hay un detalle: México, entendido como gobierno, empresarios e Instituciones educativas no invierten lo necesario para desarrollar una innovación educativa que nos lleve, por ende, a impulsar a los científicos a crear lo que, por nuestras características propias como Nación pluricultural y con grandes rubros con desigualdad social in crescendo, por lo que la famosa gobernanza sigue siendo un bello discurso, una interesante propuesta, sin vista inmediata de aplicación real en nuestro país.
Definir gobernanza, un reto conceptual del siglo XXI
Dice Renate Mayntz que hablar de gobernanza en la actualidad, es hablar de un nuevo modo de gobernar, donde las organizaciones privadas participan en la formulación y aplicación de las políticas públicas, sobre todo a nivel de entidades federativas y municipios. En la gobernanza moderna, Estado y sociedad civil construyen el camino hacia el bien común y cooperan entre sí, creando así redes de políticas sectoriales y arreglos neocorporativos.
Augusti Cerrillo, investigador español, es contundente al señalar que la acción del gobierno, cualquier tipo de gobierno en cualquier parte del mundo, se ha vuelto “cada vez más difícil, al complicarse la consecución de las expectativas de la sociedad, articuladas a través de objetivos políticos presentados democráticamente…”
La legitimidad, la credibilidad, la confianza de los gobiernos, en los últimos 30 años, ha venido en caída vertiginosa, se ha visto afectada, lo que conlleva a que los modelos tradicionales de representación democrática y la formulación de cada uno de los objetivos sociales (paradigmas inamovibles en el pasado reciente) sean puestos en duda y criticados con dureza y acidez, por cada vez más amplios sectores de la población.
¿De qué país, de qué Estado, de qué región? De todas, en todos lados, sin importar ideologías o formas de gobierno.
Es por eso que se tuvo que pensar en una nueva manera de gobernar, diferente del modelo tradicional de control jerárquico; un modelo más cooperativo. Surge así la gobernanza, que según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, se debe entender como el “… arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía”
Rodhes la define como “…la cara amable de los recortes presupuestarios…”; defiende la idea de que el Estado, cualquier Estado, de cualquier nivel de competencia, debe reducir su labor a la prestación de servicios públicos, dejando la producción, el mercado y las demás actividades en manos de los particulares. A esto lo define como la gobernanza como estado mínimo.
En sí, este es el concepto que más se asocia con la gobernanza; el que el gobierno únicamente debe hacerse a un lado, dejar que la riqueza fluya libremente por parte de los gobernantes y, por tanto, dedicarse únicamente a prestar los servicios públicos a los que está obligado, por mandato constitucional o legal.
Luis F. Aguilar describe de otra manera a la gobernanza, como un concepto post gubernamental más que un concepto antigubernamental de gobernar. Lo define como: “… el proceso directivo, resultado de un nuevo tipo de relación entre gobierno y sociedad, no dominado por el gobierno, pero que requiere un gobierno legítimo, competente y eficaz…” para que el proceso funcione y se pueda aplicar a favor del pueblo, en general.
La cooperación, esta nueva forma de relación para lograr los fines del Estado, entre el sector público y privado puede tener lugar en cada nivel político en donde existen autoridades públicas y organizaciones privadas, desde un nivel de competencia municipal, regional local, estadual, nacional y hasta regional internacional.
Además de la colaboración directa entre el Estado y los actores no estatales, la gobernanza moderna incluye también ciertas formas de autorregulación social, en la que los actores privados cumplen funciones reguladoras que son en definitiva de interés público.
La gobernanza moderna requiere, para su funcionamiento, de autoridades públicas competentes, democráticas, transparentes y abiertas al diálogo y a la rendición de cuentas, jamás arbitrarias ni impositivas.
Por cuanto hace al sector privado, la sociedad civil debe tener arraigados, como parte de su cultura, de su vida cotidiana, derechos como el de igualdad, de libertad de expresión, la idea de respeto a las ideas y preferencias de los demás, la solidaridad y el interés de unirse en organizaciones, grupos y asociaciones que busquen el bienestar del pueblo, la ayuda al más necesitado y, por qué no, un crecimiento profesional y económico, desarrollando labores en apoyo a la ciudadanía.
Si no se tienen estos dos requisitos se logrará una simple aproximación ideal a lo que pudiese ser vivir en gobernanza; si no hay cooperación real, con el único objetivo de beneficiar a todos, no se podrán resolver las múltiples demandas que, día a día, aumentan, como la disminución de tolerancia de las personas a la lentitud o la incapacidad del gobierno para solventarlas o resolverlas en tiempo y forma.
Jean Paul Vargas Céspedes es tajante al mencionar que lo que debe garantizar todo gobierno, en la actualidad, es una “…adecuada legitimidad de origen, así como de ejercicio gubernamental y de gestión pública, capaz de canalizar las múltiples demandas sociales que desbordan al Estado local y nacional, apoyándose en actores colectivos…” .
Con esto, dice el autor, se lograría garantizar o, cuando menos, intentar brindar respuestas eficientes y eficaces a los peticionarios.
De otra forma, podríamos estar viviendo un nuevo estilo, una nueva forma de gobernar, que sufriera constantes amenazas de estancamiento, de parálisis, con compromisos débiles entre gobernante y gobernados, donde uno u otro pudiese violentar el pacto o convenio, que impidan en definitiva el resolver los problemas en curso.
Por lo anterior, toda medida debe encaminarse a incentivar la cooperación y consenso de los actores políticos, sean públicos o del sector privado o educativo, buscando siempre que la decisión de los involucrados en la solución de los problemas a enfrentar, se fundamente siempre en un marco jurídico (capacidad de actuación, a través del establecimiento de funciones específicas) y un marco institucional donde se estipule claramente qué tipo de coordinación se puede dar entre los actores interesados, desde un enfoque intersectorial.
Gobernanza no es, como se ha podido constatar, aunque someramente, sinónimo de gobernabilidad, ni de buen gobierno, que son conceptos cercanos pero no equivalentes. Gobernanza refiere más bien a la interacción entre los distintos actores políticos y entre sus intereses, que tendrán éxito en mayor o menor medida, conforme a la calidad de un régimen político, que impactan la calidad de vida del sistema, no de forma aislada, sino como un todo, pero también impactan, con mayor fuerza, para bien o para mal, a cada uno de los individuos que la conforman 9
Es por eso que los principios de la gobernanza los podemos englobar en los siguientes:
- Transparencia.- Refiere a que toda la actividad del gobierno, de los particulares que participen de las acciones de gobierno y de quienes asesoren en el proceso, deberán hacerlo de manera clara, evidente, donde se plantee a la población lo que se hizo, para que se comprenda por todos, sin duda y sin ambigüedad;
- Participación ciudadana.- Es la capacidad que tiene la ciudadanía de involucrarse en las decisiones políticas de su país o región. A través de la participación política directa, a través del sufragio o voto, en la participación en referendos o plebiscitos, en organizaciones no gubernamentales, asociaciones o empresas, o bien, a través de manifestaciones públicas;
- Rendición de cuentas.- O accountability, que es la obligación de responsabilizarse de sus actividades y aceptar las consecuencias de estas, presentando los resultados de una manera transparente;
- Eficacia.- Es la capacidad de lograr el efecto que se desea o se busca; y
- Coherencia.- Actitud lógica y consecuente con una posición anterior.
Los retos del nuevo siglo, el XXI, el siglo de la información, del conocimiento, de los adelantos científicos y tecnológicos, los de la comunidad virtual, los de la conexión a través de la llamada aldea global, ha empujado a los gobernantes y a los gobernados a buscar una nueva forma de organización política, que redunde en una dinámica de transformación constante en la búsqueda de mecanismos que logren una legislación acorde a las exigencias de personas que se sienten más conocedoras del mundo que les rodea, aunque confundan conocimiento con información y sabiduría con acumulación de datos, quizá muchos de ellos, inútiles e inservibles para su vida cotidiana. Uno de estos retos, es la gobernanza vista desde el punto de vista técnico, mismo que se explicará brevemente en el siguiente apartado.
La innovación como pilar de la nueva relación gobernante-gobernado
Si vemos a la gobernanza desde el punto de vista técnico, su primer componente será el conocimiento científico – tecnológico, del que proceden nuestras creencias causales probadas acerca de nuestro comportamiento, de los fenómenos naturales y de varios hechos sociales. El conocimiento científico es un saber crítico o fundamentado, metódico, verificable, sistemático, unificado, ordenado, objetivo, comunicable, racional, provisorio y que explica y predice fenómenos de manera coherente.
- Es crítico pues trata de distinguir la verdad de lo que es falso, fundamentando con pruebas su dicho, demostrando que es cierto. Su fundamento lo adquiere a través del método de investigación y prueba, donde seguirá procedimientos, desarrollando su tarea a través de una planeación previa. Es, por tanto, una investigación planeada, no errática o dejada al impulso o al azar.
- Es sistemático, porque es una unidad ordenada, donde los nuevos conocimientos se agregan al sistema de conocimientos ya comprobados en el pasado, relacionándolos con los ya existentes. Además, es un saber unificado porque no busca un conocimiento de lo singular y concreto, sino el conocimiento de lo general y abstracto, o sea de lo que las cosas tienen de idéntico y de permanente. Por lo que también se puede calificar como objetivo, pues es válido para todos los individuos, no para uno solo.
- Es de valor general y pretende conocer la realidad tal como es, para poder resolver problemas derivados de este conocimiento del fenómeno que nos afecta. Es comunicable mediante el lenguaje científico, que es preciso e unívoco, comprensible para cualquier sujeto capacitado, quien podrá obtener los elementos necesarios para comprobar la validez de las teorías en sus aspectos lógicos y verificables.
- Es racional porque la ciencia conoce las cosas mediante el uso de la inteligencia, de la razón; por ese motivo, es provisorio, porque la tarea de la ciencia no se detiene, prosigue sus investigaciones con el fin de comprender mejor la realidad. Busca de esta forma explicar la realidad mediante leyes; mismas que son proposiciones universales, aunque no se vuelve paradigmas inamovibles, sino que pueden ser superadas cuando, por el avance tecnológico, el científico esté en posibilidad de cotejar datos y perfeccionar la teoría o presupuesto.
Ahora bien, los científicos y tecnólogos, poco a poco han ido ganando un lugar en esta nueva relación política, donde todos los entes, grupos, personas y organismos tienen cabida para formar un mejor estado.
En sitios tan cercanos como nuestra propia entidad federativa, Veracruz, Secretarías como la de Protección Civil trabaja hombro con hombro, mano a mano, con los científicos locales, regionales y nacionales; como ejemplo claro de esto, se tiene la elaboración del Atlas de Riesgo estatal, donde participaron investigadores y docentes adscritos al Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana, en un proyecto que formaba parte de los trabajos planeados por el gobierno de Veracruz, a través de la Dependencia creada, ex profeso, para proteger la integridad de los veracruzanos, ante los embates humanos o naturales que pudiesen causar un desastre o riesgo a su vida, salud o propiedades.
El grave problema que se ha estado dando en este rubro, a decir de Emilio Muñoz, es que los científicos y tecnólogos forman parte de un sistema de gobernanza técnica (llamados actores polivalentes) como gestores o actores directos en el diseño de las políticas públicas, con acciones de creación, manufactura, puesta en marcha, evaluación, difusión y divulgación del conocimiento o la tecnología que se están aplicando en beneficio de todos, están siendo vistos, ya, como integrantes del sistema, como parte del grupo en el poder, como parte de la familia de poderosos que desean a toda costa conservar su estatus quo.
Esto trae aparejado un cambio en la visión social hacia los investigadores. Al ponerse del lado de los poderosos, de los eternos beneficiarios del Estado, ha ido disminuyendo el cariño hacia este sector social y, potencialmente, se ha incrementado la desconfianza respecto de su independencia del gobernante.
Pasando por alto este detalle (muy importante por cierto), es necesario que esa visión técnica de la gobernanza, traiga aparejada una palabra que debiera ser la constante de cualquier institución u organismo, si desea mantenerse vigente y en competencia permanente para, no sólo sobrevivir o mantenerse, sino crecer y expandir su campo de acción: La innovación.
Hablar de innovación supone, en primer lugar, la necesidad de establecer con claridad los diversos significados que se dan al término y su relación con conceptos como el de cambio y el de mejora que, en muchas ocasiones se utilizan como sinónimos, pero que no son tales, aunque su significado pueda estar estrechamente vinculado con la innovación.
Innovar significa, según el Diccionario de la Real Academia Española, la alteración de cualquier cosa introduciéndole novedades. Las personas constantemente están innovando y probando alternativas para reducir tiempos, agilizar trámites, simplificar procesos, dentro de su trabajo, estudio o en cualquier ámbito de la vida.
Sin embargo, la acepción más importante es la que tiene en el ámbito económico: acción de modificar un producto para su introducción en el mercado. Lo fundamental de la innovación es que toma todo lo ya existente y lo reconstruye, lo reorganiza o lo muda agregándole algo nuevo. Si bien la definición primera hace referencia solamente al uso que se hace del término en microeconomía, la innovación ha trascendido el mundo del desarrollo de los productos.
Así, puede establecerse que la innovación es algo más planeado, más deliberado, más sistematizado y más obra de nuestro deseo que el cambio, el cual es generalmente más espontáneo. Por otra parte, una innovación para ser considerada como tal, necesita ser duradera, tener un alto índice de utilización y estar relacionada con mejoras sustanciales de la práctica profesional, esto establecerá la diferencia entre simples novedades (cambios superficiales) y la auténtica innovación.
La innovación se puede confundir a veces con una simple reforma, sin embargo, la requiere un cambio consciente, deseado y planeado, es la aplicación de la voluntad deliberada y decidida de una persona que, además, tiene la posibilidad de llevar a cabo dicho cambio. El cambio es producto de un proceso, con fases establecidas y tiempos variables y no modifica sustancialmente lo que uno está acostumbrado y capacitado a desempeñar; el cambio, pues, se da siempre dentro de los parámetros admisibles por la legislación y el status quo establecido.
No se cambia el sistema en su conjunto, no se destruye lo avanzado o lo logrado, por imponer una reforma propia; la innovación no cambiará ni impactará la estructura curricular ni las condiciones que se ofrecen en un servicio, a menos que para eso se haya requerido la aplicación de un plan innovador, pero también renovador.
Un ejemplo claro de diferencia entre innovación y reforma, lo podemos encontrar en los cambios constitucionales y legales, respecto a la nueva forma de entender la educación, básica y media superior en este caso, que fue una reforma que, hasta ahora no demuestra haber innovado nada.
Se explica: La reforma educativa es simplemente una transformación parcial desde el punto de vista estructural y sus cambios son sustanciales, sobre todo en la nueva relación entre el patrón – el Estado mexicano – y los docentes o profesores; mientras que la innovación educativa implica cambios en la práctica profesional esencialmente; un cambio de mentalidad en el docente, en el alumno, en el directivo, supervisor y padres de familia, para lograr un círculo de apoyo mutuo en beneficio de aquellos que tienen el interés superior de entre todas las personas que conformamos la Nación mexicana: Los niños y las niñas.
Otro problema en México, al hablar de gobernanza técnica, es que somos un país que invierte poco en educación y, por ende, gasta muy poco en investigación científica, humanista y tecnológica. Los gastos en investigación y desarrollo de un país, son gastos corrientes y de capital (público y privado) en trabajo creativo realizado sistemáticamente para incrementar los conocimientos, incluso los conocimientos sobre la humanidad, la cultura y la sociedad, y el uso de los conocimientos para nuevas aplicaciones. El área de investigación y desarrollo abarca la investigación básica, a México en materia de educación, tecnología y ciencia es muy baja con relación a otros países, como se demuestra en la siguiente tabla, con cifras del Banco Mundial.
Gasto en investigación y desarrollo (% del PIB)
Nombre del país | 2009 | 2010 | 2011 |
Alemania | 2,82 | 2,80 | 2,84 |
Austria | 2,71 | 2,79 | 2,75 |
Azerbaiyán | 0,25 | 0,22 | 0,22 |
Bélgica | 2,03 | 2,00 | 2,04 |
Canadá | 1,94 | 1,85 | 1,74 |
China | 1,70 | 1,76 | 1,84 |
Costa Rica | 0,54 | 0,48 | 0,48 |
Dinamarca | 3,16 | 3,07 | 3,09 |
Federación de Rusia | 1,25 | 1,16 | 1,12 |
Finlandia | 3,94 | 3,90 | 3,78 |
Francia | 2,27 | 2,24 | 2,25 |
Israel | 4,49 | 4,35 | 4,39 |
Italia | 1,26 | 1,26 | 1,25 |
Malasia | 1,01 | 1,07 | 1,07 |
México | 0,44 | 0,48 | 0,46 |
Reino Unido | 1,84 | 1,80 | 1,77 |
Suecia | 3,60 | 3,39 | 3,37 |
Como se puede ver en la presente Tabla, los llamados países desarrollados o de altos ingresos, invierten entre el 1.5 y 3.8% de su Producto Interno Bruto a la inversión en investigación científica y de desarrollo experimental.
En los años anteriores al 2014, México no invirtió ni el 0.50% a la investigación, lo cual genera un problema mayor, puesto que, si tomamos en cuenta otra tabla, donde se establece que México es el último lugar en inversión para investigación científica y tecnológica, no podemos generar el entorno necesario para que la gobernanza técnica siente sus reales en el país, en algún estado o en nuestro más cercano municipio.
El panorama no ha cambiado, pues para 2022, se sigue invirtiendo un magro 0.50% en estos rubros y la política que impera actualmente, desde 2018, es de paternalismo gubernamental, similar al de 1970 a 1982, sin posibilidad alguna de transitar a una gobernanza técnica.
México es el país con más bajo presupuesto asignado al rubro de innovación y creación del conocimiento en ciencia y tecnología según la OCDE. Es obvio, con las cifras presentadas, que existe una enorme diferencia entre los países llamados ricos y los pobres, en cuanto al número de científicos e ingenieros, de instituciones de investigación, de personas matriculadas en estudios científicos y tecnológicos de nivel superior, de revistas y semanarios de ciencia y tecnología, con registro de calidad y reconocimiento mundial o, cuando menos, regional, así como una diferencia abismal en las solicitudes de patentes y derecho de autor.
¿Cómo enfrentar problemas derivados de la llamada Ingeniería Genética? O algo más cercano a nuestra vida cotidiana: ¿Cómo enfrentar los retos que nos presentan las redes sociales y el mundo virtual?
Cuando a través de planes y acciones del Sistema de Administración Tributaria, desde hace ya algunos años en nuestro país, se busca que todo contribuyente cautivo lleve a cabo todo el movimiento de su dinero (ingresos y gastos) a través de cuentas bancarias, tarjetas de débito, transacciones y facturación en línea (hasta la declaración de impuestos ya es vía internet), sin tener la seguridad de que exista un sistema de prevención innovador, eficiente y eficaz que evite ataques o invasión a la red del banco del que somos usuarios o de la misma página del gobierno federal donde vamos a depositar nuestro pago o entregar datos personales, que en manos equivocadas, podrían poner en riesgo nuestra seguridad o nuestra propia vida ¿Cómo luchar y erradicar un delito tan vil como el grooming, que no es más que el ciber acoso de carácter erótico a niños y niñas, menores de edad?
En nuestro México no hay una red de información y prevención sobre los peligros de la red, pudiendo ser fáciles presas de delincuentes cibernéticos, que cubiertos por el anonimato que da el mundo virtual, pueden cometer delitos que van desde el robo de datos personales, actos preparatorios para delitos como el secuestro, rapto o robo con violencia, ataques a la libertad de expresión o exceso del ejercicio del mencionado derecho, en perjuicio del derecho a la intimidad y al trato digno de otra persona, entre otros.
Si a esto le agregamos que 19 entidades federativas (Veracruz es parte de las 13 que han hecho algo en este sentido) no contemplan en su legislación penal ningún supuesto que pudiese actualizar un delito de tipo informático, entonces la gobernanza está muy lejos de sentar sus reales en este país.
Propuesta y conclusiones
La gobernanza es la reacción de los gobernantes y del pueblo, en general, para enfrentar los retos que la sociedad globalizada, la sociedad de la información, la sociedad del conocimiento, la sociedad de la vida virtual, el acceso a datos de forma inmediata y la consecuente exigencia de mejores condiciones de vida, como un clamor que no se calma con procedimientos anquilosados, arcaicos y burocráticos, o bien con el muy famoso discurso demagógico, que tanto caracterizó a nuestros gobernantes del siglo pasado y a los de los últimos 5 años.
Una de las formas de entender a la gobernanza es cuando ésta se cruza, se entremezcla, con la ciencia y la tecnología. Es vital que se retome la necesidad de pugnar por una verdadera innovación, que cimbre los cimientos mismos del sistema educativo y de vida social de todos los mexicanos. No podemos seguir con reformas estructurales que no abonan a una mejor convivencia humana, basada en el respeto, la tolerancia, el amor al servicio y el gusto por ser solidario con los demás.
Una educación que nos enseñe que, lo importante es crecer mental, física pero también espiritualmente. Innovar hoy en día en materia educativa, no es sólo dominar y aprender sobre la tecnología de la información y la comunicación, sino saber transmitir lo aprendido a las nuevas generaciones, para que ellas, así, puedan generar su propio conocimiento, con base a sus posibilidades y al entorno social en el que se desenvuelven.
Es vital también que el gobierno, los empresarios e instituciones de educación superior o de apoyo a la educación superior, entiendan que, si no es a través de la formación de científicos y tecnólogos cualificados para innovar, crear, transformar el entorno y competir en todos los foros, eventos y conferencias que se organicen, jamás estaremos en la aptitud de cambiar a una forma de organización estadual más humana, más justa, más ágil, más comprometida y transparente.
Urge que transformemos nuestro contexto normativo, realizando los ajustes institucionales necesarios para que la ciencia y la tecnología beneficien a todos, principalmente a los pobres. Debemos propugnar porque la investigación científica y el desarrollo experimental, los llamados Servicios Científicos y Tecnológicos y la Educación y Enseñanza Científica y Técnica, se impulsen por igual en beneficio de todos los mexicanos.
Los conocedores, los profesionistas, los investigadores, pueden ser muy útiles si se les apoya en trabajos que, a futuro, puedan volverse programas de trabajo institucional, en rubros tan disímbolos como en:
- Crecimiento económico sostenido, mayor eficiencia del mercado y creación de oportunidades de empleo;
- Aumento en la producción de alimentos, gracias a una mejor ordenación de los suelos, a eficientar los sistemas de riego y elaboración de estrategias para crear cultivos de alto rendimiento y de mayor valor nutritivo;
- Investigación para la elaboración de medicamentos, vacunas, sistemas de diagnóstico, acceso a información médica, lucha contra la mortalidad infantil y materna, etcétera; y
- Creación de redes de información para todo público como bibliotecas digitales con un acervo vasto de lecturas para el pueblo, en beneficio de la cultura y la educación, buscando formar a mejores ciudadanos.
Los programas de gobernanza técnica también regularían y evitarían problemas como la urbanización y el crecimiento demográfico, con proyectos de apoyo para paliar los efectos del cambio climático, como campañas y programas agresivos de reforestación o de cuidado y potabilización del agua con que se cuenta, etcétera.
Al final, no podemos pensar siquiera en una organización política basada en la participación de un sector como el científico y tecnológico, si no preparamos a las personas que se convertirán en ese tipo de profesionistas a ser competitivos, capaces, humanos y con deseo de ayudar a cambiar el entorno tan viciado y cambiante que nos ha tocado vivir.
Por eso, como propuesta para el presente trabajo de investigación, me permito proponer:
- Un aumento significativo al monto del pago de las plazas de tiempo completo a docentes de nivel superior, en especial de escuelas públicas, recuperando el espíritu crítico y teniendo el apoyo económico para moverte y trasladarte para continuar con tu preparación científica.
- Que el gobierno deje a un lado la simulación y se comprometa, con acciones y hechos, a impulsar la innovación educativa en todos sus niveles y grados;
- Que impulse el trabajo de de investigadores y docentes para que, de manera colegiada, asesoren y participen activamente con los gobiernos municipales, en un inicio, para la elaboración de las normas, de los programas, de los proyectos que se estén pensado implementar por las autoridades.
Como dice Emmanuel Lévinas: “El comienzo del saber sólo es posible si se rompe el encantamiento y el equívoco permanente de un mundo en el que toda aparición es posible simulación, en el que falta el comienzo.”
Fuentes consultadas
- Aguilar, Luis F.; Gobernanza, el nuevo proceso de gobernar; Fundación Friedrich Naumann, México, 2012
- Barraza Macías, Arturo, Innovación educativa, Tecnológico de Monterrey, Año 2, Número 1, fecha de publicación 11 de junio de 2009, recuperado el 25 de marzo de 2023, de: http://sitios.itesm.mx/va/boletininnovacioneducativa/13/13_7.htm
- Bussiness Dictionary, Accountability, Bussiness Dictionary, Washington, D.C. 2014, recuperado de http://www.businessdictionary.com/definition/accountability.html el 4 de abril de 2023.
- Cerrillo, Augusti; La Gobernanza Hoy: 10 textos de referencia; Instituto Nacional de Administración Pública, España, 2005.
- CONSEJO NACIONAL DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA, Clasificador funcional del gasto, recuperado de http://geo.virtual.vps-host.net/siicyt/cecyt/tema-1 el 26 de marzo de 2023.
- Mayntz, Renate, El Estado y la sociedad civil en la gobernanza moderna, Revista CLAD, 2001, recuperada de la página http://old.clad.org/portal/publicaciones-del clad/revista-clad-reforma-democracia/articulos/021-octubre-2001/el-estado-y-la sociedad-civil-en-la-gobernanza-moderna el 23 de marzo de 2023.
- Muñoz, Emilio; Gobernanza, Ciencia, Tecnología y Política; Revista ARBOR, Ciencia,Pensamiento y Cultura; núm 715, Septiembre-Octubre, España, 2005; página 298.
- OECD, Main Science and Technology Indicators, 2010-2; RICYT, Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología – Iberoamericanos e Interamericanos; recuperado de www.ricyt.edu.ar el 4 de abril de 2023.
- Rhodes, R. A., Gobernanza como estado mínimo, en La Gobernanza Hoy: 10 textos de referencia, Instituto Nacional de Administración Pública, Madrid, 2005, página 101.
- Vargas Céspedes, Jean Paul; Territorialización de políticas públicas; Fundación DEMUCA, San José, C.R., 2011.
Datos para citar este artículo:
Rafael Ignacio Mora Ortega. (2023). Gobernanza y la investigación en México. Revista Vinculando, 21(2). https://vinculando.org/sociedadcivil/gobernanza-y-la-investigacion-en-mexico.html
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