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Educación y filosofía en el postmodernismo

Autor(a): Luis José Espejo Fernández - 28 Dic, 2017
¿Cómo citar este artículo?  

Educación y filosofía en el postmodernismo

Resumen

Existe un momento histórico en el devenir de la humanidad por lo cual es necesario que el hombre actúe, la transición entre dos etapas, uno que está llegando a su fin modernidad y otro que se inicia postmodernidad. Ambas tienen cambios asociados en todos los planos tanto de orden político, económico, social, cultural, educacional, entre otros por lo cual demanda cambios paradigmáticos en la vida de las personas y este surgiría como la aspiración a un saber radical, buscando comprender la raíz y el origen de las cosas y aspirar a entender y explicar la realidad humana, ya sea su origen como el comportamiento humano teniendo en cuenta medios para lograrlo como lo es la experiencia y el pensamiento entendido como razonamiento lógico.

Esta búsqueda radical de la verdad la encontramos desde los presocráticos, que entendieron que el primer asunto a explicar debía ser el origen de todo lo real. Pero la filosofía griega también se ocupó de explicar la verdad como aspiración al bien moral y la felicidad. Este cambio de intereses se conoce como giro antropológico; su mayor representante fue Sócrates.

La postmodernidad aparece en la educación en la revalorización del pluralismo y la diversidad frente a la homogeneidad, originando el impulso de la educación para la diversidad y la educación multicultural.

El presente artículo tiene como objetivo cumplir con un requisito exigido en la cátedra de Filosófica de la Educación correspondiente al programa doctorado en Ciencias de la Educación Cidec.

Descriptores: Educación, Filosofía, Postmodernismo.

Summary

There is a historical moment in the evolution of humanity, which is why it is necessary for man to act, the transition between two stages, one that is coming to an end, modernity and the other that begins postmodernity. Both have associated changes in all levels of political, economic, social, cultural, educational, among others which demand paradigm changes in people’s lives and this would arise as the aspiration to a radical knowledge, seeking to understand the root and the origin of things and aspire to understand and explain human reality, whether its origin as human behavior taking into account means to achieve it as is experience and thought understood as logical reasoning.

We find this radical search for truth from the pre-Socratics, who understood that the first issue to explain must be the origin of everything real. But Greek philosophy also took care to explain the truth as an aspiration to moral good and happiness. This change of interests is known as the anthropological turn; his greatest representative was Socrates.

Postmodernism appears in education in the revaluation of pluralism and diversity in the face of homogeneity, originating the impulse of education for diversity and multicultural education.

The objective of this article is to fulfill a requirement in the Chair of Philosophy of Education corresponding to the PhD program in Educational Sciences Cidec.

Keywords: Education, Philosophy, Postmodernism.

Introducción

Un elemento de vital importancia, en los umbrales de la modernidad, es el surgimiento de los Estados-nación que según Inglehart (1994) ejercen el poder a través de la cultura, porque es el gobierno quien toma las decisiones y los miembros de la sociedad las acatan debido a la coerción externa o porque han internalizado una serie de normas que justifican su cumplimiento, es por ello que al terreno de lo político se le identifica con el uso legítimo de la violencia que señaló Weber.

Podemos señalar que la modernidad trae consigo tres aspectos íntimamente relacionados: ilustración, cultura y moral. Es decir, una visión de mundo emancipada de la vida cortesana y regida por una moral civil, cuya finalidad a través de la racionalidad práctica es conquistar el bienestar social bajo los presupuestos de la eficiencia. En este sentido la modernidad representa la expresión de la civilización occidental con una cultura finalista del progreso estructurada con las ideas-ejes de la libertad, igualdad y justicia.

La modernidad supone una oleada de transformaciones en el ámbito mundial: la industrialización, el desarrollo de los medios masivos de comunicación, el surgimiento de la clase empresarial, la burocratización, la secularización y la producción en masa, entre otras cosas.

Como parte del progreso y la eficiencia de la modernidad, la sociedad se mueve por el mercado bajo el programa del pensamiento clásico del liberalismo: oportunidad, igualdad, beneficio y competencia: los individuos tienen la oportunidad de acceder a los bienes a partir de mantener entre sí condiciones de equidad para disfrutarlos de manera personal en el marco de la demostración de las capacidades individuales en el mercado.

Presupone ese planteamiento del progreso un desarrollo armónico de la humanidad; sin embargo, la cotidianeidad de la modernidad es el sobresalto y el conflicto. La tensión de intereses marca la dinámica de la racionalidad del progreso que cuestiona al proyecto de la modernidad, existe una separación entre discurso y práctica (Wagner, 1997)

Frente a esa separación, la modernidad hoy en día es leída de distintas maneras, para Habermas como el proyecto inconcluso; Giddens como una modernidad superior caracterizada por el riesgo, la autoidentidad y la autoreflexibilidad en torno de las instituciones modernas; Berman, como la autodestrucción creadora y Wagner, como configuración social y cultural.

Ante este panorama se plantea la idea de la postmodernidad, como rompimiento, como parte o como crítica de la modernidad. En la primera acepción, se considera como una etapa que rompe con el mito de la razón ilustrada y ponen en evidencia las limitaciones de la racionalidad práctica; en la segunda concepción, es que la distinción entre modernidad y posmodernidad se debe a la ambigüedad propia de la modernidad (Wagner, 1997), que se desarrolla entre la pretensión de realización de la autonomía individual y de la determinación colectiva de los deseos humanos; y la tercera, como crítica según Guevara (1994), tiene que ver con el resultado de la emigración, la urbanización y la masificación, a través de las cuales emergen nuevas identidades culturales que se caracterizan por un marcado contenido disidente y hasta subversivo respecto de la cultura dominante, son contracultura, pues rechazan abiertamente los valores considerados como esenciales por las clases dominantes.

Consideramos que la posmodernidad mantiene lazos con la modernidad, esencialmente los valores derivados del programa económico son los mismos y los fines de la omnipotencia del mercado son compartidos. Las manifestaciones social y cultural son peculiares asociadas con las configuración de expresiones provenientes de la tecnología, la exclusión, la guerra, el poder, el engaño y la ignominia.

Los cambios en la tecnología han sido más rápidos que los cambios en los valores y los cambios en las estructuras políticas y sociales no han generado una nueva cultura, sino una aglomeración de varias culturas enmarcadas por la civilización occidental globalizada.

Un efecto de la globalización es que nuestras diferencias culturales serán más evidentes día con día. Según Inglehart (1994) hay un tránsito de la modernidad a la posmodernidad que se sintetiza en cinco aspectos primordiales:

  1. El paso de valores de escasez a valores postmodernos o de seguridad
  2. Una menor eficiencia y aceptación de la autoridad burocrática
  3. El rechazo del modelo occidental y el colapso de la alternativa socialista
  4. Una mayor importancia de la libertad individual y la experiencia emocional y un rechazo de toda forma de autoridad.
  5. Disminución del prestigio de la ciencia, la tecnología y la racionalidad.

En esos puntos observamos que el tránsito entre modernidad y posmodernidad significa un proceso de secularización de las instituciones modernas asociado con los valores y la actitud negativa ante la moral civil del Estado.

En este sentido la posmodernidad es el replanteamiento crítico que radicaliza desde una concepción cultural la idea de libertad individual, que perfila una finalidad de moral pública en la constitución de una utopía libertaria de la tiranía de los ídolos de la modernidad. El aura del Estado, el profesor, el científico, el político, en general, del ser moderno, se sacraliza.

Pero esto resulta paradójico porque mantiene cierta ambigüedad entre renuncia y fortalecimiento: se renuncia a la razón dotada de racionalidad práctica por una razón sustentada en la fragmentación de la racionalidad operativa.

La diseminación de la verdad en el extremo de la secularización es la absolutización de la diferenciación individual, es decir, la verdad relativa es la verdad colectiva; en tanto que lo singular se ha universalizado.

Contenido

La Modernidad representa un papel fundamental en su hacer en el mundo y en la vida concreta de los individuos, ya que ésta época fue vista como una ontología de la presencia, esto significa, ver al mundo esencialmente como una representación donde la ciencia se transforma en la medida de lo posible en un método para transformar la realidad y el mundo. Por eso, Heidegger resaltar la inexactitud de las ciencias históricas pues

“…las ciencias históricas del espíritu no es ningún defecto, sino únicamente un modo de satisfacer una exigencia para el tipo de investigación”

Se conoce como postmodernidad un conjunto de fenómenos e ideas que emergen desde la segunda mitad del siglo XX configurando el mundo de forma determinante a través de otras concepciones de pensamientos filosóficos, culturales, educativos y tecnológicos.

La identificación de concepto posmodernidad como una entidad distinta del modernismo, y el esclarecimiento de los vínculos entre ambos, es una situación aún constante en la teoría post contemporánea. Se considera a Friedrich Wilhelm Nietzsche el primer posmoderno.

Por ello, la Posmodernidad se presenta como un pensamiento que desestabiliza las ideas modernas y sus vínculos con la realidad, no de forma negativa sino renovadora de ideas para las condiciones nuestro presente, así también “(…) hace problemática la creencia en el progreso, la periodización moderna de la historia y el individuo como conocedor y hacedor autosuficiente”

Se ha llegado a afirmar que Filosofía y Educación son virtualmente una misma cosa, porque una actividad es filosófica sólo cuando está comprometida en una finalidad educativa y sólo se está comprometido en una actividad educativa cuando se fomenta un pensamiento de carácter filosófico. La filosofía se ocupa de los fines. La educación presta atención a los medios, a cómo esos fines se alcanzan.

El significado de la filosofía de la educación y la solución de los problemas educacionales se vuelven aparentes cuando tratamos de definir la educación, pues esta definición depende en gran medida de un conjunto de previas convicciones filosóficas acerca del modo de ser de la naturaleza humana, del hombre y de la sociedad.

Si se admite libremente que el hombre tiene por naturaleza ciertas capacidades internas y se reconoce francamente que la aculturación del hombre implica la adquisición de hechos acerca del mundo exterior, pero estas consideraciones se ubican bajo un criterio que esté por encima de la limitación de los que definen la educación como la manifestación de lo dado o como la adquisición de lo que debe ser incorporado, se accede a un tercer punto de vista, que encara la educación como una transacción el proceso de dar y de tomar entre el hombre y el medio.

Es un proceso en el cual y por el cual el hombre desarrolla o crea las aptitudes necesarias para modificar y enriquecer tanto sus condiciones humanas como las condiciones del ambiente, así como la formación de las aptitudes o disposiciones que guían sus esfuerzos en esa reconstrucción de la naturaleza humana. Esto ocurre dada la plasticidad y la resistencia de la naturaleza humana.

La educación como la transacción entre el hombre y el medio para aumentar su familiaridad con las condiciones humanas y del medio, se basa sobre una concepción de la naturaleza del hombre y su universo. La educación no puede restringirse a entrenar los músculos de la mente o a organizar las células del cerebro, sino que debe activar las facultades del ser humano en su totalidad, en términos de su naturaleza individual y social.

La postmodernidad es un fenómeno de transición de Valores, Visiones de la Vida, Instituciones, Relaciones Humanas y Conocimientos que se da al interior de una etapa común mente llamada de decadencia o final de la modernidad y en los inicios del surgimiento de una nueva cultura, constituyéndose en cuestionamientos, revisiones y retos a la lógica en la que los valores de la modernidad que estuvieron fundamentados y operando, Requiriéndose un cambio paradigmático en la vida del hombre.

A nivel general, puede decirse que lo posmoderno se asocia al culto de la individualidad, la ausencia de interés por el bienestar común y el rechazo del racionalismo, aunque la idea tiene muchas aristas.

El movimiento posmoderno, a grandes rasgos, sostiene que la modernidad falló al pretender renovar las formas de pensamiento y expresión. Por eso se asocia el pensamiento posmoderno al desencanto y la apatía, ya que parte de lo que entiende como un fracaso de la sociedad.

A diferencia de las generaciones precedentes, que creían en las utopías y en el desarrollo social, los pensadores posmodernos defienden que la posibilidad de progreso sólo es individual. Los ideales, en la posmodernidad, son reemplazados por el consumo, mientras que los grandes líderes ceden su lugar a figuras que gozan de una fama breve.

Otra característica del mundo posmoderno es que privilegia las formas sobre el contenido. En otras palabras: importa más cómo se transmite un mensaje y qué efectos provoca que el mensaje en sí mismo.

En la posmodernidad, por otra parte, también se minimiza la importancia del pasado e incluso del futuro, por lo que sólo se le otorga relevancia al presente (que, por otra parte, es efímero).

Con respecto a la religión y lo espiritual, pierden importancia ante la valorización del cuerpo como instrumento de libertad y fuente de placer.

El pensamiento postmoderno se caracteriza por ser anti dualista, ya que sus seguidores se oponen al resultado de los dualismos creados por la filosofía occidental, los cuales colaboraron con una menor apertura del pensamiento.

Además, la posmodernidad está a favor de la diversidad y el pluralismo, y busca satisfacer las necesidades de aquellos individuos o grupos que han sufrido opresión y marginalidad a causa de las ideologías del modernismo y las estructuras sociales y políticas que les sirvieron de apoyo.

Otro de los rasgos de la posmodernidad es el cuestionamiento de los textos (tanto los literarios como los históricos, entre otras clases de fuentes escritas), actitud que justifica con su supuesta carencia de objetividad o autoridad para comunicar con precisión los hechos que realmente tuvieron lugar.

En otras palabras, el pensamiento posmoderno denuncia dichos libros de tergiversar la verdad en con el propósito de reflejar las ideas personales y los prejuicios de sus autores.

Para los pesadores de la posmodernidad, el lenguaje es la clave de la verdad: dado que el lenguaje cumple la importante función de moldear el pensamiento de los seres humanos, no es posible concebir la existencia del último sin el primero.

Continuando con el concepto de verdad, los posmodernistas la consideran contextual o variable según el punto de vista, en lugar de una cosa universal e incuestionable. Las personas no podemos acceder a la realidad, sino a la percepción que de ella tenemos.

Vivimos actualmente en un mundo y una sociedad multicultural. Los medios de comunicación social ofrecen una pluralidad de formas de vida, modos de pensamiento y toda clase de información en la que, todo o casi todo hoy vale con tal que alguien o algunos lo defienda.

El crecimiento exponencial del conocimiento e información, el desarrollo tecnológico y científico, el vertiginoso avance de las telecomunicaciones que permite estar conectados casi instantáneamente con cualquier lugar del mundo.

A través de la red (Internet) es posible realizar transacciones económicas, adquirir información, realizar estudios a distancia ofrecer productos de consumo masivo, etc., todo sin movernos del hogar o escritorio, la forma de comunicarnos ha cambiado en 180 grados comparado con otros períodos de la humanidad.

El avance tecnológico nos obliga a estar en permanente cambio, siempre alertas y dispuesto a aprender algo nuevo.

La postmodernidad rompe con estándares de rendimiento, éxito y selección las cuales se encuentran relacionadas con la homogeneidad, conduciéndonos hacia una etapa sistematizada donde el materialismo de la ciencia se presenta como objeto del conocimiento racional, cambiando así las diversas prácticas educativas del modernismo, ejemplo de ello lo constituyen las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) las cuales constituyen espacios de aprendizajes abiertos, flexibles y personalizados que ofrecen alternativas y opciones diversas , las cuales tienen gran influencia en el desarrollo personal, educativo y cultural, así como también en la constitución de un área de trabajo importante en la investigación educativa.

Las tecnologías de la comunicación en este mundo postmoderno están favoreciendo amplios sectores de la sociedad y espacios geográficos mediante la implementación de nuevos enfoques, competencias, mediante el fortalecimiento del saber atraves del desarrollo de las capacidades de innovar, crear y descubrir.

El mundo postmoderno está fundamentado en el conocimiento, la ciencia y la tecnología mediante el fortalecimiento y desarrollo de las capacidades intelectuales del hombre.

La educación juega un papel importante en la postmodernidad ya que marcara el rumbo hacia la búsqueda del conocimiento eficiente e innovador para el desarrollo de la humanidad.

La escuela ha perdido el papel hegemónico de la educación. Hoy es posible encontrar información y conocimientos en distintos ámbitos extraescolares, los profesores ya no son los únicos dueños del saber, los niños y jóvenes disponen cada vez de mayor número de computadoras, medios audiovisuales, teléfonos celulares que les permiten conectarse a la red de Internet.

La tecnología está al alcance de un amplio sector social, la familiarización con los instrumentos digitalizados son propios de la época y se han incorporado como fuente de conocimiento y aprendizaje, los profesores se ven sobrepasado por el conocimiento de sus alumnos, lo que provoca la pérdida del rol histórico, se han quedado atrás respecto del nuevo lenguaje que ha surgido producto de los nuevos avances, es decir, el lenguaje audiovisual y el de la informática, mostrando además inseguridad e incomprensión respecto de las exigencias que muestra ésta nueva forma de aprender.

Por otra parte la gestión escolar también ha entrado en una profunda crisis, los criterios basados en el control, una evaluación que busca la repetición de conocimientos ya sabidos, una comunicación basada en las relaciones jerarquizadas, han perdido validez.

Una escuela que permanezca desconectada del mundo social, ajena a los cambios, desvinculada de su entorno inmediato, obsoleta en su tecnología, un profesor que siga ocupando un rol jerarquizado frente a sus educandos, que continúe en la repetición de lo ya conocido, es decir, una escuela que continúe en función de sí misma está condenada al fracaso, deberá por ende salir de su rol tradicional y replantear su quehacer frente a este nuevo contexto sociocultural, económico y político que la obliga a asumir un nuevo rol.

La nueva escuela debe responder a los requerimientos que la sociedad actual haga de ella, contextualiza los aprendizajes de los alumnos de manera que estos resulten significativos, relevantes y duraderos en el tiempo, abandonar las formas academicistas, promoviendo la imaginación, creatividad, experimentación, descubrimiento, etc.

Crear nuevos espacios educativos junto con la comunidad de manera que los nuevos conocimientos, descubrimientos, etc. que surja sean útiles, práctico y que tenga significado para la vida, por ejemplo la alfabetización digital, dejando así entrar la nueva cultura que en su entorno se está construyendo.

Debe ser creativa en el sentido de buscar y ofrecer a los alumnos distintas formas de aprehender la realidad, aceptando la forma única y particular de cada individuo, respetando su ritmo y formas, los últimos descubrimientos en materia de formas de aprender indican que no existe una única inteligencia sino múltiples inteligencias, esto obligara a los profesores a buscar nuevas metodológicas, y a ser más tolerantes y receptivos de la diversidad.

El aprendizaje adquirido por experimentación, vivencia, significación, etc. está provisto de una fuerte carga afectiva, solo así permanecerá en los niños y jóvenes.

El papel del educador es fundamental, la tecnología nunca podrá ocupar el lugar de éste, aunque estemos viviendo tiempos postmodernos el docente sigue y seguirá siendo una figura importante para los niños y jóvenes y para la sociedad en la que vivimos.

Los medios tecnológicos son una fuente de aprendizaje y el educador debe ser el mediador y generador de procesos de autoaprendizaje, es en virtud de esta mediación donde las relaciones profesor – alumno deberán cambiar de vertical a una de tipo horizontal, en las que se establezcan relaciones más igualitarias, provocando así retroalimentación y enriquecimiento de los aprendizajes.

La escuela debe vincularse a los productores de conocimiento e información, productores de bienes de consumo y servicios, al mundo económico, fábricas, etc., generando en estos espacios comunidades educativas en donde se discuta, analice, se generen nuevos aprendizajes, nuevas formas de producir, etc. De esta forma contribuir y potenciar nuevos valores de convivencia.

La escuela deberá dar menos importancia al cómo se aprende, ya que las personas logran aprender lo que es necesario para sobrevivir en el contexto que les toca desarrollarse, y acotar sus objetivos a cómo construir una cultura escolar que este en directa relación con lo que la sociedad actual, así logrará reinsertarse y validarse como una institución que adquiere significado para la comunidad.

La educación, tema fundamental, más no trivial en la era postmoderna exige una apertura en los esquemas formativos e informativos; así como en los educativos y propiamente habituales, dado el proceso global en el que se desarrolla. Estructuras habituales desde el punto, en que la educación no es sólo la instrucción académica, sino un quehacer social, además de un compromiso estatal, civil y humano.

Partiendo de la idea de una educación continua y separando las prácticas estrictamente académicas, el panorama se ofrece más amplio e interesante. Por ello, los programas educativos actuales deben referirse a la formación del individuo y la integración con su entorno. Y concebir a la educación, aludiendo a García Canclini, como un proceso multicultural, mestizo, híbrido y plural, donde quepa el sincretismo de las ideas.

Concretamente, la educación en el postmodernismo, tendrá que atender a los individuos de la misma índole: postmodernos. Mismos que exigirán un espectro mucho más amplio que las generaciones anteriores.

La Filosofía de la Educación tiene como norte la aproximación al mundo de los fenómenos educativos desde una perspectiva filosófica. Se encuadra, por tanto, en el ámbito de la Filosofía Práctica pues constituye un saber de la acción, para la acción y desde la acción. En consecuencia, su fin principal no es tanto la contemplación de la realidad educativa como su mejora [Amilburu 2010].

La Filosofía de la Educación no siempre es valorada adecuadamente por parte de los filósofos: algunos la consideran una filosofía “de segunda clase”, porque se trata de una de las ramas de la Filosofía que toma otra actividad humana como objeto de estudio.

En otras ocasiones, el menosprecio hacia la Filosofía de la Educación tiene su origen en los prejuicios de los propios educadores, que la consideran un saber bello pero inútil, incapaz de orientar efectivamente la educación que es, ante todo, una tarea práctica.

Así, la Filosofía de la Educación ha sido denostada desde dos frentes: de una parte, por filósofos que se empeñan en encajar las ideas entre sí de modo que formen un sistema coherente en lugar de comprender su verdad y unidad esencial; de otra, por aquellos educadores que conciben la propia tarea como una actividad fundamentalmente práctica, de la que se esperan efectos beneficiosos inmediatos visibles y mensurables, en el ámbito del aprendizaje.

La diversificación de las disciplinas académicas obedece a su consideración como áreas de estudio organizadas sistemáticamente; son ámbitos del saber y del hacer que tienen objetos, metodologías y finalidades específicas. Más que conjuntos estáticos de saberes objetivados, las disciplinas son modos de disponer un conjunto de actividades cognoscitivas [Pring 2004].

Así, la Filosofía de la Educación se distingue de las demás materias filosóficas y pedagógicas por su objeto de estudio, la metodología que emplea y el fin que se propone alcanzar. Su objeto propio es el estudio del fenómeno educativo en toda su amplitud: los agentes, procesos y escenarios donde se desarrolla el binomio enseñanza-aprendiza

En definitiva, la Filosofía de la Educación no pretende elaborar “una gran teoría” en el sentido epistemológico fuerte de la palabra [Pring 1978] .

Un sistema unificado de proposiciones, semejante a las teorías científicas, sino llevar a cabo una reflexión crítica y sistemática sobre la educación de la que se puedan extraen conclusiones que permitan entender y afrontar mejor los problemas de la práctica educativa.

Referencias

  • Berciano Villalibre Modesto, “Nietzsche: puerta hacia la Posmodernidad” en Debate en torno a la posmodernidad, Síntesis, España, 1998, p. 43.
  • Berman, Marshall. (2001). Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad. México: Siglo Veintiuno Editores.
  • COLÀS BRAVO, Pilar (2001): Educación e investigación en la sociedad del conocimiento: enfoques emergentes”. Revista de investigación Educativa. Vol. 19, pags.291-313
  • COLOM CAÑELLAS, A.J. (1997): “Postmodernidad y educación, fundamentos y perspectivas. Educación y Cultura. Pags:7-17
  • Giroux, Henry. (1996). Educación posmoderna y generación juvenil. En Nueva Sociedad, No. 146, Nov.-dic. 1996, Caracas, Venezuela: Edit. Texto, pp. 148 a 167.
  • HARGREAVAS, A (2005): Profesorado, cultura y Postmodernidad. Madrid: Ediciones Morata.
  • Jesús Ballesteros, Posmodernidad: decadencia o resistencia, Madrid, Tecnos, 1989 (4º ed. 2000).
  • Joyce Appleby, Lynn Hunt y Margaret Jacob, “El posmodernismo y la crisis de la modernidad” en Luis Gerardo Morales moreno (Comp.), Historia de la
  • historiografía contemporánea, (de 1968 a nuestros días) Instituto Mora, México, 2005, p. 112.
  • Martin Heidegger, “La época de la imagen del mundo”, en Caminos de Bosque, Alianza Editorial, Madrid, p. 66.
  • René Barffusón, “Notas sobre Posmodernidad” en Ergo, Nueva época, Revista de filosofía, Universidad Veracruzana, No 21, Xalapa, Ver, sept. /2007, p. 81.
  • Terrén, Eduardo. (1999). Educación y modernidad. Entre la utopía y la burocracia. Anthropos.   
  • Wagner, Meter. (1997). Sociología de la modernidad. Barcelona, Herder.    
  • White, J., La Filosofía de la Educación como disciplina académica, en Amilburu, M. G. (ed.), Claves de la Filosofía de la Educación, Dykinson, Madrid 2003, pp. 171-186.

Autor: Msc. Luis José Espejo Fernández. C.I: 9.905.272. Correo: [email protected]

Datos para citar este artículo:

Luis José Espejo Fernández. (2017). Educación y filosofía en el postmodernismo. Revista Vinculando, 15(2). https://vinculando.org/educacion/educacion-filosofia-en-postmodernismo.html

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Comentarios

  1. Yenis dice

    3 Ene, 2018 en 8:01 am

    Excelente artículo. Felicitaciones

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